jueves, 4 de enero de 2024

NACIÓN Y PATRIA COMÚN


NACIÓN Y PATRIA COMÚN

Prof. Juan Pablo Cárdenas S./ Escritor, periodista, analista internacional/ Other News, Xinhua, Sputnik, RT, La Jornada de México, Red latina sin fronteras. Sur, ACHEI, Utopia, Argentina Indymedia/ADDHEE.ONG:

Historiadores, sociólogos, cientistas políticos y otros especialistas  nunca se han puesto de acuerdo respecto del concepto  “nación”. Algunos enfatizan que ésta debe estar constituida por quienes tienen un mismo idioma, asumen valores semejantes o viven en un mismo territorio. Sin embargo, hoy sabemos que se consideran parte de una nación individuos que habitan en distintas latitudes y que no todos los que comparten un territorio se sienten integrando una nación. Es cosa de observar lo sucedido con los judíos, los kurdos y los pueblos originarios que prefieren reconocerse a miles de kilómetros de distancia antes que adoptar la nacionalidad hegemónica. Así como hay países  (Suiza, por ejemplo) en que sus poblaciones hablan hasta en cuatro lenguas distintas.

Parece ser que Ortega y Gasset  fue certero al asegurar que los integrantes de una nación son los que hacen suyo un común proyecto o destino. En buena forma, el llamado “sueño de Bolívar” habría asumido este propósito cuando  llamó a los diversos pueblos hispanoamericanos  a formar una patria común en el camino que había que recorrer juntos. Aspiración que hasta hoy no prospera en el Continente, donde seguimos tensionados, incluso, por los más miopes nacionalismos y resquemores históricos.

Cuando las izquierdas del Continente Americano propician nuestra hermandad regional  e invitan a superar nuestras fronteras políticas, no solo están invocando a la gesta común de nuestros libertadores, sino propiciando un destino colectivo en la cooperación y maximización de nuestras enormes potencialidades. Además de proponerse restringir al mínimo nuestros insensatos y agraviantes presupuestos militares a fin de reorientarlos a superar nuestras graves inequidades,  erradicar  la pobreza, la miseria y relacionarnos conjuntamente con el mundo. Al mismo tiempo que hacer  frente a las abusivas empresas transnacionales empoderadas sobre nuestros recursos naturales y consolidar un enorme y hasta autosuficiente mercado común.

En la diversidad cultural, con profundas asimetrías socioeconómicas, así como en el fresco recuerdo de sus horrendas  guerras, Europa pudo consolidar un mercado y un parlamento común, junto con un solo pasaporte y hasta un sistema integrado de defensa. Con más razón nuestros países podrían mancomunarse si no fuera por la obtusa acción de nuestros patrioterismos, el desdén de las castas militares a toda forma de integración y los bien aceitados engranajes de los intereses foráneos que digitan a nuestros políticos.

Por el contrario, al interior de nuestros países se puede apreciar el disenso que reina en nuestras poblaciones y que muchas veces propicia o explica tantas formas de segregación. La falta de identidad que existe, por ejemplo,  entre los propios chilenos;  divididos, como estamos, por las abismales diferencias  en el ingreso, por el desprecio a nuestros pueblos originarios y la arrogante postura de los sectores dominantes que llegan a oponerse, incluso, a una educación y un sistema de salud más igualitarios. Contrarios a aceptar hasta las gráciles reformas propiciadas por la actual Mandataria, acosada como está por la radicalidad política que alienta nuestro sistema desigual, con una Constitución y un régimen económico y social apenas retocado en los 30 años de pos-dictadura cívico militar.

En el reconocimiento de nuestro destino común, es decir,  del orteguiano ingrediente del concepto nación, es que hay tantos que prefieren  sobreponer su  identidad latinoamericana a la nacionalidad chilena,  boliviana o  peruana, abominando de los insensatos litigios que ventilamos ante la Corte Internacional de la Haya. Escandalizados, asimismo, de que por un pedazo de territorio de tres hectáreas, nuestras cancillerías y gobiernos se muestren los dientes y desestimen las enormes oportunidades que ganaríamos  si  nos abriésemos a una frontera común para la explotación  de nuestros recursos naturales y energéticos del Desierto. Donde las que ejercer soberanía efectiva son  aquellas empresas foráneas que capturan nuestro cobre, exterminan la fauna marina y hasta optan por ideas tan desatinadas  como llevar electricidad desde la Patagonia al Norte. Antes que proponerse compartir nuestros abundantes y limpios recursos que la naturaleza dispone en beneficio fraterno.

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NACIÓN Y PATRIA COMÚN.

Prof. Juan Pablo Cárdenas S.

Nación, Patria, educación pública y Justicia Plena” Por Prof. Moreno Peralta/IWA, Secretario Ejecutivo ADDHEE.ONG:

Estimados amigos asociados:

Entiendo la Patria  como una comunidad de esperanzas, de anhelos grandes, decididos a realizarlos en su beneficio. La Patria está implícita en la solidaridad de un Pueblo y no  en la confabulación de  mercachifles, financieros-bancarios/agiotistas, agrícolas monopolistas y sus testaferros burgueses politicastros/castrenses corruptos, vende patrias que medran  a su sombra.  Cuando no hay Patria no puede haber sentimientos colectivo de nacionalidad, inconfundible con la falacia patriotera chovinista impuesta por la clase oligarca empresarial testaferra del capital  buitre foráneo  en el saqueo de las riquezas naturales del país y de las arcas fiscales.

La Nación, conjunto de personas, supone comunidad de origen, ensambla miento histórico, semejanza de costumbres y creencias con sujeción a un mismo gobierno democrático soberano de la mayoría con respeto  por las minorías.  La Nación no alcanza su plena consciencia de sí misma  ni puede dar  a sus ciudadanos y extranjeros  una imagen de su ser, sino mediante una educación pública, formadora libertaria de calidad y gratuita. Los países son expresiones geográficas y los Estados son formas de equilibrio político...

La Nación, la Patria de la vida social,  comienza en la Justicia Plena,  y se sostiene de ella.  No vive sin ella. En su aplicación no cabe demora alguna. El que dilata su cumplimiento, la vuelve contra si...

El patriotismo nacional surge de la afinidad entre los miembros de la Nación. Este sentimiento civil tiene un fondo moral en que se funden anhelos de espíritu por engrandecer la Nación. Es convergencia en la aspiración de la Justicia Plena, en el deber del trabajo creador en la capacidad  de amar a todo un Pueblo, de honrarla con sus obras, de orientarla con sus ideales.

La Patria tiene intermitencias, como en Chile,  de larga data, cincuenta años de saqueo de sus riquezas naturales  y de las arcas fiscales. Su unidad moral desaparecida,  reina  la corrupción, la impunidad y el narcotráfico. Se destruye cualquier afán de educación y cultura y se enseñorean los viles apetitos de mando y de enriquecimiento ilegal de la clase politicastra y castrense. No hay Patria. Cuando no hay Patria, no puede haber sentimiento colectivo de nacionalidad.

El Chile virtual de la clase empresarial CMPC/Sofofa carece de una Patria  en el contexto de su política bajuna impuesta por la dictadura cívico militar pinochetista junto  con la constitución/artilugio de 1980, nadie piensa, todos lucran, consumen, todos roban. Lo que antes era signo de infamia o cobardía tornase título de astucia, de gestores lobbistas al servicio  de los saqueadores del país, de la clase politicastra y castrense corrupta, apátridas. Ajenos en la sociedad que sobreviven, no pueden concebirla, sólo el ser humano digno y libre puede tener patria.  Mientras un país no es Patria, sus habitantes no constituyen una Nación.  La Patria es un elemento de la Humanidad.  El anhelo de la dignificación nacional  debe ser   un aspecto de nuestra fe en la  dignificación humana.

Cuando los intereses venales se sobreponen a los ideales de los espíritus educados, cultos que constituyen el alma de una Nación, el sentimiento nacional degenera y se corrompe, la Patria es explotada, saqueada y sus  ciudadanos enajenados por la educación privada por y para el lucro y la telebasura/internet.

Reitero una vez más, cuando las miserias morales asolan a un país,  culpa es de todos, los que por falta de educación, cultura e ideales no han sabido amarlo como patria. Especialmente de la clase oligarca empresarial. Financiera-bancaria/ agiotista, agrícola monopolista y sus testaferra clase burguesa politicastra castrense corrupta al servicio del régimen de Estados Unidos y su  adláteres de la Comunidad Europea del  agonizante sistema capitalista salvaje.

“No hay persona ni ser humano sin Patria ni Libertad”, como en el Chile virtual  de  la CMPC/Sofofa.  La Libertad Plena la entiendo como la superación del síndrome de la enajenación.

Con esperanza y memoria, que otro Chile digno, libre, culto y soberano es posible sin los ocupantes, saqueadores de la Patria del General Libertador Bernardo O’Higgins Riquelme y del compañero Presidente Dr. Salvador Allende Gossens.

Prof. Moreno Peralta /IWA

Secretario ejecutivo Addhee. Ong.

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