LA VIDA PÚBLICA Y LA
VIDA PRIVADA.
Parafraseando al maestro
libertador José Martí Pérez, en la maldita sociedad del capitalismo salvaje
globalizado, hay dos tipos de políticos: Los honestos- los menos-, consecuentes
que van con la verdad por delante que luchan por sus ideales y contra las
injusticias y la impunidad, y los politicastros cuya política bajuna tiene por
objeto cambiar algunas formas de la sociedad e ignorar las condiciones de
injusticia social que padecen la mayoría marginal. Ésta política bajuna, bajo
el nombre de libertad, nos presentan una pseudo libertad que es controlada/
manipulada por lo más reaccionario /
autoritario de la clase oligárquica, empresarial, farisea sofofa. Testaferra de
ella, la clase politicastra/ burguesa, corrupta, rastrera, pragmática
contemporizadora, especialista en todo tipo de felonías y traiciones. En el
marco de su política bajuna se burlan de los marginados en cada elección. Aquí
el decoro calla, y la corrupción y la impunidad encallan. Antes del infausto
golpe del Estado del 11 de Septiembre de 1973, el político se debía a la
comunidad- había algunas ovejas negras- desempeñaba sus funciones en los
estamentos del Estado de Derecho con rectitud, sobriamente. La moral era una
sola y la casa del político era de cristal. La vida privada del político era el
fundamento de su vida pública. En el Chile de la oligarquía empresarial,
farisea, sofofa y de sus testaferras clases politicastras y taifa castrense,
corruptas – “ésta última la reserva moral de la sofofa”-, impuso una doble
moral enajenante, agresiva, inquisidora, que los miserables oligarcas mercachifles
sofofos esgrimen y los cobardes rastreros burgueses de clase media temen. A
través de los medios mediáticos mercuriales de (in) comunicación capitalista
salvaje globalizado impusieron dos tipos de vida: una privada y otra pública.
Para el presidente de Chile, Dr. Salvador Allende Gossens “La vida privada no es sino la
parte fundamental de la vida pública”.
No hay dos vidas, como no hay dos
morales. La vida privada no es una vida secreta, aunque puede ser invisible- la
dictadura fascista cívica militar y los régimen cesaristas, concertacionistas /
nueva mayoría en el marco de su política bajuna del saqueo/ latrocinios de las
arcas fiscales, corrupción y la
impunidad impusieron decretos leyes y leyes secretas para ocultar sus latrocinios,
pillajes, rapiña, etc: Hijos de Bizancio, sólo tienen derecho a una vida
pública digna, quienes comienzan por tener una digna vida privada. Los
políticos son personas – mujer u hombre-, como los demás, con sus grandezas y
sus miserias, sus defectos y sus virtudes. Se dedican generalmente con pasión a
una actividad relacionada con el interés general de las gentes pero esto no determina que deban elevarse por
encima de la condición humana ni deba exigírsele esto tampoco: Sería una
presunción ridícula: “Humano, demasiado humano”, como lo afirmara el genial Prof.
Frederich Nietzche.
Yo soy de opinión, que un
político es una persona nada más y nada menos que eso, con todas sus
implicaciones.
Entre los políticos, lo mismo que
entre los militares, los médicos, los profesores, periodistas, etc, los hay
buenos y los hay muy malos, con todos los matices intermedios. La diferencia
estriba en que un error cometido por quien despliega una actividad particular,
no es conocido generalmente fuera del círculo familiar. Por el contrario,
cuando se equivoca o comete un ilícito quien hace vida pública provoca un escándalo
en el país.
En el Chile exitista y
autocomplaciente todo seguirá siento igual: corrupción, saqueos, latrocinios,
impunidad, mientras la mentalidad social no se purgue de residuos cavernarios/
autoritarios/ delictivos, impuestos a través de la constitución / artilugio 1980,
la indigencia educacional, etc. por la dictadura fascista cívico militar. No se
podrá arraigar una nueva forma de pensar con las ideas políticas, moralmente
sanas. Los ciclos de la historia – la que hacen los pueblos libres, dignos-,
son para éstos como los cambios de estación para los árboles: Conviene podar
las ramas secas para que rompa la gemación con más pujanza, pero, para esto, en
Chile es condición sine qua non darse una nueva constitución sancionada
soberanamente por el pueblo y terminar con todos los amarres impuestos por la
dictadura fascista cívico militar.
La inmensa mayoría de la
ciudadanía chilena se expresa mayoritariamente en forma despectiva de la clase
politicastra, burguesía/ clase media, pragmática contemporizadora, por la
corrupción y la impunidad reinante en el país de la Arcadia de la alegría de la
sofofa. Ésta es dueña de los medios mediáticos mercuriales de (in) comunicación globalizados: Rasgan sus vestiduras, machacan con que la democracia como sistema político y como
estilo de vida no puede ser atacada con tanto encono, inquina, etc. Pero no
aclaran de que “democracia se trata”. Desde luego que no es la democracia del “Gobierno
del Pueblo por y para el Pueblo”. La
verdadera política es el arte de gobernar para y por el pueblo con el fin de
mantener la soberanía, la tranquilidad, la seguridad y el orden público y las
buenas costumbres. Implica un concepto de máxima jerarquía en la escala social.
Pero a partir del Orwelliano 11 de septiembre de 1973, el saqueo / latrocinio,
de las arcas fiscales, la corrupción, la impunidad en el marco de la Constitución/
Artilugio/1980, ha distorsionado el sentido original y la mayoría de las gentes
entienden por política, la política bajuna que son solo las artimañas de los
politicastros que medran con fines inconfesables. Éste ensayo trajo a mi mejoría la experiencia
del admirado Prof. Rector de la Universidad de Salamanca Miguel de Unamuno y
Jugo. En su exilio en la Isla de Fuerteventura, con frecuencia advertía a las
gentes, “yo no soy político”, -no pertenecía a ningún partido-, diferenciándose
de alguna acusación tácita de corrupción. Yo no creo que exista el individuo
políticamente neutral o apolítico. El segundo, es una forma de hacer política,
la más funesta. El individuo neutral es un oportunista siempre dispuesto a
venderse al mejor postor. Ambos politicastros execrables se dedican a una
profesión vitanda, se jactan de su indiferencia respecto a la política. Lo
primero que debe tener un ciudadano es civismo: No puede tener Patria, sin verdadera democracia. Pero para
esto, la política debe volver a hacer el arte de proteger la soberanía que
reside en el pueblo. De proclamar la paz y la grandeza de la patria: Más no el
vil arte de amasar fortuna a expensas de ella, como lo hace a partir del 11 de
septiembre de 1973 en la Arcadia de la alegría de la sofofa, la taifa de
mercachifles apátrida al servicio del capital buitre foráneo.
Se puede entender que el
ciudadano se defina como independiente, en relación con las distintas
ideologías y los partidos que las representan. Pero no es legítimo que no se
preocupe por los problemas que afectan a todo un pueblo, ya que entonces esa
independencia, sería solo una máscara de una culpable indiferencia, que no es
lo mismo. Por deducción lógica, hay que estar alerta de los presuntos
independientes, generalmente no dependen de un partido, porque dependen de sus intereses
personales mezquinamente particulares, los cuales afectan generalmente el
bienestar de la mayoría.
Como colofón, el verdadero
ciudadano no es de ninguna manera un apolítico, un neutral, palabrejas éstas de
uso bastante corriente en la Arcadia de la alegría, con un objetivo no menos confuso / turbio porque apolítico neutral es el individuo que
constituye la negación diametral del ser político, como lo concibió el maestro
Aristóteles: El ciudadano consciente en general, como “animal racional político” no necesita estar afiliado a un partido
político, le basta saber cómo los gobernantes conducen la nación. Parafraseando
al maestro libertador José Martí Pérez, criticando cuando han sumido al país en
la corrupción y la impunidad y exigir un cambio de fondo, porque el silencio
por acción u omisión lo convierte en un mal ciudadano, cómplice de ésta
política bajuna.
A la patria no se le debe servir
por el beneficio que se pueda sacar de ella, en sus negocios o de cualquier
otro interés, Sino por el placer desinteresado de serle útil. La firmeza de un
pueblo digno, es la única propiedad
plena del ciudadano (a). No hay persona digna, sin patria, ni patria sin
libertad, sin democracia, ni justicia.
La Nación empieza en la Justicia Plena. “El
Derecho/ciencia, es la regla de la vida para la asociación de lo justo”. De
esto se desprende que lo propio de la justicia /necesidad social, es devolverle
a cada uno lo suyo.
“El que aspira a ser águila debe mirar lejos y volar alto. El que se
resigna a arrastrarse como un gusano renuncia
al derecho de protestar si lo aplastan, y
finalmente a ser, ser humano”…
“Sólo son dignos de la vida y la libertad, quienes cada día las
conquistan”. Dr. W. Goethe.
Con esperanza y memoria.
Prof. Galvarino Jaramillo Pflucker
Vicepresidente ADDHEE.ONG
Prof. Moreno Peralta / IWA
Secretario Ejecutivo ADDHEE.ONG
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