Gran Guerra Patria de la Unión Soviética. Preparando la batalla final
Sergio
Rodríguez Gelfenstein/escritor, analista internacional/ADDHEE.ONG:
La efeméride mundial más importante de este año es la
conmemoración del 80 aniversario de la victoria soviética en la Gran Guerra
Patria y la derrota nazi-fascista consumada en Berlín el 9 de mayo de 1945.
En momentos en que el fascismo y la extrema derecha
pretenden “levantar cabeza”, nuevamente aupados ahora por países que hace ocho
décadas lo enfrentaron y entregaron la vida de algunos de sus mejores hijos
para librar a la humanidad de esa peste, bien vale la pena tener presente y
recordar como se fue estructurando aquella gesta en el tramo final de los
combates.
Hoy, al tiempo que Estados Unidos y Europa actuando
como aliados del neonazismo ucraniano, fomentan la guerra en ese país mientras que simultáneamente operan como promotores,
financistas y proveedores de las armas que han permitido desatar el genocidio
en Palestina por la otra, se pretende tergiversar la historia. De ahí que es necesario
rememorar la hazaña de los pueblos de la
Unión Soviética y refrescar la memoria para que los viejos recordemos y las
nuevas generaciones aprendan y no
olviden los costos que tuvo y que tiene sostener un mundo libre del fascismo,
el nazismo y el falangismo. En estos días, hace 80 años se combatía en los
mismos territorios que ahora, las ciudades, los bosques y las montañas de
Ucrania y también de Bielorrusia eran el epicentro de la ofensiva soviética.
Igual que ahora, los fascistas tratan de estructurar una desesperada defensa.
Igual que hace 80 años, hoy serán derrotados.
A pesar de las duras capitulaciones sufridas por el
ejército hitleriano tras la Batalla de Stalingrado en febrero de 1943, al
finalizar el año 1944 las fueras armadas alemanas conservaban capacidad para
desarrollar acciones defensivas que permitían retrasar su inminente derrota.
Hitler todavía contaba con 9.400.000 efectivos, de los cuales 5.400.000 estaban involucrados directamente
en las operaciones militares, la mayor parte de ellas (68,5%) en el Frente Oriental
que intentaba evitar que el ejército rojo soviético irrumpiera en Alemania.
Desde junio, Estados Unidos y Gran Bretaña
desarrollaban el “paseo” iniciado en Normandía contra un mermado ejército nazi
que concentraba sus mayores y mejores fuerzas en el este. Que Hollywood diga
otra cosa, es parte del juego de una mentira continuada que pretende falsear la
historia. Para eso fue creada: es el gran aparato estadounidense de la mentira,
hoy en peligro de destrucción por la voracidad de los incendios que el país más
poderoso del mundo no ha podido evitar.
El Alto Mando militar soviético determinó que la línea
principal de la ofensiva se debía
desarrollar desde Bielorrusia, en dirección a Polonia. Por ello, dos de los más
destacados estrategas militares fueron designados para las responsabilidades
decisivas en la ofensiva: los mariscales Gueorgui Zhukov para comandar el 1er.
Frente y Konstantin Rokossovski para el 2do. Frente de Bielorrusia. De
inmediato comenzó la preparación de lo que habría de ser el combate final
contra la armada hitleriana. Aunque el Jefe Supremo Iósif Stalin no señaló una
fecha fija para el inicio de las operaciones, se estimó que las mismas deberían
comenzar entre el 15 y el 20 de enero de
1945, hace exactamente 80 años. De inmediato, los estados mayores se abocaron a
la preparación de los planes, la logística y los aseguramientos combativos para
la eventual batalla.
Una diferencia sustancial con las acciones pasadas, era
que al irrumpir en Polonia las fuerzas armadas soviéticas no contarían con los
datos de exploración que los guerrilleros organizados por el partido comunista
aportaban en Ucrania y Bielorrusia. Las fuerzas armadas soviéticas se
preparaban para abandonar el suelo patrio después de su liberación tras 3 años
y medio de ocupación fascista. Los
soldados y oficiales fueron aleccionadas en el sentido de que no irrumpirían en
territorio extranjero como tropas de ocupación ni como conquistadores sino como
libertadores de países oprimidos por la bota nazifascista. En
realidad, y salvo algunas excepciones, el ejército soviético fue recibido en
Polonia con muestras de amistad de parte del pueblo y las autoridades de ese
país. Lamentablemente el liderazgo
polaco actual ha olvidado eso y hoy alientan las prácticas fascistas que los
hitlerianos implementaron en su territorio contra su propio pueblo.
En la preparación de las operaciones y con el objetivo
de afinar la cooperación entre frentes y ejércitos, las grandes unidades realizaron varios
ejercicios que simulaban el combate futuro. El secreto fue fundamental. Aunque
siempre existieron dudas, el enemigo no se enteró de los planes a pesar del
enorme contingente de tropas que se desplazaban para acudir al punto de partida
de la operación. De esta manera, los nazis no pudieron utilizar a su favor
probables errores cometidos en la planificación de un combate que se
desarrollaría en un territorio desconocido, que
- en esa medida- daba ventajas al ejército hitleriano ocupante.
Esta operación que inicialmente se denominó
Varsovia-Poznan pasó a llamarse Operación Vístula-Oder destacando la
importancia que tendría franquear estos dos grandes ríos para el éxito de la maniobra.
Se ocultó al enemigo que la idea principal de las acciones no estaban dirigidas
en primera instancia a tomar Varsovia desde el este. Así mismo, se planificó un
fuerte reconocimiento por combate a fin de detectar el dislocamiento de las
fuerzas enemigas y su probable idea de las acciones. La sorpresa fue total, el
ejército fascista se replegó del borde delantero a la profundidad, ante lo cual,
el 14 de enero se le dio la orden al 1er. Frente de pasar a la ofensiva en toda
la línea, obligando al enemigo a abandonar apresuradamente la capital de
Polonia no sin antes someterla a una devastación absoluta y al exterminio de
sus habitantes. Decenas de miles de polacos fueron asesinados por las tropas
nazis en retirada. Varsovia fue liberada el 17 de enero. Esta semana
conmemoraremos el 80 aniversario de tan importante acontecimiento histórico. En
su informe a Stalin, el mariscal Zhukov le participó que: “Los bárbaros
fascistas han destruido Varsovia, capital de Polonia. Con sádico ensañamiento
los hitlerianos han destruido una manzana de casas tras otra. Las grandes empresas
industriales han sido borradas de la faz de la tierra. Las casas de vecindad
han sido voladas o incendiadas. Las instalaciones municipales han sido
destruidas. Decenas de miles de habitantes fueron exterminados y los demás
expulsados. Varsovia es una ciudad muerta”.
Casi simultáneamente el 2do. Frente de Bielorrusia
pasó al ataque el 13 de enero, el 3er Frente de Bielorrusia (al mando del
mariscal de la Unión Soviética Iván Kónev) había hecho lo propio el día
anterior. La toma de Varsovia no detuvo la ofensiva soviética que adquirió un
carácter ininterrumpido ante la incapacidad de reacción del ejército nazi. El
día 19 fue ocupada Lodz (140 km. al suroeste de Varsovia) y el 23, Bydgoszcz
(300 km. al noroeste de Varsovia). La ofensiva continuaba a ritmos asombrosos,
pero debían cuidarse los flancos a fin de que ningún Frente quedara
desguarnecido por avanzar más rápido que sus vecinos, lo cual requería de un
impecable esfuerzo de planificación, organización y ejecución. Stalin daba
seguimiento a los acontecimientos día a día y hora a hora, autorizando la
introducción de las reservas necesarias que permitieran explotar el éxito.
El 31 de enero, la vanguardia de las tropas soviéticas
forzaron el Río Oder que marca la frontera estatal entre Polonia y Alemania y
ocuparon una cabeza de puente a 490 Km. al oeste de Varsovia. Berlín estaba a un poco más de 90 Km. El objetivo final
estaba cerca. Los próximos días serían duros pero la certeza de la victoria
reforzaba la voluntad y fortalecía el espíritu. Ochenta años después, nuevamente
se respiran aires de victoria. El fascismo y sus patrocinadores una vez más
serán derrotados y el mundo podrá celebrar el triunfo de la justicia contra
fuerzas oscuras que pretenden retrotraer el curso de la historia.
Lo subrayado/interpolado es nuestro.
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