“EN LA CULTURA NO REPRESORA, PODRÁ HABER DERROTAS. PERO NUNCA LUGAR PARA
EL FRACASO. SÓLO FRACASAN LOS QUE SE DERROTAN A SÍ MISMOS…”
VICARIATO SENATORIAL-APOSTÓLICO
Por Alfredo Grande. Escritor/ Periodista
Foto: M.A.F.I.A.
(APe).- La sangre derramada no siempre ha sido negociada. Pero hubo,
hay y habrá demasiada sangre derramada. Legalizar en un país de derechas, como
la argentina, es también legitimar. La mentalidad reaccionaria y simplista
tiene encriptada que “dura lex, sed lex”. O sea: la ley es dura, pero es la
ley. Lo escribo como le place a la cultura represora: la LEY es dura, pero es
la LEY. Culto a la mayúscula y al singular. Pues bien: la testaruda y criminal
actitud de no legalizar, es para impedir que sea considera legítimo. O sea: que decidir la interrupción voluntaria de
un embarazo tenga la misma legitimidad que decidir la continuación voluntaria
del embarazo.
Un hombre y una mujer, o dos mujeres, o dos hombres, dos
contrayentes, resuelven casarse. ¿Alguien pide, sugiere, propone un apto
psicológico? ¿Alguien piensa que quizá esa decisión de casarse sea una decisión
no solamente equivocada, sino incluso patológica? Salen del civil y le tiran
arroz, nunca antipsicóticos. Ahora mal: si deciden des casarse, des matrimonializarse,
entonces alguien les sugiere terapia de pareja. La decisión de casarse está
legitimada, y mal que le pesó a la Iglesia de Roma, legalizada también por el
Estado. La decisión de divorciarse, separarse, no tiene legitimación.
Alguien se equivocó,
alguien metió la pata, alguno traicionó, mintió, engañó, huyó y lo pescaron.
¿Qué importa más; lo legal o lo legítimo? Mala pregunta. Importan las dos
cosas. Pero mucho más importa cuál es el fundante de la legitimidad. Si es la
LEY, estamos fritos. O al menos, sancochados. Porque la LEY poco tiene que ver
con la justicia, y es absolutamente opuesto a la justo. La LEY es el artificio
represor para que lo más injusto sea legal, y por lo tanto, legítimo. Algunos
llaman a esto propiedad privada de los medios de producción. La tierra, sin ir
más cerca.
La legalidad del genocidio otorga legitimidad a una clase parásita y
asesina. Genocidios de ayer y de hoy. Genocidios legitimados por la legalidad
de eso que llaman gobernabilidad. Genocidios legitimados y legalizados por
feudalismos saturados de todas las formas de vandalismos, que algunos denominan
“federalismo”.
En su potente escrito, “Vidas que habría que salvar”, Silvana Melo lo
describe con la precisión de un pensamiento laser. Pero sabemos que no serán
salvadas. Habrá más sangre, que llegará al río, a la tierra y a los mares, para
saciar la sed de los vampiros que estafan, asesinan, saquean. Los debates sobre
la legalización del aborto puso en superficie que el sostenimiento del culto
católico, apostólico, romano, ha sido un pacto no con el buen dios, sino con el
demonio exterminador. ¿Alguien se acuerda del martirio de Romina Tejerina?
Quizá Página 12 conserve mi texto: “La maculada concepción de Romina”. Una
mujer violada que mató a su bebé recién nacido. Y el Estado Represor solamente
se ocupó de castigarla, sin que nada importara porque hizo lo que hizo.
Nunca el fundante del Estado fue laico. Las luchas por el laicismo las
recuerdo desde la década del 50, cuando el presidente Frondizi puso en debate
enseñanza laica o enseñanza libre. O sea; confesional. O sea clerical. O sea:
dogmatismo. Curiosamente, usaban el color verde. Pero como mi madre le explicó
a un compañerito de la primaria: no es libre, es religiosa. Nuestro
alucinatorio social y político nos habla de sostener un culto, cuando en
realidad se trató de imponer un Estado Confesional.
Y para aumentar un poco más la confusión general, fue Roca, el de la
campaña al desierto, que implantó la ley 1420. “Durante la primera presidencia
de Julio Roca (1880-1886), se implantó la enseñanza laica en las escuelas
costeadas por el tesoro público, de acuerdo con la ley 1420 de educación común,
laica y obligatoria. Esta medida, adoptada en 1884, generó la resistencia de
los ministros de la Iglesia local y terminó impactando negativamente en las
relaciones con la Santa Sede”.
Como apenas aspiro a ser profeta en mi maceta, vengo escribiendo y
diciendo hace meses que el mayor obstáculo para la democracia es el texto de
nuestra constitución. Y mucho más cuando los operadores de todas las derechas
implantan la idea delirante que “lo constitucional y lo democrático” son una
cosa y la misma cosa. Hemos presenciado una maratónica sesión donde se invocaba
la letra de la constitución para, simultáneamente, pervertir su espíritu.
Haciendo gala del derecho a las propias convicciones, cuando apenas
son una miserable colección de certezas. Por ejemplo: la defensa abstracta de
la VIDA mientras se planifica el ataque sistemático de las vidas de niñxs,
trabajadores, jubiladxs, adolescentes. El cinismo de sostener que “todos
estamos en contra del aborto”. Los que impidieron la legalización, están a
favor del aborto porque son los mismos que impiden la educación sexual, las
formas de prevención del embarazo y de las enfermedades de transmisión sexual.
Son los gerenciadores de las fábricas de abortos, que al mantenerlos
clandestinos y en condiciones degradantes, sirven a la certeza inquisidora de
castigar el placer. También de eso se trata.
Esclavizar la sexualidad como forma de sometimiento subjetivo sigue
siendo la certeza de la Iglesia Sacerdotal, tal como la describe Ruben Dri. Una
sexualidad esclavizada que sólo tendrá libertad condicional en los patios del
sacramento matrimonial. No hace mucho un católico que se divorciaba era
excomulgado. O sea castigado. Ahora los vicarios senatoriales apostólicos han
cumplido su misión. Francisco debería recibirlos y fotografiarse con todos y
todas.
Para la posteridad. “La jurisdicción de un vicario apostólico es un
ejercicio vicario de la jurisdicción del Papa, es decir, que el territorio está
directamente bajo el Papa como "obispo universal", y éste ejerce su
autoridad a través de un "vicario" o delegado”. El territorio fue el
Congreso de la Nación. Sostenemos el culto católico y sostenemos a sus
vicarios, castrenses y no castrenses. Convertido, vallas mediante, en un
Palacio Medieval. Los vicarios adentro, Nora Cortiñas afuera. También hubo
vicarios por omisión.
Cuando las mayorías parlamentarias pudieron aprobar la legalización del
aborto, no se presentó ningún proyecto. Esa fue la oportunidad histórica.
Algunos discursos escuchados, apenas mero oportunismo. Las y los combatientes
por las libertades y las legalidades de las vidas deseantes y deseadas, más
afuera todavía. Algunos proponen un plebiscito no vinculante. O sea: apenas una
encuesta de opinión. Ahora es tarde. La lucha será divorciar al Estado de la
Iglesia, y expulsar a los vicarios del Congreso. La ética del combatiente se sostiene no en certezas
universales, pero sí en convicciones libertarias. Las vidas son deseo, y nunca
aceptaremos expulsar al deseo del bello escenario de la vida.
Las y los combatientes alguna vez cantarán “La otra Aurora” : Mirando
el cielo, las águilas guerreras, audaz pelean, en su lucha triunfal; verdes las
alas, del color del riego, verdes las alas, del color vital; son las banderas
de la tierra nuestra, del dolor nacidas, que nos dio el amor; así en la calle,
aurora es luchar, disparan flechas, que al áureo debilitan; y forma escuela,
todos los verdes cuellos, el ala es lucha, la lucha es la bandera… es la
bandera de la tierra nuestra, del dolor nacida…que nos dio el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario