Tupac Amaru
“En Europa se castigan pequeños crímenes, y a los grandes se les tributa culto” Juan Bautista Túpac Amaru.
Los continuos abusos y atropellos que cometían las autoridades colonialistas españolas en Latinoamérica, hacia que muchas veces los indígenas o los afroamericanos se sublevaran en contra de esas injusticias.
En 1517, el sacerdote Bartolomé de las Casas tuvo
mucha lastima de los “indios” (este es un termino peyorativo, racista y
anticientífico que impuso el colonialista español al nativo o aborigen de
nuestra América Morena-Cristoforo Colombo murió con la seguridad de que había
encontrado otra ruta para llegar a la India, llamarle a la llegada de este
navegante genovés “descubrimiento” es aceptar la actitud de menosprecio y
menoscabo de los colonialistas europeos por las florecientes y admirables culturas
indígenas del Continente Americano, que se extenuaban en los infiernos de las
minas de oro de nuestra América Morena, y le propuso al Emperador Carlos V la
importación de negro esclavos de África para que se desengrosaran en esos
infiernos. En el Perú entre 1750 y 1780 se realizaron varias rebeliones de indígenas.
Pero la más formidable de todas fue la que dirigió el gran jefe indígena
Gabriel Condorcaqui, quien adopto el nombre de Tupac Amaru II. Este era
descendiente directo del ultimo Inca Tupac Amaru, quien fue asesinado por los
colonialistas españoles. Tupac Amaru II fue educado en un colegio Jesuita del
Cuzco. Allí, el fue n estudiante destacado y durante toda su vida llevo con
orgullo su condición de noble inca. Como adulto se dedico al transporte de
mercancías. A través de sus viajes continuos Tupac Amaru II se imponía de los
abusos que las autoridades colonialistas cometían contra los indígenas. El 4 de
noviembre de 1780 cansado ya que soportar esos abusos, apreso al corregidor de
Tinta, Antonio Arriagada, llamo a los indígenas de los alrededores y en una
plaza de Tungasuca hizo ejecutar al abusivo corregidor. El 16 de noviembre de
1780 proclamo la libertad de los esclavos negros. Enseguida formo un ejercito
de seis mil indígenas y se apodero de trescientos fusiles que encontró en las guarniciones
españolas. Sostuvo hasta su muerte en alto el pendón de la justicia social. El
virreinato de Lima alarmado envió desde el Cuzco un ejercito de 1.200 soldados
para aplastar a Tupac Amaru II, pero este los derroto en el combate de Sangara.
Luego el caudillo indígena prosiguió su exitosa marcha por varios poblados
hasta el Callao. Entrando en Lampa empezó a sufrir continuos fracasos.
Desde Lima fueron enviadas nuevas tropas contra
Túpac Amaru II, este se atrinchero en Tinta. Pero los virreyes del Perú
Jáuregui y Vertiz de Buenos Aires acordaron enviar un poderoso ejercito de
17.00 soldados contra los indígenas insurrectos.
En muy mal estado y con un brazo quebrado, Tupac
Amaru II todavía no se daba por vencido (al igual que Lautaro, Cuauhtemoc,
Hatuey en Cuba y Santo Domingo, Galvarino, Caupolicán, etc., jamás se
humillaron ni se rindieron frente al colonialista español) paneo una fuga de la
cárcel, para lo cual le escribió una carta a un primo suyo. La carta fue
escrita con su propia sangre en un pedazo de genero de su misma ropa. La fuga
fracaso y Tupac Amaru II fue condenado a muerte. Pero primero fue obligado a
presenciar la muerte de su esposa Micaela y de sus más leales compañeros.
Después en presencia de su hijo, el caudillo
indígena fue cuatro caballos que tiraban en direcciones contrarias para
despedazar su cuerpo. La brutalidad del colonialista español fue inútil, Tupac
Amaru II resistió el suplicio por lo que sus enemigos decidieron cortarle la
lengua, los brazos, las piernas y la cabeza. Enviaron cada uno de estos
miembros a pueblos diferentes para que los indígenas los vieran y se
atemorizaran. Frente a sus verdugos el gran jefe Inca Túpac Amaru II mostro un
valor sin par y una desconcertante serenidad. La rebelión del gran caudillo
indígena Tupac Amaru II fue un movimiento revolucionario que estremeció el
bestial sistema colonial español. Pesa al asesinato de más de 80.000 indígenas,
la rebelión no fue sofocada. Se produjeron nuevas rebeliones en Perú y en toda
nuestra América Morena.
Hoy, los desvergonzados descendientes de los
colonialistas españoles en España y Latinoamérica pretenden celebrar lo que
ellos llaman “El V Centenario del descubrimiento de América”, sin una
autocritica frente a la historia.
La vergüenza tiene mala memoria. Los pueblos indígenas
celebraran en el año 1992 el AÑO INTERNACIONAL DEL INDIGENA Y SUS CULTURAS EN
NUESTRA AMERICA MORENA, LATINOAMERICA.
“Nuestra América Morena, Latinoamérica empezara a
caminar, cuando se levante y camine el indígena”. José Martí Pérez
Prof. Moreno Peralta/IWA.
Secretario Ejecutivo Codeh.
Conferencia/Facultad de Filosofía
Traducción al: Alemán, francés e inglés, Señora
Gerda Bottcher, Directora de la Revista “Latinoamérica, un Pueblo Continente”/Berlín,
Alemania.
1781, FUE EJECUTADO EL CAUDILLO TUPAC AMARU II
Por Luis Alberto Castaño MartinezEl 18 de mayo de 1781, en el actual departamento de Cusco, por entonces
parte del Virreinato del Perú, murió el caudillo José Gabriel Condorcanqui
Noguera, líder de la mayor rebelión anticolonial de Hispanoamérica, conocida
como la Gran Rebelión.
Durante la rebelión, que inició el 4 de noviembre de 1780, comenzó a ser
conocido como Túpac Amaru II, o sencillamente Túpac Amaru, que en idioma
quechua significa "serpiente resplandeciente".
De origen mestizo, fue hijo de Túpac Amaru I, último Inca de Vilcabamba
ejecutado por las huestes españolas en el siglo XVI, de quien heredó el
curacazgo de Surimana, Tungasuca y Pampamarca.
Al mando de la revolución independentista, fue el primer caudillo inca
en exigir la liberación de todos los pueblos subyugados por la el imperio colonialista español, no sólo en el plano
político, sino también en cualquier plano de explotación comercial.
“MAYO HISTORICO, TUPAC AMARU II , Y JAVIER HERAUD”
Por Milciades Ruiz, Semanario Sur Andino/Addhee.Ong
En mayo, nuestros
campos van perdiendo su verdor, por el ciclo estacional, pero retorna en
primavera. Los ciclos sociales también florecen y maduran. Los ideales brotan y
sus frutos se encarnan en el fervor popular. La dominación los derriba por
temor. La sangre derramada ha teñido de rojo el mes de mayo varias veces, pero
la de Túpac Amaru y Javier Heraud, fertilizó los ideales y rebrotan.
En el escenario nacional, las luchas campesinas
contra los latifundistas arreciaban, reclamando la devolución de sus tierras
ancestrales que les arrebató la dominación, desde la invasión y conquista
europea. El régimen feudal, respondía con balas, tiñendo de sangre los campos.
En las ciudades, el pueblo luchaba contra la dominación política y económica,
de la oligarquía empresarial, financiera, agrícola monopolista feudal que gobernaba el país.
Esos años, estudiantes y trabajadores, marchaban por
la recuperación de los recursos naturales en manos extranjeras, reforma agraria
para acabar con el régimen feudal, nacionalización del petróleo y otras
demandas sociales. La respuesta era, represión policial, persecución y prisión
masiva de líderes, reclusión en selva inaccesible e islas, torturas,
deportaciones, asesinatos, incautación y quema de libros políticos, etc.
En las universidades y foros políticos, se debatía
sobre la necesidad de acabar con el régimen aristocrático de opresión y sus
injusticias. Muchos proponían una revolución por la vía de las armas, mientras
otros, consideraban que no había condiciones objetivas y subjetivas. Pero la
situación era apremiante, y todo quedaba en palabras, sin pasar a los hechos.
Las discusiones eran interminables.
De pronto, el 15 de mayo de 1963, una noticia
estremeció al país. El laureado “Poeta joven del Perú” Javier Heraud, cayó
fulminado por disparos a mansalva, en el río Madre de Dios, cuando cumplía una
misión guerrillera. ¿Qué hacía por allí?, se preguntaban todos. Ignoraban que
se había decidido por la insurrección armada, para lograr una patria
socialista.
La fundición de la muerte, acabó con sus ilusiones,
pero abrió una fuente inmarcesible de sus virtudes literarias y
revolucionarias, de la que beben, sucesivas generaciones emulativas. Por eso,
Javier siempre está presente, como el aire que respiramos. En el amor, en el
coraje, en la sonrisa, en el clamor popular, en la acción revolucionaria, en la
historia.
Tiempo atrás había escrito premonitoriamente su
poema “El río” sin presagiar que el cauce de sus ideales, lo llevaría a surcar
la selva boliviana convertido en el río que su poema describe, para terminar
como afluente del Madre de Dios. Tal como lo dijo en otro poema no tuvo miedo de
morir entre pájaros y árboles y así, fue. “Tenía palabra de guerrillero”.
Pese al tiempo transcurrido, el pueblo no lo olvida.
Innumerables promociones estudiantiles llevan su nombre, y la dominación no ha
podido impedir que nuevos asentamientos humanos tengan ese nombre y muchos
centros educativos estatales, entidades culturales, calles y otros lugares
tengan por nombre a este poeta combatiente.
Hasta en los pueblos más alejados, Javier es un
símbolo de la juventud peruana y un orgullo nacional. La potencialidad juvenil
en la sensibilidad social y en el amor por los pobres, sigue incólume entre los
jóvenes de hoy, y no se extinguirá jamás. Los tiempos cambian y los retos son
otros, pero mientras haya desigualdad social, la figura de Javier Heraud emergerá
en defensa de las víctimas del sistema capitalista salvaje.
Tenía 22 años cuando brindó su vida por una patria
socialista. Pero ya era un poeta nacional galardonado, profesor de inglés y
literatura en el colegio Guadalupe y Melitón Carbajal, primer puesto en el
ingreso a la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica del Perú,
estudiante de derecho en San Marcos, delegado peruano en el Foro Mundial de la
Juventud realizado en Moscú en 1961.
Para cuando obtuvo la beca de estudios
universitarios en Cuba y viajó para allá a comienzos de 1962, su vocación
revolucionaria por una sociedad más justa, ya estaba definida. El comandante Fidel
Castro Ruz nos visitó dos veces en la residencia de becarios y cuando nos dio
la oportunidad de ayudar a quienes quisiéramos prepararnos como guerrilleros
revolucionarios, Javier fue de los primeros en inscribirse. Estuvo entre los
fundadores del Ejército de Liberación Nacional- ELN.
De modo que, al igual que los jóvenes, José Martí Pérez
y Mariano Melgar, que decidieron tomar las armas para liberar la patria, Javier
Heraud, tuvo la sensibilidad social más sublime al optar por lo más riesgoso,
entregando la vida por una causa justa. Pero, no recordamos su heroísmo por
masoquismo estéril. Lo hacemos porque renueva nuestra vocación revolucionaria y
repotencia nuestra voluntad de lucha. No cesaremos hasta lograr una patria con
justicia social.
Este fue también el móvil del ideario de José
Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, ejecutado vilmente por los opresores
colonialistas el 18 de mayo de 1781. De eso me ocuparé en próxima entrega.
Lo
subrayado e interpolado es nuestro