EL
LEGADO MARTINIANO DEL PUEBLO CUBANO: UNA EDUCACIÓN LIBERTARIA, LIBERADORA, INTEGRAL,
PERMANENTE, LAICA Y DE CALIDAD
Dr. Luis A. Montero Cabrera
Afortunadamente, los cubanos tenemos
en la obra y la figura del maestro* José Martí Pérez, un referente nacional muy
avanzado, progresista, libertario y revolucionario
Se ha comentado anteriormente cómo
somos los cubanos en cuanto a nuestra composición biológica, genética. La
verdad científica comprobada es que somos tan humanos como un pakistaní, como
un chino, como un keniano, como un peruano, como un alemán, como cualquiera. Ni
mejores ni peores.
Las diferenciaciones entre las
comunidades humanas, esas que muchas veces han costado mucha sangre y
sufrimientos sin sentido, siempre están originadas en lo que suele llamarse
cultura. Podría también denominarse algo así como los fundamentos informativos
en la conformación de la conciencia social.
Estos estancos culturales sociales,
las nacionalidades, suelen ser usados para defender y hacer prevalecer la
dignidad de cualquier nación oprimida o desfavorecida. También otras veces para
intereses malsanos y conveniencias personales de manipuladores.
El idioma en que se habla es un
elemento importante de diferenciación. Desde los pasajes bíblicos babélicos ya
se reflejaba que la diferenciación de lenguas era una causa de división y
desentendimiento. El idioma es el código, el vehículo que usamos los seres humanos
para trasmitir y recibir información, es decir, comunicarse.
*Maestro(a):”Es el formador del ser humano en general y de su conciencia social en
particular”
Cada lengua tiene una forma diferente
de decir “si”, aunque la información que porta esa palabra es idéntica en
cualquier idioma. Cambia la codificación, no la información. Pero eso conforma
también identidades entre los que usan el mismo código para comprenderse, tal y
como lo aprendieron de su entorno con las primeras palabras que escucharon y
emitieron en la vida.
También las religiones son factores de
diferenciación. Hay países en Europa que hablan prácticamente la misma lengua y
comparten fronteras, pero la escriben diferente y tienen diferencias
religiosas, y eso establece que sean también países distintos, gobernados por
grupos sociales propios.
Las religiones monoteístas modernas
basadas en escrituras, en información preservada, han sido portadoras de
cultura y conciencia social, y también de singularidades nacionales. Otras
religiones menos universales establecen singularidades grupales o tribales.
Un importantísimo factor que determina
entonces las virtudes de las naciones es su formación cultural, y educacional.
Los países modernos tienen sistemas nacionales de educación basados en su aval
cultural y en sus influencias externas, más universales. Lo que se enseña y
como se enseña en la escuela es determinante en muchos aspectos de la
idiosincrasia, el carácter nacional, de un pueblo.
El legado Martiniano, de la obra y la
lucha del maestro José Martí Pérez constituye un referente nacional e
internacional muy avanzado para los cubanos. Se le suele llamar como el más universal, o el
maestro, o simplemente el ser humano. Su
pensar se enseña en nuestras escuelas, es aceptado por la inmensa mayoría de
los cubanos. ¡Cuánto ha influido en todos los profundos contenidos de la poesía
de la rosa blanca o de los zapaticos de rosa! También la sabiduría y el
patriotismo de los tres héroes. Muchos pasajes de su obra escrita compilada y
llegada hasta nosotros han sido decisivos en nuestra idiosincrasia.
Vale la pena citar hoy, cercanos a los
165 años de su nacimiento, algo que publicó en la revista quincenal madrileña
“La América”, en sus últimos tiempos de aparición. Su artículo de 1885, con un
título tan sorprendente como “Escuela de electricidad”, comienza con una ráfaga
de sabiduría:
“Al mundo nuevo corresponde la Universidad nueva.
A nuevas ciencias que todo lo invaden, reforman y minan, nuevas
cátedras.
Es criminal el divorcio entre la educación que se recibe en una época, y
la época.
Educar es formar y entregar a cada persona h toda la obra humana que le ha antecedido;
es hacer a cada persona resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive;
es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo
de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la
vida.
En tiempos teológicos, universidad teológica. En tiempos científicos,
universidad científica.”
¡Qué bueno que publicó y nos legó su
forma de pensar para poder conocerla aun cuando ya no lo podemos oír y así
conformar mejor nuestra identidad nacional! ¡Qué suerte hemos tenido los
cubanos de que ideas tan sanas, universales y eternas predominen en nuestra
educación! Eso nos proyecta muy positivamente.
Por eso un revolucionario como el comandante Fidel Castro Ruz expresó en 1953,
que el maestro José Martí Pérez era el autor intelectual de esa rebeldía revolucionaria
para cambiar el mundo en favor de los más desfavorecidos que nos caracteriza. Y
de muchas otras virtudes más.
PS: Lo subrayado es nuestro.
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