El sufragio
soberano
La militancia cívica ciudadana suele deparar hondas
satisfacciones pero tiene sus exigencias. No se puede actuar a medias, como lo
hacen los individuos pragmáticos contemporizadores /social demócratas. Es
preciso darse por entero, consagrarse sin reserva en el marco de la alternativa
ciudadana ser o no ser.
La soberanía es el principio fundamental que expresa
la voluntad incontestable de todos los ciudadanos, en resumen, es el germen, el
principio generador de las repúblicas. Reside en el Pueblo, y es expresada por la
voluntad popular incontestable, indiscutible e innegable de la ciudadanía.
El deber es el sufragio, como todo derecho social. No debe
ser obligatorio el voto, porque nadie tiene derecho a manipular la conciencia
del ciudadano (a) obligándole a votar por alguien que rechaza su libre albedrío.
La globalización del capital ha impuesto a
la Humanidad un perverso sistema binominal de elecciones: Se debe votar
por A o B / Negro o plomo, obligatoriamente. Por la derecha conservadora o por
su balón de oxígeno, la social democracia. A ésta patochada los epígonos del
capitalismo salvaje globalizado la llaman “la fiesta de la democracia”.
Un voto obligatorio es un derecho perdido, y la manipulación
del sufragio, la antesala de regímenes déspotas
cesaristas, la negación del Estado de Derecho.
Los derechos ciudadanos, se exigen, se conquistan, no
se mendigan, ni se piden, ni menos se imponen.
La república de todos y para todos sin odiosas
marginaciones, debe ser justa. El ciudadano(a) patriota y honesto, sólo es, en
la suma de esperanzas y de justicia social que representa.
Duele ver hoy, al Chile de ayer - libre, culto,
educado, soberano y solidario -, regido
por una constitución / artilugio de 1980, impuesta por la dictadura fascista
cívico militar, donde se carece de sentido común, sensatez y moral, por causa
del pragmatismo contemporizador, en el marco de su política bajuna, donde reina
la corrupción, las injusticias sociales y la impunidad.
Como colofón, cada cuatro años, los ocupantes del país:
la oligarquía farisea sofofa y sus testaferras: La taifa corrupta castrense y
la clase politicastra realizan el show de la “fiesta de la democracia”,
elecciones, para que nada cambie. El
decoro encalla, donde la mentira, y la intriga salen ilesas. Los facinerosos corruptos,
deshonestos, son elegidos presidentes, diputados, senadores, alcaldes, concejales,
etc.
El maestro libertador José Martí Pérez de la Patria
Continente América Latina y el Caribe, puntualizaba entre los deberes del ciudadano:
“El verdadero ciudadano (a) no mira de qué lado se vive mejor, sino, de qué
lado está el deber”. El deber del sufragio soberano como germen generador de la
república, guía, salva y basta para construir en el presente, y a partir de él,
el futuro. Evidentemente sin olvidar el
pasado, los pueblos que sobreviven olvidando no tienen pasado, presente ni
futuro.
La política volverá a ser el arte de gobernar por y
para el pueblo, cuando el pueblo chileno se sacuda de su enajenación, se dé una
nueva constitución soberanamente sancionada por éste, con una educación de calidad
como un bien público y social, gratuito, con la Universidad Chilena con
autonomía académica, territorial y administrativa, entonces, la soberanía
volverá al pueblo, para proteger la paz y la grandeza de la Patria, y nunca más
será el vil arte de realizar fortunas.
La Nación empieza en la justicia plena. Además, se
sostiene de ella. Chile en el pasado contó con la disciplina social, fuerza
para engrandecer la República. Pero la lacra de la dictadura cívico militar trajo
el saqueo de las riquezas del país, la destrucción del Estado de Derecho desaparecido dos universidades y la República legada del General Libertador
Bernardo O’Higgins Riquelme. Como colofón una última reflexión, ha sido un
error de los pueblos de la Patria Continente América Latina y el Caribe
importar formas de gobierno, porque fueron exitosas en los Estados Unidos,
Francia, etc. Cada pueblo debe gobernarse con sus propias leyes dictadas en
acuerdo con su historia,- la que hace el Pueblo- necesidades y costumbres. Un
ser humano sabio me comentó: “Sólo echan raíces en las naciones, las formas de
gobiernos que nacen de ellas”. El Gobierno no es más que el equilibrio de los
elementos naturales del país. Conocer al país y gobernarlo, conforme al
conocimiento y la moral es hacer política del pueblo para el pueblo, con
respeto a las minorías. En el Chile de hoy, la arcadia de la alegría, el hacer
la política bajuna consiste en llevar a cabo la política por y para minorías
corruptas y degeneradas: antesala de malditas dictaduras, cívico militares o regímenes
cesaristas.
Con esperanza y memoria.
Prof. Moreno Peralta / IWA
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