Chile y su larga madeja de corrupción
Escritor,
periodista y analista internacional/ADDHEE.ONG:
Se
trata de miles de millones de pesos otorgados discrecionalmente por las
gobernaciones regionales que han llegado a militantes de partidos oficialistas
y operadores políticos que no han cumplido con los convenios firmados con el
Estado, ni rendidas las cuentas pertinentes. Por todo lo cual existen
presunciones fundadas en cuanto a que estos recursos han sido destinados al
financiamiento de los partidos políticos como al enriquecimiento personal de
decenas de personas apegadas a las ubres del Estado.
El
escándalo es tal conmoción pública que la propia Moneda ha debido reconocer que
hay desfalcos al erario público, malversaciones, cohecho, estafas y un conjunto
de delitos, por los cuales la Fiscalía Nacional, la Contraloría General de la
República y las policías iniciaron la investigación de cientos de sus agentes
para develar lo que ya parece obvio para el país: la organización de todo un
nuevo sistema destinado a defraudar al fisco, en una operación que esta vez no
se trata de las prácticas más habituales, como las consabidas evasiones y
elusiones tributarias, sobresueldos, asignaciones especiales y otros que en el
pasado han comprometido la honra de las propias Fuerzas Armadas, han destapado
múltiples casos de nepotismo y sobornos a parlamentarios, alcaldes y otros
“servidores públicos”, desde el alto mundo empresarial.
La
madeja de este caso recién se desenrolla y ya hay múltiples detenidos y
formalizados por la Justicia en que ya no solo se descubren las asignaciones ilícitas
sino otros delitos como el robo de decenas de computadores desde diversas
reparticiones públicas, amenazas de muerte en la que funcionarios públicos a
través de comunicaciones telefónicas aluden, incluso, a la posibilidad de
recurrir a mercenarios colombianos para acallar las voces de quienes prefieren
autodenunciarse, declarar ante los agentes judiciales y policiales, para así
evitar las severas condenas que debieran deducirse del que es, sin duda, el más
grave caso de corrupción de toda la posdictadura. Con el agravante de que esta
vez se asaltaron los fondos destinados a los chilenos más pobres e indigentes,
seguramente con la complicidad de altas autoridades públicas y jefes de
partidos. Tanto que todo estalla al descubrirse que los primeros manejos
turbios de la Fundación Democracia Viva eran de conocimiento al menos de una
diputada y un senador de novel partido Revolución Democrática, colectividad
fundada por el ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, quien hasta unos
meses atrás se ufanaba de la “superioridad moral” que hoy tenían los nuevos
gobernantes en comparación a sus antecesores de la derecha, la Concertación Y
la Nueva Mayoría.
Por
supuesto serán los Tribunales los que en definitiva esclarezcan los hechos y
condenen a los culpables, pero de lo que muy pocos dudan es que este secretario
de estado es sindicado con una alta responsabilidad política respecto de lo
acontecido, lo que ha llevado a la oposición a una acusación constitucional
para destituirlo después de sus reiteradas peticiones al Presidente Boric para
que lo destituya del cargo y que también lo haga con el Ministro de la Vivienda
y Urbanismo, entidad bajo la cual se realizaron estos convenios, se asignaron
los dineros y no se efectuaron las supervisiones necesarias en todo el
territorio nacional. Finalmente, ha sido el propio Jackson el que, a finales de
semana, le ha presentado su renuncia indeclinable al Presidente de la
República.
Sorprende,
en este sentido, la forma en que se traspasaron millones de pesos en pocos días
a personas que simplemente no dieron curso a las obras comprometidas con las
distintas poblaciones y llegaron a comprar lencería y otros bienes suntuarios
seguramente con el ánimo de revenderlos y sacarle más dividendos para sus
propios bolsillos, cuanto para pagar el silencio de los funcionarios públicos
que observaron estos turbios manejos e incumplimientos.
Aunque
el presidente Boric promete con insistencia que debe “caer quien caiga” en
estos desfalcos, lo cierto es que se ha demostrado muy renuente, a propósito de
este escándalo, a realizar un cambio de gabinete ministerial y ejecutar otras
remociones de altos funcionarios públicos para asumir que en todo esto hay, al
menos, responsabilidades políticas que ya no se pueden eludir. Ello explica
que, según las encuestas, esté tan deteriorada su popularidad, como también que
la falta de probidad haya escalado como preocupación nacional a los niveles que
hoy existen respecto de la inseguridad ciudadana y las acciones del
narcotráfico.
Vox
populi en Chile dice que sería la profunda amistad con Giorgio Jackson lo que
explicó retenerlo más allá de lo razonable en su gabinete ministerial,
afectando con ello su propia imagen y credibilidad. En nuestro histórico
prontuario nacional de corrupciones se anota que los presidentes involucrados
en ellos han preferido siempre hacer estallar como fusibles a sus ministros
antes que asumir su responsabilidad. Lo que explica que nuestro país es uno de
los que demuestra mayor impunidad respecto de sus ex mandatarios. Entre los que
ha habido francos asesinos y ladrones a los que posteriormente se les erigen
estatuas y se les dedican elogiosas líneas en los libros de historia. En el
recuerdo más reciente, por ejemplo, los casos MOP-GATE y Caval que
comprometieron a cercanos colaboradores de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet,
pero nunca alcanzaron a quienes los designaron en sus altos cargos.
Algunos
observadores interpretan la renuencia de Boric a sacudirse de sus colaboradores
ímprobos como una niñería o tozudez para no condescender con la Oposición y con
los que dentro del propio oficialismo han llegado a declarar que les da
“vergüenza” ser parte del actual gobierno. Lo que está claro, en todo caso, es
que se le hará ya muy difícil al Jefe de Estado implementar su programa de gobierno
con una hipócrita y vociferante oposición envalentonada y que le saca lustre a
sus posiciones con estos casos de corrupción. A lo que debemos sumar, además,
el desencanto de esos millones de chilenos que lo eligieron, aunque fuera
solamente para evitar el triunfo de un candidato de extrema derecha.
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