2022, un año de grandes éxitos de la diplomacia bolivariana Venezolana.
Sergio Rodríguez Gelfenstein.
Escritor, analista internacional/ADDHEE.ONG:
Durante
el año que finaliza el gobierno de Venezuela desarrolló una fuerte actividad
internacional con el objetivo de seguir desgarrando el avasallante bloqueo
diseñado por Washington como parte de la estrategia de aislamiento del país en
el marco de su política de derrocamiento del gobierno del presidente Nicolás
Maduro Moro.
Romper
la exclusión que se pretendía aplicar a Venezuela, requirió del aprendizaje,
desarrollo y práctica de una adecuada metodología y un inteligente esquema de
trabajo que abandonara algunos de los moldes tradicionales de la diplomacia, a
fin de encarar exitosamente el nuevo momento que se comenzó a vislumbrar a
mediados del año pasado, cuando se observaron las primeras manifestaciones del
fracaso de la política de aislamiento de Venezuela en el plano internacional.
Las
radicales medidas tomadas incluyeron la decisión de contraer el papel de la
Cancillería designando sucesivamente a dos titulares de bajo perfil y poco
manejo político: Félix Plasencia (agosto 2021-mayo 2022) y Carlos Faría (desde
entonces) para producir una mayor centralización de la política exterior a fin
de dar conducción al difícil momento que vive el país. Ello se ha verificado a
partir de la acción personal del presidente Maduro, la vicepresidenta Delcy
Rodríguez y el presidente de la Asamblea Nacional Jorge Rodríguez, en quienes
ha recaído -desde los primeros meses del año 2021- el peso total del diseño y
ejecución de las relaciones internacionales.
Esta
situación respondió a intereses coyunturales y seguramente será modificada más
temprano que tarde. El año que comienza será de mucha intensidad en materia
internacional. Además de la negociación con Estados Unidos, habrá que trabajar
duro por la integración en diferentes escenarios como Mercosur, Unasur, CELAC y
Petro Caribe entre otros. Y en pocos días, iniciamos un nuevo momento en
América Latina y el Caribe al realizarse en Argentina la Cumbre de la CELAC, a
la cual –como corresponde- ha sido invitado el presidente Maduro. Todo esto
pasa por revitalizar la Cancillería, dotarla de dinamismo y de capacidad
ejecutoria a fin de que salga del marasmo en que se encuentra
Para
nadie es un secreto que la tarea principal de la política exterior de Venezuela
en el momento actual es el restablecimiento pleno de las relaciones con Estados
Unidos. El gobierno bolivariano ha establecido con precisión que ello será
posible sobre la base del respeto mutuo y la no injerencia en los asuntos
internos. Para avanzar en tal camino, Venezuela ha exigido la eliminación de
las 763 sanciones directas así como de las más de 900 acciones de todo tipo que
configuran un total de más de 1600 medidas coercitivas unilaterales que ha
adoptado Washington contra el Pueblo Venezolano.
Las
conversaciones en México entre el sector terrorista de la oposición manejado
desde Washington ( que representa el 18% de toda la oposición en Venezuela), en
realidad encubren una negociación entre el gobierno del presidente Joe Biden y
el del presidente Nicolás Maduro. Biden actúa de acuerdo con una adversa correlación
de fuerzas internas que lo limitan a exponer abiertamente que está negociando
con Caracas. Por ello, utiliza al sector más retrógrado y desprestigiado, por
tanto más subordinado y manejable de la derecha local como vocero oficioso de
la política de Estados Unidos. El hecho de que el diálogo se desarrolle en
México y no en territorio nacional responde a la necesidad de Washington de tener
un control directo de los hilos de la conversación, toda vez que al no tener
relaciones diplomáticas con Venezuela, estás ausentes del país para intervenir
en las decisiones de la clase política local subordinada a fin de manejar de
manera directa las operaciones sobre el terreno.
Parecía
que el viaje de Juan González, director para las Américas del Consejo de Seguridad
Nacional de Estados Unidos a Caracas en marzo de 2022 abriría un espacio
para el dialogo directo entre los dos países pero, en realidad, tal visita
obedeció a la necesidad de Estados Unidos de explorar el mercado energético
tras el inicio de la operación militar especial de Rusia en Ucrania. Incluso, este encuentro debió ser ocultado a
la fácilmente manipulable opinión pública de Estados Unidos tras el supuesto
interés de Biden de negociar la libertad de ciudadanos estadounidenses
detenidos en Venezuela.
La
intención de Biden de apartarse de la “fallida política” de Donald Trump contra
Venezuela para hacerla más “efectiva” en la búsqueda del objetivo de sus dos
antecesores que es el derrocamiento de Maduro, le ha llevado a maquillar dicho
objetivo, sobre todo porque necesita tener alternativas ante la posibilidad de
una crisis energética global de dimensiones insospechadas si la guerra en
Ucrania se sigue prolongando.
Tras
el fracaso del Grupo de Lima como instrumento operativo para el derrocamiento
de Maduro y la desaparición política de la mayor parte de sus protagonistas,
Biden insistió en los intentos de aislar a Venezuela. Por ello, Caracas no fue
invitada a la “Cumbre de las Américas” realizada en Los Ángeles en junio de
este año.
La
respuesta del gobierno de Venezuela fue organizar -en simultánea con la Cumbre-
una gira por la región euroasiática en la que el presidente Maduro visitó
algunos de los países que marcan el protagonismo en el nuevo sistema
internacional que se abre paso: Türkiye, Argelia, Irán Kuwait, Catar y
Azerbaiyán configuraron el amplio abanico de naciones con las que Venezuela
fortaleció relaciones de cara a la ampliación de la cooperación, el comercio y
la inversión en variadas áreas de la economía y de los servicios, haciendo
énfasis en la agricultura, el turismo, las finanzas, la logística, la
industria, la minería y por supuesto el sector energético.
Así
mismo, Venezuela siguió añadiendo expertiz al estudio y conocimiento práctico
de medidas y acciones que le permitan burlar el bloqueo económico, comercial y
energético ilegal decidido por Estados Unidos y Europa. De igual manera, el
presidente Maduro ha llevado adelante un diálogo político conducente a
intercambiar ideas que lleven a Venezuela a jugar un papel relevante en el
mundo del futuro.
En
cuanto a la política regional, Venezuela ha seguido avanzando en su proceso de
reinserción tras el distanciamiento de buena parte de los países del continente
que apostaron por seguir a Estados Unidos apostando al derrocamiento del
presidente Maduro. Desde el año 2020, el
país ha sido testigo del regreso de embajadores plenipotenciarios de México,
Honduras, Perú, Argentina, Colombia y Uruguay y muy probablemente de Brasil el
próximo año configurando una situación distinta a la creada en 2019 cuando
Estados Unidos intentó construir una institución estatal paralela en el país
que recibió el apoyo de la mayor parte de los gobiernos de derecha de la
región.
Particular
impacto ha tenido el restablecimiento pleno de las relaciones bilaterales con
Colombia habida cuenta del alto número de ciudadanos de cada país que residen
en el otro y de la multitud de intereses comunes en materia de intercambio
económico y comercial así como la necesidad de diseñar una política común que
permita establecer normas de funcionamiento mutuamente ventajosos en la extensa
frontera de 2219 km. entre los dos países.
La
posibilidad de que una situación similar se comience a verificar el próximo año
en las relaciones con Brasil tras la asunción de la presidencia por Lula Da
Silva, dará cuenta de una total estabilización de las dos principales fronteras
terrestres de Venezuela, generando condiciones de estabilidad y gobernabilidad,
redundando en una situación positiva para el país, sobre todo porque las
grandes tensiones en materia de seguridad nacional vividas en el pretérito reciente, darán paso a
la búsqueda de soluciones a través del dialogo y la negociación a fin de
coordinar acciones en la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y la
delincuencia organizada.
Finalmente, en el marco de la salvaguarda
de los intereses nacionales, la diplomacia bolivariana ha refrendado la
posición de Venezuela ante los organismos internacionales, al ejercer firme
defensa de la soberanía sobre el territorio esequibo. A este efecto, la
vicepresidenta Delcy Rodríguez acudió a La Haya, Países Bajos a fin de
presentar la posición de Venezuela ante la Corte Internacional de Justicia cuando Guyana ha violentado el acuerdo de Ginebra de 1966 para
servir a los intereses de las grandes transnacionales de la energía que pugnan
por hacerse de los ricos yacimiento energéticos del territorio.
Lo subrayado/interpolado es nuestro.
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