TIPOLOGIA DE LOS PUEBLOS
MARGINADOS POR LA METAMORFOSIS GEOPOLITICA
Por Mariano Sierra S./escritor, filosofo, jurista y analista internacional/ADDHEE.ONG/Other News:
Colombia. El mudo y tantos
pueblos colonizados donde su devenir histórico social y político se ha ejercido
a través de tragedias donde ellas yacen en el enmarañado discurrir de la
gobernanza. Pero el tiempo llega siempre, un Kairós que nos concentra al cambio
ante la entropía política, anacrónica, que se alza con esperanza ucronica para reconstruir este mundo en debacle social
y político.
Es un hecho que en el mundo
manda el poder económico y su gran compuesto político, pero la verdad, muestra un
manifiesto diferente. De allí que pregonemos que todo el acontecer es un
entramado de comedias donde con la mentira ocultamos la verdad, ocultamos las
realidades que impactan creando brechas insalvables, Esas tragicomedias vagan
por todos los entornos como expresiones falaces, abordando roles diversos en
ese actuar del hombre formando contradicciones, generando diversidad de
gestiones que distan del bien común, pero cerca del injusto cruel.
Es una verdad de apuño que
nuestra civilización es un devenir donde afloran libretos sociales y políticos
en escenarios donde hacen presencia comedias humanas de todas las
estirpes. Es allá en el pandemonio, recinto de la mitomanía y los engaños, desde
donde deliberan las tiranías, los satánicos personajes de las instituciones,
donde la gobernabilidad es una ficción, allí donde se desconoce la ética y la
moral, donde el bien común del pueblo se desvía para engrandecer la voracidad
de los poderosos por medio de impunidad y corrupciones.
Quienes gazapean, trampean usando a los demás,
fustigan, fantasean, para engañar al otro, a quienes gobiernan, ejerciendo sus
actos en el común del tiempo y el espacio, reflejando la descomposición social
reinante. Comedias, comediantes se sumergen en un mundo habilitado para tramoyas,
para desarraigos donde se codicia, se ejercen vejámenes dantescos. En esos
escenarios se practica el sentir real de la vida decadente con encantos que
hacen ver paraísos artificiales, donde muchedumbres inquietas se revuelcan en
sus desgracias que como dice el poeta se alzan pilares de la poética urbana
acompañado de la bohemia bochornosa.
Las tragedias sustentan dramas
continentales, artificios para desentrañar realidades o para ocultarlas.
Propósitos diversos muestran la existencia de una lucha social cargando en su
interior acciones, creencias, pensamientos, ideologías confusas, doble moral y
expresiones éticas para traficar, debatiendo acontecimientos que buscan limpiar
las practicas impúdicas y toda estigmatización cobarde. Los roles de las comedias se perfilan dentro
de trascendentales hechos de la vida en común y por sus efectos y recurrentes
episodios dejan entrever como se desintegran las conductas humanas para
encapsular ciertos comportamientos non santos. Pecados sociales.
Al recorrer nuestros
pensamientos por las múltiples sendas de las democracias, sobresalen ecos que
dicen que en esos roles se debaten ñoños que disparan diatribas de
inconformidad. En contexto. hoy no
interesa el pueblo a los ciclopes, sino hacer de su poder actos de opresión y
acallamiento. Pero el silencio no puede ser un instrumento de pecado y miedo,
sino esa fuerza que espera el desenlace de su rebeldía cansada de tantas falacias
degradantes que solo tienen papeles donde se violan los derechos, se usurpa la
verdad, se menosprecia al débil, se trafica la tierra y la dignidad.
El hombre actuando con camuflajes
se aparta de si, falsificando identidades, camuflando posturas con elementos seductores.
El poder del mal es patético en los roles que penetran en la sociedad que viene
de cruzar sendas de colonización sin independencia. La tragedia social la que
narra lo absurdo se centra en hechos donde predomina el poder y el dominio a
donde pertenecen la politiquería y la religión dejando por fuera la esencia que
es el hombre a quien le profanan sus valores naturales, y con esto lo degradan
y lo criminalizan, para después cínicamente victimizarlo.
Las comedias y tragedias suponen
verdades de apuño, como decir que, en toda pandemia, la comunidad ha explotado
su desgano, porque los controles han dejado sin realización alguna los procesos.
Pero la razón de desgaño se funda para socavar al país. Sacar provecho de realidades son los momentos
para que la corrupción se avive., allí los mercaderes políticos exponen sus
entramados para incrementar la codicia.
Las comedias, representaciones ficcionales y
realidades del oficio político marginan el discurrir social. Todos los actos de
gobierno son actos donde intrusos actores del poder con sus galas y caretas que
adornan sus rostros cínicos actúan con rigor, con gran rigor, mientras una
sociedad de primera línea hace presencia, donde Lamentaciones humanas ven
correr la sangre producto de las balas asesinas y de los atropellos de unos
gendarmes enceguecidos por los deseos de matar.
Bajo que pilares se sitúan hoy
las sociedades ¿Las sociedades giran en el vacío, aun ante la existencia de un
mundo presencial porque han perdido el norte con la decadencia ética, cuando la
ilegalidad se sitúa por encima de la democracia, aun bajo la egida de un
contrato social que no se cumple.El imperio de las comedias recorre el mundo
incrustadas en el poder metamorfoseado, que absorben identidades, que les son
propios a intereses comunes, esto es, al pueblo, que no puede perder su
reconocimiento.
El devenir de las tragedias
sencillamente suprime derechos y atributos de la identidad, crean desigualdades
y entran con mayor asiduidad cuando la sociedad exige que se cumpla la
institucionalidad. Así pues, entre contradicciones, confusiones, promesas,
propuestas, percepciones, interpretaciones, exageraciones y cumplimientos sin
resultados, la obra teatral se expone, pero queda en suspenso, queda en el
vació, en el devenir porque las tragedias buscan ocultar tensiones sociales
originadas por el desordenado manejo de la cosa pública que siempre está
cosechando en todos los frentes del tejido social propuestas desestabilizadoras
ante la falta de trazabilidad en las tareas propias de la gobernanza.
Los procesos oscuros de una
nación en destrucción, solo genera paraísos artificiales que anuncian
decadencias. Desterrados, surgimientos de movimientos ilegales, siervos sin
tierra, condenados de la tierra que dormitan en cumbres borrascosas que van y
vienen ante sus desarraigos, cantando himnos y versos de esperanza, en un
delirio absurdo, pero decidido afán rebelde de liberación. Hemos venido
diciendo que los actos de comedia configuran formas de administración de estado
y de posturas sociales, Los comediantes politiqueros y funcionarios están
siempre en escena haciendo del absurdo, las trisas, la razón de sus actos.
Las tragedias socio políticas se entrelazan en
todos los eventos de una colectividad, esto quiere decir que ellas son mutantes
dentro de un escenario multicultural. El multiculturalismo es un proveedor de
desigualdades y de otros espectros sociales que le dan un amplio dinamismo al
conjunto de variedades circenses, al margen de acrobacias, típicas posturas de
quienes se mueven en el argot político. El pueblo viene recibiendo la
influencia de los roles del dramatismo de todos los actores del absurdo político
en sus libretos plasmados de engaño y mentiras basófilas.
Vivimos llenos de Los mensajes
que llegan de los distintos frentes de la institucionalidad con sus aberrantes
tóxicos, haciendo perder los valores que conducen a una verdadera
relativización desconcertante, en torno a un pluralismo confuso. Pero ante esta
guerra fría no debemos ceder, para lo cual tenemos que denunciar toda esta
amalgama de atrocidades, que tienen el carácter de crímenes de lesa humanidad,
pues atentan contra la dignidad humana y natural, para que la justicia acuda
con sus leyes a aplicar los debidos castigos.
No es forzoso decir que esos atentados irracionales vienen de personajes
del orden que desde ya se deben declararse como un peligro para la sociedad, después
que recibieron de la comunidad la representación constitucional. Por desgracia.
En el diario vivir con sus
insalvables obstáculos, llenos de salvaguarda, siempre habrá la fuerza
espiritual para sembrar y cosechar esperanza y dar ubérrima solidaridad a
quienes están siendo azotados con distintas viles posturas humanas. Seamos
comediantes de paz, de mensajes justos, de ubérrimos sentidos de amor y
servicio, esto es, gobernar sirviendo. Un gobierno actuante es aquel que no
aparenta gobernanza, que siente la realidad que lucha por su comunidad, que no
se disfraza con mentiras, dentro de la unidad de contrarios, que lleva a la
nación a la armonía, no a la crisis y su posterior destrucción y pondera la grandeza
de su pueblo.
La conciencia humana se aviene
con desfogues sociales y políticos donde las tragedias y las tramoyas parecen
ser el veredicto a todo juicio, que el dialogo perdió su cometido superado por
el escepticismo moral y ético. La ausencia de una mística pública y privada
fuerza toda adversidad social. Un desorden espiritual importa para que impongamos medidas cautelares a los actores
del conflicto para que frenen el ímpetu perverso de toda tragedia
injustificada. Un imperativo humano debe aliarse para enderezar la convivencia
social deteriorada por las lujurias políticas.
Una depuración política e
institucional urge por la falta de ética y honestidad. La comunidad debe ser
informada de todas las gestiones de gobierno, debe también darse debates
públicos ante la explosión e implosión de los problemas sociales, diseñando
procesos de solución donde converja el respeto ideológico y toda diferencia
personal. El descuaderna miento que vive el mundo por la fragilidad humana
desborda los limites insolidarios. Hoy se quiere subsanar todo conflicto
mediante una vorágine de violencia, eliminando con la muerte a sabiendas que
todo queda impune, y que aquí no pasa nada. Las comedias son la puerta abierta
para establecer la dictadura globalizada/hegemónica del sistema capitalista
salvaje.
La tragedia de la vida presenta
una sociedad que se deleita con los placeres, las tragedias, los vacíos y los
comportamientos ajenos, que descalifican toda conducta, pensamiento y emociones
positivas. Todos somos comediantes con base a roles que eluden realidades engendrando
dramas haciendo de la razón una ficción, comportándonos como bufones, adalides
virtuosos, detractores de la historia. La postura humana en todas sus facetas
discierne ante el sentir emocional, y en esos libretos cunde el hombre
disfrazado de personajes tipo para ocultar la verdadera identidad. No somos, lo
que somos. Somos lo que una sociedad y un estado quiere que seamos. El teatro
de la vida es hipócrita pues sus comediantes no ejecutan el papel del verdadero
libreto lleno de ambigüedades.
Ante la proliferación de las tragedias
sin fin. Verdaderas pesadillas atormentan a la comunidad en su armonía,
comunidad que afronta la embestida de engaños administrativos, por acuerdos sin
retorno, por garantías sin avales, de leyes impopulares y mucho más. Las obras
del teatro comediante no dejan de asombrar ante las necesidades de una nación
que llora los muertos del estado, el trabajo sin contrato laboral, la educación
sin escuelas, la farsa de los compromisos, las viviendas palomeras, la salud
sin desarrollo, el hambre que nunca se va, la muerte siempre en vilo.
Por todo, en la tragedia social
y política la persona se juega su identidad en desenlaces sombríos,
donde cunde un lenguaje retorico con el aval de las mariposas amarillas con su
velorio de noches sin estrellas, con los rezos de una comunidad sin esperanza
que interpreta los evangelios del amor y del servicio ante la oscuridad que
espera la luz del nuevo día con la ilusión del devenir utópico. Esta es la
situación del pueblo que interpreta imaginaciones que se dramatizan según se
vive. Las comedias hacen eco con el mensaje de Dante, esto es, el vicio, la
virtud y el paraíso.
Por los laberintos de los
comediantes políticos y gobernantes, clanes, partidos, carteles como de otros
movimientos del colectivo de la comunidad, surgen pensamientos ubérrimos de
ambiciones, de maldad cual leviatanes del poder con el dramatismo propio de su
incapacidad. Esos monstruos públicos se perfilan como parásitos que absorben
las riquezas de los otros que debieran estar al servicio social. El ser razón
de la existencia de ser, transforma el mundo. Este ente de grandezas de vida y
otras materializaciones sociales, el mismo hombre lo privatiza para luego
después de saciarse, lo extingue. El hombre y sus instituciones letales hacen
del ser, razón de ser de la muerte, que, bajo esquemas múltiples, sucumbe en un
mundo donde la violencia hace parte del aparato público.
El show global de mitómanas tragedias
recorre el mundo. Países genocidas, Guerras, elecciones, pandemias, conflictos,
emigraciones, medio ambiente, derechos humanos, narcotráfico, conflictos fronterizos.
Estos y más asuntos que están en los libretos de gobiernos de manera explosiva,
en vez de conducir a solucionar problemas generan más crisis. Esta es la forma de
gobernar con engaños. De allí que
recobre altura expresiones de Maquiavelo cuando dijo que el gran engaño
encuentra siempre quien se deje engañar, y ese quien está en una comunidad que
vive en el terror y el miedo.
Las tragedias son una costumbre
en nuestra civilización con componentes destructivos alejados del curso social
que impactan en todos los pueblos, a través de puestos y curules de juegos
políticas donde en casinos oficiales se juega al país. No votamos por
parlamentarios u otros funcionarios públicos, sino por jugadores de la peor
calaña en su mayoría, que haciendo uso de la corrupción como su mejor carta que
la manejan bajo la manga llena componendas, leyes y acuerdos nefastos.
Lo subrayado/interpolado
es nuestro.
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