Nicaragua: algunos apuntes urgentes sobre la Patria del poeta Rubén Darío y del General de seres Humanos libres Augusto Sandino.
Por Carlos
Maldonado Curti/Abogado, Barómetro Latinoamericano:
No vamos a hablar
de los logros de Nicaragua después del derrocamiento del tirano Somoza por la
gloriosa revolución sandinista de 1979, cuyo asedió por parte de Estados Unidos
y sus lacayos internos y foráneos comenzó inmediatamente después de haber
tomado el poder los sandinistas revolucionarios, porque estos fueron
ostensibles y verificables aún en medio de la guerra que les erigió el imperio
a través de la Contra y aún con la vuelta al pasado que resultaron para su
población, los gobiernos de Violeta Chamorro y Arnoldo Alemán. (Ver cifras de
los Informes de Desarrollo Humano del PNUD).
Creemos perentorio
este aporte para instaurar el apoyo irrestricto a la Revolución Sandinista que
desde 1979 se posicionó en el imaginario latinoamericano como el parte aguas
que definió el carácter socialista de la experiencia del Pueblo Nicaragüense y
la región centroamericana, con el objetivo de fortalecer el frente socialista
en Nuestra América ante la brutal embestida del régimen fascista y
narcoterrorista de los Estados Unidos que en estos últimos tiempos ha ubicado
en la lista de gobiernos a derrocar a la troika del mal, como suele identificar
a los de la Venezuela Bolivariana, en primera línea de enjundia
por su riqueza energética; el de Cuba, su eterno archienemigo a defenestrar y
el de Nicaragua, al que desde el triunfo de los sandinistas no ha cejado en
atacar.
Nos precisamos a
establecer este objetivo ya que con preocupación hemos visto que la propaganda
nazifascista de Washington ha encontrado cabida entre algunos personajes de la
izquierda bienpensante quienes la han abrazado para darse el tupé de
intelectuales, subiéndose al carro de la histeria imperial uniendo sus voces al
coro imperial que propone el derrocamiento del legítimo gobierno de Nicaragua.
Voces que siguiendo el libreto de sus amos, vilipendian al gobierno sandinista
sin presentar prueba alguna de sus afirmaciones en los medios, propinando una
patada a la intelectualidad y al periodismo profesional trocándolo por una
cantidad de chismes los cuales por su misma naturaleza, no tienen fundamento
alguno en la realidad ni son materia prima para investigaciones serias y
responsables.
Dicha campaña de
difamaciones, con similar matriz a las que se han levantado contra Cuba y
Venezuela, no escatiman en la veracidad de las aseveraciones, sin embargo,
repetidas innumerablemente, pretenden que se vuelvan verdad tal y cómo así lo
creen otra gran cantidad de ingenuos que sin darse al trabajo de la labor
investigativa para corroborar si lo escuchado es cierto, simplemente se
convierten en cajas de resonancia de dichas insidias.
Algunos ejemplos de
los argumentos que se disfrazan de serias cavilaciones intelectuales son: “el
gobierno de Daniel Ortega se apartó de los principios sandinistas” pero
sin dar a conocer a sus interlocutores cuáles son esos principios y de qué
manera traicionó esos principios. Otro que dice que “el gobierno ha pactado con
la oligarquía nicaragüense” sin establecer en qué consiste ese pacto ni en qué
momento se convirtió en traición. Gobernar un país con programas sociales que
por lo mismo, priman al ser humano antes que la ganancia, es lo que no aceptan
los oligarcas empresarios fariseos testaferros del imperio yanqui, por
tanto, aparte de mantener a raya el velado y constante ataque y la conspiración
contumaz, además de crear los escenarios precisos para atender las urgencias de
la población y entre ella, la más vulnerable, es un esfuerzo titánico que hace
el gobierno.
Otro de esos
señalamientos, quizá el que nos llama más la atención, es el que proviene de Lobby
feministas y el Lobbygay USA que señalan que “Daniel Ortega le ha
entregado el poder total a su esposa”, pero sin establecer de dónde
proviene ese señalamiento. Quizá porque en esos grupos, sus dirigentes,
pertenecen a la burguesía en lo material o en lo ideológico y sus programas reducen
la participación de la mujer al voto y al auxilio de los pobres con obras de
beneficencia, pero sin cuestionar jamás el sistema capitalista y el poder que
ejerce el varón dentro de él. Eso, no valdría la pena traerlo a colación sino
fuera porque algunas feministas de izquierda se han unido a esas voces sin
siquiera cuestionar e investigar la verdadera raíz de la inquina.
Nicaragua, como
cualquier experiencia que está en la vía de la construcción del socialismo,
tiene por lo mismo, una complejidad social no solo como país sojuzgado por
siglos de relaciones capitalistas sino por su carácter dependiente y productor
de materias primas, por tanto una tarea escabrosa para crear las condiciones de
los cambios a la par de propiciar una cohesión social que apoye su continuidad,
lo cual debe sustentarse en su derecho a la autodeterminación y a dirimir sus
problemas internos entre su misma población por los canales que para ello haya
construido. Tiene, asimismo, derecho al desarrollo y a la emancipación como
cualquier otra nación y por tanto, las decisiones que tomen son respetables a
menos que menoscaben el derecho de otra u otras naciones. Sin embargo, en su
caso particular, hasta el momento no ha llevado a cabo ningún acto que
menoscabe ese derecho. Y, si dentro de lo anteriormente expuesto, para algunos
puedan parecer como tales, las fricciones que hubo al principio con Costa Rica
por los límites del río San Juan, fruto del convenio con la China Popular de
construir un canal interoceánico en su territorio, estas ya fueron paliadas a
través del diálogo. Además representa para su pueblo mayor emancipación y
desarrollo, palabras proscritas para el lenguaje imperial cuando se trata de
naciones que conforman su otrora patio trasero.
Aunado a ese
megaproyecto, el gobierno de Nicaragua, por primera vez en su historia,
construyó la carretera que une las poblaciones marítimas de Nueva Guinea en el
océano Pacífico con Blufields en el Atlántico, cuyo tramo de 72.8 kilómetros,
que puede parecer minúsculo en comparación con obras similares de las potencias,
para una Nicaragua asediada y empobrecida a través de la guerra, es un logro
maravilloso. Tanto que escogieron el 30 de abril de este año para su
inauguración, mismo día en que un grupúsculo de insurrectos traidores que
quisieron dar un golpe de Estado al gobierno constitucional de Venezuela,
fueron derrotados y con ellos, su patrocinador, Washington. Como para expresar
que lo que nuestros pueblos desean es paz y bienestar económico: el buen vivir.
Ahora bien, sabemos
perfectamente que el canal de Nicaragua es un competidor directo al de Panamá,
el cual de facto aún controla Estados Unidos, quien teme que venga a
perjudicarle en sus ganancias. No obstante, si a libre competencia nos
atenemos, no habría porque subir el tono de las agruras al punto de instigar y
apoyar acciones vandálicas y francamente terroristas que vienen desde abril del
año pasado con el objetivo de derrocar al gobierno nicaragüense para cambiar el
aspecto de la geopolítica en la región, pretendiendo con ello el imperialismo
yanqui ganar terreno en la manutención de su existente sistema corrompido que
solo a ellos beneficia.
Por eso, en el
convencimiento pleno que el socialismo se basa en el desarrollo constante de
las fuerzas productivas, el imperialismo yanqui, cuya sustentación se basa en
las relaciones sociales actuales capitalistas, es un freno para dicho
desarrollo el cual, como se dijo anteriormente, quiere sea solo para él -una
deformación ideológica que da el exceso del poder similar al estalinismo que
instituyó el desarrollo del socialismo solo en un país, la URSS en su momento-.
Por lo cual, es perentorio que esa barrera, como fue derrumbada aquella por las
mismas fuerzas humanas en su propia contradicción, sea también barrida de la
historia por nuestra generación para inaugurar la verdadera era pos
capitalista.
Ahora que las
mismas negaciones del capitalismo imperialista han llevado a clarificar el
panorama a escala planetaria, ubicando a los verdaderos contendientes de esta
épica confrontación, proletarios y capitalistas, por la depauperación acelerada
provocada en los primeros y la destrucción de la pequeña burguesía,
transformándolos en obreros, esas relaciones sociales están siendo ampliamente
cuestionadas. En los propios polos de desarrollo capitalista han retrocedido
los estados de bienestar y las otrora conquistas sociales han ido
desapareciendo paulatinamente, no digamos en los países periféricos donde
dichas contradicciones se viven de manera espeluznante, empujando a sus
pobladores a sublevarse y abrazar modelos de desarrollo socialistas que con la
consabida característica de cada una de las regiones, se han ido construyendo
con la parsimonia que le da la resistencia capitalista y la estafa y engaño que
se idean en sus laboratorios de intoxicación ideológica para mancillar todavía
las mentes de muchos trabajadores.
Cifrado eso
entonces, máxime que el discurso imperialista salido de la cloaca de John
Boltón, asesor del Führer Trump, ha colocado en la triada infernal
socialista a Venezuela, Cuba y Nicaragua, es menester de los revolucionarios
ubicarnos en las trincheras para la defensa clara, firme y contundente de
dichas experiencias para, desde allí, resistir a sus ataques, pero más allá de
resistir, avanzar en el objetivo fundamental que es comenzar la destrucción de
las relaciones capitalistas. Y, no, ambivalentes y desorientados, servir de
auxiliares a la aplanadora imperialista ayudándola a socavar dichos procesos
revolucionarios con nuestros comentarios superficiales y poco objetivos.
Es obligación de
los cuadros de la revolución estar en constante lectura, estudio e información
para no engrosar, máxime de manera inconsciente y desparpajada, las filas de la
reacción y la contrarrevolución que quieren volver la rueda de la historia
hacia atrás.
Comentarios y
“sesudos análisis” contra la Venezuela Bolivariana, Cuba y Nicaragua
existen por miles por parte de los think tanks de la oligarquía imperial y sus
secuaces pero está en nosotros examinarlos y establecer cómo desarmar sus
consignas sustentadas en el chisme y la descalificación que siempre ha sido el
arma predilecta de los medios de intoxicación masiva de la derecha.
La autocrítica si
bien es un ejercicio fundamental y perentorio dentro de las organizaciones
revolucionarias tenemos que hacerla pero con la presencia de los encartados,
los revolucionarios nicaragüenses, para evitar los devaneos intelectualoides que
no sirven sino para confundir al pueblo.
Si no tenemos nada
que aportar a la construcción de la revolución mundial, apartémonos porque como
dijo el Comandante Fidel Castro Ruz, “también es de
revolucionarios hacerse a un lado”.
¡Patria
latinoamericana o muerte! ¡Venceremos indudablemente!
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