La droga y los voladores
de luces de Sebastián Piñera Echeñique Presidente del Chile
Virtual de la sofofa.
Por Eduardo Andrade Bone/ Barómetro Latinoamericano:
Dentro de las diversas encuestadoras ideológicamente de derecha que se
emiten en Chile (Cadem, Adimark, CEP, Criteria Research+-), el ciudadano de a
pie viene manifestando su preocupación por el crecimiento gradual de la
actividad delictiva en sus diversas expresiones, además del alto consumo de
drogas en la población chilena.
Para tales efectos el imputado actual mandatario, Sebastián Piñera, ha
levantado la bandera del programa “Elige vivir sin droga”, así como el proyecto
de ley de “control policial preventivo entre los 14 y 18 años” que pretende
aplicarse en los barrios populares del país y que viola sistemáticamente los
derechos humanos del niño”.
Sebastián Piñera en su primer régimen, hablo de poner fin a la
“puerta giratoria”, que permite que los delincuentes entren y salgan de prisión
rápidamente. Es más, en su primera administración fue la época en donde más
delincuentes obtuvieron su libertad, así que eso de la puerta giratoria de
Piñera y compañía, no fue más que un volador de luces y producto de su propia
demagogia política.
Lo cierto, es que el sistema capitalista impuesto por la sofofa y
su expresión mundial en la globalización del capitalismo salvaje, ha
sido el gran gestor del aumento de la actividad delictiva en el país y en la
introducción de la droga, además en un país con tanta desigualdad social,
extrema pobreza, pobreza, pobreza encubierta en los sectores sociales de
estratos medios, con salarios y pensiones de sobrevivencia y una población
altamente endeudada (80%) en créditos de consumo, han sido los resultados en
beneficio de políticas económicas que favorecen al 3% más rico del país.
También tenemos el crecimiento de la delincuencia de “cuello y corbata”,
de grandes empresarios y de los altos mandos de las instituciones militarizadas
chilenas, toda herencia de la dictadura fascista cívico militar y su
modelo económico capitalista salvaje depredador globalizado.
También habría que sumarle a una parte de la elite política que se ha visto
involucrada en actos de corrupción y que tiene a los chilenos muy alejados de
la política, pues la decepción y el descontento es cada vez mayor. En donde,
además, los Tribunales de Justicia no son una excepción, pues suelen ser
aliados de las actividades delictivas diversas que ocurren en el país.
De allí que la inseguridad ciudadana campea por todo el país (metro,
calle, buses), el ejemplo más notable de esto es que las mujeres y también los
hombres, deben andar al cuidado permanente de sus carteras o mochilas,
aferradas en el pecho y no de forma normal, como solía ser antes. Salir a los
sectores neurálgicos de la capital chilena o de las grandes ciudades
(Antofagasta, Valparaíso, Concepción y otras), es exponerse abiertamente a la
actividad delictiva. Una ciudadana chilena me decía en tono de broma, que Chile
se parecía cada vez más a Ciudad de México, Buenos Aires, Rio de Janeiro,
Cali, Medellín, Bogotá, Lima o
algunos países centroamericanos donde campea la delincuencia y las diversas
bandas de narcotráfico, todos protegidos por las instancias del poder del narcotráfico
desde los Estados Unidos.
Los llamados “portonazos” andan a la orden del día, los que consiste en
el asalto cuando la gente va a aparcar su automóvil o en alguna autopista menos
protegida, muy destacados además por los canales mediáticos de televisión día
y noche. Lo que no está claro fehacientemente, es si los programas de televisión
mediáticos están dedicados a “combatir la actividad delictiva o a
promoverla”, pues se pasan mañanas y
semanas completas enfocando los temas de la crónica roja, sin ir a la raíz de
fondo que genera el crecimiento gradual de la actividad delictiva, que no es
otro, que la situación socioeconómica de la población chilena.
De allí que los canales mediáticos de televisión están dedicados
a crear el terror, el miedo y la inseguridad ciudadana, ante el crecimiento
gradual de la actividad delictiva ligado al flagelo de la droga que genera el
modelo económico existente. Ahora el
sistema económico capitalista salvaje globalizado ha introducido la
droga en los sectores populares con el objeto de controlarlo o neutralizarlo,
en un país donde crece la demanda social por mejores condiciones de vida.
La introducción de la droga es un aliado fundamental de los capitales sofofos
y sus lazos con el narcotráfico controlado por el imperialismo yanqui desde
los Estados Unidos. Sin embargo, este comienza a introducirse gradualmente
en los estratos sociales con mayor poder adquisitivo, de allí que los intentos
de Piñera por hacer realidad su proyecto
“Elige vivir sin droga”, no es más que un nuevo volador de luces de carácter
populista, cuando en su propia familia hay consumidores de drogas fuertes como
su hermano Miguel Piñera, el que además tiene lazos con el narcotráfico, según
señalan sus amigos de parranda y diversas fuentes de prensa.
Criminalizar la infancia y la juventud objetivo principal del régimen cesarista
Piñerista para detener las protestas sociales de la juventud.
Lo cierto es que el régimen de Piñera y su coalición política
(Chile Vamos) pareciera estar empeñado en ir dando pasos concretos para crear un Estado policial encubierto
con eso del control preventivo para los adolescentes e infantes de los
barrios populares, para que los sectores sociales con mayor poder adquisitivo
(5%) puedan vivir más seguros, pues su modelo económico se está transformando
en un bumerang que los golpea a ellos mismos.
Es más, los sectores con mayores ingresos están huyendo de las grandes
ciudades, buscando y creando lugares más tranquilos. Por ejemplo, los más ricos
del país se han traslado a Chicureo o Chamisero, lugares que queda en el
denominado sector alto norte de la ciudad, en una especie de ciudadela al
margen de la capital chilena, que cuenta con todos los servicios necesarios,
así como las medidas de seguridad más modernas que existen hasta el momento, en
donde el personal de servicio es sometido a rigurosos controles de la policía
militarizada chilena todos los días, antes de llegar a sus fuentes de trabajo.
Municipios como La Dehesa, los Barnechea y las Condes, forman parte de otro
Chile, que las grandes mayorías del país no logran percibir y donde se
aglutinan los sectores sociales con mayor poder adquisitivo, todo eso, en la
ciudad capital donde ya residen alrededor de 8 millones de habitantes.
Lo cierto, es que el azote de la droga se ha introducido velozmente
en la sociedad chilena partir de la dictadura fascista cívico militar,
afectando las potencialidades de la juventud y también de los no tan jóvenes,
que ante el cumulo de problemas ligados a las deudas y la pobreza, lo hace
refugiarse en la droga, para luego estar a un paso de la actividad delictiva.
El flagelo de la droga en Chile está devastando a los diversos sectores
sociales y sus familias, cuyo origen está en el gran contraste entre riqueza y
pobreza y un modelo económico que promueve la desigualdad social a gran escala.
El Chile virtual de la sofofa lo hace funcionar el narcotráfico desde
los Estados Unidos.
Además, con grupos políticos autistas, que no cuentan con proyectos o
programas claros, efectivos y reales para detener el avance de la drogadicción
y la actividad delictiva en el país. Ahora, toda esta crisis ligada a la
introducción masiva de la droga tiene diversas connotaciones (pobreza, deudas,
inmigración, blanqueo del dinero del narcotráfico, etc.), sin embargo,
la mayor responsabilidad recae sobre la clase dirigente ligada a la droga y el
mundo bancario, que se dedica al blanqueo de dinero, junto a las casas de
cambio de moneda extranjera y otros negocios menores que juegan el mismo rol.
En todo esto por cierto, también tienen una responsabilidad fundamental
los medios mediáticos de comunicación (TV, Radio), los políticos
involucrados en el negocio de la droga, los profesionales de la salud también
ligados al mundo de la droga, pues la capital chilena está saturada de
farmacias desde donde se distribuyen diversos tipos de droga, legal e ilegal y
responsabilidad también tienen los canales mediáticos de televisión
faranduleros donde circula mucha venta de droga, en los hoteles de muchas
estrellas, casinos y locales de juegos con máquinas, campean las droga.
El problema se torna mayor, cuando la población percibe que el consumo
de drogas es algo aceptable cuando no normal o incluso deseable, sin medir las
consecuencias posteriores para niños, jóvenes e incluso adultos. De allí que,
para combatir la droga, no basta con un slogan como “elige vivir sin droga”,
cuando la diversidad de carteles de venta de drogas, se van extendiendo por
todo el país y amenazan la convivencia social de todo el país.
Finalmente recordemos que los grupos delictivos ligados a la venta de
drogas obtienen jugosas ganancias, que ya involucran a los bancos usureros,
financieras, inmobiliarias/ constructora de edificios, laboratorios y farmacias,
y que además incluyen actos cada vez más violentos, promoviendo el crimen
organizado, la corrupción de políticos, militares, funcionarios judiciales,
policías y altos funcionarios municipales y gubernamentales.
Lo cierto es que se requieren medidas exhaustivas y decisivas para
desmantelar los carteles de la droga y el crimen organizado. Chile requiere de
un nuevo modelo económico que termine con las grandes diferencias sociales,
entre unos cuantos personajes ricos y la gran mayoría que vive la pobreza en
sus diversas expresiones, altamente endeudados y viviendo las grandes
desigualdades sociales que genera el capital salvaje globalizado.
Ni más slogan como “elige vivir sin droga” y ni más falsas “puertas
giratorias”, la tarea es como restaurar la convivencia y la seguridad entre
chilenos, que, además, ya se muestran hastiados de su mundo político que vive
al margen de los problemas reales que padece el ciudadano de a pie.
aindoamericanap@gmail.com
Lo subrayado es nuestro.
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