En
la coyuntura que está viviendo Estados Unidos en el proceso de elecciones
presidenciales, ha salido a relucir la importancia de la comunidad latina
residente en el país. Sí, la importancia, aunque no parezca. Jamás en un
proceso de elecciones los políticos han tomado como tema de discusión el aporte
de la comunidad asiática, europea y afro descendiente con el mismo ahínco con
el que hablan de la latina en las elecciones presentes. Claro está, que
dependiendo de la visión del presidenciable y las cartas que estén dispuestos a
jugar serán para denigrarla o para valorarla. Pero poniendo las cosas claras,
ese “para valorarla” sabemos que es un mientras tanto…
De
la comunidad latina y en específico de la indocumentada han hecho su propaganda
personajes como Clinton, Obama, Hillary Clinton, Marco Rubio, Ted Cruz y el
polémico Trump. La única mujer del grupo mostrándose maternal y acogedora, ( y
con un descaro de admirar autoproclamándose feminista) promete la legalización
de la mayoría de indocumentados si la comunidad latina la apoya con su voto.
Repite puntual las palabras del ku kux klanero y fresco de Obama que se rió de
nosotros en nuestras propias narices, ¡dos veces! En Cuanto a Ted Cruz, Marco
Rubio y Trump son de un discurso recalcitrante que evidencia el pensamiento
ultra conservador y xenófobo de gran parte de la sociedad estadounidense. Este
último que ha barrido con la comunidad musulmana en el país.
En
lo más insignificante de un día cualquiera en cualquiera lugar de Estados
Unidos los latinoamericanos experimentamos la xenofobia, en lo más simple los
estadounidenses anglos afirman que Estados Unidos es América, que más allá de
sus fronteras no existe evidencia de vida humana. Para ellos somos especímenes que
no hemos alcanzado el nivel de desarrollo que nos catalogue como seres humanos.
Piensan que carecemos de inteligencia y raciocinio. Cuando afirmamos que
también somos americanos nos piden nuestro pasaporte estadounidense. Toca
explicarles con manzanas y enseñarles el mapa del continente americano, nombrar
países, culturas y tradiciones. Explicarles que Estados Unidos es solo uno de
los tantos países que conforman el continente.
Si
la conversación sube de tono, toca pues hablarles de historia y nombrar a los
nativos de la región que fueron asesinados en genocidios por los “peregrinos”
que llegaron a invadir sus territorios y que dejaron de herencia para la posteridad la burla de la celebración del Día de Acción
de Gracias. De pronto toca la obligación
de mencionar las reservas de nativos. Deletrearles que ya existía América
cuando vinieron a realizar los sangrientos genocidios para robar la
tierra. Y que si a esas vamos, “somos
más americanos que el hijo de anglosajón.” Y les ponemos las canciones de Los
Tigres del Norte para que vayan
aprendiendo de geografía, de ciencias sociales y de humanidades. Y que
efectivamente somos americanos, se nos nota en el color de piel y en la
herencia milenaria. ¿Por qué como americanos no tenemos derecho a vivir en nuestro
continente? Digo, si a esas vamos…
Y
si la conversación toma vertientes políticas que cuestionan la migración
indocumentada de latinoamericanos hacia Estados Unidos, toca entonces
dibujarles con tiza sobre un pizarrón las fronteras que traspasó Estados Unidos
invadiendo y robando tierras. Toca mencionar a la United Fruit Company de la
que no tienen menor idea. Del Plan Cóndor que desconocen por completo. Toca
referenciarles el trabajo de ocupación que ejercen las embajadas
estadounidenses en países en desarrollo. Sacar un mapa y señalarles esos 8
Estados que robaron a México. Eso en un día cualquiera, en cualquier lugar de
Estados Unidos. Se les habla de la migración indocumentada como consecuencia de
la política exterior de su país.
Y
si hablan de refugiados europeos, pues de una vez se aprovecha y se les habla
de la participación de Estados Unidos en la invasión a Libia, Irak, Palestina y
Siria y las consecuencias que esto ha traído en la migración de las gentes que
piden refugio. Pero es como hablar con la pared, la sociedad estadounidense
está alienada, completamente sedada, el sistema se ha encargado de inyectarles
sedativos constantemente a través del consumismo para que la paliza parezca una
fiesta eterna de “Spring Break.” Por lo general no comprenden o no quieren
comprender lo que se les está explicando y terminan acusándonos de terroristas.
Repiten lo que dicen los noticieros. Y
también hay que explicarles de las migraciones de africanos, de ese saqueo
milenario de Europa y Estados Unidos, y que no existe ningún “Viejo Continente”
que si a jerarquías vamos, la mamá de los pollitos es África.
La
Trumpmanía no ha hecho más que evidenciar el nivel de racismo que hay en este país, lo que realmente
piensan los estadunidenses de la comunidad latina. Ese nivel de apoyo que lo
eleva y le facilita el camino a la presidencia solo lo da una comunidad
ignorante, xenófoba, inhumana. Una comunidad egoísta. Una comunidad que muestra su herencia de Ku
klux klan. Una comunidad que completamente adormecida es inoperante e
indolente. Para eso es el capitalismo, para adormecer en terribles
totalitarismos a la humanidad y poseerla y maniatarla y convertirla en simples
marionetas, objetos manejables a control remoto.
Es
éste el momento para que la comunidad latina en Estados Unidos reaccione y se
haga escuchar, que los miles de indocumentados se hagan visibles. Aprovechar
estas provocaciones y demostrar su fuerza. Que cualquier día en cualquier lugar
de Estados Unidos diga con entereza: De América, yo soy. Pero qué esperanzas,
comenzando porque el peor opresor de un latinoamericano en Estados Unidos es un
latinoamericano con documentos o un hijo de latinoamericano nacido en Estados
Unidos. Para muestra Ted Cruz y Marco Rubio. Y así como ellos la mayoría. Y
quien lo niegue es porque le hacen falta arrestos.
@ilkaolivacorado
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