“Sin el respeto, ni la certeza
del Derecho y la igualdad de todos ante la Ley, no hay Justicia ni Estado de
Derecho”.
Prof. Juan Guillermo Mattus Valencia. Director AAJ Valparaíso
Aconcagua, Prof. Moreno Peralta, Secretario Ejecutivo ADDHEE. ONG
“Aplicar la igualdad a los que
están en una situación de desigualdad/marginación, lo único que se consigue es
profundizar la desigualdad…”
La oligarquía empresarial farisea
sofofa y sus paniaguados, la clase politicastra están muy nerviosos, por la
presión que tienen de la mayoría de la población que no tolera un día más, la
constitución de 1980, un artilugio que impuso la dictadura cívico-militar de marras,
menos que sean los mismos corruptos politicastros: Agustín Dunny Edwards,
Sebastián Piñera, Ricardo Lagos, Enrique Correo, Joaquín Lavín, Andrés
Allamand, Max Marambio, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Jaime Estévez, Andrés
Zaldívar, etc., quiénes entre gallo y medianoche, impongan un nuevo artilugio,
un desaguisado más, promovido día y noche a través de los medios mediáticos
mercuriales de (in)comunicación globalizados.
La democracia da por sentada la
igualdad entre sus principios básicos, que nadie se llame a engaño. Esta igualdad
no significa nivelación uniforme e indiscriminada. Sería injusto e irracional,
pues no todas las personas tienen la misma valía ni actitudes de la misma
índole. La igualdad, en democracia –la del gobierno del Pueblo, por y para el
Pueblo-, equivale a la Justicia Plena, que no quiere decir, dar a todos lo
mismo, sino a cada uno lo suyo, según sus necesidades. Una de sus formas es la
igualdad de oportunidades para todos. Nadie se debe sentir defraudado, porque
no se le brindó la oportunidad necesaria, si todos, salen del mismo punto de
partida, cada uno llegará hasta donde pueda según se lo permitan sus actitudes.
Las odiosas marginaciones se
deben a que los resortes democráticos antes citados y con ellos el elemental
principio de la igualdad, no funcionan. Sin los odiosos privilegios de la casta
oligárquica farisea sofofa y de sus tartufos ventajeros corruptos de la clase
politicastra, no sería difícil obtener de los grandes sectores populares
cualquier esfuerzo tendiente a unificar al Pueblo, alcanzando una cohesión
nacional que hoy no existe, porque se habrá estimulado de la mejor manera su
natural sentido social y su sentimiento de patriótica solidaridad.
La libertad es una aspiración
natural de la persona y del Ser Humano, de claro sentido individualista. La
igualdad en cambio, tiene un carácter ostensiblemente social.
Del maestro de la Patria
continente América Latina y el Caribe, José Martí Pérez, aprendimos que “La
libertad es el Derecho que toda persona- hombre o mujer- tiene a ser honrada, y
a pensar y a hablar sin hipocresía”. De esto concluyo que la persona desea y
busca la libertad. Esto en una sociedad verdaderamente democrática requiere
complementarla con la igualdad. Su supremo objetivo consiste en alcanzar la
felicidad de la persona y del Ser humano. En la democracia, el Estado de
Derecho no tiene fines propios. Le ofrecerá a todos los ciudadanos igual
oportunidad para que cada cual tenga la posibilidad de realizarse humana y
profesionalmente. Como colofón facilitará los instrumentos para que cada
persona – hombre o mujer- pueda realizar los fines trascendentes de la vida. No
es aceptable que un gobierno en nombre del respeto por la libertad individual,
se lave las manos ante una flagrante injusticia social como la que sobreviven
grandes sectores marginados en la arcadia mercurial de la alegría. Como si lo
anterior fuera poco, se mantiene prescindente, ajeno, en medio de conflictos
que perturban la tranquilidad del país: La corrupción, a impunidad, lla falta
de una constitución soberanamente sancionada por el Pueblo, el maltrato y
abandono de la infancia y la juventud, el futuro del Pueblo chileno, etc.
La persona –hombre o mujer-, es un ser social y su libertad la que nos ha
enseñado el maestro libertador José Martí Pérez, la tolerancia, el respeto a
nuestros semejantes, constituyen una libertad de carácter social.
Del compañero presidente, Dr.
Salvador Allende Gossens, aprendimos, “que gobernar a un Pueblo no es igualar a
sus miembros, ni sacrificar alguna parte en beneficio de otra, es propender
hacia un equilibrio que favorezca la unidad funcional, desenvolviendo la
solidaridad entre los ciudadanos”… La igualdad en la democracia no consiste en
considerar que todas las personas –hombres o mujeres- son iguales, porque no
existe una que sea igual a otra. La igualdad democrática es ante todo jurídica,
con los mismos derechos, sin que prevalezca/predomine nadie por razones de
fortuna, de casta, de raza, de religión, etc. Yo reitero, la Justicia Plena consiste en
darle a cada uno lo que merece según sus necesidades, no a todos lo mismo.
Acentúo, significa el fin de toda discriminación en contra de la persona, es decir, igualdad de derechos y
oportunidades: Derecho a ser iguales en dignidad.
¿Cómo sabemos lo que cada persona
merece? Como ya lo afirmé, dando a cada una la misma oportunidad, es decir,
dando a todos iguales posibilidades iniciales. Como colofón, acentúo que, la
falta de igualdad democrática ha permitido que grandes valores humanos se hayan
perdido/malogrado. La Historia nos cuenta que muchos grandes artistas,
científicos, sabios geniales lograron crear, realizar sus obras, casualmente,
porque un filántropo ciudadano le facilitó los medios económicos, otros con la
misma capacidad intelectual que los anteriormente citados, no se les presentó
la oportunidad que los primeros tuvieron, casualmente. Individualmente, sus
vidas se frustraron por la falta de oportunidad y la Humanidad perdió grandes
adelantos.
“Ninguna persona es una isla, estamos todos dependiendo el uno del
otro. Cuando sufre uno, sufren todos. Cuando muere uno, muere una parte de
todos. Por lo tanto, no preguntes, por quién doblan las campanas, doblan por ti…”
Con esperanza y memoria.
Prof. Moreno Peralta/IWA.
Secretario Ejecutivo ADDHEE.ONG
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