EL PUEBLO CHILENO HABLO ALTO Y CLARO EN EL PLEBISCITO: EXIGIO UNA NUEVA CONSTITUCION REDACTADA Y SANCIONADA POR EL SOBERANO
Por
Sergio Rodríguez Gelfenstein: escritor, analista internacional Addhee.Ong:
Ríos
de tinta han corrido en estas 72 horas. Superada la alegría inicial
comprensible en un país cuyo pueblo desde hace muchos años está falto de
victorias y donde lo tradicional es celebrar las derrotas, se vuelve a poner
los pies en la tierra para entender que (disculpen el lugar común) “se ha
ganado una batalla, no la guerra”.
¿Cómo
intentar hablar del tema tratando de ser original y no caer en lo repetitivo?
Confieso que dudé en hacerlo, pero me ganó la emoción, porque a pesar de la
lejanía, percibo la efusividad de un todo que hizo posible este día. Pero la
emoción también se manifiesta como indignación al ver cómo los causantes del
desastre que ha vivido Chile en estos 47 años, ahora buscan apoderarse de la
victoria intentando desplazar a sus verdaderos protagonistas.
En la embriaguez de un día glorioso para el pueblo, ya comienzan a buscarse para –una vez más- construir acuerdos de cúpula que impidan que las organizaciones populares elijan a sus representantes, no como independientes, porque deben “depender” de la voluntad de los sectores y territorios que los seleccionen y a ellos le deben rendir cuentas de su actuación. La connotación “independiente” tiene carácter político para hacer patente que no responderán a los partidos causantes de tanto dolor a los chilenos y chilenas.
La clase politicastra chilensis cree
que el Pueblo Chileno es ignorante y estúpido
Otra
opinión: “Yo no quisiera que el tema de la Asamblea Constituyente fuera una
especie de droga. O sea, que nos pongamos a fumar el opio en escenario
ficticio, inexistente, de una crisis institucional que no existe, de una
Asamblea Constituyente que no se va a constituir nunca” Camilo Escalona, ex
presidente del partido socialista de Chile/ Socialdemocracia actual..
Una
más: “No hay ninguna razón que justifique en Chile la instalación de una
Asamblea Constituyente. Una Asamblea Constituyente es una confrontación y eso
no lo queremos, yo no lo quiero por lo menos”. José Miguel Insulza, ex ministro
de los gobiernos de la Concertación y actual senador por el partido socialista/
socialdemocracia actual.
Veamos
lo que dicen ahora, después del domingo:
“Han
tenido que pasar 30 años para que llegara este momento” […] "Lo importante
es entender que los planteamientos de este 25 de octubre han sido planteados
por muchos de nosotros desde hace mucho tiempo". Ricardo Lagos
Y
esto es lo que manifestó José Miguel Insulza- ex ministro del interior del
régimen concertacionista nueva mayoría de Eduardo Frei Ruiz Tagle, impulsor del
regreso del dictador Pinochet a Chile,
detenido en una Clínica londinense para ser extraditado a Madrid para
juzgarlo por crímenes de lesa humanidad por el Juez Baltazar Garzón Real- y el mismo domingo en una entrevista para una
agencia de prensa argentina: “…la necesidad de reformar la Constitución que
surgió del plebiscito del domingo es la llave para empezar a construir un país
más democrático y menos desigual”.
En
un largo artículo del periodista Camilo Villa J. publicado en la Radio de la
Universidad de Chile el martes 27 se señala con amplitud de evidencias como se
comienzan a vislumbrar los acuerdos de cúpula entre sectores de izquierda,
derecha y seudo izquierda.
Para
efectos prácticos de las elecciones del 11 de abril, hablar de gobierno y
oposición no deja de ser una entelequia. Esa cantidad de aproximadamente 78% de
ciudadanos que se expresó a favor de una nueva constitución no significa nada
en términos de calidad. Se sabe que la derecha que gobierna, la derecha en la
oposición y el oportunismo frenteamplista se pusieron de acuerdo el 15 de
noviembre para que no pudiera realizarse una asamblea constituyente originaria
como era y como es el deseo popular. Es muy probable que esa calidad se manifieste
en el momento de redactar la nueva Carta Magna, de ahí que la verdadera “madre
de todas las batallas” será la que se libre de cara al 11 de abril.
Hay
que recordar cómo el sistema político chileno hizo surgir al MAPU en el momento
previo al triunfo electoral del Dr. Salvador Allende Gossens y cuando era patente
que ello se podría producir; al PPD en tiempos de franco retroceso dictatorial;
y al Frente Amplio cuando era evidente que las luchas del Pueblo Chileno
llegarían a la victoria del 25 de octubre. Todas
estas organizaciones políticas fueron creadas con la misma misión: ralentizar,
paralizar y torpedear desde adentro las grandes luchas y las victorias
populares. Hoy, los líderes del MAPU y del PPD son parte de la casta
política comprada por la oligarquia empresarial sofofa, y el Frente Amplio, fue
gestor -junto a la derecha a la que supuestamente se oponen- de la componenda
cupular del 15 de noviembre.
Mucha
mayor franqueza manifestó Jacqueline Van Rysselberghe, del partido pinochetista
Unión Demócrata Independiente (UDI), que defendió la continuidad de la
constitución llamando a votar a favor del “Rechazo” y quien de inmediato
convocó a trabajar “para que el cambio constitucional no parta de cero”.
Los
acuerdos de las cúpulas opositoras poco importan hoy, cualquiera de ellos que
se logre será una vez más para engañar al pueblo. En una mirada histórica se
trata de la imposible misión de unir a los que promovieron el golpe de Estado,
con los que lucharon contra la dictadura, los que catalogaron al gobierno popular
del Presidente Allende Gossens como autoritario y aquellos que han
usufructuado por treinta años de la Constitución de la dictadura cívico militar
que ahora dicen querer cambiar.
En
la mirada más cercana, los mismos que se burlaron del pueblo el 15 de noviembre
pretenden unirse con los que en la calle los obligaron a buscar una alternativa
que evitara una derrota total del sistema. El fantasma del 88 vuelve a estar
presente.
El
propio artículo de Villa enumera los movimientos de dirigentes que se reúnen
sin consultar al pueblo. En este contexto la única voz reflexiva pareció ser la
de Alondra Arellano, presidenta de Convergencia Social quien en una entrevista
con la Radio de la Universidad de Chile, haciendo un inusitado alarde de
sensatez expuso que: “el rol de la oposición será restarse protagonismo y
dárselo a los movimientos sociales e independientes”.
La oligarquía empresarial sofofa, su
régimen cesarista piñerista y la seuda oposición política ignoran al Pueblo Mapuche.
Mientras
esto ocurre entre los chilenos, los mapuche, el otro pueblo que habita el país,
genera su propia dinámica de lucha para determinar la cantidad de escaños que
le deben corresponder en los debates constitucionales que lleven a que, finalmente,
por hecho y por derecho, sean reconocidos de acuerdo a las estipulaciones del
Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo.
El
problema es que este debate se da en los marcos de la comisión de constitución
del Senado, conformada por dos parlamentarios de la derecha gubernamental, dos
de la oposición de derecha y un independiente (ex demócrata cristiano) con la
presencia de dos ministros de Piñera.
¡
Ningún independiente será electo en el marco de la Convención Constitucional
gatoparda paso a paso para que nada cambie!
El
mayor arranque de honestidad –aunque parezca increíble- provino de Tomás
Fuentes diputado del derechista partido Renovación Nacional quien manifestó
que: "El diseño de la constituyente está hecho para que no salga electo ningún
independiente". Dijo que eso era imposible salvo que el candidato fuera
algún conocido deportistas o un miembro de la farándula, para lo cual
ejemplifico con dos de ellos.
En
su interesante explicación de la situación creada tras el evento eleccionario
del domingo, Fuentes expuso que si los candidatos a ser elegidos el 11 de abril
son los mismos políticos de siempre (puso como ejemplo a dos de ellos, uno de
gobierno y otro de oposición) “…vamos a estar un año con los mismos políticos
que están hoy en el Congreso, ¿acaso no habrá la misma frustración en las
personas? Me imagino que si hacemos un diagnóstico honesto de lo ocurrido en el
plebiscito, los 17 partidos políticos que hoy se encuentran representados en el
parlamento se pondrán de cabeza a buscar candidatos con un perfil lo más
parecido al ciudadano común“.
El
diputado Fuentes explicó que si se creaban listas separadas de la oposición y
del gobierno, se produciría una “sobre representación”. Ante eso, su
sorprendente propuesta fue: “…si hacemos un esfuerzo y logramos concretar una
lista para nosotros beneficiarnos de esa unión, solo se necesita tener un
programa de mínimos comunes. Si la izquierda no va unida y nosotros sí,
nosotros [se refiere a las fuerzas gubernamentales] seremos los sobre
[re]presentados. Creo que hay que hacer esfuerzos […] por un proyecto común”.
He aquí la “madre” de todos los acuerdos cupulares, es decir repetir la alianza
que decidió el pacto del 15 de noviembre, pero
ahora para elegir los convencionistas y eventualmente escribir la nueva
Constitución, que no sería otra cosa que la misma de Pinochet y Jaime Guzmán
pero ahora aprobada democráticamente.
Mientras
están ocurriendo estos “tejemanejes” en la superestructura, el pueblo
organizado en Unidad Social ha llamado precisamente a evitar
que los partidos se adueñen del proceso constituyente. Según han explicado,
“continuarán llevando a cabo cabildos ciudadanos cuyo objetivo es entregar
insumos al órgano constituyente a la hora de considerar los temas que deben
estar contenidos en una nueva Carta Fundamental”.
La
confianza en la organización popular y la inteligencia de los ciudadanos que
han sostenido este movimiento por un año, encontrará los caminos para resolver
este intríngulis y ganar la nueva batalla. El lunes en la noche vi un
interesante programa de televisión en el canal 8 de Peñalolén en el que
dirigentes populares debatieron sobre el camino a seguir. Con alegría constaté
la sabiduría popular y la seguridad de que con los “pies en la tierra”, el
pueblo, las organizaciones y sus líderes tienen perfecta apreciación del
momento que se vive a partir del domingo, las dificultades que emanan de las
tareas por venir y los caminos a seguir.
¡
Aun tenemos Patria ciudadanos!
Al
escuchar ese programa, recordé aquella hermosa página de la historia de Chile
cuando en marzo de 1818 tras el desastre de Cancha Rayada que supuso una
importante derrota de las fuerzas patrióticas se generó el caos, un estado de
pánico y confusión suprema y se avivaron rumores, noticias contradictorias y
perniciosas que incluso anunciaron la muerte de los generales libertadores José
de San Martín Matorras y Bernardo
O´Higgins Riquelme.
Y
cuando el espanto y el pesimismo cobraron vigencia, sobre todo entre los
sectores altos de la población, algunos de los cuales se apresuraron nuevamente
a cambiar de bando, emergió la suprema convicción de Manuel Rodríguez cuya
autoridad moral a toda prueba fue reconocida por la población cuando desde el
balcón del palacio de gobierno proclamó en medio del generalizado desaliento
“¡Aún tenemos patria, ciudadanos!”.
No tengo duda que los nuevos
rodriguistas del siglo XXI recuperarán la patria para ellos y para las futuras
generaciones.
Lo subrayado es nuestro.
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