Bolivia y el Litio: La guerra oculta por el control del «Oro Blanco»,
En Chile se
promovió la participación europea en el litio para desplazar a China. Nada nuevo,
ayer el salitre, e cobre, hoy el litio. El saqueo de las riquezas naturales del
Pueblo Chileno continúan”. ADDHEE.ONG
Las reservas de
litio boliviano se estiman en 23 millones de toneladas y representan cerca del
47% de las reservas mundiales, según datos de 2023.
La disputa por el litio boliviano refleja un complejo
enfrentamiento geopolítico que impacta en América Latina, particularmente en el
control de recursos estratégicos.
En el corazón de Los Andes, Bolivia alberga una de las
reservas de litio más codiciadas del planeta. Este recurso, clave para la
transición energética global, es el epicentro de una pugna geopolítica que
promueve Estados Unidos.
No es casualidad que el Comando Sur de EE.UU. venga
intensificando su interés en América Latina. Laura Richardson, exjefa de
este organismo, admitió en 2023 la preocupación por el avance chino: «22
de los 31 países de la zona se han adherido a la iniciativa ‘Belt and Road’.
Tenemos que estar presentes en licitaciones y contratos». Esta declaración
expone la prioridad clara de contrarrestar la expansión económica china en la
región, especialmente en sectores críticos como el litio. Para Bolivia, esto se
traduce en presiones para evitar acuerdos con Beijing y Moscú.
Según analistas locales, la resistencia a los contratos con
empresas chinas y rusas en Potosí, región clave de los salares bolivianos,
levantan sospechas. Entrevistado por teleSUR, Samuel Montaño, experto en
estrategia militar, señala la incongruencia: «Es extraño que sectores
opositores y cívicos de Potosí rechacen estos proyectos, pero no cuestionen a
transnacionales estadounidenses que ya operan en Chile y Argentina».
Montaño vincula esta dinámica con una campaña regional: «En Chile se promovió
la participación europea en el litio para desplazar a China. Aquí se repite el
guion».
Además, la proximidad de las elecciones de 2025 agudiza el
panorama. Montaño destaca el ascenso del coreano-evangélico Chi Hyun Chung,
promovido desde el exterior: «Corea del Sur actúa como palo blanco. Chung tiene
apoyo en EE.UU. y podría formar una bancada proestadounidense».
Infiltración en YLB: la Universidad de Duke y el Comando Sur
La empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos
(YLB) no escapa a la injerencia. Hugo Moldiz, analista político, denuncia que «la
Universidad de Duke, a través de Kathryn Ledebur —vinculada al Comando
Sur— infiltró a personas en YLB para retrasar contratos con China y Rusia».
Según Moldiz, estos actores frenaron por dos años los acuerdos hasta su
remoción en 2023. Se trata de un modus operandi para sabotear desde dentro la
industrialización soberana del litio.
El multimillonario Elon Musk no es ajeno al
juego. En 2022, ofreció «ayudar a Bolivia a extraer litio», pero su
propuesta fue rechazada por condicionar la soberanía. A ello se suma Marcelo
Claure, magnate boliviano-estadounidense, quien —según Moldiz— busca «controlar
el litio patrocinando una fórmula de derecha para 2025». Claure, dueño del club
de fútbol Bolívar y exCEO de SoftBank, personifica los intereses
supranacionales que operan en la sombra.
Pese a los obstáculos, Bolivia firmó en noviembre de 2024 un
contrato histórico con la china CBC Investment (subsidiaria de CATL, líder en
baterías) para construir plantas de carbonato de litio con una inversión de
$1.030 millones. El presidente Luis Arce resaltó en su momento: «Negociamos
con los más grandes». A esto se suma el acuerdo con la rusa Uranium
One Group (de ROSATOM), consolidando al país como actor en la cadena
global del litio.
Sin embargo, la oposición en la Asamblea Legislativa —controlada
por sectores críticos al gobierno— paraliza ambos proyectos. Legisladores
y líderes cívicos de Potosí, pese a la potencial generación de empleo y
divisas, insisten en bloquear los acuerdos bajo argumentos de
«inconstitucionalidad», un discurso que expertos vinculan a lobbies externos.
La batalla por el litio boliviano trasciende lo
económico, y se convierte es un pulso entre modelos. Mientras el gobierno
de Luis Arce apuesta por alianzas con China y Rusia para industrializar el
recurso sin ceder control, EE.UU. y sus aliados despliegan tácticas de
desestabilización, desde infiltraciones hasta promoción de candidatos
afines. En juego está el derecho de Bolivia a decidir sobre sus recursos. Como
advierte Moldiz: «Detrás hay intereses que no quieren que nada cambie».
Entre el boom eléctrico y la volatilidad del mercado
Bolivia es el gigante indiscutible del litio a nivel
global: con 23 millones de toneladas concentradas en su salar de Uyuni,
controla el 47% de las reservas mundiales, según datos de 2023. Le siguen
Argentina (17 millones de toneladas, 35%) y Chile (9,3 millones, 19%),
conformando un estratégico «Triángulo del Litio» que abarca los salares de
Uyuni (Bolivia), Hombre Muerto (Argentina) y Atacama (Chile). Juntos, estos
tres países albergan más del 70% del recurso planetario, un dato clave para
entender por qué esta región se convirtió en un tablero de disputas
geopolíticas.
En este escenario, el precio del carbonato de litio viene
variando durante la última década: de $5.000 por tonelada en 2010 escaló a un
pico histórico de $80.000 en 2022, impulsado por el boom global de vehículos
eléctricos, que quintuplicaron sus ventas entre 2020 y 2022. Sin embargo, en
2023 se desplomó un 71% hasta $23.000, según datos de BloombergNEF. La causa: el
frenazo en China, donde las ventas de coches eléctricos cayeron por primera vez
en una década debido a la saturación del mercado y recortes de subsidios.
Bolivia, dueña del litio global, se encuentra atrapada
entre dos fuerzas titánicas: su potencial y la volatilidad de un mercado
hipersensible a los vaivenes geopolíticos. Mientras el país avanza en alianzas
con China y Rusia para industrializar su litio —buscando blindarse contra la
injerencia de EE.UU.—, el desplome del precio en 2023 expone también su
vulnerabilidad. En este tablero, Bolivia juega con ventaja material, aunque su
desafío no es solo extraer el «oro blanco», sino evitar que su riqueza se
evapore en medio de la tormenta entre gigantes.
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