EL
BIEN COMUN COMO UN DERECHO NATURAL.
EL SENTIDO DEL AMOR SE VINCULA A LA IDEA DE
COMUNIDAD.
Por Dr. Mariano Sierra S.
Jurista,
escritor y analista internacional/ADDHEE.ONG:
El Bien Común como derecho
fundamental abarca conceptos de amplio espectro social en la media que crece la
población, el desarrollo y las necesidades de los pueblos. Así mismo como
atributo surge para establecer identidades propias del humanismo para
contrarrestar las desigualdades. Entre explosiones e implosiones sociales se
dinamizan realidades que evolucionan para el bienestar y la convivencia. El
sentido existencial y humanista se intensifica hacia nuevos derechos humanos
donde el estado asume su compromiso tutelar.
Esta reflexión sucita debates
para la era de las resistencias y la rebelión comunitaria como un llamado para
defender los principios de libertad, igualdad y fraternidad que se proclaman en
las calles con sentido común. Por allá en el siglo xx surgió en Europa una
filosofía del personalismo cuyo eje era la defensa de la persona, de sus
valores, de sus atributos, de sus derechos, que, a pesar de tener sustento
legal, por la barbarie de los estados, eran y son violados. Esta filosofía
social como tantas otras brotan ante el desorden social llevando a la praxis la
denuncia que permite estructurar el compromiso y el deber para que se asuman
las teorías simientes y políticas para los vivientes transformadores de la
naturaleza y del mundo.
El universo de derechos del
pensar filosófico no es otra cosa que el Bien Común, existencia real
incorporada al humanismo con eminente dignidad y compromiso. Existencia
incorporada y compromiso son acciones plenas que ocupan un espacio en el
personalísimo como parte de la creacion-evolucion, permanente sine qua non. Ante un apocalipsis
de poderes en crisis, tenemos unos pueblos disponibles para el bienestar,
llenos de fe y esperanza con unos cambios transformadores que en el lenguaje
propio de la resistencia y la rebeldía se traducen en el Bien Común. No se
puede ni se debe desconocer, quitar o apartar a alguien de lo que es suyo, esto
es, ser por derecho natural. El Bien Común no está en la línea de contrarios,
mejor aún, no se contradice, pues ello de por si es un patrimonio ineludible,
imposible desconocer su origen humanista.
Proporcionar la legalidad
categórica del Bien Común involucra una cadena de actores, cada uno con su
dinámica y responsabilidad para producir las cosas, los elementos y servicios
fundamentales para su entrega y prestación dentro de las praxis humanistas y
legales. Este derecho ya nos lo recuerda
Aristóteles, diciendo que es vida para el pueblo y Platón sigue esa línea
señalando que su existencia depende del buen gobierno que busca la felicidad
para su pueblo como guía para todos los derechos, que nacen desde el nacimiento
biológico. Manifestaciones de todo pensar nos dice que la economía no se
fundamenta en el dinero, sino en el bienestar común, la facilidad del pueblo
fundamentos para gobernar con justicia social.
Para el maestro Platón y para su discípulo
Aristóteles el buen gobierno de los más sabios y honestos que buscan la felicidad
del pueblo.
La ausencia de sensibilidad y
justicia son señales para indicar una sociedad en decadencia. El eje del Bien
Común es el ser humano. El mundo político desde su devenir viene
arrasando derechos y atributos e identidades de personas, desconociendo al
otro, llevándolos al ostracismo social, propiciando divisiones para poder
reinar. Oh justicia, Oh sociedad, Oh gobernantes y políticos, todos estamos en
la obligación de juzgar para que se condene a quienes con indolencia le roban
la felicidad y el amor al ser humano. Existen quienes traducen a su
conveniencia los atributos y derechos de los otros, de la sociedad. Dice un
filósofo que...solo es rebelde y subversivo quien pone en tela de juicio la obligación
de existir, los otros, empezando por el anarquista pactan con el orden
establecido…. Y es que, en ese anarquismo renovado, prima el bien común, como
sustancia social, como defensa que ha sido atrofiada disque por destruir, si,
'por destruir las cosas inútiles que alteran la vida de los pueblos, pero no,
después de destruir, viene la naciente de una nueva existencia donde sin
violencia y con amor social se va a gobernar. Decía Tolstoi... El ser humano no
sería humano, si no hubiera alternativas…
El rebelde, el revolucionario es
el ser humano para quien luchar es vivir…
El mundo esta carente de amor,
por ello el caos fracasa para dar sentido de vida- Solo que el ser humano no ha
aprendido a amar, solo se satisface.
Debatir con la conciencia crítica
y un pensamiento libre, son dos principios que se necesitan para que unos y
otros actores sociales y políticos entiendan al otro, a valorarlo, permitiendo
convocar al espíritu que llevamos dentro para construir el Bien Común con la
praxis de la verdad alimentando a los otros con sus raíces, costumbres, ideas,
colores de piel, lenguaje, creencias.
Esto es parte del Bien Común que como un universo incorpora todo el
arsenal material, espiritual y cultural que engalanan al ser para su
existencia. Y es que el ser humano se hace en el mundo, en su relación con los
demás, allí donde los nadies y los vulnerables son parte del cambio. Menos
violencia, más paz indica que tantos oposicionistas revisen su conciencia llena
de tantos desfaces éticos y morales, que les hacen olvidar la historia por su
doble moral. Cuando la oposición insensata surge, cual reaccionarios por
antonomasia, se vuelven conservadores, derechistas carentes de veracidad,
carentes de bases políticas como siempre por tradición endeble.
Política y economía no pueden
ocultar el humanismo poseedor del universal Bien Común. La razón espiritual del
ser humano nos permite dar fuerza de vida y con el pan producto del sudor del
trabajo y la acción, todos contribuimos al bien y a la convivencia social.
Mandeville acierta al decir que...Aun el peor de la multitualidad algo hace
para el Bien Común... Pareciese que creemos en la solidaridad y en la gestión
comunitaria, pero todo gesto para lograrlo crea en el ser humano universos
imperiales, ante la seducción del poder, la ambición, la avaricia y el
consumismo.
“El cambio es la única constante de
la vida
El Bien Común traspasa todas las
fronteras del bien y del mal dentro del marco de todas las disciplinas del
contrato social y las dramaturgias estatales. El Bien Común busca el sentido de
la política social en medio de ocurrencias que tratan de desviar el camino,
ocultando el rostro humano y todo proceso para acercar al ser humano con el ser
humano-. Con la fe y la esperanza ante la desconfianza en el cambio hay ficción
constitucional, no un deber universal para disminuir toda desigualdad que vive
en los sueños y voces del pueblo. Heráclito nos dice…. El cambio es la única
constante de la vida... Pero ante
cambios siempre se busca hacer sombra, como cuando se gobierna, y este accionar
conlleva a divisionismos para dividir y reinar....
El Bien Común no es nada
político, es un derecho universal y como tal no está subordinado a nada, se
extiende, crece, evoluciona alcanzando el mayor derecho, aplicado a todo ser
sin exclusión. El Bien Común es un derecho patrimonial del ser humano para
todos los tiempos y espacios. Todo gobernante político, social y de cualquier
naturaleza debe tener un referente para este derecho. Se gobierna con la cabeza
no con la rodilla.... Quiere decir que el bien común no debe ser exigido, de
plano se da.
El Bien Común gravita en nuestras
vidas, son muchos los ciudadanos en especial los más necesitados que no conocen
este derecho que en forma dispersa reciben, que se les da sin ningún sentido
del porqué, sin razón alguna. Su materialización tiene la fuerza del principio vital
que procede del derecho y más allá, como su sentido de vida, de desarrollo, de
existencia, sin ningún boato de
mendicidad. Con que razón Joan Melich fijo su
espiritualidad cuando dijo que …El ser humano es un Dios cuando sueña, y un
mendigo cuando reflexiona...
Ningún derecho fundamental se
pone en tela de juicio, porque de hacerse así, genera caos humanista y legal,
como de conveniencia. . Vargas Vila al final de la
vida, en una de sus obras escribió que …los ser humanos mueren para que el ser
humano viva... y en ese desenlace también dijo …el mundo no engendro ser humanos,
sino para el sacrificio…. Queriendo
decir que siempre nos estamos oponiendo a irrespetar derechos y su exigencia
conllevando a producir violencia, mediante guerras sociales de todos contra todos
en un campo de batalla donde la corrupción cosmopolita esta presta a desconocer
al otro, haciendo del olvido una excusa- De allí. Saramago expreso lo que
somos... Somos la historia que tenemos y la responsabilidad que asumimos y
que... sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos
existir...
El Bien Común se encuentra en la
vía del Tao político, aunque su esencia es social dentro de un complejo
capitalista donde habitan conciencias disfuncionales que reprimen los
derechos. La fuerza de los derechos es
de tal magnitud que todo su reflexionar lo encontramos en las páginas de la
historia, la literatura, la teología, la filosofía, el derecho y la política
entre otros frentes. Comprender el Bien Común es dar vida a tan alto derecho social
que todo manifiesto humano le da sentido porque comunica y une al ser humano
consigo mismo. El contrato social se abre a la práctica de toda gestión pública
en espacios llenos de saberes humanistas, siendo ese círculo humano donde se
encuentra el mayor enemigo del Bien Común, el ser humano.
El Bien Común se practica sobre
bases económicas principalmente, de allí que la cleptocracia incursa en las
gobernanzas sea el mecanismo apropiado para afectar el erario público. La
cleptocracia se presenta como la vía para el enriquecimiento personal y el
sistema más aberrante diseñado para robar. El Bien Común y natural tiene al ser
humano como su peor enemigo y que por razón de sus actos irracionales ha
perdido mucha de sus características e identidad humana. No más aporofobias. Si
al bien el Bien Común, legado humanista y de trascendencia universal que
recibimos del evangelio del amor que se nos enseñó a gobernar con la ley del
amor, que hoy este preñado de dramaturgias judiciales, utilizando comedias
jurídicas, ficciones de procesos que se amañan con vencimientos de términos,
con acuerdos que van y vienen hasta que resultas dilatorias borren de la
memoria histórica para concluir en la impunidad con sentencias ridículas que
son absorbidas por buenas conductas o ciertas comunes garantías. De esta manera
toda realidad de gobernanza sufre las pasiones del fluir líquido para hacer
esparcir hacia la nada toda gobernabilidad.
El Bien Común esta incurso en los
derechos humanos como fuerza social y legal y como se dice, depende de estos
derechos. El Bien Común es la expresión de una comunidad que argumenta con
hechos la emancipación, los clamores de una lucha en América, África, Europa,
Asia, es decir convergen a todos por su universalidad. El Bien Común está en
contraposición al bien privado y a todo interés personal. El genial maestro Rousseau
lo determino en el contrato social, Locke y Hobbes argumentan su presencia e
identidad comunitaria para asegurar la paz y la protección de todo derecho.
En casi todas las revoluciones
sociales universales, el Bien Común ha sido participe y factor esencial en las
luchas emancipadoras, y, su forma de resistencia ha sido factor de enseñanza
para ver el mundo, para entenderlo con sus bases para la paz. El devenir y el
sentido de la historia se forja bajo principios donde la comunidad es
protagonista como referente en el tiempo y el espacio para la vindicación
histórica y disfrutar la vida que proporciona la filantropía del Bien Común.
Lo subrayado/interpolado es
nuestro
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