EN LAS ENTRAÑAS DEL PECADO POLITICO Y SOCIAL: Los efectos en el mundo contemporáneo. De la decadencia al renacer o el principio del fin.
Por
Dr. Mariano Sierra S.
Escritor, jurista y analista internacional /Addhee. Ong
Tal
vez, no se sabe porque los actores encarnan el valor de sus génesis, de los
magistrales menesteres del orden social, la justicia y la gobernanza humana,
como del control de los procesos de la sociedad en aras del desarrollo y la
evolución del orden productivo para el bien común para la transformación del
mundo. Los pecados los vemos incursionar como un signo trágico universal cuya
tendencia controvierte los principios, la ética y la moral en detrimento del
espíritu humano con enlaces condenatorios disruptivos.
Los
reveses pecaminosos nos llevan a incursionar la historia y el memorial de una
epifanía donde profundas disfunciones hacen historia para examinar los efectos
de la corrupción alcanzando resultados evolucionistas ante sistemas diabólicos
con la dicotomía de las distintas instituciones. En su rigor, se ha sostenido
el orden en medio de infernales comedias.
Se trata de reconsiderar la democracia cuyos valores debemos defender.
La memoria histórica y la metamorfosis nos permite ahondar la evolución para
proceder a la protección, pero atacando al enemigo que solo busca beneficiarse
con los colapsos de las distopias humanas.
Las
faltas humanas tienen enmarcados sus sentidos de transgresión en la línea del
tiempo y sus espacios haciendo estrecha relación persona- sociedad bajo las
conducciones con el yo social y el yo político y en esa dimensión originan
pecados que van en incremento en la medida que los actos rompen el conocimiento
y los excesos de desorden en la vida política. La inteligencia humana delira,
no hace praxis cuestionar siempre, se deja seducir por los actos indebidos,
dejándose llevar por las pasiones y sus devaneos.
Nuestros
pueblos que sufrieron la contienda colonizadora dieron nacimiento en su proceso
de lucha a uno de los más grandes pecados políticos, la ambición, la codicia,
de donde se desprendieron violentos odios que el tiempo hizo nacer conflictos,
tiranías, muertes, desolación y ruinas. Pero otro pecado político dio a luz en
ese laberinto de pasiones que consistió en la conformación de constituciones
cortoplacistas, porque nunca se supo gobernar para el futuro, Ese pecaminoso
contubernio ha impedido, ha frenado el desarrollo social, económico y político
dejando el campo libre para que se extendiera una oleada de transgresiones para
muchas generaciones facilitando todo tipo de tramoyas lucrativas. Ese dejar
hacer, dejar pasar configura verdaderos y desmesurados actos de lesa humanidad
que siguen dejando huellas en el corazón de nuestros pueblos.
La
política y el orden social conlleva a una gran cadena interminable de pecados,
todos ellos hollando con la miseria humana a través de periplos bifrontes donde
las arcadias se pierden en mundos donde la paz se desencanta, donde se despoja
a los pueblos de su esperanza. Inhumana política, porque los anhelos por esos
nefastos procederes encarnan emociones contra quienes encarnan la opción
humanista. En estos desenlaces infecundos rizomas de poder violan la
democracia, la debilitan, se vuelve indiferente ante la realidad, sacudida por
vectores de odio que ata a la verdad que no aguanta los embates del monstruoso
poder y así poco a poco se desvanece quedando un poder sin política y la poca,
fluye, se diluye dando paso a dictadura cívico militar, a imperios con sus transgresiones
armamentistas que bloquean, que conjuran los anhelos de libertad de los
pueblos cuya esperanza también se diluyo gracias al pecado del multiculturalismo con
su expansión absorbente. Aceptemos el mensaje de un politólogo. Deroguemos
todas las leyes funestas.
La impolutes de los políticos y del orden
social llenan de avidez sus pasiones y deseos insaciables sin límites. Entre
transgresiones, concupiscencias y desmesura se ahogan en ambiciones, queriendo
obtener todo y de promiscuidad en promiscuidad se hace resaltar el pecado,
extrayendo de sus entrañas las propiedades fatídicas, para lo cual no hay ley
terrenal, pues hecha la ley, hecha la ley trampa a la vista de los jueces de
mármol para quienes primero está la ley y después el ser humano. El pecado es
de aquí y de allá, es fuerza que ejecuta pulsiones por todos los pueblos
desarrollando hechos que concitan a prácticas cuya afectación es proclive a
afectar con procesos donde cunde con aporofobia hacia los más débiles, hacia
aquellos que claman por el despojo de sus tierras, a aquellos objetivos
militares de unos y otros, hacia aquellos que el mundo les niega un pan, que ni
siquiera una oración se eleva al cielo para aliviar sus penas.
Transgresor,
es aquel que rompe todas las estructuras de un pueblo, contra el raizal, contra
el indígena, contra el campesino que sacude su sudor con la fuerza de sus
callosas manos, es aquel ávido de la práctica de la esclavitud contra quienes
vienen conquistando su ser permaneciendo en el frio y el calor con dolor y
deshonor y como decía Gandhi que le es lo mismo un puñado de tierra, una piedra
o el oro, quien ha perdido sus sentidos, pero su espíritu humanista tiene la
fuerza de una roca. Todos los ávidos de poder, carentes de humanidad afectan el
quehacer colectivo bajo actos hipertróficos sin ningún asombro filantrópico,
con fobocracia y sardonismo se confabulan en sendos conjuros politiqueros para
conseguir sus maléficos propósitos.
Sociedad,
gobernantes y políticos del horror están por fuera de la acción justa que los
lleve a generar política o gestión de amor a los seres vivos. Estos maleantes
de la oscuridad, de la gobernabilidad, pervierten la justicia, politizan lo
fundamental llevando a la comunidad al Evangelio de la Acción Rebelde, acción
que lucha contra el fanatismo irracional, contra el intransigente poder, contra
la unidad económica dentro de un devenir de unas políticas sociales para la
gente. La realidad del pecado social y político en todas las admoniciones,
están pasando los límites de proliferación, acaecidos por el nuevo orden
tecnológico, el voraz desarrollo y en especial por las multifacéticas formas
imperiales de dominio a mayor y menor escala, cuya característica es la difusión
de técnicas de violencia con los nefastos efectos poblacionales de guerras
fratricidas. Donde la única razón es la destrucción humana.
A
pesar de nuestras vulnerabilidades, la existencia nunca será en vano Somos
vulnerables ante el pecado de allí que nos convoquemos a pensar en enlazarnos
existencialmente con integración ética para proyectarnos hacia el cambio social
y político. Nuestra humanidad cascabela porque
flaqueamos dejándonos llevar por el apasionamiento hedonista y por las
exageradas convulsiones de pensamientos excepticos que solo sienten por su
conciencia vacía, les brillan los oropeles efímeros con enclaves de poder
imaginario perdiendo sociabilidad e identidad pública. A la persona le falta
sinceridad, cada voluntad quiere tener su verdad, sabemos que cada voluntad
esconde su interior, no acepta sus errores- Aquí vale la pena mencionar la
parábola de la prostituta ante Jesús, quien le dijo a los presentes que quien
no tengan pecado, tire la piedra. Todos callaron tomaron sus caminos, primero
los ancianos. Todos eran culpables.
Abocamos
complacidos el tema para lo cual hacemos uso del devenir de la filosofía, pues
ella nos allana caminos para cuestionar la conducta humana. Y son precisamente
las conductas humanas las que concitan al plano social y político con sus
alomancias ejecutorias contra la comunidad. De allí han nacidos las
imposiciones de mecanismos como la globalización, el neoliberalismo, el nuevo
orden mundial que lo único que han hecho es azotar a piases débiles, al unísono
de geopolíticas adversas hacia el plano climático, o hacia conformar prácticas
de embargos, o conformar bloqueos económicos, o establecer cumbres de países
para arremeter hacia otros con claras maniobras de poder armamentista.
La oscuridad que deja el devenir de los pecados político-Sociales es un llamado penitencial a encantos retóricos en los distintos pensamientos universales que como el humanismo son la fuerza de compromiso permanente que se revela como la unidad de una esperanza útil para afrontar el presente apático, lleno de incertidumbres, esperando una luz en el túnel que nos aclare caminos de libertad. Pecado social y político se adentra en las entrañas de la existencia en medio de las desigualdades y el compromiso que le atañe a la humanidad perfilándose con rigor para afrontar el tiempo presente lleno de avatares. Insistir en las desigualdades, es ver que allí hay un existencialismo humanista que para nadie es una sinrazón para responder a la irreflexiva unidad social y así entender el magno concepto de persona para ser y para ser en el ser que salvaguarda la vida y la naturaleza. Dice la expresión... ´´Soy humano, nada humano me es ajeno´´... No podemos deshacernos del otro, de ese que cabalga por el mundo al encuentro del otro.
Nacimos
y evolucionamos, nos necesitamos como personas, porque entonces nos
deshumanizamos ¿, porque permitimos que el pecado nos asedie, nos desintegre,
nos destruya ¿. Reaccionemos, seamos
personas como el agua que a través de sus caudades atraviesa el mundo,
uniéndose con fuerza vitalista de vida, esencia humana. La fuerza vitalista
política y social como filosofía de vida, emerge en el contexto emancipador,
como trincheras del pensamiento que sostiene la democracia como principio
social y practica de libertad.
Al
mundo lo recorre la destrucción creativa del pecado con su arquitectura
decadente, con su estela toxica, con sus debilidades de gobierno y de
fragilidad social. La destrucción social implica una innovación disruptiva con
intercepciones súbitas de actividades para generar discordias provocadoras de
desórdenes, formación de clases determinantes para el avance del sistema
económico desregulador que frene cualquier cambio social. Por una ética pública
y una lucha rebelde nos acogemos contra la perversidad político social,
actividad cual lobos al asecho que metamorfosean los ambientes al estilo
mitológico de los licantrópicos infectado con la discordia, profiriendo
distanciamientos bajo sesgos llenos de insinuaciones y mantos de duda.
Pecados
políticos y sociales, como todo el acervo
de conflictos contra los derechos
universales, no pueden seguir gravitando sobre la miseria y las desigualdades
de los pueblos, ni sobre el dolor
humano, y tampoco gravitaran sobre los principios del sentir humano, y menos
aún lo hará aprovechándose del vació espiritual producto de la carencia de fe,
debido a la apariencia de la misma que se vive, al ser sustituida por ritos,
ceremonias, símbolos y reliquias, donde
entra en juego la doble moral. “Enajenante, agresiva, inquisidora, que los
miserables imponen y los cobardes rastreros acatan”. El mundo sigue viviendo
grandes holocaustos, no solo por el perfilamiento armamentista, sino también
por las conductas del individuo, creadora de imperios dominantes de gran poder,
que ha llevado a pensadores a exclamar… ´´El holocausto de la humanidad nos
sepultará a todos y habrá triunfado la muerte sobre la vida con un triunfo del
olvido......´´
Es
imperativo que luchemos por un nuevo concepto de convivencia. Donde el pecado
deponga sus fines ante el orden humano, que suspenda la idea antagónica que nos
flagela, y la no violencia sea el nuevo devenir de nuestros pueblos. Mea culpa, mea culpa es un sentir que
tortura, es un no amar, es relativizar la vida, desconociendo al hermano que
merece nuestra solidaridad. El pecado social y político se embriaga con las
patologías modernas que calan en las entrañas del cuerpo social. La democracia
fallida promueve el pecado político que carcome el entorno, fecundando el odio.
Examinar
los errores humanos ofrece oportunidades y esperanzas, llenando de inspiración
el sentir de la vida a quienes se acojan a abrir caminos de amor y de
solidaridad. Como caminantes entre sombras que huimos del pecado social,
buscamos la sentencia que libere el pasado y llene de luces el futuro,
descargando el peso de los errores. La Teología de la Liberación se ofrece al
mundo con su fuerza espiritual para romper todo esclavismo y todo obstáculo que
se interponga contra la paz del mundo, paz que viene siendo embriagada con los
conjuros de la politiquería corrupta y
la canalla gobernanza que con su bazofia quiere hacer trizas la unidad de los
pueblos.
Lo
subrayado e interpolado es nuestro.
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