EL
RENACER HUMANISTA
Tras la
construcción de una nueva sociedad del ser humano nuevo integral –
Por Mariano Sierra
S. Jurista Argentino.
La amenaza al humanismo es desde siempre y solo
puede ser salvado mediante la práctica de los valores y las fuerzas morales
propias de la esencia social. La protección humanista también se ciñe al
ejercicio de actitudes igualitarias donde la resignación/fatalismo no tiene
cabida. Las obras humanas evocan contando con el otro. Con el invisible, con el
desigual, con el marginado/descartado, con el débil perseguido por la
vorágine de una política opresora alejada del sentir humano.
Vivir a merced de ideologías impropias indica
estar por fuera del eslabón social, es estar por fuera de anhelos democráticos
donde prime el pensamiento libre, y la solidaridad, es vivir acogido a una
estructura desequilibrada. Nuestro vivir diario parece no indignarnos ante el
esperpento político y la forma perversa como se desarrolla la política y la
gobernanza. Lo único que puede ayudarnos al cambio, es cambiar la forma de
pensar, es conocer nuestra historia y tener acceso a la cultura, descorriendo
el velo de la desconfianza, producto de la culpa, culpa ocasionada por la
violencia inherente a la humanidad, donde cada uno vive sus conflictos, sus malditas
guerras internas y externas cuyas soluciones se quieren ahondar en posiciones
intolerantes y caprichosas.
La
independencia que no fue, como la de Chile.
Esta reflexión pretende dar valor a la revolución
humanista en su sentido de cambio hacia una nueva sociedad más humana que
sustituya el viejo orden proveniente de la independencia que no fue. El tiempo
pasa fugaz, sin sentido, ante el manipuleo productivo, el voraz consumismo y el
disparate de tanto placer a quien la tecnología lo absorbe con sus
desconcertantes novedades. La vida
centrada en valores está en decadencia con su símil, la dignidad humana. La
identidad social es una ilusión, carece de originalidad, de liderazgo, de
credibilidad, de principios y contextos interrelaciónales.
El país camina por una senda histórica peligrosa
de rupturas sociales. El proyecto humanista es el proyecto transformador que
supera la falsa democracia, la falsa libertad, la justicia en la medida de
lo posible, y de otro lado eleva el nivel de conciencia que va a disminuir
las distancias causa principal de la debacle humanista. La Colombia humana no
es un sueño, es una realidad que se está formando con la fuerza del corazón y
la razón y la grandeza del espíritu de lucha, que es resistencia contra las prácticas
injustas. Un proceso humanista conduce a la construcción de sociedades limpias,
justas y solidarias. Por ello recorrer la historia interroga las causas de
las transgresiones que ha vivido la humanidad clamando por un humanismo de
expresión inconforme.
El dinero/La
Celestina Universal lo compra todo.
Hoy todo se compra y todo se vende. Hasta la
conciencia. Así se vislumbra el mayor
relajo ético y social. Nada impresiona, nos hemos acostumbrado a la
perversión, nos estamos hundiendo cual barco a la deriva. Los mayores vicios
sociales acompañan a los gobiernos y a los gobernados. Las pocas reservas espirituales
están en decadencia pues la fe esta profanada. La humanidad está herida por la
deshumanización, no existe un equilibrio entre ética y moral, no hay pautas de
apoyo. Una nueva sociedad humanista busca enfrentar los retos humanos en una
sociedad fracturada que no tiene ganas de ser, que rechaza el pensar libre, la
tolerancia y la socialización económica.
Los ideales
humanistas encienden el ánimo, la pasión y lucha, abriendo fronteras para la
revalorización de la persona. Los
ideales humanistas combaten lo que deshumaniza. Todo lo que está en
movimiento, está en evolución. Debemos ser para los demás con todas nuestras
fuerzas. A esos ideales humanistas le temen los poderosos, pue ponen en fuga a
los que abusan de sus poderes. La
grandeza del imperio humano vence todo obstáculo, aplastando cualquier
inmoralidad social. No es hora de callar, no es hora de seguir paralizados ante
el asombro de un tumultuoso mundo. Es hora de seguir, nada de seguir
resignándonos por temores infundados. Un país será aquel donde los hombres ven
la realidad a través de sus convicciones como ciudadanos de la esperanza.
El renacer humanista supone la formación de una
nueva sociedad incita en la naturaleza y la historia, la persona en su
dimensión es cambiante para elevarse logrando consolidar valores y principios. La
persona por creación- evolución está al servicio de los demás suministrando
su capacidad, sus juicios, su sabiduría perfilándose precursor de las
problemáticas políticas y sociales. El espíritu humanista afirma la dignidad y
el valor de la persona elevando su nivel de conciencia en pro de la
libertad. Van en contra de la humanística los corruptos, los que callan, los
que manufacturan actos indignos, los que se adhieren a la mea culpa. Es decir,
los que no reconocen sus malas posturas. La conciencia fracturada por actos de
transgresión, no se puede apaciguar con observaciones o actos de fe o
sacramentales casuísticamente. Por ello debemos reconocer lo indigno y
denunciar a los que quieren destruir el espíritu humanista como un deber
social, con base a una rebeldía con causa.
Los actos de gobiernos, los actos de sociedad
carecen de sentido humano, carecen de verdad real cuando desvían sus conductas
hacia lo profano. No hay solidaridad humana, cuando hay abandono social, cuando
desconocemos nuestras posturas de empleadores, de empleados, de familia, de
ejercer nuestras profesiones, de ejercer los distintos cargos sociales,
públicos o privados, sin ser atendidas responsablemente. La formación de un
nuevo sentir humano proclama responsabilidad, reclama unidad ciudadana concreta
para los propósitos sociales, para atender los desafíos, para reconstruirnos
como personas dispuestos a ejercer cogobierno y control democrático usando el
dialogo al unísono con una gestión viva llena de esperanza y fraternidad. El
acontecer histórico ha propiciado hechos con relación a nuestros trabajos
diarios que han puesto en débil situación la condición humana dejando en alto
grado de vulnerabilidad lo humano y lo natural.
El proyecto Colombia Republicano humanista
pertenece a todos, pues nos asocia para interpretar los deseos de cambio en lo
material, lo social, lo político, lo ético. A todos nos compete unos derechos y
unas obligaciones por el hecho de ser personas, por el hecho de estar en el
mundo ejerciendo actividades en pro de todos. Cuando vivimos y somos
deshumanizantes, estamos reduciendo al ser humano a una mínima expresión, a la
condición de invisible, de un caduco desprovisto de personalidad. La
civilización actual capitalista salvaje globalizada esta revestida para el
individuo de muchos ropajes. Para cada situación, el individuo
utiliza un ropaje –sobrevive disfrazándose -, se camufla como el
camaleón desfigurando su identidad. Apareciendo como una bestia unas veces y en
otras como un ser capaz pletórico de fraternidad y amor. La globalización del
capital ha quebrado el sentir cultural, educativo, social patriótico, pero
no podrá vencer las fuerzas morales, ha quebrado la capacidad de servir, pero
no podrá quebrar el amar.
El descontrol social, político y espiritual ha
llevado al individuo a la masificación, degradación, enajenación,etc.,perdiendo
derechos, perdiendo naturaleza humana, viviendo en un estado de temor e
indecisión para tomar decisiones por miedo a perderlo todo, por miedo a ser
perseguido por los distintos organismos públicos. En la crisis de la
degradación humanista ante la ausencia de la verdad, ¿Qué hacer? Frase lapidaria de Lenin en momentos de la
crisis social soviética. El hacer no es
otra cosa que buscar el cambio con denuncias y exigencias, con comportar ético
en la vida diaria liberando todo odio, todo rencor.
La libertad
según el Maestro Libertador Lic. José Martí Pérez, “La libertad es el derecho que toda persona tiene a ser honrada y a
pensar y hablar sin hipocresía”
Alguien decía que la libertad se tiene cuando se
tenga el poder para oponernos a los abusos. Y como decía Gandhi... La persona tendrá libertad, hasta
tanto desarrolle una libertad interior y hasta cualquier proceso de paz y
políticas sociales tengan en cuenta el país humano y natural.....
El silencio y la resignación/fatalismo son
cómplices perversos de la ausencia de humanismo. Lo humano ha sido absorbido
por la tecnología, el consumismo y la indiferencia a costa de las necesidades
sociales.
MARIANO SIERRA S. Jurista argentino.
Lo subrayado es nuestro.
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