martes, 4 de enero de 2022

CRÓNICAS DE MIS MEMORIAS: KRIS GONZÁLEZ, PARADIGMA DE SOLIDARIDAD.

 

CRÓNICAS DE MIS MEMORIAS: KRIS GONZÁLEZ, PARADIGMA DE SOLIDARIDAD.

Por Froilán González García.

Escritor y analista internacional /Addhee.Ong

Esta crónica va dedicada a Kris González, quien por varios años fue Embajadora Extraordinaria y Plenipotenciaria de Venezuela en el  Estado Plurinacional de Bolivia, responsabilidad que ocupó  hasta que fue expulsada los primeros días del  golpe por Jeanine Añez y sus secuaces, que derrotaron a Evo Morales en  noviembre del 2019.

En aquellos trágicos  días, un grupo de lumpen pagados por funcionarios de la Embajada de Estados Unidos, asaltaron la sede diplomática y la residencia de la Embajadora, violando todas las normas internacionales y la Convención de Viena. Luego de la expulsión ambos lugares fueron saqueados y desvalijados. Kris junto a un pequeño grupo de sus compatriotas, se enfrentó con coraje  a los agresores, hasta  los delincuentes tuvieron que reconocer el  valor y dignidad de la auténtica venezolana.

Con Kris nos une una gran amistad y cariño paternal, basada en ideales solidarios, revolucionarios, antimperialistas y de trabajo. Colaboró para los documentales realizados por nuestros hijos Leandro y Liván en el rescate de la  Memoria Histórica, entre ellos la Serie televisiva “Semillas del Ñacahuasú” de 24 capítulos acerca de los bolivianos y peruanos que cayeron combatiendo junto al Comandante Ernesto Guevara de la Serna. Che  para sus amigos y para los epígonos del capitalismo salvaje que han hecho y hacen fortuna con la imagen/talento del  heroico y ejemplar combatiente por la liberación de los pueblos de la Patria Continente América Latina y el Caribe y del mundo, Dr. Erneto Guevara de la Serna

También de   la serie “Historia de Ita” de 10 capítulos  sobre Tania la Guerrillera, así como  para los documentales  “La Grandeza del silencio” acerca de Josefina Farjat una de las radistas de la guerrilla y  “El Rescate”, sobre el comando que llevó a  los sobrevivientes de la guerrilla, desde la selva cálida hasta las nieves de la frontera con Chile.

Desempeñó un importante papel  en  la edición en Bolivia de nuestros libros “La CIA contra el Che”, “Revelaciones. Asesinato del Che en Bolivia”, “Peruanos en la guerrilla del Che” y “Huellas de Tania”.  En octubre de 2017 compartimos en Vallegrande en los actos conmemorativos de homenaje al Guerrillero Heroico y sus compañeros  en el 50 aniversario de esos crímenes. 

Kris, además de diplomática es una reconocida intelectual,  artista plástica, con numerosas exposiciones, periodista, directora y fundadora de la  revista Correo del Alba. Entre sus reconocimientos están el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar y el también Premio Nacional de Periodismo Aníbal Nazoa. Es fundadora del Programa de Investigaciones y Estudios Estratégicos Latinoamericanos, Pinves. A fines del 2020 nos envió su libro “EPIGARIO”, donde en uno de sus poemas escribió:

“Hay dolor en el abrazo/ guardan silencio las voces que ayer gritaban/ en medio de las marchas…

“Mientras cierro los ojos viene el recuerdo fresco/ de aquellos tiempos las calles desbordadas de emoción/ de la muchachada libre que cantaba enlazada los brazos una canción rebelde…

“Cuántos amaneceres de luto/ en su propia historia nueva en las calles/ ciudades demolidas después de  la pandemia.

Kris asistirá a la Feria Internacional del Libro de La Habana en el mes de febrero del 2022 para presentar sus libros: Epigario, Albario, La joya de la corona, así como la colección de libros  editados en la editorial Pinves, tales como Marta Harnecker, Vida y Pensamiento, escrito por Isabel Rauber y prologado por Kris González, Memorias del Cine Sublevado de Ukamau y 4 libros de Jorge Sanjinés.

Esta crónica reafirma la solidaridad al pueblo de Bolívar y de Chávez, constantemente agredido por el imperialismo estadounidense y sus subordinados. Kris y su familia constituyen ejemplo de ese valeroso pueblo.

La gripe española y Cirilo Rincón, primer venezolano que conocí.

Para ellos y ustedes van los recuerdos del primer venezolano que conocí, se trata de Cirilo Rincón Claveles, orgulloso de ser hijo de Venezuela y de Cuba, padrino de mi hermano Julio Roberto, quien ha mantenido vínculos con esa familia, especialmente con su hijo Asunción Jesús, nacido el día de Noche Buena del año 1942.

Además de las vivencias y recuerdos personales, nos apoyamos en mi tía Zoida, única de los siete hijos de mis abuelos Limbano y Lorenza, que aún vive, mantiene su belleza, inteligencia y extraordinaria memoria, pero algunos días amanece completamente sorda y sus hijas Yamila y Gilda tienen que hacer el papel de intérpretes.

Cirilo Rincón Claveles llegó a nuestro país durante la Pandemia que comenzó en 1918, trabajaba como ayudante en los talleres de locomotoras del Central azucarero de la compañía norteamericana Chaparra Sugar Company, donde contrajo la enfermedad conocida como Gripe Española o Trancazo.

En la minúscula posta sanitaria de esa compañía norteamericana certificaron su muerte y como no tenía familiares, lo tiraron en el foso  de los cadáveres, donde ya había  seis, entre ellos tres haitianos, esperando la hora para incinerarlos y trasladar los huesos  a una fosa común.

Mi abuelo Limbano González se encontraba en el lugar resolviendo algunos asuntos administrativos y fue testigo del momento en que un empleado descubrió que Cirilo Rincón estaba vivo, también cuando el norteamericano recomendó no acercarse al lugar para evitar el contagio y lo mejor era esperar que acabara de morir para proceder a encender el fuego para incinerarlos.

Narraba que el jovencito venezolano tendría unos 15 o 16 años de edad, alto, sumamente delgado, demacrado porque la enfermedad lo había atacado con furia y decidió exigir que lo sacaran del foso y lo llevaran para el hospital de Puerto Padre. Respondieron que los gastos debían correr por los familiares y el joven no tenía. Escuchó comentarios que de una colonia cañera trajeron en unos coches de caballos a varios haitianos moribundos. Nadie los atendió y esperaban que murieran o entraran en estado comatoso para lanzarlos al foso.

Mi abuelo decidió impedir que le pasara lo mismo al venezolano. Tuvo que ofrecer una gratificación generosa al empleado para  sacar al jovencito del hoyo y solicitó a un joven que tomara su caballo y avisara a sus amigos, el abogado  Librado Parra y  al alcalde Miguel Fernández,  para resolver el ingreso en el hospital. Mientras vigilaría hasta que lo sacaran y proceder al traslado. Pensó podía ser un hijo, ya tenía más de 35 años de edad. El suceso se conoció rápidamente, otras personas se sumaron a la exigencia y pudieron sacar al venezolano.

Entrevistado su hijo Asunción Jesús, expresó que su padre nació en la ciudad de Maracaibo el 23 diciembre de 1901 y casi adolescente, subió a un barco mercante, desembarcó en Santiago de Cuba y se trasladó para el central Chaparra, donde consiguió trabajo en los talleres de locomotoras, donde enfermó de la pandemia.

Desde ese momento voces malévolas corrieron la voz, que fueron los haitianos y el venezolano los que trajeron la enfermedad contagiosa a Puerto Padre.

La prensa estadounidense informaba constantemente que la Pandemia se generó en España con amplia divulgación en Cuba donde un reporte del 18 de octubre de 1918, afirmó que llegó a La Habana en el buque Alfonso XIII con 44 pasajeros contagiados y 26 que murieron durante la travesía y fueron lanzados al mar. Los comentarios callejeros referían que dos cadáveres arrastrados por las corrientes marinas y las altas mareas llegaron a la playa la Herradura en las cercanías de Chaparra y dos más por la de Santa Lucia en Nuevitas.   

Los medios de prensa informaban que en Camagüey fallecieron 18 personas en solo un día. Al mes siguiente la enfermedad se había extendido por toda Cuba, donde se reportaron más de cinco mil muertes y en el mundo más de 40 millones.  También se afirmaba que los agentes transmisores eran los vientos y las corrientes marinas y por esa causa las ciudades y pueblos de la costa norte de Cuba corrían graves riesgos y debían tomarse medidas extraordinarias.

Se dijo que la enfermedad atacaba a los ricos, pobres, blancos, negros, chinos y mestizos y hasta a los que guiaban las caravanas de camellos en el desierto del Sahara, los esquimales del Polo Norte y en una aldea de Alaska habían muerto la totalidad de su población adulta y hasta que contagiaba a marineros en alta mar.

Esa era la verdad que circulaba en Cuba, hasta que en México se acusó a Estados Unidos como el responsable, porque los primeros casos se reportaron en la base militar de Fort Riley, en marzo del año 1918, desde donde se extendió por las unidades militares y ellos lo diseminaron como había sucedido con el cólera, la peste bubónica, la fiebre amarilla, la viruela y el tifus.  

Se añadía que las autoridades estadounidenses, con fines de dominio, guardaron silencio para que se extendiera por Europa, especialmente Alemania, Francia y España para subordinarlos a sus intereses políticos durante la Primera Guerra Mundial. Se informaba que entró a México por la frontera norte y los primeros afectados fueron los puertos de Veracruz y Tampico. Señalaron a las ratas como las trasmisoras. Los vecinos querían quemar los barrios marginales y las casas de maderas que albergaba a los roedores y la fuerza pública tuvo que intervenir enérgicamente para impedirlo.

Se denunció que Estados Unidos ocultó el número de fallecidos para culpar a España de diseminar el virus y a las autoridades de ese país de irresponsables, asesinas e incapaces de tomar medidas adecuadas y comenzó a llamar a la pandemia “Influenza Española”. En México se hablaba que   las primeras víctimas fueron empleados de correos, aduanas, inmigración, templos religiosos, cines, teatros, estadios deportivos, clubes, cantinas, pulquerías, prostíbulos, vallas de pelea de gallos, escuelas y otros centros de reunión.

La opinión pública exigía al   gobierno tomar medidas enérgicas, decretar cuarentena en la frontera, imponer cordones sanitarios y aislar las zonas infectadas, evitar el desplazamiento de trenes, fumigar los coches e impedir el abordaje de pasajeros sospechosos y prohibir la circulación de personas entre las 11 de la noche y las 4 de la mañana.

Se añadía que los dueños de hoteles, directores de colegios y jefes de familia informar a las autoridades, de cualquier enfermo de calentura o catarro y la violación a esas disposiciones castigarlas con fuertes multas o arrestos. Los dueños de comercios y centros de diversión nocturna afirmaban se trataba de una simple gripe, era invierno y las bajas temperaturas eran las responsables y convocaban a la desobediencia civil. 

Mi abuelo y Librado Parra visitaron al jovencito venezolano en el hospital y cuando recibió el alta médica, acordaron llevarlos a sus respectivas casas, hasta que se restableciera completamente, pero el venezolano no aceptó el humano ofrecimiento, pero nunca olvido la solidaridad.

Comenzó a trabajar como chofer de un carro motor de líneas férreas, pero pasado los años se compró el coche ferroviario 220 para pasajeros. Todos los días pasaba frente a la finca de mis abuelos, se detenía unos minutos para saludarlos, saber cómo se encontraban, tomar café y seguir para Puerto Padre. Estableció dos hogares, con la primera esposa tuvo 11 hijos y con la otra 9 y logró que ambas vivieran armoniosamente. 

Carlos Aponte y Cirilo Rincón.

En agosto de 1932 junto al ex alcalde   Miguel Fernández, siguiendo orientaciones de Antonio Guiteras y el venezolano Carlos Aponte Hernández, asaltaron un establecimiento donde se apoderaron de rifles, escopetas y cartuchos y se alzaron contra la dictadura de Gerardo Machado, en una zona intricada cerca de donde vivía Cirilo. Los sublevados solicitaban contribuciones a los dueños de las colonias cañeras o almacenes de alimentos para el campamento rebelde.  Mi abuelo los apoyó con un novillo.

Cuando solicitaron colaboración al dueño de la tienda más abastecida de la zona, el propietario, defensor del dictador se negó con variadas justificaciones.  Cirilo le habló de otras donaciones y entre ellas el novillo entregado por mi abuelo. El machadista respondió: Seguramente fue un buey enfermo próximo a morirse o muy viejo a punto de jubilarse”. Lo que provocó una airada respuesta del venezolano. Manifestando que Limbano le dijo que escogiera el novillo más gordo.

Muerte de Antonio Guiteras y Carlos Aponte.

El 8 de mayo de 1935, fueron asesinados en el Morrillo, en la cercanía de la ciudad de Matanzas, Antonio Guiteras, una de las figuras más limpias y valientes de todo el proceso revolucionario de este período y su entrañable compañero venezolano Carlos Aponte Hernández, nacido en Caracas el 4 de febrero de 1900.

Carlos Aponte luchó contra el tirano de su país Juan Vicente Gómez, sufrió prisión, partió para Cuba como asilado político, se incorporó a la Liga antimperialista, fue expulsado del país, se estableció en México donde compartió con Julio Antonio Mella, líder estudiantil y uno de los fundadores del Partido Comunista.

Posteriormente se incorporó al ejército del General Augusto César Sandino,  alcanzó los grados de Teniente Coronel y tras el asesinato por parte de Estados Unidos del valiente nicaragüense  regresó a Cuba. se convirtió en uno de los principales colaboradores de Antonio Guiteras y juntos fueron asesinados.  Cirilo Rincón apreciaba mucho la lucha de su compatriota y sentía gran orgullo y respeto por el ilustre venezolano.

El 27 de mayo de 1950 nació mi hermano Julio Roberto y el venezolano y su esposa Eufemia Tamayo fueron sus padrinos. Los vínculos afectivos eran muy estrechos.  Cirilo a través de su coche ferroviario para pasajeros conocía a casi todo el mundo. Tenía excelentes relaciones con los pobladores, amable, respetuoso, solidario, muy honrado y humano. Siempre dispuesto a llevar a los enfermos a Puerto Padre a cualquier hora.

El 31 de marzo de 1958 en la zona de Puerto Padre se produjo el alzamiento de un grupo de guerrilleros, como apoyo a la huelga general convocada para el 9 de abril. Mi papá y mi tío Adalberto paralizaron la grúa que pesaba las carretas de cañas y las colocaba en los vagones del ferrocarril. Mientras zafaban la pieza que movía la grúa, mi primo Lorenzo en un extremo del camino y yo en la otra vigilábamos, pero como era de madrugada nadie pasó, colocaron una bandera del 26 de Julio y lanzaron la pieza para el pozo de agua.

Al amanecer el escándalo, los que no se acogieron a la huelga, tenían paralizadas sus carretas, comenzaron a buscar la pieza por todos los matorrales y los campos de caña, el acontecimiento se regó por las comunidades. Por la noche se produjo un intenso incendio en los cañaverales de un defensor del dictador Batista. El viento avivaba el fuego que amenazaba extenderse por las fincas vecinas, entre ellas la de mi abuelo, decenas de campesinos trataban de apagarlo sin resultados, los pobladores, entre ellos nosotros, comenzamos a retirar muebles, ropas, equipos y objetos que podían ser devorados por las llamas.

Mi abuelo aconsejó empaparlas en agua y dar contracandela, quemando poco a poco y de forma controlada el campo que colindaba con la del siniestro, de forma que cuando llegara la candela ya ese campo estaba quemado y no podría continuar. También arrancaron un riel del ferrocarril y por la madrugada la locomotora que arrastraba los carros de caña se descarriló y la zafra azucarera fue paralizada.

Al día siguiente llegó el ejército batistiano, la pieza no apareció, tampoco los que arrancaron el riel, ni pudieron determinar si el incendio fue provocado o accidental.  Las casas de mi abuelo y de mis padres eran usadas como almacén de armas, alimentos y medicinas para el campamento rebelde ubicado en la zona conocida como El Jobo, y ante un aviso de la posible llegada de los represores, fue necesario evacuar todo lo comprometedor. 

El 26 de septiembre de 1958 los militares del dictador Batista, ocuparon un   campamento guerrillero, cerca de la zona donde vivía el venezolano Cirilo Rincón y murieron tres combatientes. Las hordas   capturaron y asesinaron a cinco luchadores clandestinos, a uno de los cuales ahorcaron con un alambre de púas.  Los cadáveres los echaron en el campamento asaltado para simular que murieron en combate y le prendieron fuego.

Tomaron preso a mi papá y a mi tío Adalberto, Cirilo Rincón acudió rápidamente a solidarizarse con mi abuelo y puso a su disposición el coche motor para las gestiones para obtener la libertad de sus hijos. Los militares de Batista quisieron vincular al venezolano con el movimiento guerrillero y falsamente lo acusaron de algunos sabotajes, en especial en las líneas férreas y quema de cañaverales.

Por esos días se escuchó en un programa de radio Caracol de Venezuela, la felicitación a una familia Rincón Claveles de Maracaibo y Cirilo afirmó era la suya. Mi padre y otros amigos le aconsejaron escribir a la emisora para localizarla y salir para Venezuela hasta que pasara la intensa represión, pero rotundamente se negó. 

Triunfo de la revolución / Fidel en Caracas.

En la medianoche del 24 de diciembre de 1959 las fuerzas rebeldes iniciaron el ataque a la ciudad de Puerto Padre, al mando de Delio Gómez Ochoa, Jefe del IV Frente Oriental "Simón Bolívar" y al día siguiente fue liberado. El primero de enero de 1959 triunfó la Revolución. El pueblo venezolano la consideró también de ellos y varias instituciones invitaron a Fidel a visitarlos, Cirilo Rincón estaba feliz con ese acontecimiento.

El 23 de enero Fidel viajó a Venezuela, primera visita al exterior después del triunfo de la Revolución. En Caracas fue recibido por una impresionante multitud, enarbolando banderas latinoamericanas y carteles de apoyo a la Revolución Cubana. Por la tarde en el multitudinario Acto Popular en la Plaza Aérea del Silencio, que la prensa calculó en más de 300 mil participantes, Fidel habló a los congregados por espacio de dos horas.

En su discurso hizo un recuento de la lucha liberadora en Cuba y la solidaridad de los venezolanos. Llamó a la unidad de nuestros pueblos al expresar: “¿Hasta cuándo vamos a ser piezas indefensas de un continente a quien su libertador lo concibió como algo más digno, más grande?... ¿Hasta cuándo vamos a permanecer divididos?... ¿Hasta cuándo vamos a ser víctimas de intereses poderosos que se ensañan con cada uno de nuestros pueblos?... ¿Cuándo vamos a lanzar la gran consigna de unión?.

En sus palabras añadió: “Se lanza la consigna de unidad dentro de las naciones, ¿por qué no se lanza también la consigna de unidad de las naciones?”.  “Si la unidad dentro de las naciones es fructífera y es la que permite a los pueblos defender su derecho, ¿por qué no ha de ser más fructífera todavía la unidad de naciones que tenemos los mismos sentimientos, los mismos intereses, la misma raza, el mismo idioma, la misma sensibilidad y la misma aspiración humana?”

Ese año, un niño en Sabaneta, en el estado venezolano de Barinas, de cuatro años de edad comenzaba a prepararse para lograr que Simón Bolívar volviera a renacer y transitar por nuestras tierras para cumplir sus sueños de una América Latina unida e independiente como señaló Fidel aquella tarde.

Había nacido dos días después del primer aniversario de los asaltos a los Cuartes Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en las ciudades de Santiago de Cuba y Bayamo para no dejar morir a nuestro Héroe Nacional José Martí. El niño Hugo Chávez  era el encargado de cumplir esos mandatos. 

A finales de 1959 Cirilo Rincón de 60 años de edad viajó a Caracas, donde algunos miembros de su familia ocupaban altos cargos en las Fuerzas Armadas. La prensa publicó en un gran titular “Un hijo después de 40 años regresa a la Patria.”

A 100 años, de la derrota del colonialismo español en las tierras de América finalizada con las Guerras por la Independencia de Cuba y comenzar el dominio completo del naciente imperialismo estadounidense, el brillante joven de Sabaneta ganaba las elecciones presidenciales con el  56,24 % de los votos. El glorioso Comandante Hugo Chávez Frías comenzaba a cumplir los sueños e ideales del libertador Simón Bolívar.

Sobre el significado de ser revolucionario Fidel expresó en la Universidad Central de Caracas, el 24 de enero de 1959: “Ser revolucionario es tener una postura revolucionaria en todos los órdenes, dedicar su vida a la causa de los pueblos, dedicar su vida a la causa de la revolución de los pueblos, a la plena redención de los pueblos oprimidos y explotados”.

Esas palabras de Fidel retratan al Comandante Hugo Chávez Frías y a los que le han seguido fielmente. La Embajadora de Venezuela en el Estado Plurinacional de Bolivia, Kris González es una de ellos. Ha desarrollado un importante papel en defensa y rescate de la memoria histórica y la unidad de nuestros pueblos.

La estancia en Venezuela de Cirilo Rincón Claveles la estamos investigando, aún no tenemos conclusiones, pero según datos familiares falleció en el 2000 y uno de sus sobrinos Lucas Rincón Romero, nacido en el estado de Zulia en 1950, se graduó de Licenciado en Ciencias y Artes Militares en 1972.

Ocupó importantes cargos en el gobierno de Hugo Chávez Frías. En 1999, fue nombrado Comandante General del Ejército, posteriormente  Ministro del Interior y de Justicia. También de Defensa y Embajador de  Venezuela en Portugal. Tal vez esta crónica sirva para completar la historia de Cirilo Rincón Claveles.

Agradecemos al compañero Germán Sánchez Otero, escritor cubano que fue Embajador de Cuba en Venezuela, con quien pude precisar y verificar algunos datos.

Aquel Mensaje de Fidel en Caracas el 23 de enero de 1959 encontró oídos receptivos, que se materializó en el Comandante invicto Hugo Chávez y vive en su heroico pueblo, entre ellos Kris, paradigma de la solidaridad en el rescate de la Memoria Histórica y la unidad de nuestros pueblos.

 Lo subrayado/interpolado es nuestro.

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