El nuevo orden mundial del Führer Trump, “Amerika First”.
Mucho más que una guerra
comercial/tecnológica. El conflicto de Estados
Unidos contra China pretende redoblar su maldito proteccionismo
en lo económico y el unilateralismo en lo político. No sólo contra China, sino
contra Rusia, Alemania, Irán, etc., y todos los que se opongan a su liderazgo.
Por Sergio Rodríguez Gelfenstein/escritor, analista internacional/ Barómetro
latinoamericano:
La semana pasada cerramos este espacio diciendo que: “El gigantesco
mercado chino es la primera arma que tiene ese país para enfrentar la maldtita
guerra del Führer Trump…pero no es la única”. Efectivamente, en el
desenvolvimiento de este conflicto se ha podido observar como China con su
habitual pensamiento de largo plazo, comienza a prepararse para enfrentar el
diferendo en esos términos, tal vez esa sea otra ventaja a su favor: mientras
Estados Unidos lo asume en el plano coyuntural y específicamente hoy con la
mirada puesta en las elecciones del próximo año, el país oriental –fiel a su
tradición- lo encara en perspectiva estratégica y no circunscrito a la figura
que está dirigiendo el ejecutivo.
A la agresión yanqui. China responde ampliando y mejorando
los planes de inversión en cincas y tecnología.
En este momento la frase más socorrida en los ámbitos políticos y
académicos chinos es que esta confrontación es una oportunidad para ampliar, mejorar y acelerar los planes de
inversión en ciencia y tecnología a fin de lograr en cortos plazos, aquellos
objetivos que se habían propuesto un margen superior de realización.
Así mismo, sin ocultar la preocupación por los impactos que la guerra
comercial y tecnológica tendrá en lo inmediato en el país, los dirigentes
chinos no dudan en afirmar que al final saldrán fortalecidos y poseedores de
una significativa autonomía e independencia en todos los planos, pudiendo
colocarse en mejor situación para cumplir los planes de largo plazo, en
especial aquellos encaminados a la conmemoración en
2049, del primer centenario de la fundación de la República Popular China cuando se han propuesto llegar a ser una nación
moderna, próspera, fuerte, democrática, solidaria, culturalmente
avanzada, armoniosa y hermosa” tal como lo declarara el presidente Xi Jinping
en 2017 durante su informe al XIX Congreso del Partido Comunista de China,
asegurando además que este país y su sociedad, serán socialistas.
China tiene la supremacía sobre Estados Unidos por la venta de materiales estratégicos, entre otros. Además posee bonos Estadounidense por valor de 1.3 billones de dólares.
En lo que respecta a la confrontación actual, otra de las
herramientas poderosas que posee China es la dependencia de Estados Unidos del
suministro de tierras raras por parte del país asiático, que representa el 80%
de las compras mundiales que hace Washington de estos materiales estratégicos,
imprescindibles para la fabricación de instrumentos y equipos de alta
tecnología como teléfonos inteligentes, paneles solares, vehículos eléctricos,
computadoras y hasta innovadores modelos de la industria militar como sistemas
de guiado de misiles y sensores avanzados para los aviones caza bombarderos.
China tiene las mayores reservas y es el primer productor mundial, en especial
en molibdeno, tungsteno, antimonio y magnesio cuya producción estuvo controlada
por Estados Unidos desde la guerra fría a través de convenciones y acuerdos
internacionales. En la actualidad, al tener China la supremacía y ser Estados
Unidos deficitario, se ha generado una situación que la potencia asiática
podría hacer valer o incluso, debería hacer valer, como afirma Jin Baisong,
investigador retirado de la Academia China de Comercio Internacional y
Cooperación Económica en un reciente artículo publicado en inglés en Beijing en
el periódico China Daily.
En otro ámbito, los especialistas anuncian que las pérdidas previstas en
la economía estadounidense duplicarán el impacto que las sanciones tendrán
sobre China. Esto se desprende de las declaraciones que ha hecho un grupo de
economistas del Banco de la Reserva Federal de Nueva York quienes aducen una
serie de factores para hacer esta afirmación. Entre ellos, la necesidad de
importar con menor eficiencia productos de otros países, que además son más
caros. Explican que”…el costo anual de los aranceles a las importaciones chinas
—valorado anteriormente en alrededor de 52.800 millones de dólares para la
economía de Estados Unidos en general y 414 dólares para una familia promedio—
subirá hasta los 106.074 millones y 831 dólares, respectivamente”. De esta manera las medidas tomadas por la
administración Trump tendrán un efecto directo en las familias estadounidenses
quienes finalmente serán las que paguen por las sanciones.
Otra respuesta de China a esta crisis podría ser la reducción de sus
inversiones en la deuda estadounidense, lo cual ha comenzado a estudiarse como
posibilidad en China que posee bonos por valor de 1,13 billones de dólares. En
todo caso, los analistas especializados creen que esta “solución” es poco
probable dado que podría provocar la devaluación de los bonos estadounidenses,
lo que infligiría más daño a China que a Estados Unidos. Sin embargo, la
probabilidad de aplicar esta opción tiene más que ver con la defensa de su
moneda como ya se hizo en 2016 que con una acción retaliativa de parte de
China.
En cualquier caso, Beijing podría escalar el conflicto, vendiendo bonos
estadounidenses, (lo que se ha dado en llamar la opción nuclear china)
provocando el aumento de las tasas de interés al inducir el aumento del
rendimiento de los bonos y muy probablemente el encarecimiento de los créditos
a empresas y ciudadanos, e incluso generando un desplome del precio del dólar y
una inmediata desaceleración de la economía norteamericana. Aunque Beijing ha
truncado en aproximadamente un 4% su participación en el mercado de bonos de
Estados Unidos durante los últimos 12 meses, todavía ocupa el primer lugar
entre los acreedores extranjeros, lo cual tiene enorme incidencia en medio del
conflicto actual.
En el plano global, esto podría significar un caos mundial absoluto en
los mercados de divisas y en los mercados de valores globales, por lo que es
poco probable que China lleve adelante acciones en este ámbito.
En la
perspectiva de la posibilidad de que se desate un conflicto de alcance global,
hay que observar que el valor de las acciones en New York cayó bruscamente el
lunes 13 de mayo, cuando China informó que aumentaría los aranceles sobre
algunos productos estadounidenses, después de que el presidente Trump dijo que
podría incluir en los mismos aranceles unos 325.000 millones de dólares
adicionales en mercancías chinas: el NASDAQ tuvo el peor día del año cayendo
3,4%, el Dow Jones cayó 617 puntos, o casi 2.4%. El S&P 500 también bajó
2.4% en una muestra de lo que podría ocurrir en las bolsas de valores en caso
de mantenerse el conflicto. Un
observador externo podría decir que es completamente inequitativo el aumento de
aranceles de 325 mil millones de dólares por parte de Estados Unidos frente a
“sólo” 60 mil millones de China, pero Beijing está siendo fiel a su tradición:
efectivamente el monto podría ser mayor, pero al hacerlo de esta forma no
agotan todas sus posibilidades que son mucho mayores y dejan un espacio a la
negociación, en la cual creen como vía de solución de la controversia. Por otro
lado, el aumento de aranceles chinos está orientado a afectar áreas vitales
para Estados Unidos y en especial para Trump en la cercanía de las elecciones,
sobre todo en el sector agrario de estados tradicionalmente republicanos que
serán los primeros afectados por las medidas.
Los ataques yanquis y de sus testaferros Canadá y Europeos a Huawei: ¡el gigante tecnológico Chino sobrevivirá!
La decisión estadounidense de centrar sus ataques contra las empresas
tecnológicas chinas, en especial Huawei, ha sido interpretado en el país
asiático como una “declaración de guerra” en los campos económico y
tecnológico, ocasionando una radicalización de ciertos sectores de la sociedad
china que han empezado a enarbolar un discurso nacionalista radical que
contrasta con la mesura con la que el gobierno ha manejado el conflicto. De
esta manera, se insta a las autoridades de Beijing a "desprenderse de sus
ilusiones", ya que el compromiso "no conducirá a la buena voluntad de
Estados Unidos" por lo que solo queda prepararse para el “escenario
extremo” en el que habría nula cooperación entre ambos países, para el cual las
compañías chinas se han preparado desde hace mucho tiempo con la convicción de
que no serán derrotadas.
La radicalización del discurso de algunos actores chinos en el diferendo
es expresión de un cambio en la mentalidad tradicional del país asiático. Hoy
es normal escuchar que Estados Unidos ha planteado llevar adelante una guerra
real que va más allá de lo estrictamente comercial, ante lo que Beijing ha
dicho que no se quedará con los brazos cruzados, pero respetando las normas
internacionales y las propias tendencias de sus desarrollo iniciado en 1978,
bajo la opinión de que en las condiciones creadas China no debería "ser
demasiado amable o estar preocupado por la opinión occidental" según
afirma el periódico Global Times, que a su vez indica que "una rivalidad
estratégica más feroz es inevitable" y que "Huawei no puede perder,
ni China tampoco": el gigante tecnológico Chino fue el primero en
obtener la tecnología 5G
Por otra parte, aunque es indudable que las sanciones han traído
impactos en la economía china, la realidad es que hasta el momento, el país ha
podido responder positivamente a la agresión. Para el primer trimestre de 2019
la economía creció 6.4%, tal como en el período previo. No son los ritmos de
años anteriores, pero, a pesar de todo, los indicadores son muy superiores a
los de Estados Unidos y Europa, impulsados tal vez por proyectos estratégicos
como la Ruta de la Seda que además de generar crecimiento, producen una mayor
influencia de China en la economía mundial, a tal punto que, incluso Italia,
país miembro del G-7, se incorporó oficialmente al programa en marzo de este año
durante una visita al país del presidente chino.
Debe considerarse también que la contribución de las exportaciones al
crecimiento del PIB desde 2011 no ha sido superior al 1%, mientras que, por
ejemplo, en el año 2017 cuando este indicador fue de 0,6%, el consumo final
público aportó el 3,9% y el privado 2,3%. Además, es de destacar que en 2018,
primer año del aumento de los aranceles estadounidenses a los productos chinos,
su superávit comercial con ese país continuó aumentando.
Por otra parte, la estructura exportadora china muestra que contrario a
lo que se supone, el 50% está referido a productos de tecnología, en esto
Huawei ha tenido un papel esencial, además de haber arribado primero a obtener
la tecnología 5G, esto podría permitir entender la causa del encono
estadounidense contra la empresa.
Estas cifras posibilitan afirmar que China está preparada para afrontar
los retos de esta guerra económica. Se espera que su economía mantenga sus
ritmos de crecimiento con una cifra estable alrededor del 6% anual, la cual
duplica y en algunos casos triplica a los países industrializados. Según un
informe de los académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México Oscar
Ugarteche y Alfredo Ocampo: “Para 2018 su importancia [de la economía china] en
el PIB mundial fue de 18.7% seguido de los EE.UU. con un 15.1%. No obstante, la
diferencia entre el PIB per cápita de ambos países está muy lejos, para el
primero es de 16,000 dólares PPA y para el segundo de 55,600 dólares PPA.
Tomando como referencia los últimos 6 años y suponiendo constantes las tasas de
crecimiento del producto y la población, el PIB per cápita chino superaría al
de los EE.UU. para 2045”. Justo cuatro años antes de la celebración del
centenario de la fundación de la República Popular China.
Todo esto es lo que se manifiesta en la superficie del problema, pero en
las profundidades del mismo subyace la idea de que Estados Unidos y Trump en
particular están tratando de usar el dispar comercio con China para justificar
las debilidades de su economía tras varias décadas de deslocalización de sus
empresas y aprovechando supuestas ventajas de la globalización que hoy se le
revierten. Esto es lo que lo que ha llevado a Estados Unidos a regresar al
proteccionismo en lo económico y al unilateralismo en lo político.
La nación China con su ejemplar y digno pueblo jamás aceptara las imposiciones del imperialismo yanqui.
Su problema es que se ha encontrado con una Nación China cohesionada en
lo político, fuerte en lo económico y poderosa en lo militar que no acepta
avasallamientos de otras potencias, de manera tal que las presiones no tienen
resultados positivos, al contrario la primera respuesta que ha dado China ha
sido la aceleración de sus procesos de innovación tecnológica con lo que la
grieta tenderá a profundizarse.
No obstante, a diferencia de Occidente, China no apela ni apelará a la
guerra y seguirá insistiendo en una negociación entre iguales. Es difícil
comprender tal situación desde esta parte del planeta, pero quien conoce el
talante del pueblo chino, su filosofía milenaria y una cultura firmemente
acendrada en la población, entenderá que ese comportamiento está soportado en
estos pilares de carácter identitario.
Negociando con la mayor flexibilidad posible para llegar a un acuerdo
mutuamente ventajoso, China, sin embargo, se ha negado a hacer el más mínimo
cambio en aquellos aspectos que dan viabilidad y solidez a su sistema político.
En esa medida, China no aceptará el tradicional chantaje, la habitual
arrogancia ni la conocida intimidación con que Estados Unidos se conduce en sus
relaciones internacionales y no es un país susceptible de amilanarse ni
amoldarse a Occidente como lo hizo Japón en el pasado.
China no aceptará hacer modificaciones en cuanto a un sistema económico
que tiene en las empresas estatales el soporte principal para la realización de
las metas económicas de desarrollo y combate a la pobreza y considera esta
demanda de Estados Unidos como una “invasión a su soberanía”.
Así mismo, ha asumido esta guerra con carácter nacional y patriótico, su
confianza se basa en la solidez económica del país, pero de la misma manera
está resurgiendo el espíritu que la llevó en solo 40 años de ser un país pobre
y atrasado a convertirse en la segunda potencia mundial. Junto a ello, los
medios de comunicación del país transmiten apelaciones a su poderoso desarrollo
industrial, científico y tecnológico, sus tierras abundantes, su gigantesco
capital humano, además de sus históricas tradiciones de lucha y de victoria.
El digno Pueblo Chino y su gobierno que preside genialmente el presidente Xi
Jinping han sido muy claros: “Si quieren hablar hablamos, si quieren luchar lucharemos
hasta las últimas consecuencias, porque para nosotros luchar es vivir”...
Por todo
ello, consideran que este conflicto es una batalla más que será superada. La
coyuntura los ha llevado a enarbolar un nuevo lema "Si quieren hablar, la
puerta está abierta; si quieren luchar, lucharemos hasta el final". En
este marco, el investigador gallego Xulio Ríos, uno de los sinólogos más
reconocidos de Occidente ha destacado que el presidente chino Xi Jinping ha
depositado una ofrenda floral en un “monumento conmemorativo al inicio de la Larga
Marcha en la provincia de Jiangxi”, mientras que “En paralelo, en diferentes
medios, se anunciaba la disposición a iniciar ´contraataques` a modo de
respuesta a las invectivas estadounidenses, reiterándose asimismo una incólume
voluntad de resistencia. La disposición moral y el patriotismo tocan a rebato
como claves de la nueva etapa que se abre en el serial sino-estadounidense”. La
mención de la Larga Marcha hace alusión a la que tal vez sea la epopeya más
trascendente de la historia china reciente.
Sin estar ajena a sus debilidades, China invoca hoy sus fortalezas, la
primera de las cuales es su “conciencia histórico-nacional compartida que hoy
invita a no bajar la cerviz apoyándose en la escala de sus dimensiones y en la
fortaleza de su economía”, como afirma Ríos. Vienen tiempos difíciles, advirtió
el presidente Xi, haciendo un llamado al pueblo para prepararse para los
avatares que el devenir de la historia les pueda traer.
Mientras tanto, apelan a la música para enfrentar el conflicto. Una
canción titulada “Guerra comercial” se ha vuelto viral en China. En una de sus
partes, dice "Si el perpetrador quiere pelear, lo superaremos en
ingenio" y repite el estribillo "¡Guerra comercial! ¡Guerra
comercial! ¡No temamos este indignante desafío!”
En el contexto, a partir del pasado 27 de mayo los medios audiovisuales
de comunicación en China comenzaron a transmitir el himno nacional del país,
“La marcha de los voluntarios”, todos los días a las siete de la mañana hasta
el final del año.
Lo subrayado es nuestro.
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