Ilka Oliva Corado- Crónicas de
una Inquilina
Me pregunto a dónde se está yendo
el sentido común de las personas, ¿qué está sucediendo con la inteligencia
natural y la capacidad de raciocinio? Nos estamos dejando llevar por lo que nos
imponen las grandes corporaciones de la mediatización mundial. ¿En dónde está
nuestro poder de resistencia, de cuestionamiento, el derecho a dudar? ¿Es que
acaso hasta el instinto nos dejamos arrebatar?
A quién se le ocurre que puede
haber hambruna en Venezuela, a causa del actual gobierno; cuando salen aquellas
tomas expuestas en cadenas internacionales, afines al capital, de docenas de
mujeres galanas, bien nutridas, y con cierto sobrepeso, vestidas de blanco
–como las Damas de Blanco en Cuba, o cuando la oligarquía latinoamericana sale
a protestar buscando dar golpes de Estado a presidentes progresistas- cruzando
la frontera hacia Colombia para comprar productos venezolanos que fueron
robados en Venezuela y revendidos en Colombia, por las parvadas que buscan
desestabilizar al actual gobierno como parte del plan estratégico de la guerra
económica contra Venezuela.
Hay necesidad, claro que sí, hay
pobreza, también. Males de siglos no se pueden curar en meses ni en un lustro.
Contra eso está trabajando el gobierno de Maduro, en erradicarla, a pesar de
los innumerables ataques en convoy de quienes buscan imponer un sistema
neoliberal en el país, arremetiendo contra su propio pueblo y sacrificándolo
con tal de lograr el beneficio para las corporaciones de unos cuántos.
Arremeten contra el sistema de
salud, el de educación, contra la infraestructura, la agricultura, desde
distintos frentes, al unísono, constantemente para hacer caer el sistema
progresista implementado por Chávez. ¿Para qué? Para que se rebalsen las
cuentas bancarias de quienes pretenden ponerlo a los pies del capital
estadounidense y mundial: quienes odian Venezuela. Es una regla de tres sin
mayor complicación. Se puede comprender en un parpadear, saltando cuerda o
jugando avioncito (rayuela). ¿Por qué nos cuesta tanto comprender lo simple?
Una persona que sufre hambruna
presenta un cuadro clínico visible, ninguna de las personas que salen
devanándose sobre su propia saliva, en entrevistas para medios internacionales
de carácter capitalista la sufren. ¿Por qué los medios de comunicación que
hablan de hambruna, no entrevistan a personas que pueden evidenciar con pruebas
que ésta no existe a consecuencia del actual gobierno?
Ahora bien, hablando propiamente
de hambruna, ahí está Guatemala, El Salvador, Honduras, México, Haití, Colombia,
como ejemplos claros de lo que hacen los gobiernos con su propio pueblo. La
cantidad de personas que están muriendo por no tener qué comer, por no tener un
sistema de salud que las atienda a tiempo. Por no tener un gobierno con un
sistema de carácter preventivo que invierta en lo más urgente. ¿Por qué esas
que sí son verdaderas crisis humanitarias no las ven los medios de comunicación
mundial?
Aquí mismo en Estados Unidos hay
hambruna, mueren miles de personas que no tienen acceso al sistema de salud, que
viven en la miseria. Que mueren de frío en invierno porque no tienen para pagar
la calefacción. ¿Qué dicen de eso las grandes corporaciones mediáticas de
carácter empresarial? Lo callan.
No es tan difícil entender la
razón de por qué las masas entorpecidas creen lo que dicen los noticieros, si
tienen como referente a medios como Univisión, Telemundo, CNN en Español y El
País que infestan Latinoamérica. Y la cuadrilla de medios nacionales creados
por esa pandilla de empresarios oligarcas y las embajadas de Estados Unidos,
con la única finalidad de convertir -como en la educación superior- las mentes
y el raciocinio en una masa amorfa, maniobrable a las órdenes de unos cuántos
truhanes que la manipulan.
“Fácil es hablar desde Estados
Unidos, véngase a vivir a Venezuela” es lo común de quienes apoyan este tipo de
intervención exterior, quienes no tienen identidad y claman por el fin de la
dictadura de Maduro. Lo que no dicen es que son personas que viven en la
comodidad de la clase media alta, de la burguesía y la oligarquía, que durante
años se sirvieron del sistema y que ahora están viendo cómo el pueblo que
humillaron y marginaron tiene la oportunidad de vivir en dignidad. Acceso a la
educación que les fue negada durante ciclos, un plato de comida en la mesa,
techo, acceso a la salud. Una vida integral.
Personas con cuentas bancarias en
el exterior, con lujos, vacaciones al exterior varias veces por año, que llegan
a Estados Unidos a celebrar el 4 de julio como fiesta propia. Que tienen hasta
tres empleadas domésticas y dos niñeras, y las visten de uniforme y las mandan
a comer las sobras al patio, en platos que no deben revolver con los de la
familia. A las que no les pagan un salario justo y obligan a trabajar a
deshoras. Este tipo de gente es la que está pidiendo la intervención
estadounidense en el país. Que si vive en Estados Unidos dará su voto a Hillary
Clinton para que lo haga.
Que si vive en Venezuela o en
otro país del mundo, tienen empleados a los que explotan y discriminan. Y se
ponen de alfombra y a las órdenes de cualquier extranjero que quiera destrozar
Venezuela.
Este tipo de gente que no
denuncia que en La Guajira, Colombia los niños mueren de hambre. O que en Haití
los Cascos Azules de la ONU violan niñas, niños y mujeres a cambio de una galleta.
Que no denuncian que la Patrulla Fronteriza en Estados Unidos realiza cacerías
con los indocumentados. Que no denuncia que el gobierno de Peña Nieto está
masacrando a su propia gente en un genocidio que desangra al país.
Que no denuncia que Macri está
regresando a Argentina a la miseria de donde la sacaron Néstor y Cristina. Que
Temer está implementando el sistema neoliberal en Brasil y está recortando
políticas sociales de beneficio para las favelas, que tanto lucharon Lula y
Dilma. Que en Guatemala continúan gobernando los militares que tienen al país
temblando en una ola de violencia gubernamental que disfrazan de común.
Gente que no denuncia que el
paramilitarismo en Colombia destroza a los más necesitados. Que en Guatemala
salen embarazadas por violación más de 200 niñas al día. Que el triángulo norte
de Centroamérica sufre una crisis humanitaria perenne, lo mismo que México:
causa de un sistema neoliberal. Que en México desaparecen docenas de personas
al día, que los feminicidios tal como en Guatemala, El Salvador y Honduras son
el pan nuestro de cada día. Cabe preguntar, cuántos feminicidios al día vive
Venezuela.
Ese sistema neoliberal que ellos
quieren volver a implementar en Venezuela porque los beneficia expresamente,
porque excluye a las mayorías. Porque con esa mente colonizada, porque por su
carácter racista y clasista, por su insensibilidad no tienen capacidad de ver
las necesidades de los demás. Es éste el tipo de gente que pide el fin del
gobierno de Maduro y lo llama dictadura porque éste significa una oportunidad
para los parias, mismos que ellos utilizan como sirvientes. Piden que regrese
Venezuela a los tiempos de las injerencias y los ecocidios, de la opresión
policiaca, de la violencia militar. Quieren que Venezuela vuelva a ser tierra
de saqueos y torturas, tierra de vasallos.
La próxima vez que nos digan que
Venezuela vive bajo una dictadura, que es urgente liberarla, pensemos en cómo
vivimos en nuestros países y qué tipo de gobierno es que el escogimos. Y muy
importante, pensar en la fuente de información, ¿qué tan confiables pueden ser
ciertos periodistas, artistas y medios de comunicación afines al capital? ¿Qué
hay en juego y por qué les importa tanto convencernos? ¿Por qué nos bombardean
constantemente con la crisis humanitaria en Venezuela y por qué no le dan la
misma importancia a las verdaderas crisis humanitarias que se viven en otros
países del continente? Al genocidio que se vive en México que es urgente.
Solo necesitamos un poquito de
sentido común para no permitir que jueguen con nuestra inteligencia y dejar que
la insulten. Necesitamos tan solo ser humanos. La próxima vez que pensemos en
Venezuela, hagamos un ejercicio de raciocinio y permitámonos pensar por
nosotros mismos, es nuestro absoluto derecho y es nuestra obligación
defenderlo. Y cuando nos digan “Maduro es un dictador” pensemos en lo que
tenemos como presidentes en nuestros países, y ya verán que muchos querrán
tener un dictador como Maduro. No es cuento.
@ilkaolivacorado
contacto@cronicasdeunainquilina.com
Fuente:
https://cronicasdeunainquilina.com/2016/08/03/la-falacia-de-la-hambruna-en-venezuela/
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