jueves, 26 de agosto de 2021

LOS DESAFIOS DEL HUMANISMO.

LOS DESAFIOS DEL HUMANISMO.

De cómo controlar la conducta humana.

Por MARIANO SIERRA S.

Jurisconsulto, escritor y analista internacional/Addhee. Ong:

Estamos viviendo los momentos más cruciales del humanismo. Su figura y trascendencia viene en descenso y a ello han contribuido las ideologías, las creencias y el conformar político y sus poderes. No olvidemos que el hombre es plenamente humano y plenamente divino y en ambas direcciones debemos rescatarlo. La violación de los derechos humanos lo acorralan en la órbita del hacerlo perder su grandeza y reemplazo por unos dioses efímeros que no tienen la universalidad propia al carecer de principios y de identidad.

Con razón saberes culmen nos dicen de la decadencia que está sacudiendo a la humanidad y una apasionada defensa de los valores humanos y democráticos aviva la trascendencia humanista bajo la propia revolución del pueblo, que busca desconocer las atávicas ideologías y las vetustas partidistas que de por si se encuentran en el desarraigo, al igual que sus líderes anquilosados que desde siempre han estado en deuda con la sociedad. El humanismo se lleva y se llena de una conciencia clara para lograr sus propósitos. Emerson avala este sentir diciéndonos que... Permitidme elevarme sobre mi destino y que mi trabajo descienda sobre todo el mundo......

El humanismo hace social al hombre, lo vuelve político público para atender los objetivos sociales depositando en los gobernantes la representación del pueblo, Sopena también de despojarle la representación por incumplimiento. Salvar el humanismo es humanizarnos mediante procesos proclives coherentes y permanentes. Replantear las formas de vida injusta que llevamos, es superar paradigmas, empezando por lo que determina nuestra existencia. El humanismo actúa como una forma de gobierno por encima de ideologías y partidos, no divide, acoge a la universalidad humana, rompe esquemas, genera unidad de pueblo, desechando todo poder inútil, toda corrupción y terrorismo que camufle miedo y terror contra el hombre y la naturaleza.

Todo país que impida el desarrollo de una nación por cualquier medio de bloqueo, viola el elemental sentido de existencia.... El humanismo. Quienes actúen con pasiones de censura están sometidos a los juicios más severos y deben recibir el mayor rechazo social y político y la más dura condena. El humanismo trasciende las fronteras ideológicas, comprendiendo al hombre no en abstracto, ni en ficción y bajo estas premisas, el humanismo libera, emancipa. Ello es posible según la praxis sobre la que el hombre se represente para ser y para los demás, sin exclusión, ya que es la dignidad de las personas con todos sus saberes y sus formas de pensar crítica y libre lo que está en juego.

El humanismo, arcano que emancipa, que rompe las cadenas de todo determinismo social, de lo que burocratiza sometiendo al hombre. Son muchas las pasiones que incomodan al humanismo, como decir que el hombre hace su propia historia llena de emociones y todo ello evoluciona engrandeciendo al ser en su sentido de vida, en el trabajo que lo relaciona con el otro y la naturaleza con el ejercicio productivo de bienes para el bienestar social. El humanismo tiene la misión social de hacer cambios en la sociedad. Al margen el sociólogo Edgar Morín dice que…El conocimiento de la historia debe servirnos para conocer el carácter del destino humano y para abrirnos a la incertidumbre de nuestro mundo y esperar lo inesperado….

Los que estamos en el cosmos y per se inmersos en el entorno humanista, giramos con torpeza, con ceguera, explorando como asfixiamos la verdad y toda relación interpersonal como lo hace el gobernante, el político, el ciudadano del común. No podemos actuar con engaños ni ironías. El humanismo escuela de la verdad y la justicia nos enseña a relacionarnos contra todas las estructuras que crea desigualdades, maquinando lo humano. El humanismo no se lleva ni se piensa, no se hace en abstracto, lo tomamos en concreto para todos en la conciencia que abroga revolución.

Alguien decía que el humanismo lo debemos tomar en concreto como realidad social y política en todas las esferas donde el hombre hace historia... Recorre el mundo un anti humanismo que corrompe los poderes, las conductas humanas, los partidos políticos y los movimientos sociales que afectan el curso justo del contrato social, siendo ese anti humanismo una fuerza populista, neoliberal, globalizadora que devasta las raíces sociales y los nobles sentimientos del pueblo.

El humanismo atributo del espíritu que, sin ser material, lo materializamos para dar consistencia y solidez a nuestros actos en el espacio y el tiempo del devenir, nunca pierde los espacios en la sociedad y en los diferentes regímenes aun en medio de las crisis, los caos y las tormentas políticas. Que como acción genera transformaciones que subsumen los vacíos de toda conducta reconociendo al semejante por su esencia saliendo a su encuentro con solidaridad y el conocimiento pleno de los saberes que se suscriben a la problemática global sin ejercer poder ni dominio.

La humanística universal dentro del plano bio es creación de ser en la libertad de una mitológica plana de sucesos de alternancia para pensar. Algunos filósofos nos dicen que actuar en política para el humanismo se hará sin necesidad de incursionar en ideologías, sino que se hace política cuando se piensa en controlar la vida, los actos sin autoritarismos o posturas de orden fascista. La acción se lleva bajo principios éticos, en un hacer libre de la persona en medio de brechas que van y vienen para construir armonía.

En búsqueda de la esperanza perdida o talvez dispersa por las crisis de la no violencia, se levanta la voz ávida de la revolución transformadora. Gandhi nos enseñó con sus luchas no violentas que la humanidad necesita más democracia, más dialogo, menos odios, que el mundo debe estar abierto para todas las posturas ideológicas....

La dimensión cósmica del humanismo trascienda en el tiempo y el espacio desde siempre y por ello no podemos desconocedor su existencia en los evangelios bajo los principios de servir y amar al prójimo, principios que encierran justicia, buen gobierno y bien común bajo el amparo de lo plenamente divino y lo plenamente humano. Pero trascendiendo el tiempo figuras como Marx también dejo claridad, valor y sentido consignando que ...Nada humano me es ajeno…

El amor une mientas el humanismo concientiza. La ética humanista se perfila para avisarnos que la sociedad está enferma social, política, espiritual y mentalmente conviviendo con regímenes capitalistas, autoritarios, dictaduras, en medio democracias fragmentadas. Ante este escenario de horror por los poderes dominantes, sociedades se levantan en lucha sistémica contra esos dioses del mal. Este accionar nos llevara al encuentro de nuevas posturas humanas para un fin radical de las gobernanzas nefastas, violatorias de la existencia humana.

. Es tal las crisis humanistas, que vivimos en un exilio esperando con resistencia la extradición para retornar a una libertad sin rejas La emancipación hunde sus raíces en la transformación hacia la unidad del pueblo, único dueño del poder, poder de memoria histórica. José Saramago nos dejó una lección…. que debemos abrirnos a nuestra responsabilidad de actuar y pensar…. Nietzsche responde con agudeza señalando... El hombre es algo que debe ser superado...

No podemos llegar a un ciborg para mejorar al ser humanista. Mas bien el devenir es llegar a un ser que va a cerrar brechas sin sentido. El mundo de hoy está olvidando al otro, por lo que se exige una superación de la existencia, de la comprensión, del entendimiento y de la razón de ser para ser. A esta superación se deben unir todas las gobernanzas para que su gestión pública rechace el mal social y político que nos está llevando a una guerra sin cuartel, donde la paz se hace trizas por quienes con sus antagonismos expresan negación de la naturaleza humana.

El que se rebela reclama razones de existir liberado de las asfixias propias de los dominios humanos que amenazan toda supervivencia, que impiden el bien común, que atropellan con sus actos a los demás, que desintegran identidad y dignidad, que se pronuncian con odio, retórica y orgullo altanero desconociendo las reglas propias de la ley humana y de la naturaleza. Las tiranías entre más perfeccionan sus personalidades de gobierno y su campo del actuar en sociedad, más acercan a la comunidad, la unidad revolucionaria, dentro de una postura democrática con rebeldía de causa.

El humanismo personifica la verdad y la justicia dentro de todo devenir histórico cuya causa y esencia sea el hombre justo, viviendo en el espíritu de la evolución, de la política honesta, que hace vibrar el silencio de la paz y la acción de la palabra en las conciencias históricas que dan altura a la dignidad social de los vulnerables donde crece la potencia de la resistencia que transforma los ideales de la esperanza para proyectar calidad de vida personal y colectiva.

El humanismo es un aviso permanente en evolución que nos dice que todo debe cambiar. Nada del antiguo régimen, solo la esperanza de lo que queremos para el bien. Fantasmagóricas presencias agreden al hombre quien hace tránsito por la historia y en esa medida crea horizontes de libertad. La dictadura de la paz teje el poder del pueblo polisémico y con los humanismos se convierten en el eje central, diáfano porvenir que sacude las arbitrariedades de los poderes infecundos en descenso. Voces democráticas nos dicen como María Zambrano gran humanista, que la ignorancia es la falta de algo, de un conocimiento y de ser. Para María Zambrano la vida es hurgar en la naturaleza humana. Zambrano también señala que en la universalidad humanista ...La acción de la persona es acción y de allí cumple su fin...

Los vulnerables sometidos a la explotación y la naturaleza sometida al crimen climático y otros invisibles que sufren el imperio de un racismo con violencia y de ataques a sus etnias, viven migrando con persecuciones violentas estructurales. Por ello debemos conectarnos todos los pueblos para construir un nuevo mundo que sea posible, aun en la utopía de la realidad. Y este construir solo es viable bajo los saberes humanistas de la sociedad, sociedad que dialoga consigo mismo y en esa meditación tiene como respuesta que no se puede creer en los gobernantes y los políticos pues tiene el resultado de más de 200 años de republica donde acuerdos, programas electorales, gestiones de gobierno, y tantas otras retoricas estatales, han sido la mayor frustración, el mayor engaño al contrato social.

El proceder de la sociedad no es otro que el rechazo rotundo a la carta de representación que le ha entregado a quienes han buscado su decisión, pues esos bufones de la política haciendo eco del populismo siempre han matado las ilusiones de un pueblo. Ese populismo no es la representación de la democracia. El populismo es un despliegue de oportunistas difícil de definir por sus posturas engañosas para lograr el poder. El pueblo es el espíritu de una comunidad que tiene la fuerza que puede transformar de raíz la democracia, que tiene la fuerza para destronar cualquier régimen que le afecte, con la racionalidad propia para decidir en conciencia y destruir la irracional posturas de políticos y gobernantes.  Bobbio nos recuerda que para un nuevo tipo de gobierno representativo el ideal es estar en transformación como estado natural. Y este nuevo tipo, está en el poder del pueblo.

La lucha humanista es para defender La dignidad y el bien común. Transformando entre otros la economía desigual Por una economía social. La vida debe ser humana buscando una justicia real, una paz duradera y una libertad que enfrente todo esclavismo. Esta lucha la hará el pueblo para que la historia sea para la vida no para la muerte, para que la vida humana sea rebelde con causa y esfuerzo a fin de renacer la esperanza por la vida.

MARIANO SIERRA S.

Jurisconsulto, escritor y analista internacional/Addhee. Ong:

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