ASESINATO DEL POETA
PABLO NERUDA: La pista química.
“Con la verdad
del Pueblo, la eternidad del canto”…
Por: Francisco Marín
/ Corresponsal en Chile de la revista Proceso de México.
En la revista
mexicana Proceso, se reproduce una conversación telefónica sostenida -en
1991- entre el ex químico de la DINA Eugenio Berríos y el coronel de Ejército
Manuel Pérez Santillán, alias Tata, en que disimuladamente aludirían al
asesinato de Pablo Neruda:
“Esto
es una historia antigua que data de 1973, cuando yo le entregué algo al coronel
Aro, que estaba en la misma oficina que el general Baeza. Luego un avión voló y
uno se quedó abajo. Voy a vender el guión: es de película”, señaló Berríos.
Lo dicho allí
por Berríos calza perfectamente con lo que le sucedió a Neruda –premio Nobel de
Literatura en 1971– en sus horas finales. El escritor murió en la clínica Santa
María, de Santiago, el 23 de septiembre de 1973, pocas horas antes de que un
avión DC-8 de Mexicana de Aviación –en el que el poeta saldría rumbo al exilio–
despegara desde el Aeropuerto de Santiago rumbo a México.
Resulta
sugestivo que dicha frase haya sido vertida por Berríos, principal perpetrador
de los numerosos “asesinatos químicos” de la dictadura fascista cívico militar que regentaba el
sátrapa Augusto “tata” Pinochet (1973-1990).
Según expuso
la recientemente fallecida agente de la Dina Mariana Callejas en entrevista con
El Mercurio (publicada el 16 de julio de 1995), una vez escuchó a Berríos
comentar que “no había mejor manera de
liberarse de un indeseable que con una gota de estafilococo dorado”.
En mayo de
2015, el tanatólogo de la Universidad de Murcia Aurelio Luna encontró en los
restos óseos del autor de Canto General trazas de dicha bacteria.
Acá reproducimos
reportaje en comento, tal como fue publicado en septiembre de 2016 en Proceso.
El asesinato
de Pablo Neruda: La pista química
La hipótesis
de que el poeta Pablo Neruda fue asesinado ha cobrado fuerza en el último
lustro. La pieza más reciente la aporta un telefonema de 1991, en el que un
bioquímico y esbirro de Augusto Pinochet insinúa que él entregó la bacteria
mortal que se le inoculó al Premio Nobel de Literatura en 1973, después del
golpe militar contra el Presidente Salvador Allende Gossens. En exclusiva,
Proceso presenta el expediente en el que se analiza esta línea de
investigación.
Oficialmente,
según el régimen chileno y la fundación Pablo Neruda, el poeta chileno Pablo Neruda murió de cáncer
de próstata en septiembre de 1973. Sin embargo, desde hace años se han
multiplicado los indicios de que fue envenenado. La última pista la acaba de
aportar la grabación de una llamada telefónica:
“Me metí en
tremendo lío por ser más papista que el Papa. Esto es una historia antigua que
data de 1973, cuando yo le entregué algo al coronel Aro, que estaba en la misma
oficina que el general Baeza. Luego un avión voló y uno se quedó abajo. Voy a
vender el guion: es de película.”
Esta
enigmática revelación fue vertida en 1991 por el hoy extinto bioquímico Eugenio
Berríos Sagredo –quien trabajaba para la Dirección Nacional de Inteligencia
(Dina)– en medio de una conversación telefónica con el coronel de Ejército
Manuel Pérez Santillán, alias Tata II.
Este audio
–junto con numerosas conversaciones grabadas por Berríos– fue entregado por la
viuda de éste (la bailarina Gladys Schmeisser) a la jueza Olga Pérez, que entre
1999 y 2003 sustanció el proceso Rol 7.981, caso Berríos.
El telefonema
fue recientemente conocido por el juez del caso Neruda, Mario Carroza, quien lo
integró a una carpeta ultra reservada, pero que Proceso da a conocer en
exclusiva en el marco del cuadragésimo tercer aniversario de la muerte del
poeta, que se conmemora este viernes 23.
Lo señalado
allí por Berríos calza perfectamente con lo que le sucedió a Neruda –premio
Nobel de Literatura en 1971– en sus horas finales. El escritor murió en la
clínica Santa María, de Santiago, el 23 de septiembre de 1973, pocas horas
antes de que un avión DC-8 de Mexicana de Aviación –en el que el poeta saldría
rumbo al exilio– despegara desde el Aeropuerto de Santiago rumbo a México.
Resulta
sugestivo que dicha frase haya sido vertida por Berríos, principal perpetrador
de los numerosos “asesinatos químicos” de la dictadura cívico militar regentada
por Augusto “tata” Pinochet I (1973-1990).
Según expuso
la recientemente fallecida agente de la Dina Mariana Callejas en entrevista con
El Mercurio (publicada el 16 de julio de 1995), una vez escuchó a Berríos
comentar que “no había mejor manera de
liberarse de un indeseable que con una gota de estafilococo dorado”.
En mayo de 2015,
el tanatólogo de la Universidad de Murcia Aurelio Luna encontró en los restos
óseos del autor de Canto General trazas de dicha bacteria.
El ADN de ese
microorganismo está siendo analizado, desde febrero pasado, en el Centro de ADN
Antiguo de la Universidad de McMaster (Ontario, Canadá) con el fin de
determinar si éste fue o no deliberadamente inoculado a Pablo Neruda en la
clínica Santa María.
El Programa de
Derechos Humanos del Ministerio de Interior, en un informe de marzo de 2014,
determinó que “de los hechos acreditados en el expediente resulta claramente
posible y altamente probable la intervención de terceros en la muerte de Pablo
Neruda”.
Allí se
mencionó que “de haber existido la intervención de terceros, ésta habría
consistido en la inoculación, mediante una inyección en el abdomen del poeta”,
tal como denunció Manuel Araya Osorio, asistente del poeta desde noviembre de
1972 hasta su muerte.
En este
informe se destaca que, al momento de morir, Neruda “era el personaje más
relevante de la intelectualidad chilena”. Había sido senador, amigo y
cercanísimo colaborador del presidente Salvador Allende Gossens –derrocado y asesinado
durante el golpe militar fascista de
septiembre de 1973–. El análisis añade que, si bien “la dictadura siempre logró
impedir que se formara un gobierno en el exilio, (…) Neruda era el candidato
ideal” para encabezarlo.
Los
mencionados
En el citado
audio, Berríos menciona al “coronel Aro” y al “general Baeza”. El primero es
Jorge Aro Confalonieri (fallecido), quien efectivamente fue ayudante del
general de Ejército Ernesto Baeza cuando éste dirigió la Policía de
Investigaciones (PDI).
Baeza es
reconocido –tanto por pinochetistas como por partidarios del Presidente Allende
Gossens– como uno de los mayores promotores del golpe militar. Al inicio del
gobierno popular del Presidente Allende Gossens (1970-73), fue jefe de la
Misión Militar de Chile en Washington (1970-71), lo que le permitió acercarse a
las esferas de inteligencia del régimen de los Estados Unidos.
En 1972 fue
nombrado comandante en jefe del Comando de Infraestructura del Ejército en
Santiago y, ese mismo año, fue ascendido a general de división.
La mañana del
11 de septiembre de 1973, día de la asonada, Baeza conversó dos veces con el
presidente Allende Gossens, a quien le conminó a rendirse. El Presidente Allende indignado le contestó “rendirse es para los cobardes, y yo no soy
cobarde. Los verdaderos cobardes son ustedes que conspiran como maleante a la
sombra de la noche”. Ese mismo día
fue nombrado director general de la PDI y conservó sus responsabilidades en el
Ejército. Como tal, se encargó de dar a conocer la versión oficial de la muerte
del Presidente Allende, en una conferencia de prensa realizada el 20 de
septiembre de 1973.
Eugenio Berrios un químico terrorista al
servicio de la dictadura cívico militar
Apenas ingresó
–en 1967– a la Licenciatura en Bioquímica, en la Universidad de Concepción,
Eugenio Berríos puso de manifiesto su fanatismo fascista y su carácter
extremista/ terrorista.
Según informó
el periodista Jorge Molina en su libro Crimen imperfecto. La historia del
químico de la DINA Eugenio Berríos, en 1969 fue sorprendido intentando hacer
explotar la Facultad de Química y Farmacia, luego de ser reprobado en Química
Orgánica. Fue expulsado.
En 1970 se
trasladó a la Universidad de Chile –sede Santiago–, en la que continuó sus
estudios. Además, se volvió militante del terrorista Frente Nacionalista Patria
y Libertad (FNPL), que organizó el ideólogo del Opus Dei y de la junta cívico
militar Jaime Guzmán Errázuriz, fundado a los pocos días de que el Dr. Allende
Gossens ganara la elección presidencial de septiembre de 1970. En las filas de
esa organización conoció al terrorista estadunidense Michael Townley.
Según Molina,
Patria y Libertad planificó el asesinato del Presidente Allende Gossens en un
proyecto dirigido por Townley, y en el que participó Berríos.
El reportero
recoge en su libro el testimonio de una persona –a la que no identifica/
reserva de fuente informativa– que
asegura que, la noche del 11 al 12 de septiembre de 1973, Berríos hirió y
asesinó a balazos a numerosas personas en las calles de Santiago.
Durante la
dictadura cívico militar, abunda, el bioquímico mantuvo una gran cercanía con
el criminal de guerra nazi y experto constructor de armas químicas y biológicas
Walter Rauff, asesor de la junta militar, quien fue jefe de la Gestapo en el
norte de Italia durante la ocupación nazi y creó los “camiones de la muerte” o
“cámaras de gas móviles”.
“Quizás la
amistad de Rauff –que se mudó a Chile en 1958– con Berríos pudo haber tenido un
horizonte común: las armas químicas (y) los servicios que ambos prestaron a la
Dina abren insospechadas conexiones del servicio represivo con la red Odessa
(una trama de nazis en América del Sur, que organizó la huida de Adolfo Hitler
a América Latina)”, afirma Molina en su investigación. “No es descartable que
la fórmula del gas sarín (un compuesto organofosforado que penetra en el
sistema nervioso y produce la muerte por asfixia en pocos minutos) pudo haber
llegado a manos de Berríos y la Dina a través del exoficial hitleriano”.
La Colonia
Dignidad, campo de concentración de la dictadura cívico militar de Chile.
El vínculo
entre Rauff (“consejero de la junta
militar fascista chilena y de la Dina en especial”, según el caza nazis Simon
Wiesenthal) y Berríos evidencia la estrecha relación que mantuvieron la Dina y “el
tata” Pinochet con Colonia Dignidad, un enclave de inmigrantes alemanes creado
en 1961 en una hacienda de la Región del Maule, cuyo líder y fundador fue el
criminal nazi y pederasta Paul Schäfer.
En Colonia
Dignidad se fabricaron armas químicas y convencionales; y fueron asesinadas,
desaparecidas o torturadas decenas de personas durante la dictadura fascista
cívico militar.
El reportero
Carlos Basso expuso –en El paso de Walter Rauff y otros científicos nazis por
Colonia Dignidad– numerosos asesinatos perpetrados con sustancias químicas en
Colonia Dignidad, antes y después del inicio de la dictadura. El primero de
ellos fue el de la joven Úrsula Schmidtke, “fallecida en los años sesenta, la
cual, según Ingrid Szurgelies (ex colona que consiguió fugarse) fue muerta
porque en la Colonia pensaban que era una joven a la ‘que le gustaba mirar a
los chicos (y eso) no fue bien visto por Schäfer’”, se lee en la obra de Basso.
En julio de
1974 fue asesinado el agente de la Dina Miguel Becerra por querer huir de
Dignidad con su hijo homónimo. Se le aplicó un químico basado en
organofosforados, semejante al gas sarín.
El terrorismo
de Estado de la dictadura fascista cívico militar
En 1975
Mariana Callejas y su esposo, el agente de la CIA / USA Michael Townley,
formaron la Brigada Quetrupillán. Ésta funcionó en una casa-cuartel que la Dina
adquirió a dicho matrimonio en la calle Vía Naranja 4925, comuna de Vitacura
(Santiago).
Allí se puso
en marcha el Proyecto Andrea, de la Dina para producir armas químicas y
bacteriológicas con las que se cometerían asesinatos de opositores al régimen.
Para concretar este plan, Townley convocó a Berríos –alias Hermes– y al
bioquímico Francisco Oyarzun Sjoberg.
Berríos y
Oyarzun se concentraron en fabricar gas sarín.
La primera
partida de gas sarín producida en Quetrupillán fue probada la Semana Santa de
1976 por Townley –que la aplicó directamente, con spray, al rostro de
detenidos– en un crimen que fue presenciado por el jefe de la Dina, General Manuel
Contreras Sepúlveda. Estos crímenes de lesa Humanidad no han sido investigados ¿Por
qué?
También de
Quetrupillán, por ejemplo, salió el gas tóxico introducido en un frasco de
perfume Chanel N° 5 que Townley llevó a Washington en un avión de “Lan Chile”
con la intención de asesinar al ex canciller de Salvador Allende Gossens, Orlando Letelier del Solar.
Finalmente, Orlando
Letelier del Solar fue ultimado por gusanos anticastristas cubanos, contactados
por el agente de la CIA / Townley, con una bomba instalada en su auto el 21 de
septiembre de 1976 en Washington / USA
Dos años antes
–el 30 de septiembre de 1974– la Dina había asesinado en Buenos Aires al ex comandante en jefe del Ejército y
vicepresidente de Chile Carlos Prats González y a su esposa, con una bomba
instalada y activada por Townley, quien actuó acompañado por su cónyuge Mariana
Callejas.
Llamativamente,
en el tercer piso de la casa-cuartel Quetrupillán –vocablo mapuche que
significa “espíritu obtuso o mocho”– funcionaba un taller literario dirigido
por Callejas, al que asistían escritores que muy pronto constituirían la médula
de “la nueva narrativa chilena”, como Carlos Franz, Gonzalo Contreras y Carlos
Iturra, etc, todos financiados por la sofofa y el Mercurio
En 1978,
Townley fue extraditado a Estados Unidos, donde se le condenó y encarceló por
el homicidio de Letelier del Solar y de
su secretaria la ciudadana estadounidense
Ronnie Moffit y se les dio una
nueva identidad, protegida por el régimen de los Estados Unidos.
Por esa época,
el laboratorio de Vía Naranja fue trasladado al Complejo Químico del Ejército
en Talagante (al sur de Santiago), del que se hizo cargo el coronel Gerardo
Huber, a la postre asesinado por la Dina.
El General
Manuel Contreras Sepúlveda, jefe de la Dina y de la producción y tráfico de
drogas
En un informe
enviado en 2006 por Manuel Contreras al juez Claudio Pavez –que investigaba la
ejecución en 1992 de Huber–, afirmó que Berríos produjo en dicho recinto una
variedad de cocaína denominada “coca rusa”, que se caracteriza por ser inodora
e indetectable para los perros de las policías antinarcóticos.
Contreras Sepúlveda
aseveró que la producción de droga fue ordenada por el propio Tata Pinochet. En
el libro La delgada línea blanca (2000), de los periodistas Juan Gasparini y
Rodrigo de Castro, se detallan los vínculos del Ejército y del Tata Pinochet
con la producción y el tráfico de drogas a los Estados Unidos.
Berríos fue
despedido del Complejo de Talagante a mediados de los años ochenta: Se hizo
insostenible su alcoholismo y adicción a las drogas. A partir de ahí se dedicó
a traficar cocaína, faena en la que aprovechó sus vínculos con altas esferas
políticas y militares.
La familia del
Presidente Eduardo Frei Montalva, acusó a la Dina y a Berrios del asesinato del
ex Presidente de Chile Frei Montalva.
En reiteradas
ocasiones, además, la familia del presidente Eduardo Frei Montalva culpó a
Berríos de ser el autor del envenenamiento que acabó con la vida de éste el 22
de enero de 1982, a manos de sus amigos.
No debemos
olvidar que Frei Montalva y el inefable Patricio Aylwin Azocar conspiraron
juntos para derrocar al Presidente de Chile Dr. Salvador Allende Gossens,
asesinado por la dictadura cívico militar.
Berríos fue asesinado
a finales de 1992. Su cadáver apareció en abril de 1995 en la playa El Pinar,
cercana a Montevideo, con heridas de bala en el cráneo. El Tata Pinochet ordenó
asesinarlo a sus escoltas, quienes viajaron especialmente a Montevideo para
llevar a cabo ésta macabra orden.
Había sido
trasladado a Uruguay por la Brigada de Inteligencia del Ejército (BIE), en una
operación de “control de bajas” activada en octubre de 1991, después de que el
juez que sustanciaba el caso Letelier, Adolfo Bañados, lo citara a declarar en
esta causa.
En esta
operación, acorde con investigaciones periodísticas, participaron escoltas del
Tata Pinochet (que entonces era comandante en jefe del Ejército) y agentes de
inteligencia uruguayos.
Según señaló
la periodista Mónica González en su reportaje Todas las muertes conducen a
Berríos (Ciper, diciembre de 2009), “no eran los autores del crimen de Letelier
del Solar lo que al Tata Pinochet y sus
custodios del BIE temían que revelara el químico. Bañados ya tenía ese cuadro
claro. Eran otras muertes que, en ese momento y recién iniciada la recuperación
de la democracia “en la medida de lo posible”, permanecían ocultas y podían
detonar problemas mayores”.
El Tata, quien
junto a Berríos asesinó con sarín (en julio de 1976) al diplomático español
Carmelo Soria, se encuentra, desde 2015, cumpliendo una condena de cinco años
por su complicidad en el secuestro y asesinato de Berríos.
"Certificado de muerte no refleja la
realidad del fallecimiento", aseguran especialistas, confirman que Pablo
Neruda no murió de cáncer y desechan la versión
oficial del régimen y de la Fundación Pablo Neruda.
El Juez
Instructor Mario Carroza Espinoza que investigaba las causas de la muerte del poeta Pablo
Neruda, muerto a 12 días de perpetrado el Golpe Militar, en septiembre de 1973.
Es que a 44 años de su muerte había fundadas sospechas de que las causas de su
muerte pudieran ser distintas de las que hasta hoy se observan en los diversos
libros de la “historia oficial” y del Mercurio: que Neruda habría muerto de
cáncer a la próstata.
El caso se
revisa a semanas de que se confirmara que la muerte del ex presidente Eduardo
Frei Montalva tampoco fue por causas naturales, sino que fue el resultado de la
acción de terceros, en la Clínica Santa María, en donde se atendía.
Aurelio Luna
forma parte del segundo comité de expertos nacionales e internacionales que ha
revisado el caso. El catedrático español sostuvo que el certificado oficial de
muerte de Neruda, que apuntaba al cáncer de próstata como causa de muerte,
contiene información que no se corresponde con las verdaderas causas de muerte
del Premio Nobel. No se puede asegurar hoy, sin embargo, cuál es dicha causa:
“El certificado de muerte no refleja la realidad del fallecimiento”, aseguró
Luna. La opinión pública internacional
se pregunta: ¿Por qué hay que esperar un año más para que los expertos
entreguen el informe final sobre el asesinato de Pablo Neruda? Porque en
noviembre del 2017, hay elecciones presidenciales y ésta se puede ver afectada
por la información científica.
La inquietud
de la opinión pública internacional se debe a que no confían en el Juez
Instructor Carroza Espinoza porque fue éste quien dictó el sobreseimiento
definitivo en la causa por el magnicidio el Presidente Allende Gossens habiendo
diligencias pendientes. ¿Qué más se puede esperar de la “justicia en la medida
de lo posible”.
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