Estados Unidos: Asalto al Capitolio
Los
aberrantes y repudiables hechos del Capitolio, de los Estados Unidos, muestran
la gravedad de la catástrofe política del imperialismo yanqui.
Las
imágenes del 6 de enero de cientos de ultraderechistas y simpatizantes de
Trump, asaltando e irrumpiendo en el Capitolio han sido de un lógico impacto
mundial. Son hechos inéditos que muestran la gravedad de la crisis que sufre el
imperialismo estadounidense/yanqui y también el peligro que representa el
trumpismo como movimiento de ultraderecha/nazi fascista, reaccionario y
racista. Muchos lo han calificado de un intento de “golpe de estado” y parte de
un “plan insurreccional” para impedir que asuma Biden y sostener a Trump en el
poder.
Desde
ya que eso era lo que quizás creían muchos de los y las participantes
neofascistas /nazi y racistas que irrumpieron violentamente en el Capitolio.
Pero no consideramos que se haya tratado un intento de golpe de estado. No era
ese el plan de Trump y menos aun de algún sector de la oligarquía empresarial y
las FFAA yanquis, que controlan la fabricación y venta de armas y el
narcotráfico.
En
realidad, se trató más de un manotazo de ahogado de Trump, que intentaba, con
esa movilización reaccionaria, seguir manteniendo su popularidad en ese
movimiento ultraderechista/nazi fascista de la sociedad estadounidense. Esa acción fue
otra expresión de su derrota política. No de alguien que está en ascenso. Sino
derrotado y en retroceso.
Era
previsible que Trump siguiera con nuevas acciones provocativas de su campaña
sobre que hubo “fraude” y que “le robaron la elección”. Con esa acción
antidemocrática no pretendía concretar un golpe de estado sino fortalecer,
hacia el futuro, su base social nazi fascista y sostener el control del Partido
Republicano.
Tan
solo estaba que ni lo apoyó, en su impugnación a Biden, el vicepresidente
Pence. El jefe de los republicanos de la Cámara de Representantes. Kevin Mc
Carthy calificó la acción de “antiestadounidense” e “inaceptable”. El ex
presidente republicano, George Bush repudió la acción y a Trump expresando que
“así es como se discuten las elecciones en una republica bananera”. La paja en
el ojo ajeno. El año 2000 G.W.Bush le robó la elección al demócrata Al Gore
Ningún
sector militar adhirió. Pudo haber apoyo o dejar correr de un sector de la policía,
hasta hubo quienes se sacaron selfis con los racistas. También pudo haber
policías que dispararon. Una mujer, ex miembro de la fuerza aérea y
simpatizante de Trump, murió, y se habla de otros muertos y heridos. Pero como
lo han denunciado voceros del movimiento antirracista Black Lives Matter, otra
reacción policial hubiera existido si se trataba de una protesta afroamericana.
Tal rechazo hubo al asalto al Capitolio, en la dirigencia
republicana y las amenazas de hacerle juicio político, que al otro día Trump
tuvo que salir con un mensaje “aceptando” que Biden debe asumir. Aunque también
haya anunciado que no va a concurrir a su asunción.
Lo del Capitolio fue otra expresión de lo que ya
definimos en la UIT-CI como de extrema polarización que no existe en otros
países. “Esta polarización ha crecido con
la catástrofe económica, política y social combinada con la rebelión
antirracista, el crecimiento del movimiento obrero, de mujeres o contra el
cambio climático” (declaración de la UIT-CI. 11/11/2020). En esa
declaración advertíamos que “Trump pierde
pero se consolida como líder de una extensa franja social ultraconservadora
nazi fascista, reaccionaria y racista (…) Trump se apoya en millones de
personas de la tradicional base social de racistas, nazi fascistas, grupos de
odio de supremacistas blancos, milicias armadas de la derecha, de xenofobia
visceral, odio a feministas, ambientalistas” (…) Millones creen en el discurso
“locoide” de que Biden puede “llevar al socialismo”, que se “va a Cuba y Venezuela”
y que Biden es parte de la “ultraizquierda” que va a “destruir” los Estados
Unidos. A mayor catástrofe social, política, económica y luchas populares, mayor crecimiento del
polo racista y nazi fascistizante” (idem).
Todo esto se puso de manifiesto en las bandas de racistas
y supremacistas blancos que intervinieron en el asalto al Capitolio.
Cuando asumió Trump en 2016 lo definimos como un
personaje nazi fascista. Lo que también señalamos que eso no era igual a que el
gobierno de Trump pudiera transformar al régimen político estadounidense en
nazi fascista. O sea, pasar de una
democracia oligarca empresarial 7burguesa imperialista a una dictadura del
estilo de Franco, Mussolini o Hitler.
Y eso se ha confirmado con la culminación del regimen de
Trump por medio de una derrota política electoral. Luego de una rebelión
popular contra su regimen y su represión
policial racista luego del crimen de George Floyd.
Trump fortaleció la grave polarización social y al ya
existente movimiento racista, supremacista blanco, facho, antisemita,
homofóbico, etc. que existe en los Estados Unidos. Por eso no se puede
minimizar que haya obtenido más de 70 millones de votos. Pero el marco de lo
sucedido el 6 de enero en el Capitolio es la derrota político-electoral de
Trump. Por eso está por verse cual será el futuro político de Trump. Habrá que
ver si la acción del 6 de enero no termina volviéndose en su contra.
Para
colmo, el día anterior a la acción sobre el Capitolio, el Partido Republicano
hasta perdió las elecciones de senadores en Georgia. Esta derrota deja empatado
el Senado con lo cual los republicanos pierden el control del Senado luego de
muchos años de dominarlo. Además, es la primera vez que un candidato de origen
afroamericano, considerado progresista, del Partido Demócrata gana una
senaduría en ese estado.
Otra
victoria para Biden y los demócratas. No hay que perder de vista que la derrota
de Trump ha sido la expresión electoral de la gran rebelión popular
antirracista que desató el crimen de George Floyd. Esa lucha sigue presente y
vigente. Y eso lo va a sufrir el nuevo gobierno capitalista de Biden.
Todo
esto ratifica que en Estados Unidos existe una catástrofe política, económica y
social grave para el país que es el eje del imperialismo multifacético mundial.
Lo que vendrá no es tanto un peligro de golpe de estado sino la continuidad de
esa catástrofe global social económica, política y militar. Un imperialismo aún
dominante, pero en una catástrofe cada vez más profunda. Catástrofe que va al
compás del cataclismo del sistema capitalista-imperialista y de las luchas y
polarización social mundial.
La
perspectiva es hacia la profundización
de la catástrofe política, económica y social, pero ahora en el mismo régimen demócrata de
Biden. Porque tiene que enfrentar un grave desastre social, económico y de
salud por la pandemia del Covid19.
La catástrofe
social puede traer nuevo ascenso en las luchas sindicales o antirracistas, pero
también más sectores que se vayan hacia la ultraderecha nazi fascista. O sea,
que se siga fortaleciendo la polarización social tan particular de los Estados
Unidos y que haya mayores acciones violentas de los grupos de ultraderecha nazi
racistas y de supremacistas simpatizantes
o fanáticos de Trump. Ese peligro no es menor y será parte de la realidad a
combatir.
En
este marco, sigue siendo clave la tarea y el desafío, no exclusivo de la UIT-CI
sino de toda la izquierda que se reclama anticapitalista, de poder avanzar en
la construcción de una alternativa política de izquierda independiente.
Enero
de 2021
Miguel
Sorans,
Miembro
de la dirección de Izquierda Socialista (Argentina) y de la UIT-CI
Lo subrayado/interpolado es nuestro.
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