Por Eduardo Contreras Mella/ escritor, abogado de los Derechos
Humanos/comunicador social:
Finalmente, este 10 de abril fue proclamada legalmente en el Palacio de
las Convenciones de La Habana la nueva Constitución Política de la República de
Cuba. Culmina así un proceso ejemplarmente democrático/ soberano como
fue la discusión durante muchos meses de varios millones de cubanas y cubanos,
en cada barrio, en cada centro de trabajo, en cada escuela, en cada
universidad, en cada sindicato, en cada organización social a todo nivel y a lo
largo y ancho de la isla lo que dio lugar a numerosos cambios y propuestas en
el proyecto original. Y que finalmente fue sometida a Referendo popular
Ha sido otro histórico ejemplo de democracia directa, de democracia
real, de discusión abierta sobre el futuro del pueblo y el Estado cubanos; hace
años, 1975, tuvimos el privilegio de participar en un proceso similar junto a
otros colegas abogados chilenos y latinoamericanos cuando se elaboró la primera
Constitución de la Revolución Cubana, promulgada y publicada el 24 de febrero
1976. Un debate abierto, público, de libre acceso, que hace posible que la ley
de leyes, la normativa jurídica superior del país surja de veras como resultado
de la libre confrontación de ideas entre toda la población sin restricción
alguna
¿En nuestro país, seguirán la derecha y los seudo demócratas del centro
político sosteniendo que Cuba es una dictadura? ¿Qué dirán los piñeras, los
ampueros o los kast?¿Por qué no hablan aquellos que, careciendo de toda
autoridad moral, durante años han criticado a
la Revolución Cubana acusándola de falta de democracia?
¿Los cobardes que así actúan no son en cambio capaces de justificar que
en Chile sigamos viviendo hasta el día de hoy bajo las normas de la
Constitución elaborada e impuesta por la dictadura de Pinochet? ¿Qué clase de
“democracia” es la nuestra cuya normativa superior, su ley de leyes, es obra de
una dictadura feroz y criminal? ¿Dónde está la democracia real entonces?
La fecha de la promulgación de la nueva Constitución Cubana no fue
elegida al azar. Fue el mismo día en que se cumplía 150 años desde aquel 10 de
abril de 1869 en que los luchadores mambises acordaron la primera Constitución
nacional en asamblea reunida en la ciudad de Guáimaro y en la que los
combatientes tenían como su objetivo central el logro de
la libertad y la independencia frente al colonialismo español. Ese histórico
texto proclama la igualdad de los cubanos, sin fueros especiales ni privilegios
para nadie.
La Constitución anterior, promulgada y publicada en 1976, primera ya en
Revolución, consagró los principios fundamentales conforme a los que se ha
construido y se sigue desarrollando el Socialismo en Cuba. La que se acaba de
promulgar y publicar asume con realismo los cambios ocurridos estos años al
interior de la sociedad cubana y en el ámbito internacional. Toda una lección
que, ojalá, pudiéramos aprender.
Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido
Comunista de Cuba, presente en la Segunda Sesión Extraordinaria de la IX
Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, con motivo de la
proclamación de la nueva Constitución de la República, en el Palacio de
Convenciones, hizo entre otras las consideraciones siguientes:
El carácter socialista de la Revolución, proclamado por el Comandante
Fidel Castro Ruz el 16 abril de 1961, instituyó aquellos derechos
conquistados por el pueblo, fruto del proceso
revolucionario, e instauró un sistema de gobierno sustentado en los
órganos del “La Constitución que proclamamos hoy es continuidad de aquella
primera, en tanto salvaguarda como pilares fundamentales de la nación la unidad
de todos los cubanos y la independencia y soberanía de la patria. La Revolución
fue fuente de derecho, fue ella quien les dio la tierra a los campesinos, la
que garantizó el acceso gratuito y universal a la educación, la que puso la
salud pública al servicio de los ciudadanos, la que garantizó la igualdad de
los cubanos, la que nacionalizó con el respaldo popular las grandes propiedades
en manos de compañías extranjeras que explotaban a nuestros compatriotas. La
Constitución de 1976 reafirmó Poder Popular.”
Importa subrayar que cerca de nueve millones de personas participaron en
las más de ciento treinta mil reuniones, en las que se registró casi dos
millones de intervenciones de los ciudadanos y ciudadanas, quienes llegaron a
formular setecientas ochenta y tres mil propuestas. Es
decir, el constituyente real ha sido el pueblo soberano, la clase
trabajadora, la juventud, la sociedad toda. No por nada el proyecto
original recibió modificaciones referidas a más del cincuenta por ciento de la
redacción original del proyecto.
Concurrieron a las urnas en el Referendo un número de personas
equivalente al noventa por ciento de la población del país y en los resultados
se refleja que el setenta y ocho coma tres por ciento del
total de cubanas y cubanos con derecho a voto lo hicieron a favor del proyecto
definitivo.
Todo sucede en momentos que en nuestra América Latina se desarrolla una
violenta y peligrosa ofensiva del imperialismo estadounidense. Sus
dardos apuntan hoy en especial a los gobiernos populares y democráticos de
Venezuela y Nicaragua, pero nadie ignora que Cuba es su objetivo final.
En medio de este período amenazador para la paz y el desarrollo de
nuestros pueblos, el proceso constituyente cubano es una verdadera lección, es
un ejemplo concreto de democracia real, concreta, directa, que fortalece al
proceso revolucionario en la isla del Maestro Libertador Lic. José Martí Pérez y del comandante Dr. Fidel Castro
Ruz. Pero que también contribuye a respaldar las luchas y las justas
esperanzas de los Pueblos hermanos de la Patria Continente América Latina y
el Caribe.
Lo subrayado es nuestro.
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