viernes, 6 de junio de 2025

Contrato leonino: Tierras raras, hombres raros saqueadores al servicio del nuevo orden mundial capitalista determinista estadounidense/yanqui, globalizado/hegemónico:

 



Contrato leonino: Tierras raras, hombres raros saqueadores  al servicio  del nuevo orden mundial capitalista determinista estadounidense/yanqui, globalizado/hegemónico:

-  Una apuesta camuflada de inversión, ¿el acuerdo de minerales traerá la libertad y la seguridad para Ucrania? ¡NO¡

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La historia se repite de larga data con el perverso sistema capitalista determinista, explotador, enajenante: los pueblos de África, Asia y del patio trasero latinoamericano estadounidense/yanqui, cambiaron sus riquezas naturales/minerales y su soberanía por libertad y seguridad ofrecidas en acuerdos leoninos. Finalmente se quedaron sin sus riquezas, soberanía  y  sin libertad y seguridad...

- ¿Quién no aprende las lecciones que le da la historia está condenado a repetirlas? La historia oficial  en el sistema capitalista  determinista se repite como farsa y luego como tragedia.

Prolegómeno:

Contrato leonino: tierras raras y hombres raros saqueadores al servicio  del nuevo orden mundial capitalista determinista estadounidense/yanqui. ¿Qué se esperaba, una vez más, del régimen  que impone la plutocracia oligarca empresarial, financiera-bancaria/agiotista, agrícola monopolista, y de su testaferra la clase burguesa politicastra castrense corrupta?

-      El imperialismo estadounidense/yanqui, un sistema determinista mundial de  interdependencia bajo su  hegemonía ávido e insaciable por riquezas, regido por una oligarquía empresarial plutócrata  que tiene como base el capital financiero producto de la función de los capitales bancarios,  industriales, agrícolas monopolistas y el narcotráfico...

Hasta cuando el género humano, la Humanidad seguirá soportando las malditas guerras capitalistas imperialistas, sus insolencias, sus impudicias, su insania y su telebasura internet.

Es imprescindible acabar ya  con la infausta tragedia orwelliana del sistema capitalista  determinista para alcanzar la felicidad del género humano.

“Cuando la ignorancia y la prepotencia de los dueños de la celestina universal pretenden convertirlas en Derecho, la idea, el desafío de cambiar el mundo, no es una locura, ni una utopía, sino Justicia Plena “...

Con esperanza y memoria,  “Luz, más luz”, atrévete a pensar/ Sapere aude

Prof. Moreno Peralta/IWA. Secretario Ejecutivo Addhee. Ong.

Tierras raras, hombres raros saqueadores...

Por Andrés Tudares* – Mundiario/ Escritor,periodista y analista internacional.

El pacto entre Washington y Kiev sobre la explotación de recursos estratégicos va mucho más allá de una mera colaboración económica, lo que redefine el papel de EE UU en la guerra y afecta las negociaciones con Rusia.

La firma del acuerdo entre EE.UU y Ucrania para la explotación conjunta de minerales estratégicos representa un hito trascendental que no puede entenderse únicamente en términos económicos. En realidad, es una jugada geopolítica de largo alcance que moldea el equilibrio de poder en Europa del Este, redefine la postura negociadora de Kiev frente a Moscú y busca anclar a Washington en el futuro postbélico de Ucrania. Es, también, un acto de pragmatismo que evidencia hasta qué punto Kiev está dispuesta a sacrificar privilegios soberanos a cambio de la libertad y la seguridad implícita.

Difícil elección: satrapía rusa o satrapía estadounidense/yanqui.

En tiempos normales, Kiev no habría firmado un acuerdo de estas características. Pero Ucrania no vive una normalidad desde 2014, y mucho menos desde el 24 de febrero de 2022, cuando Vladimir Putin lanzó una ofensiva a gran escala con el objetivo de subyugar definitivamente al país vecino. La ambición del Kremlin no se limita a ocupar territorios: quiere reconstruir el ‘Mundo Ruso’ y convertir a Ucrania en una suerte de Bielorrusia bajo control indirecto. El sátrapa estadounidense/yanqui le gano la primera jugada: en pleno siglo XXI, los rusos ya deberían haber aprendido que el imperio estadounidense no tiene amigos sino intereses. “Que ser enemigo es peligroso y ser amigo también” Henry Kissinger.

El pacto de minerales estratégicos y tierras raras llega en un momento de desgaste político y militar para ambos bandos. Washington, frustrado por el estancamiento diplomático y los costes de una guerra que parece interminable, ha optado por afianzar su presencia a través de una vía menos visible: la inversión directa.

El acuerdo, que otorga un reparto del 50 % del fondo inversor a cada parte y mantiene los recursos bajo soberanía ucraniana, no implica pago alguno por la ayuda militar pasada ni condiciona la entrada de Ucrania en la Unión Europea. Tampoco concede a EE UU el control de activos estratégicos ya existentes. En cambio, sienta las bases para que Kiev reciba financiación, tecnología y respaldo político a medio plazo: “Nuestra experiencia nos indica que no es sabio, no es inteligente, no es honorable, negociar con el régimen estadounidense. Cuando se alcanza un acuerdo, Estados Unidos no cumple con lo establecido” Ayatolá Jamenei.

Zelenski blinda su alianza con EE UU

Para Kiev, el acuerdo representa mucho más que un mecanismo de atracción de capital. Es una señal clara a Moscú: EE UU no se irá. La alianza con Washington —y, por extensión, con una futura administración Trump— se convierte así en un escudo indirecto, una especie de seguro político ante una posible retirada del apoyo militar explícito. Volodímir Zelenski ha preferido blindar esta alianza, aunque el pacto no incluya las ansiadas garantías de seguridad. La lectura desde el Kremlin es evidente: con empresas estadounidenses instaladas en territorio ucraniano, cualquier avance militar ruso tendría ahora consecuencias económicas para Washington.

Este nuevo marco introduce un matiz importante en las negociaciones de paz, que siguen sin visos de avance. Al incluir intereses empresariales estratégicos, el conflicto adquiere un nuevo actor implícito: el capital estadounidense. Cualquier acuerdo de alto el fuego o resolución deberá tener en cuenta que parte del subsuelo ucraniano está codificado en términos de inversión bilateral. El exasesor del Kremlin, Serguei Markov, lo expresó con crudeza: Trump se asegura con este acuerdo un argumento para seguir gastando en la guerra, si así lo decide. Y en paralelo, crea una plataforma desde la cual negociar con Moscú desde una posición más sólida.

 El acuerdo de Zelenski con el sátrapa Trump no compromete garantías de defensa activa...

El temor en Kiev es comprensible. Aunque el pacto con EE UU implica oportunidades de crecimiento económico y reconstrucción, no sustituye el suministro urgente de armas, inteligencia y ayuda logística. Ucrania ha ganado un respaldo económico, pero no ha amarrado lo más apremiante: garantías de defensa activa. Sin embargo, en el tablero internacional, este acuerdo podría dificultar que Rusia logre sus objetivos sin antes sentarse a negociar en condiciones que ya no son exclusivamente militares.

El pacto no compromete la soberanía de Ucrania

También hay un factor electoral en juego. Con Donald Trump emergiendo como figura dominante en la política estadounidense, Kiev necesita demostrar que puede colaborar con cualquier inquilino de la Casa Blanca, incluso uno más volcado en los negocios que en la geopolítica clásica. El acuerdo permite a Trump vender internamente la narrativa de que ha conseguido que Ucrania “pague” por la ayuda, aunque esta versión distorsione la realidad. Para Zelenski, mientras tanto, el acuerdo es una forma de comprar tiempo y evitar que Ucrania vuelva a ser percibida como un gasto sin retorno.

A la luz de los hechos, el acuerdo es tan simbólico como estratégico. Representa una cesión forzada, pero también una reafirmación de soberanía: Ucrania elige con quién comparte sus recursos y bajo qué condiciones. Y al hacerlo, demuestra que, en plena guerra, la diplomacia de la inversión puede ser una herramienta tan poderosa como los tanques.

El acuerdo sobre minerales entre EE UU y Ucrania no solo fortalece los lazos económicos entre ambos países, sino que redefine el marco político del conflicto. Implica un nuevo tipo de disuasión frente a Rusia, condiciona las futuras negociaciones de paz y convierte al capital estadounidense en una nueva línea del frente. Mientras las bombas siguen cayendo, Kiev juega con inteligencia sus cartas: mantener a Estados Unidos dentro del tablero es, por ahora, la mejor garantía de supervivencia.

Lo subrayado /interpolado es nuestro

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