martes, 4 de noviembre de 2014

LA CRISIS EDUCACIONAL Y LA CRISIS ECONÓMICA.

LA CRISIS EDUCACIONAL Y LA CRISIS ECONÓMICA:

Replanteo Educativo, educación integral, pública, laica, de calidad y gratuita o educación privada, un bien de consumo, por y para el lucro.

En los prolegómenos necesarios, preciso que, la educación es un derecho social al igual que la medicina, que exige una sociedad verdaderamente democrática, con una educación que prepare integralmente  a la infancia y la juventud para vencer las dificultades inevitables que se presentan  en el camino del progreso espiritual y material. Una educación que, desde el principio, promueva  los valores del espíritu y el respeto por el entorno ecológico. Que abra su pensamiento y los haga penetrar en el mundo, gracias al empleo de las disposiciones naturales de observación y asimilación,  que cultive el poder de las manos, tanto como el poder de la cabeza, que inculque la apreciación de la belleza en la naturaleza y en el arte, e insista en el cumplimiento del deber para sí mismo y los demás, una educación integral, pública, laica, de calidad, gratuita, desde temprano, a medida que se continúa el trabajo,  capacite al niño y al joven a descubrir sus  propias facultades y limitaciones, y que les impela a través de repetidas conquistas intelectuales a otras formas de esfuerzos productivos, a buscar una vida de éxito alcanzada con la mente o las manos o con ambas,  que les habilite para analizar por sí mismos los problemas pedagógicos educacionales, económicos y políticos de su tiempo,  y les dé la perspicacia, el interés y el dominio para manejarlos tan  exitosamente como sea posible, en beneficio propio y de la sociedad, a la vez, y, finalmente que les lleve a comprender que el único modo de ganar  y retener los premios de la vida –honor, cultura, descanso, etc.  – es, ser cada vez más útil y hacerles comprender, así, que la vida sin lucha, - “luchar es vivir”- , crecimiento y sin servicio, no es una valiosa vida. Porque  educar es, ante todo y sobre todo, formar personas integrales que busquen la verdad con pasión, el conocimiento de sí mismas, la prosperidad material y espiritual de su pueblo e intenten desentrañar el misterio que encierra el destino final del ser humano y del mundo…
Formación integral o parcelación de la educación.
A nadie le queda duda,  que la crisis económica  está relacionada  en gran parte con la crisis educacional. En síntesis, guste o no, la solución de la crisis económica, en gran parte, pasa por la solución de la crisis educacional.
La  educación debe convertirse en un principio y en un medio capaz de cooperar  en la definición, análisis, evaluación y propuesta de la superación de la crisis. Para esto, hay que replantear los problemas educativos sobre bases que garanticen la estabilidad formativa de los futuros  científicos y técnicos que conducirán la sociedad. Después de los intentos deshumanizadores ocurridos  a fines del siglo XX y comienzos del actual, es indispensable tener  que confiar en el ser humano. En una verdadera democracia no se concibe la educación ni la tarea de los educadores sin la libertad para crear, investigar, poniendo la ciencia al servicio del ser humano y no de la guerra y “del libre mercado”. La educación no puede ser un bien de consumo, porque es un derecho del ser humano. Al imperante desprecio por la persona, es imprescindible oponerle una fuerza humanista. Esto exige, un necesario encaminarse hacia un humanismo no estrictamente intelectual o estético, sino a uno, que  comprenda, implique la totalidad del ser humano.  Hoy, esto es inadmisible, porque la educación  está al servicio de la destrucción del género humano y del entorno ecológico. A quién racionalmente le queda duda que los que dirigen los destinos de la humanidad son poderes  económicos/políticos/militares aniquiladores de lo humano que socavan  la civilización. Frente al implacable desenvolvimiento científico, técnico,  la educación no puede  fomentar lo negativo, sino que críticamente denunciar el mal uso de ella y promover sus elevadas tendencias de lo humano, olvidadas e ignoradas: la responsabilidad, la libertad para investigar y crear, etc.  Para recuperar a la persona, y sacarla de su resignación y fatalismo y volver a creer en el ser humano, hay que dar  nueva vida  a ciertas antinomias educativas. En primer lugar,  terminar con la insólita definición y aplicación  de que la educación es un bien de consumo, porque ella es un derecho del ser humano. A todos los niveles, como ya lo he definido y comentado en otras oportunidades, la educación general y la educación especial, considerando sus términos no  contrapuestos, sino como aspectos inseparables  y concurrentes de la estructura total que constituye la formación  del género humano. A la mayor exigencia de especialización reclamada por las grandes empresas multinacionales, hay que oponerle, por ineludible la necesidad  de  integración. Una formación  de los  científicos y técnicos con un rol muy importante de las ciencias del ser humano, especialmente en lo cultural.  Así se logrará que el especialismo no ahogue al humanismo.
La educación de cualquiera disciplina se niega a sí misma, si no forma seres humanos responsables e integrales, opuestos  al individuo gregario, consumista, exitista, autocomplaciente, etc.
Es fundamente para resolver la crisis económica y educacional como ya lo he sostenido en este ensayo, que el problema educativo se oriente únicamente hacia la formación  de personas que vivan  con la consciencia de los derechos humanos para dar satisfacción a las necesidades sociales del ser humano y a las esperanzas y aspiraciones  que les permitan crecer espiritualmente. Hay que formar integralmente a la persona  y no sólo un fragmento, una parte,  aunque éste sea  el intelecto, como lo postulan los epígonos de la globalización del capital que consideran al mercado libre  y la cultura como elementos esencialmente intelectuales al servicio de la producción. Parafraseando a Max Scheler – para la discusión- “la cultura es una categoría del ser humano, no del saber”. El genial Pestalozzi acentuó: “Cuando la educación – del niño y del adolescente- no abarca todo el espíritu, no produce otra  cosa que un método de anquilosamiento artificial del género humano”…
Como colofón, a las anteriores reflexiones, afirmo que, el desarrollo de lo humano, que se concentra en la persona  como suprema categoría a la que debe  aspirarse en el proceso de formación, no debe quedar subordinado a los demás fines secundarios y parciales, sino  éstos a aquel. Concluyo, la educación depende de la concepción del ser humano y del modo de entender la persona. Las ciencias exactas no proveen este dato, porque caerían en el fragmentarismo, que tanto ha afectado a la educación, en cambio, lo puede suministrar la filosofía en su concepción global y unitaria,  plena e integral. La persona  no se reduce al individuo abstracto, a un número, a una masa, sino al ser humano diferente cuando vive, lucha. Siente  y obra en el grupo social y en la cultura a que pertenece. Así, aparece  afirmado de este modo, la consciencia de la personalidad: la independencia y la solidaridad. Personas así educadas se alejan de la resignación, el fatalismo,  el pragmatismo contemporizador y el egoísmo.  Una educación que se oriente ante todo,  al espíritu como centro de la vida, de la persona, adopta su verdadero sentido de humanización, pero esto no implica que deba hacer  a un lado o anular las ciencias exactas, o toda forma de educación práctica y técnica. Lo que debe cuidarse es no caer en una  prematura y excesiva especialización  como lo pretende cierto pragmatismo contemporizador, invasor del campo pedagógico que busca inculcar, en primer término valores utilitarios y técnicos. La persona en una democracia plena hay que educarla no sólo en una cerrada competencia especializada, sino también, paralelamente como miembro de la comunidad política, económica y social, apta, para juzgar por sí misma los problemas de la democracia, la justicia, el bienestar social y la propia especialidad técnica. Esto se consigue creando consciencia que en la educación integral de la persona  la ciencia del ser humano y la ciencias exactas son muy importantes. No como ocurre hoy en los países desarrollados que forman profesionales  de alto nivel científico-técnico, pero  neolectores en las ciencias del ser humano.



Prof. Moreno Peralta
Secretario Ejecutivo ADDHEE.Ong



 

                                      
https://es.scribd.com/doc/245502125/La-Crisis-Educacional-y-La-Crisis-Economica

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