RECORDANDO AL MAESTRO
DE LA PATRIA CONTINENTE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE, GABRIEL GARCIA MÁRQUEZ, EN
SU CUMPLEAÑOS EL 6 DE MARZO
“ASI ESCRIBÍ ‘CIEN AÑOS DE SOLEDAD’” Nos narra el genial escritor. “Ni
en el más delirante de mis sueños, en los días en que escribía Cien años de soledad, llegué a imaginar
en asistir a un acto para sustentar la edición de un millón de ejemplares. Pensar que un millón de personas pudieran
leer algo escrito en la soledad de mi cuarto, con 28 letras del alfabeto y dos
dedos como todo arsenal, parecería a todas luces una locura, hoy, las academias
de la lengua lo hacen con un gesto hacia una novela que ha pasado ante los ojos
de cincuenta veces un millón de lectores, y ante un artesano insomne como yo,
que no sale de la sorpresa. De lo que le
ha sucedido. Pero no se trata de un reconocimiento a un escritor. Este hecho es
la demostración irrefutable de que hay una cantidad enorme de personas dispuestas
a leer historias en lengua española / latinoamericana y por lo tanto un millón de
ejemplares de ‘Cien años de soledad’.
No son un millón de homenajes a un escritor, que hoy recibe sonrojado el primer
libro de este tiraje descomunal. Es la demostración de que hay lectores en
lengua española /latinoamericana hambrientos de este alimento. No sé a qué
horas sucedió todo, sólo sé que desde que tenía 17 años, y hasta la mañana de
hoy, no he hecho cosa distinta que levantarme todos los días temprano y
sentarme ante un teclado para llenar una página en blanco o una pantalla de
computador con la única misión de escribir una historia aún no contada por
nadie, que le haga más feliz a un lector inexistente. En mi hábito de escribir, nada ha
cambiado desde entonces. Los lectores de cien
años de soledad son hoy una comunidad que si se uniera en una misma tierra,
sería uno de los veinte países más poblados del mundo. No se trata de una afirmación
pretenciosa. Quiero apenas mostrar que hay una gigantesca cantidad de personas
que han demostrado con su hábito de lectura que tienen un alma abierta para ser
llenada con mensajes en español latinoamericano. En desafío es para todos los
escritores, poetas, narradores, para alimentar esa sed y multiplicar esa
muchedumbre, razón de ser de nosotros mismos.
A mis 38 años, y ya con cuatro libros publicados desde mis 20 años, me
senté en mi máquina de escribir y empecé: ‘Muchos años después, frente al
pelotón de fusilamiento, el Coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella
tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo’. No tenía la menor
idea del significado ni del origen de esa frase, ni hacía donde debía
conducirme. Lo que hoy sé es que no dejé de escribir durante 18 meses hasta que
termine el libro Esperanza Araiza, la inolvidable Pera, era una mecanógrafa de
poetas y cineastas que había pasado en limpio grandes obras de escritores
mexicanos. Cuando le propuse que me sacara en limpio la obra, la novela era un
borrador acribillado a remiendas. Pocos
años después Pera me confesó que, cuando llegaba a su casa la última versión
corregida, por mí, resbaló al bajarse del autobús con un aguacero diluvial, y
las cuartillas quedaron flotando en el cenegal de la calle. Las recogió
empapada y casi ilegible con la ayuda de otros pasajeros y las secó en su casa
hoja por hoja con una plancha de ropa.
Por fin, a principios de agosto de 1966, Mercedes y yo fuimos a la
oficina de correos de México, para enviar a Buenos Aires la versión terminada
de “Cien años de Soledad” un paquete
de 590 cuartillas escritas a máquina, a doble espacio y en el papel ordinario,
dirigidas a Francisco Porrua , director literario de la editorial Sudamericana.
El empleado de correos puso el paquete en la balanza e hizo sus cálculos mentales
y dijo: ‘Son 82 pesos’. Mercedes contó los billetes y las monedas sueltas que
le quedaban en la cartera y se enfrentó a la realidad: ‘Sólo tenemos 53 pesos’.
Abrimos el paquete, lo dividimos en dos partes iguales y mandamos una a Buenos
Aires sin preguntar siquiera cómo íbamos a conseguir el dinero para mandar el
resto. Sólo después caímos en la cuenta de que no habíamos mandado la primera
sino la última parte. Pero antes de que consiguiéramos el dinero para enviarla,
Paco Porrua, nuestro director literario, ansioso de leer la primera parte, nos anticipó
el dinero para que pudiéramos enviarla. Así es como volvimos a nacer en nuestra
vida de hoy”
Así recordamos al maestro genial
de la Patria Continente América Latina y el Caribe, Gabriel García Márquez en
su cumpleaños.
Prof. Dr. Moreno Peralta/IWA*
Secretario Ejecutivo ADDHEE
*IWA:, esta sigla señala que el subscrito es miembro de la
Asociación Internacional de Escritores de los Estados Unidos.
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