El incendio de la Amazonía, un crimen de lesa Humanidad, y el giro geopolítico de la hegemonía de los Estados Unidos.
La verdad sobre el autoatentado terrorista de las torres
gemelas, New York, USA, 11 de septiembre del 2001.
Por Rolando
Prudencio Briancon/ Escritor, Analista Internacional/ Barómetro
latinoamericano/ADDHEE.ONG:
El fuego ha sido en
la historia de la Humanidad un elemento que en sí representó y representa:
energía, voluntad, ímpetu, etc., para emprender las acciones más audaces y
efectivas que la Humanidad ha desarrollado. No menos cierto ha sido también el
poder que para someter a los demás se ha usado.
De igual modo ha
sido el poder que surdiéndolo se ha usado en contra de uno mismo para luego
culpar al adversario. Así por ejemplo sucedió durante el imperio romano, cuando
Nerón incendió Roma para culpar luego a los cristianos y desatar una implacable
persecución. Vale decir el fuego, así como ha representado poder para emprender
las más audaces acciones, también ha servido para someter a los demás.
Hechos recientes como el auto
atentado a las Torres Gemelas en Nueva York el 9/11 del 2001 se podrían
registrar como otra acción en la que el fuego alumbró para la humanidad un otro
momento, un otro ciclo para que la hegemonía estadounidense se reprodujera de
forma radical, a partir de demagógicamente declararse la guerra contra el
terrorismo, como parte de la nueva geopolítica genocida y global de George
Bush. Es importante insistir en lo “demagógico” de la estrategia de la
hegemonía estadounidense, por cuanto para la opinión pública ha quedado claro
que se trató de un auto atentado. Lo mismo para la opinión pública ha sido el
otro revelador hecho como aquel artero argumento de Armas de Destrucción Masiva
que sirvió para atacar a Irak el 2003, y que se inscribe en una igual impostura
que el del ataque del 9/11.
En ambos episodios
las estrategias se los Estados Unidos, no ha buscado sino endurecer su
hegemonía, “inventando al enemigo”, construyendo al contrincante contra quien
justificar luego su poder de fuego. Han sido en esa tesis que son los
terroristas quienes le han servido no sólo como chivos expiatorios, sino
anecdóticamente de aliados a la vez como en el caso del auto atentado las Torres
Gemelas. O el caso de enemigo necesario que correlativamente ha construido,
como en del su momento les fue funcional a su poder de fuego Alqaeda, y hoy es
el ISIS.
Decía que si bien
el terrorismo les ha sido funcional a su poder fuego; hoy los Estados Unidos,
que siguen necesitando de ése enemigo íntimo; son otros los interese que le
preocupan para reproducir su hegemonía, y estos tienen que ver con el control
-como ha sido el petróleo en la guerra contra el terrorismo- del ecosistema del
planeta; pero sobre todo con un recurso mucho más vital que el petróleo, que no
es sino el agua dulce, ya que viene siendo un secreto a voces generalizado que
las próximas guerras en el planeta se darán por el agua; al margen de la
disponibilidad que se tenga sobre otros como la biodiversidad, la fauna, la
flora etc.; abundante en la Amazonía y que al parecer es el nuevo centro
geopolítico capital clave en disputa para la hegemonía estadounidense. Un dato que no puede dejar de tomarse en
cuenta es el que la Amazonía es un territorio al que los Estados Unidos., lo
considera como parte de un territorio que debe ser controlado por ellos; al
extremo que en sus escuelas estadounidenses se enseña el mapa del Brasil
amputado de su territorio del Amazonas.
Puede ser una
incendiaria hipótesis la que me lleva a plantear que el planeta hoy se
encuentra nuevamente en un punto inflexión en el que, por el nivel irreversible
del deterioro medioambiental en el Amazonas, que es el “pulmón del planeta”, se
trame el relanzamiento de la hegemonía estadounidense.
Lo subrayado es nuestro.
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