Los “pinochos” de la política de Estados Unidos.
Sergio
Rodríguez Gelfenstein.
Escritor, analista internacional Addhee.Ong
Pido disculpas a los lectores por
insistir en el tema, pero cuando está en juego la paz mundial y la imperiosa
necesidad de impedir una guerra absurda, todos tenemos que hacer un esfuerzo
por aportar a tales objetivos. Por esa razón, por tercera semana seguida,
insisto en el tema. Esta vez lo abordaremos desde la perspectiva de cómo se
fabrica la mentira a partir del contubernio entre gobiernos occidentales y
medios transnacionales de comunicación.
La semana pasada, el Departamento de Defensa de Estados Unidos
desclasificó un video del atentado suicida perpetrado por el Estado
Islámico (EI) el 26 de
agosto del año 2021 en uno de los accesos al Aeropuerto
Internacional de Kabul causando cientos de víctimas. La investigación
realizada al respecto concluye en que contrariamente a lo que se informó en un
primer momento, no se
trató de un atentado organizado y estructurado con alta tecnología por
terroristas del EI, los que aparentemente después de la explosión, habrían
disparado a la muchedumbre que se concentraba en el aeropuerto para intentar
abandonar el país tras la llegada de los
talibanes al
poder. En realidad lo que ocurrió fue que un terrorista suicida hizo detonar
"un único artefacto
explosivo", según informó el jefe del Mando Central de Estados
Unidos general Frank McKenzie.
“Mentir, mentir porque siempre algo
queda”… “El fin justifica los medios”…
No obstante, el reconocimiento de que la información
entregada era falsa, no oculta que afirmar cualquier cosa sin responsabilidad
alguna, construir campañas mediáticas, movilizar a la opinión pública e incluso
tomar decisiones de Estado a partir de esos “errores”, se ha ido transformando
en práctica cotidiana en Occidente. En el trasfondo, se hace patente que todo
resulta válido - incluyendo la mentira, la estulticia y el engaño- cuando se trata
de obtener los objetivos deseados,
Casi al mismo tiempo en que se develaba
esta aberrante mentira, durante una rueda de prensa el pasado 4 de febrero, el
periodista de Associated Press, Matt Lee puso en duros aprietos al portavoz del Departamento de Estado Ned Price al
requerirle la presentación de pruebas sobre el “inminente ataque” que estaría
preparando Rusia contra Ucrania, sobre todo cuando tras ello se justifica la no
presentación de evidencias ni fuentes tras la suposición de que la información
es obtenida por agencias de inteligencia.
La “hollywoodense” exposición de Price no convenció a Lee, un
veterano periodista con larga experiencia quien le pidió que presentara
evidencias acerca de las acciones de falsa bandera que estaría organizando
Rusia y la grave acusación que se le estaba haciendo. Ante la ostensible incomodad
de Price que pareció verse descubierto en una mentira, Lee reiteró las
preguntas. Price quiso conformar al periodista
diciéndole que esa era información conocida por el gobierno estadounidense, la
llamó “información de inteligencia que hemos desclasificado”. Vale la pena
referir textualmente el diálogo que se produjo a continuación:
Matt
Lee: Bueno, ¿pues dónde está ella? ¿Dónde está esta información?
Ned
Price: Es información de inteligencia que hemos desclasificado.
Matt
Lee: Pero ¿dónde está? ¿Dónde está la información desclasificada?
Ned
Price: Acabo de entregarla.
Matt
Lee: No, usted presentó una serie de acusaciones…
Ned
Price: ¿Qué quiere usted, Matt?
Matt
Lee: Quiero ver un poco de evidencia que pueda mostrar a fin de confirmar que
los rusos han estado haciendo esto.
Ned
Price: Usted ha estado haciendo esto durante…
Matt
Lee: Es cierto, he estado haciendo esto durante mucho tiempo…Yo recuerdo las
ADM [armas de destrucción masiva] en Irak, y recuerdo que Kabul no iba a
derrumbarse…Yo recuerdo muchas cosas. Por eso, ¿dónde está la información,
aparte de afirmaciones expresadas por usted?
Price
fue descubierto en su mentira que quedó patentizada ante la opinión pública por
más intentos que se haga por ocultarlos. Él y Jen Psaki, vocera de la Casa
Blanca son los patrañeros oficiales del gobierno de Estados Unidos, hacen el
mismo papel que Joseph Goebbels en la Alemania nazi. En uno y otro gobierno se
organizaron máquinas de propaganda a fin de confundir a la opinión pública,
crear falsas imágenes de la realidad y tratar de conducir a los ciudadanos como
si fueran borregos que se apretujan en el corral de los intereses corporativos
del poder imperial.
Cuando
a Price no le quedaban argumentos intentó contraatacar a Lee conminándolo a
asumir posiciones a partir no de la ética periodística, sino de la defensa
irrestricta de la “verdad” del gobierno estadounidense. Le dijo: “…lamento si
no le gusta a usted el contenido, lamento que esté dudando de la información
que tiene el gobierno estadounidense…Si duda de la credibilidad del gobierno
estadounidense, del gobierno británico y de otros gobiernos y quiere confiar en
la información que emiten los rusos, lo puede hacer”. De esta manera, Price,
actuando en consonancia con su anterior empleo como agente de la CIA, más que
como vocero de la cancillería de Estados Unidos emitió una abierta amenaza insinuando
que repetir lo que dice el gobierno ruso colocaba al periodista en el umbral de
la traición. ¡Vaya libertad de prensa!
En
este contexto, el sábado 6, la misma agencia Associated Press dio a conocer que su confianza en el gobierno de Estados Unidos había
decaído abruptamente “debido
a sus declaraciones erróneas, mentiras, falsedades y falta de
transparencia”.
Aunado a lo acontecido con Lee en la
rueda de prensa de dos días atrás, la agencia apunta a otro tema relacionado
con la muerte de civiles en la operación que habrían realizado las fuerzas
armadas de Estados Unidos para liquidar a Abu Ibrahim al Hashemi al Qurash,
líder del Estado Islámico (EI). En esta ocasión, la Casa Blanca informó que las víctimas civiles fueron causadas por una
bomba que hizo explotar el terrorista, pero se ha filtrado que en
realidad fueron las fuerzas militares atacantes las que causaron tales muertos.
En cualquier caso, la falta de transparencia, la pérdida de credibilidad y la
búsqueda de sus objetivos a cualquier precio, expone la opaca actuación del
gobierno de Estados Unidos.
Cuando esta situación se traslada a la
frontera entre Rusia y Ucrania en la que el propio presidente de este país ha
desmentido que exista cualquier posibilidad de situación pre bélica, se patentiza
cada vez más la evidente construcción artificial del conflicto. En este contexto,
han tenido que ser algunos líderes europeos los que han tenido que salirle al
paso a la locura militarista de Washington.
Tras una visita a Moscú el martes
1° de febrero el primer ministro húngaro, Victor Orban aseveró que su viaje era
“una apuesta por la paz”. Orban le
aseguró al presidente Putin que “ningún
líder de los Estados miembros de la Unión Europea desea la guerra [porque
estaban] a favor de una solución política".
Una
semana antes, el 25 de enero el presidente de Croacia, Zoran Milanovic, afirmó que
la crisis que se vive no tiene ninguna relación con Ucrania ni con Rusia sino que tenía
que ver “con la dinámica de la política interna de Joe Biden y de su
administración". Milanovic consideró que la crisis se debe arreglar
tomando en consideración los intereses
de seguridad de Rusia.
En la misma tónica la ministra de Defensa
de Alemania, Christine Lambrecht, aseguró que su país no tiene intención
de proporcionarle armas a Ucrania toda vez que aún se mantiene la
posibilidad de utilizar el diálogo como vía para la resolución del conflicto.
La ministra consideró que: "Durante mucho tiempo, la postura clara del gobierno
federal ha sido la de que no se entregarán armas en las áreas de crisis para que no haya una
mayor escalada allí". Así mismo, agregó que
sobre el tapete todavía estaba la
posibilidad de negociar tanto en el marco del Consejo OTAN-Rusia como en el del formato de Normandía e insistió
que su país se propone coadyuvar para el desescalamiento del conflicto y su
resolución por vía pacífica.
Pero quien fue más lejos en la
caracterización y ruta de solución del diferendo a través de la negociación fue
el presidente francés Emmanuel Macron quien después de conversar en Moscú con
su homólogo ruso afirmó que "el
objetivo geopolítico de Rusia hoy claramente no es Ucrania, sino aclarar las
reglas de convivencia con la OTAN y la Unión Europea". Macron opinó que: "La
seguridad y la soberanía de Ucrania o cualquier otro Estado europeo no pueden
ser objeto de compromiso, a la vez que también es legítimo que Rusia plantee la cuestión de su propia seguridad".
En un clima distendido, el primer mandatario galo aseguró a la prensa
que siempre había tenido un diálogo
profundo con su colega ruso, toda vez que los une el compromiso de generar
soluciones que apunten al futuro y sean permanentes. Poniendo el acento en la
necesidad de que los pueblos de Europa deben sentirse protegidos, consideró que
se debería construir un nuevo equilibrio que preserve la soberanía y la paz, lo
cual debe hacerse “con respeto por Rusia y con una comprensión de los traumas
contemporáneos de este gran pueblo y esta nación".
Mientras tanto, ya quedan solo días para que se cumpla o no, el pronóstico
de la subsecretaria de Estado
de Estados Unidos, Wendy Sherman,
quien hizo pública su consideración de que Rusia invadiría Ucrania a más tardar
a mediados de febrero. En menos de una semana, confirmaremos que esta
funcionaria se habrá sumado a la constelación de embusteros que pareciera que
por la vía del engaño, hacen méritos para escalar en la estructura del poder
imperial.
Lo subrayado/ interpolado es nuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario