Valparaíso, 9 de Octubre
del 2018
«Ni calco ni copia»: Dr. Ernesto
Guevara de la Serna en búsqueda de un nuevo socialismo latinoamericano
Por Prof. Michael Löwy.
En un artículo publicado en 1928, José Carlos Mariátegui - el
verdadero fundador del marxismo latino-americano - escribía las siguientes
palabras: «No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América latina
calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra
propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo latino-americano. He
aquí una misión digna de una generación nueva". No fue escuchada su advertencia:
en este mismo año empezó el movimiento comunista latino-americano a caer bajo
la influencia del paradigma stalinista, que impuso, durante casi medio siglo,
el calco y la copia de la ideología de la burocracia soviética y de su llamado
«socialismo real».
No sabemos si el Dr. Ernesto Guevara de la Serna conocía este texto de
Mariategui; posiblemente sí lo había leído, puesto que su compañera Hilda Gadea
le había prestado los escritos de Mariátegui, durante los años que precedieron
la Revolución Cubana. De todas las maneras se puede considerar que buena parte
de su reflexión y de su práctica política, sobre todo en los años 60, tenía
como objetivo salir del callejón sin salida a que llevaba la imitación servil
del modelo soviético y est-europeo. Sus ideas sobre la construcción del
socialismo son una tentativa de «creación heroica» de algo nuevo, la búsqueda –
interrumpida e inacabada – de un paradigma de socialismo distinto, y en muchos
aspectos radicalmente opuesto a la caricatura burocrática stalinista «realmente
existente».
De 1959 hasta 1967, el pensamiento del Dr. Ernesto Guevara de la Serna
ha evolucionado mucho. Él se alejó cada vez más de las ilusiones iniciales
acerca del socialismo soviético y del estilo soviético - es decir, stalinista -
de la ciencia y la filosofía marxista.
En una carta del 1965 a un amigo cubano él critica duramente el «seguidismo
ideológico» que se manifiesta en Cuba por la edición de manuales soviéticos
para la enseñanza del marxismo. Estos manuales – que él llama «ladrillos soviéticos» - «tienen el inconveniente de no te dejar pensar:
el Partido ya lo hice por ti y tú lo debes digerir». Se percibe de manera
cada vez más explícita, sobretodo en sus escritos a partir del 1963, el rechazo
al «calco y copia» y la búsqueda de un modelo alternativo, la tentativa de
formular una otra vía al socialismo, más
radical, más igualitaria, más fraternal, más humana, más consecuente con la
ética marxista.
Su asesinato en octubre del 1967 va a interrumpir un proceso de
maduración política y desarrollo intelectual autónomo. Su obra no es un sistema
cerrado, un planteamiento acabado que tiene respuesta para todo. Sobre muchas
cuestiones - la democracia en la planificación, la lucha contra la burocracia -
su reflexión es incompleta.
El motor esencial de esta búsqueda de un nuevo camino – más allá de
cuestiones económicas específicas – es la convicción de que el socialismo no
tiene sentido – y no puede triunfar – si no representa un proyecto de
civilización, una ética social, un modelo de sociedad totalmente antagónico a
los valores de individualismo mezquino, de egoísmo feroz, de competencia, de
guerra de todos contra todos de la civilización capitalista - este mundo en el
cual «el hombre es el lobo del hombre».
La construcción del socialismo es inseparable de ciertos valores
éticos, contrariamente a lo que plantean las concepciones economicistas - de
Stalin hasta Kruschov y sus sucesores - que sólo consideran "el desarrollo
de las fuerzas productivas". En la famosa entrevista con el periodista
Jean Daniel (julio del 1963) el Dr. Guevara de la Serna planteaba, en lo que ya
era una crítica implícita al "socialismo real": "El socialismo
económico sin la moral marxista no me interesa. Luchamos contra la miseria,
pero al mismo tiempo contra la enajenación. (...) Si el marxismo pasa por alto
los hechos de conciencia, podrá ser un método de reparto, pero no es ya una
moral revolucionaria".
Si el socialismo pretende
luchar contra el capitalismo y vencerlo en sus proprio terreno, en el terreno
del productivismo y del consumismo, utilizando sus propias armas - la forma
mercantil, la competencia, el individualismo egoísta – está condenado al fracaso. No se puede decir que Guevara de la
Serna previó el derrumbe de la URSS, pero de alguna manera él tuvo la intuición
de que un sistema «socialista» que no tolera la divergencia, que no representa
nuevos valores, que trata de imitar su adversario, que no tiene otra ambición
que «alcanzar y superar» la producción de las metrópolis capitalistas, no tiene
futuro.
El socialismo para el Dr.
Guevara de la Serna era el proyecto histórico de una nueva sociedad, basada en
valores de igualdad, solidaridad, colectivismo, altruismo revolucionario, libre
discusión y participación popular. Tanto sus críticas – crecientes – al
«socialismo real» como su práctica como dirigente y su reflexión sobre la
experiencia cubana están inspirados por esta utopía -– en el sentido que le da
Ernst Bloch a este concepto – marxista.
Tres aspectos traducen concretamente esta aspiración del Dr. Guevara
de la Serna y su búsqueda de un nuevo camino: la discusión sobre los métodos de
gestión económica, la cuestión de la libre expresión de divergencias y la
perspectiva de la democracia socialista. El primero ocupaba, obviamente, el
lugar central en la reflexión del Dr. Guevara de la Serna; los dos otros - que
están estrechamente interconectados- son mucho menos desarrollados, con lagunas
y contradicciones. Pero no dejan de estar presentes en sus preocupaciones y en
su práctica política.
1) Los métodos de gestión
económica
Se trata de la célebre discusión del 1963-64 sobre varios aspectos de
la planificación, en confrontación con partidarios del modelo soviético – el
Ministro del Comercio Exterior Alberto Mora, el director del Instituto Nacional
de Reforma Agraria Carlos Rafael Rodríguez – sostenidos por el conocido
economista marxista francés, Charles Bettelheim. Los planteamientos de Dr. Ernesto
Guevara de la Serna– que recibieron el apoyo del economista marxista belga (y
dirigente de la IVa Internacional) Ernest Mandel – constituyen una crítica
radical – al principio implícita, después explícita – al «socialismo real».
Los principales aspectos del
modelo est-europeo a que se oponía el Dr. Guevara de la Serna eran:
- la ley del valor como ley objetiva de las
economías de transición al socialismo – tesis de Stalin defendida por Charles
Bettelheim.
- la mercancía como base del sistema
productivo.
- la competencia - entre empresas o entre
trabajadores - como factor de incremento de la productividad.
- métodos de incentivo y distribución más
bien individuales que colectivos.
- privilegios económicos para los gerentes y
administradores.
- criterios mercantiles en las relaciones
económicas entre países socialistas.
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En su famoso "Discurso de Argel" (febrero del 1965) Dr. Ernesto
Guevara de la Serna llamaba a los países que se reclamaban del socialismo a
"liquidar su complicidad tácita con los países explotadores del
Occidente", que se traducía en las relaciones de intercambio desigual que
llevaban con los pueblos en lucha contra el imperialismo. Para el Dr. Guevara
de la Serna "no puede existir socialismo si en las conciencias no se opera
un cambio que provoque una nueva actitud fraternal frente a la Humanidad, tanto
de índole individual, en la sociedad que se construye o esta construido el
socialismo, como de índole mundial en relación a todos los pueblos que sufren
la opresión imperialista".
Analizando en su ensayo del marzo del 1965, El socialismo y el Ser Humano
en Cuba los modelos de construcción del socialismo vigentes en Europa oriental,
el Dr. Guevara de la Serna rechazaba la concepción que pretendía "vencer
al capitalismo con sus proprios fetiches": "Persiguiendo la quimera
de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el
capitalismo (la mercancía tomada como célula económica, la rentabilidad, el
interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un
callejón sin salida...Para construir el socialismo, simultáneamente con la base
material hay que hacer al Ser Humano nuevo".
Uno de los principales peligros
del modelo importado de los países del Este europeo es el incremento de la
desigualdad social y la formación de una capa privilegiada de tecnócratas y burócratas:
en este sistema de retribución "son los directores quienes ganan cada vez
más. Basta ver el último proyecto de la RDA, la importancia que adquiere la
gestión del director, o mejor, la retribución de la gestión del director".
El fondo del debate consistía en una confrontación entre una visión
economicista – la esfera económica como sistema autónomo, regido por sus propias
leyes, como la ley del valor o las leyes del mercado - y una concepción
política del socialismo , es decir la toma de decisiones económicas - las
prioridades productivas, los precios, etc – según criterios sociales, éticos y
políticos.
Las propuestas económicas del Dr.
Guevara de la Serna – la planificación versus el mercado, el sistema
presupuestario de financiamiento, los incentivos colectivos o «morales» -
tenían como objetivo la búsqueda de un modelo de construcción del socialismo
fundamentado en estos criterios, y, por tanto, distinto del soviético
stalinista.
Hay que añadir entretanto que el Dr. Guevara de la Serna no logró tener una
idea clara de la naturaleza del sistema burocrático stalinista. Siguiendo – en
mi opinión – una pista equivocada, buscaba en la NEP, más bien que en el
Thermidor stalinista, la origen de los problemas y limitaciones de la
experiencia soviética.
2) La libertad de discusión
Un aspecto político importante de la discusión económica del 1963-64,
que merece ser subrayado, es el hecho mismo de la discusión. Es decir, el
planteamiento de que la expresión pública de desacuerdos es normal en el
proceso de construcción del socialismo. En otras palabras, la legitimación de
un cierto pluralismo democrático en la revolución.
Esta problemática está sólo implícita en el debate económico. El Dr. Guevara
de la Serna nunca la desarrolló de forma explícita o sistemática, y sobre todo
no la relacionó con la cuestión de la democracia en la planificación. Pero su
actitud, en varias ocasiones en el curso de los años 60, es favorable a la
libertad de discusión en el campo revolucionario, y al respeto de la pluralidad
de opiniones.
Un ejemplo interesante es su comportamiento hacia los trotskistas
cubanos, cuyos análisis él no compartía para nada (los criticó duramente en
varias ocasiones). En 1961, en una entrevista con un intelectual de izquierda
norte-americano, Maurice Zeitlin, el Dr. Guevara de la Serna denunció la
destrucción por la policía cubana de las placas de La Revolución Permanente de
Trotsky como un «error» y algo que «no debería haber sido hecho». Y años más
tarde, poco antes de dejar Cuba en 1965, logra sacar de la cárcel al dirigente
trotskista cubano Roberto Acosta Echevarria, al cual declara, al despedirse con
un abrazo fraternal: «Acosta, las ideas
no se matan a palos».
El ejemplo más tajante es su
respuesta - en un informe de 1964 a sus compañeros del Ministerio de la
Industria - a la crítica de "trotskismo" que le echaran algunos
soviéticos: "A este respecto, creo que o poseemos la capacidad de
destruir con argumentos la opinión contraria o debemos dejarla expresarse...No es posible destruir una opinión con la
fuerza, porque ello bloquea todo desarrollo libre de la inteligencia. También
del pensamiento de Trotsky se puede tomar una serie de cosas, incluso si, como
creo, se equivocó en sus conceptos fundamentales, y si su acción ulterior fue
errónea...".
Tal vez no sea por casualidad que la defensa más explícita de la
libertad de expresión y la crítica más directa del Dr. Guevara de la Serna al
autoritarismo stalinista se manifiesta en el terreno del arte. En su conocido
ensayo El socialismo y el Ser Humano Integral en Cuba (1965) denuncia el
«realismo socialista» de factura soviética como la imposición de una sola forma
de arte - la «que entienden los funcionarios». Con este método, subraya, se
«anula la auténtica investigación artística», y se pone una verdadera «camisa
de fuerza a la expresión artística».
3) La democracia socialista
Aunque el Dr. Guevara de la serna nunca llegó a elaborar una teoría
acabada sobre el papel de la democracia en la transición socialista – tal vez
la principal laguna de su obra - rechazaba las concepciones autoritarias y
dictatoriales que tanto daño hicieron al socialismo en el siglo XX. A los que
pretenden, desde arriba, "educar al pueblo" - falsa doctrina ya
criticada por Marx en las "Tesis sobre Feuerbach" ("¿quién educa
al educador?") - el Dr. Guevara de la Sena contestaba, en un discurso del
1960: "La primera receta para educar al Pueblo...es hacerlo entrar en
revolución. Nunca pretendan educar a un pueblo, para que, por medio de la
educación solamente, y con un gobierno despótico encima, aprenda a conquistar
sus derechos. Enséñele, primero que nada, a conquistar sus derechos, y ese
pueblo, cuando esté representado en el gobierno, aprenderá todo lo que se
enseñe, y mucho más: será el maestro de todos sin ningún esfuerzo". En
otras palabras: la sola pedagogía emancipadora es la auto- educación de los pueblos por su propia práctica revolucionaria
- o, como lo planteaba Marx en la Ideología
Alemana, "en la actividad revolucionaria, el cambio de sí mismo coincide
con la modificación de las condiciones". En el mismo sentido van unas
notas críticas de 1966 a un manual de economía política soviético, que
contienen esta formulación política precisa y tajante: «El tremendo crimen histórico de Stalin» fue «el haber despreciado la
educación marxista e instituido el culto irrestricto a la autoridad».
El principal límite es la insuficiencia de su reflexión sobre la
relación entre democracia y planificación. Sus argumentos en defensa de la
planificación y en contra de las categorías mercantiles son muy importantes y
ganan una nueva actualidad delante de la vulgata capitalista salvaje globalizado
que domina hoy, con su «fundamentalismo religioso del mercado». Pero dejan a un
lado la cuestión política clave: ¿Quién planifica? ¿Quién decide las grandes
opciones del plan económico? ¿Quién
determina las prioridades de la producción y del consumo? Sin una verdadera
democracia – es decir sin: a) pluralismo político ; b) libre discusión de las
prioridades y c) libre opción de la población entre las diversas proposiciones
y plataformas económicas propuestas - la planificación se transforma
inevitablemente en un sistema burocrático, autoritario e ineficaz de «dictadura
sobre las necesidades», como lo demuestra abundantemente la historia de la
ex-URSS. En otras palabras: los problemas económicos de la transición al
socialismo son inseparables de la naturaleza del sistema político. La
experiencia cubana de los últimos treinta años revela, también ella, las
consecuencias negativas de la ausencia de instituciones democrático/socialistas
– aun si Cuba logró evitar las peores aberraciones burocráticas y totalitarias
de los otros Estados del llamado «socialismo real».
Este debate tiene que ver, por supuesto, con el problema de las
instituciones de la revolución. Guevara rechaza la democracia burguesa, pero –
a pesar de su sensibilidad anti-burocrática e igualitaria - está lejos de tener
una visión clara de la democracia socialista. En El socialismo y el hombre en
Cuba el autor reconoce que el Estado revolucionario puede equivocarse,
provocando una reacción negativa de las gentes que les obliga a rectificar (el
ejemplo que cita es la política sectaria del Partido bajo el liderazgo de
Aníbal Escalante en 1961-62). Pero, reconoce, «es evidente que el mecanismo no
basta para asegurar una sucesión de medidas sensatas y que falta una conexión
más estructurada con las gentes». En un primer momento, él parece encontrar una
solución en una vaga «interrelación dialéctica» entre los dirigentes y las
gentes. Entretanto, algunas páginas adelante confiesa que el problema está
lejos de haber encontrado una solución adecuada, permitiendo un control
democrático efectivo: «Esta institucionalidad de la Revolución todavía no se ha
logrado. Buscamos algo nuevo (...). "
Sabemos que en los últimos dos años de su vida Dr. Ernesto Guevara de
la Serna avanzó mucho en su toma de distancia hacia el paradigma soviético
stalinista, en su rechazo del «calco y copia» del «socialismo real». Pero una
buena parte de sus últimos escritos queda aún inédita, por razones
inexplicables. Entre estos documentos se
encuentra una crítica radical al Manual de Economía Política de la Academia de
Ciencias de la URSS, redactada en 1966. En un artículo publicado en 1996,
Carlos Tablada - autor de un libro importante sobre el pensamiento económico
del Dr. Guevara de la Serna – cita algunos párrafos de este documento, al cual
tuvo acceso (pero no la autorización de publicarlo integralmente). Uno de ellos es muy interesante, porque
demuestra que en sus últimas reflexiones políticas Guevara se acercaba a la
idea de una democracia socialista, de una planificación democrática en la que
sea el pueblo mismo, los trabajadores, «las gentes» (para utilizar su terminología),
los que tomen las grandes decisiones económicas:
«En contradicción con una concepción del plan como decisión económica
de las gentes conscientes de los intereses populares, se ofrece un placebo, en
el cual sólo los elementos económicos deciden del destino colectivo. Es un
procedimiento mecanicista, anti-marxista. Las gentes deben de tener la
posibilidad de dirigir su destino, de decidir cuál es la parte de la producción
que irá a la acumulación y cual será consumida. La técnica económica debe
operar en los límites de estas indicaciones y la consciencia de las gentes debe
asegurar su implementación.»
Las balas de los asesinos de la CIA y de sus bastardos testaferros
bolivianos interrumpieron en octubre del 1967 este trabajo de «creación
heroica» de un nuevo socialismo revolucionario latinoamericano, a partir de la
aplicación consecuente de la filosofía y la ciencia marxista.
(Ponencia presentada a la Conferencia anual de la Fundación Ernesto
Guevara de la Serna, Italia, junio 2001)
(*) Michael Löwy fue miembro del Comité Académico Internacional de la
Cátedra Libre Ernesto Guevar de la Serna de la Universidad Popular Madres de
Plaza de Mayo. Entre muchos otros libros, es autor de El pensamiento del Dr. Guevara de la Serna [1971] y de El marxismo en
América Latina [1982].
Asunto: Comandante
Dr. Ernesto Guevara de la Serna, Sacerdote Camilo Torres Restrepo:
"Presentes, ahora y siempre" Valparaíso 9 de Octubre del 2018
Estimados amigos asociados:
"Frente a la mentira
generalizada, reaccionaria, enajenante del imperialismo yanqui globalizado- la
tiranía más despótica, terrorista degenerada y desalmada de la celestina
universal-, la verdad revolucionaria del comandante Dr. Ernesto Guevara de la
Serna y del Sacerdote Camilo Torres Restrepo: La liberación del Continente
Latinoamericano en el marco de la unidad
cristiano-marxista socialista"*
Es esencial e indispensable
destacar cada día la importancia revolucionaria del comandante Dr. Ernesto
Guevara de la Serna y del sacerdote Camilo Torres Restrepo, frente a la
tragedia que tiene sometido el Nuevo Orden Mundial, las piedras guías de
Georgia / USA, a la Humanidad en general y a la Patria continente América Latina
– su “patio trasero”-, en particular: Ambos revolucionarios constituyen un modelo
de unidad libertaria, cristiano-marxista/ socialista que ningún revolucionario
puede desconocer, en el marco de la Teología de la Liberación de la que el
sacerdote Torres Restrepo es su principal artífice y la ideología revolucionaria
Martiniana, de la Revolución Cubana de la cual el comandante Dr. Guevara de la
Serna es su más fiel defensor. Las características de ésta unidad
revolucionaria libertaria, tiene como objetivo la construcción de la Patria
Continente América Latina y el Caribe, democrática, digna, justa, soberana,
culta, solidaria y anti imperialista. Precisamente, en la última parte de lucha
de liberación guerrillera, es cuando dan vida a su legado libertario : "todo ser humano que lucha con las armas en
la mano por la libertad de su Pueblo, merece y recibe el honroso título de
revolucionario, independiente del lugar donde haya nacido". Así, interpretaban
el auténtico internacionalismo revolucionario ambos líderes guerrilleros latinoamericanos.
Lo continuaban así : "Sólo es patriota el que ama a sus
compatriotas, los educa, los alienta, los dignifica, los honra, en resumen, el
que lucha por el bienestar de su Pueblo, sacrificándose por emanciparlo de
todos los yugos, especialmente del Capital buitre foráneo y de su testaferra
oligarquía/ empresarial farisea apátrida. Nadie tiene derecho de invocar la
Patria mientras no pruebe que ha contribuido con obra a honrarla y
engrandecerla"...
Al comandante Dr. Ernesto Guevara
de la Serna y al sacerdote guerrillero Camilo Torres Restrepo, los asesinaron
el perverso y criminal imperialismo yanqui, a través de la CIA y sus cómplices:
sus testaferras oligarquías apátridas,
fariseas y las corruptas taifas castrenses. Acabaron con sus vidas físicamente
pero no les impidieron entrar en la historia, "esa que hacen los
Pueblos", con sus líderes consecuentes en defensa de sus ideales más puros
y con la fe puesta en la consecución de sus metas más nobles...
El sacerdote revolucionario
Camilo Torres Restrepo y el comandante Dr. Guevara de la Serna, son objetos de
permanente evocación de los Pueblos de la Patria Continente América Latina y el
Caribe, porque dieron vida a una señal precisa e importantísima e indeleble a
la Revolución Latinoamericana: La unidad cristiano-marxista/socialista en
la lucha por la liberación del Continente Americano.
Ninguna convergencia histórica
parece más natural que la Patria Continente América latina y el caribe, desde
Rio Bravo a Tierra del Fuego, esta posibilidad histórica merece convertirse en
ideal común, pues son comunes a todos los Pueblos, las esperanzas de progreso y
los peligros de vasallaje. Hora es de repetir que, sí no llegara a cumplirse
tal destino sería inevitable su colonización por el imperialismo yanqui
globalizado con la complicidad criminal de su testaferra clase oligarca
empresaria farisea y la taifa castrense corrupta, cautivadas por la diplomacia
del dólar.
Con esperanza y memoria.
Jorge Bustos B
Presidente ADDHEE.ONG
Prof. Galvarino Jaramillo Pflucker
Vicepresidente ADDHEE.ONG
María Cecilia Chinchón Canales/ Abogada de los Derechos Humanos
Vicepresidenta ADDHEE.ONG
Certificó:
Prof. Moreno Peralta / IWA
Secretario Ejecutivo ADDHEE.ONG
(*)Seminario Superior/
Licenciatura: "La Violencia de América Latina", Prof. Guía Dr.
Antonni Mirabet i Mullol. Estudiantes Juan Gallardo Osorio, Galvarino Jaramillo
Pflucker y Hugo Moreno Peralta. Universidad del Norte Chile/ Antofagasta 1969.
Desparecida por la infausta y criminal dictadura fascista cívico militar.
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