domingo, 24 de enero de 2021

El Magistrado Juan Guzmán Tapia, ha muerto físicamente el 22 de Enero del 2021


 


El Magistrado Juan Guzmán Tapia, ha muerto físicamente el 22 de Enero del 2021. La ADDHEE.Ong y Codeh-Codes Berlin se adhieren  al duelo  del Pueblo Chileno. Fue un defensor  de la Dignidad y los derechos  del Ser Humano a quien   le deben la vida  muchos chilenos perseguidos  por la dictadura cívico militar, que gracias a los buenos y diligentes oficios del Juez /Magistrado  lograron salvarla  de manos   de la dictadura de marras. Nuestra adhesión al dolor que embarga a cientos de chilenos por la pérdida dolorosa de este ser humano, esperamos  que su legado quede en la conciencia de todos los seres humanos agradecidos que luchan por un mundo mejor. El nombre del Magistrado Juan Guzmán Tapia  perdurará en el tiempo, presente hoy y siempre. Prof.  Moreno Peralta. Secretario Ejecutivo ADDHEE.Ong.

                             EL MEJOR JUEZ DEL AÑO    1999,EL MINISTRO DON JUAN GUZMAN TAPIA

Ma. Cecilia Chinchón Canales. Abogada/Coordinadora Rama Valparaíso/Aconcagua Asociación Americana de Juristas, Chile

Estimado y distinguido señor Ministro don Juan Guzmán Tapia.

Estimado señor Ministro don Jaime Rodríguez Espoz,Presidente de la Corte de apelaciones de Valparaíso, Estimada colega doña Alicia Le Roy Barría,Secretaria Ministerial Regional de Justicia,  Estimado colega don Jorge Abbott Charme, director General de la corporación de Asistencia Judicial , Estimados colegas y amigos:

La asociación americana de Juristas, Rama Valparaíso/Aconcagua, Organización No gubernamental  con estatuto consultivo ante naciones Unidas, en el marco de su Conferencia Internacional, patrocinada por la Fundación Henrich Böll de Alemania y la Coalición de ONGS , por una  Corte Penal Internacional N.York, Estados Unidos, ha distinguido como el Juez más destacado del año 1999, al Ministro don Juan Guzmán Tapia, por su ecuanimidad y su profundo sentido de servicio a la comunidad en la aplicación  de la ley y por ser un servidos eficiente y excelente  de la causa pública. Estimado Ministro Guzmán Tapia, usted con su desempeño eficiente y vocacional , nos ha demostrado y nos está demostrando  que la Justicia en Chile es posible.  No la justicia de lo posible dentro de lo posible, sino la Justicia de lo posible para lo imposible, porque la misión de todo magistrado, de todo juez, es descubrir la verdad y ésta siempre es posible. Lo que la hace aparecer imposible , a lo mejor son los métodos, los medios, bueno, pero ahí está la imaginación y la creatividad del juez, del magistrado.

En el marco de este honor que se me ha conferido, de hacer entrega de la distinción como el Mejor Juez del año 1999, a usted, permítame señor Ministro, estimadas  autoridades, estimados colegas y amigos un par de reflexiones  que tienen que ver  con ella  y con la lucha por el Derecho y la Justicia.

Cuando a través de los medios de comunicación, diariamente, en el marco de una burda generalización, se acusa a los jueces de ser , en general, condescendientes  con los delincuentes  en la aplicación de la ley y poco menos que responsables del aumento  de la criminalidad en el país y se exige “mano dura” y más policías para defender la sociedad, haya que entender que no se trata de una protección frente a los delincuentes, sino que comprender a éstos, porque ésta protección consiste en el uso adecuado del Derecho, como instrumento corrector de  desarmonías sociales.  La delincuencia  es un problema social y ésta se combate  dando trabajo al cesante  y educación al pueblo.

Cuando más armoniosa es la convivencia social, cuando menos aparezca tarada por desigualdades o privilegios irritantes, menos requiere una aplicación represiva del Derecho, menos se justifica este uso.

La realización de la sociedad  exige una Justicia  que signifique el fin de toda discriminación contra el individuo, la persona y el ser humano, es decir, igualdad de derecho y oportunidades. Es, en síntesis, el derecho a ser iguales en dignidad. Para lograr esta meta  haya que terminar con las frustraciones y las marginaciones. Pero, las reglas del orden económico imperantes  y de su mercado, no lo permiten.  Aumenta la cesantía, la miseria, la pobreza, que trae como consecuencia el aumento de la delincuencia, entre otros males.

Se fundamenta “la mano dura” en la natural inclinación  al crimen del individuo, que , espontáneamente, rechaza el orden establecido y las buenas costumbres, se margina, porque no desea integrarse a la sociedad. Asi, justifican algunos ideólogos del sistema la llamada “ guerra contra la delincuencia”. Menos sensibilidad se aprecia en estos señores para reaccionar contra otras manifestaciones de la criminalidad.: el fraude  fiscal, el narcotráfico, la evasión de capitales, los delitos laborales, el lavado de dólares, etc.

La última reflexión  sobre la Justicia, ésta proclama su voluntad de mantenerse independiente de toda opción política concreta, de partido, esto  no tiene nada que ver  con neutralidad o apoliticismo alguno, porque ésta es también, una forma de hacer política, pero la más nefasta.  Los móviles de la verdadera acción de la Justicia son éticos.  Sucede que en una sociedad con problemas sociales tan graves por resolver, como en Chile y Latinoamérica, cualquiera actitud ética asume una valoración política.  Los presupuestos de la Justicia son políticos en cuanto no concibe una administración de Justicia moderna, valga la redundancia, independiente, sino  en el marco del Estado de Derecho y éste requiere una situación democrática que garantice las libertades políticas y el irrestricto respeto  por los derechos del Ser Humano. La defensa de los valores antes citados, no constituye una opción política partidista, sino un supuesto indispensable en la realización de la Justicia, patrimonio de toda sociedad civilizada.

En los momentos históricos que estamos viviendo en nuestra patria, se ha  abierto, luego de una etapa traumatizante de casi dos décadas- que a a la mayoría nos lesionó.  El espacio para la restauración de la democracia. El pueblo chileno anhela vivir en paz y dignidad al amparo de un marco jurídico  que le otorgue las garantías necesarias  para construir un futuro mejor que el de hoy y el de ayer.  Magistrados, jueces probos como usted estimado  Ministro  Guzmán Tapia, hacen posible concretar este anhelo de nuestro pueblo.

A cada persona, señor Ministro, en la medida que llega a ser un Ser  humano y tiene un rostro, le ha sido otorgado  una especie de destino y, a menudo, parece  como si él mismo, intencionalmente, hiciera elección de ese destino, tanta es la seguridad con la que vive y ejecuta su quehacer diario. Así vemos nosotros a nuestro distinguido colega Ministro, don Juan Guzman Tapia. Con Magistrados, jueces como usted la sociedad chilena  debiera tener una percepción  de la Justicia  que se basa en la prevención, en la preparación y en el respeto al Juez, y no en el temor a ella. Un país atrapado en el temor, no puede respetar a nadie. Esto es contrario a la Justicia.

Es nuestro interés  dialogar  con nuestro homenajeado sobre temas que tanto nos preocupan: el Derecho, la Justicia, etc.. Somos de opinión que todo homenaje, toda distinción a un ser humano, que ha entregado su vida a hacer Justicia, es un acto de esperanza en el porvenir. Estos seres humanos contribuyen al perfeccionamiento de la humanidad. Especialmente, cuando una generación siente un hartazgo de chatura, de servilismo, de resignación, de fatalismo, tiene que buscarlos. Su ejemplo, su pensamiento y su acción ayudan a construir una sociedad más justa y humana.  Por los antes dicho, hoy me honro en hacer entrega, en nombre de la Asociación americana de Juristas, Rama Valparaíso/Aconcagua, la distinción para uno de esos seres humanos. Al Magistrado don Juan Guzmán Tapia, como el Mejor Juez del año 1999. El realiza su labor con una profunda , no como un deber o un oficio, sino  que un real apostolado  en su noble y delicada misión. Es un Magistrado que ha demostrado con creces  que es uno de los Jueces con voluntad para investigar y hacer Justicia. Chile necesita Jueces diferentes, capaces de asumir la  cordialidad, la autenticidad en su labor por hacer Justicia.

Este es un momento histórico, no solo para nuestros asociados, sino para todos los defensores del Ser Humano y la Justicia. El ser humano que tanto admiramos, el colega Ministro Guzman Tapia, nos va a hablar de su experiencia como magistrado, después  de sus palabras él habrá dejado numerosos amigos.

El ha venido a Viña del Mar para hablarnos de  la necesidad de un acercamiento mutuo  entre el Pueblo y el Juez. Nosotros creemos que ya es hora que la Justicia se administre  en nombre del Pueblo. En virtud de tal fórmula, la sentencia del Juez compromete a éste. Solo que, el Derecho es una técnica, el pueblo se sobreentiende delega en los jueces sus facultades decisorias.

La Justicia, el Poder Judicial es una fuerza. Algo con lo que el poder político debe contar, puesto  que lo que constituye su peculiaridad  es ser un órgano del Estado que, sin embargo, puede, por razones de imparcialidad, sentir la tentación de confrontarse a la clase dominante, en la organización estatal. Esta peculiaridad explica las dos tendencias, al parecer, contradictorias, pero que no lo son, si se piensa en ello: de una parte la tendencia a neutralizar la independencia  del Poder Judicial, de la otra, a ampliar la inmunidad de los Jueces.  Dos tendencias igualmente nefastas: para la Justicia como valor y para el Pueblo, como un protagonista y destinatario de ella. Cuando un sistema político se supone basado en la soberanía del Pueblo, como en Alemania, expresa ésta creencia en todas las acepciones de la soberanía. El pueblo, directamente o a través de sus representantes legítimos se da la lay. Los representantes elegidos por el pueblo, conforman el ejecutivo. Pero cuando llegamos a la función de administrar justicia, hay que ser muy preciso: la dependencia  del pueblo respecto a los magistrados y jueces es una dependencia sagrada, relación que nadie debería discutir ni menos confundir con “el peligroso fantasma de la justicia popular”. El pueblo no participa directa o indirectamente en el nombre de los jueces, el pueblo carece del control de la Justicia. Pero, cuando se hace  justicia en nombre  de éste, la sentencia del juez,  compromete al pueblo y es de responsabilidad de todos.

Nuestro anhelo,  este desafío que nos proponemos para el próximo milenio,  creemos que es el mejor homenaje de admiración, de simpatía, para un ser humano ejemplar, un juez sabio y probo, ministro don Juan Guzmán Tapia,  que le podemos  ofrecer hoy…. Viña del mar, 19 de noviembre de 1999.

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