Sudán: guerra civil,
multinacionales y 9 millones de desplazados.
Por Miguel Lamas/ Miembro de la dirección de la Unidad internacional de Trabajadoras y Trabajadores
(UIT-CI)/ El Salto/ Prensa Mare Argentina/ Xinhua,
Other News, Sputnik, RT, Publico.es, La Jornada de México, Red
latina sin fronteras. Sur, ACHEI, Utopía, Argentina Indymedia/ADDHEE.ONG:
Se
cumplió un año, el 15 de abril, de la lucha armada entre los dos bandos
militares que se disputan Sudán y sus riquezas en primer lugar el oro. Ambos
bandos pelean entre ellos, pero están reprimiendo salvajemente a la mayoría del
pueblo trabajador de Sudán.
El
conflicto, que enfrenta a las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS), encabezas por el
general Abdelfatah al Burhan, con el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido
(FAR), del general Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti, produjo más de
9 millones de desplazados de sus casas y lugares de vivienda e innumerables
civiles muertos o gravemente heridos.
En
realidad, la mayor parte de los desplazados y el hambre que está sufriendo la
mitad de la población de 45 millones de habitantes de Sudán, se produce
mayormente por la brutal represión de ambos bandos militares a la población
civil. En su gran mayoría no está involucrada en el conflicto entre esos dos
bandos, pero es expulsada por militares que entran a sus casas, que además
violan mujeres y se roban sus pertenencias, o sufren bombardeos aéreos de sus
viviendas.
Como
lo dice una nota periodística del diario español El Salto “La confrontación
entre el ejército y las milicias en Sudán implica una guerra contra la
población que se levantó por la democracia y ahora lucha por su supervivencia”.
La rebelión popular del 2019 y la
contrarrevolución
En
el 2019 hubo un levantamiento popular en Sudán que terminó con el gobierno
militar islámico de 30 años del dictador Omar Al Bashir, y hubo promesas de
democracia y elecciones libres. Pero en el 2021 hubo otro golpe militar y se
desató la represión contra la población. Y desde abril del 2023 este caos que
dejó gran parte de la población sin alimentos, por paralización de cultivos y
sin ninguna atención sanitaria, y casi no funcionan escuelas o universidades.
Miles de trabajadores de salud y de educación fueron despedidos, porque ellos
fueron la vanguardia junto a los jóvenes de los “comités revolucionarios de
resistencia”, de las grandes luchas contra la dictadura.
Lo
que si existió todos estos años y aún se mantienen, son “comités
revolucionarios de resistencia” que, uniendo a organizaciones populares de base
de barrios, que también encabezaron la rebelión del 2019, echaron a la
dictadura de los 30 años. Hoy persisten en gran parte del país como redes
locales de supervivencia y ayuda mutua, canalizando esfuerzos en la recolección
de alimentos, dinero en efectivo y medicinas para ayudar a aquellos en extrema
necesidad. Estos comités son atacados y perseguidos por igual por ambas
fracciones militares, FAS y FAR, en los sitios que cada una domina.
La minería del oro y el saqueo
imperialista
Este
desastre social que está sufriendo Sudán, que es un país de origen e idioma
árabe como Palestina, no es exclusivo de Sudán, sino que está afectando a
muchos países africanos que antes eran colonias europeas hasta la década del 50
y sufrieron históricamente el saqueo de sus países por Europa. Y ahora todos
sufren una semi-colonización de empresas extranjeras e imperialistas que se
adueñan de sus riquezas mediante organizaciones locales asociadas, subordinadas
y armadas. Además de las europeas hay penetración de empresas yanquis, de
Israel, de países árabes, chinas y rusas que se disputa las riquezas naturales
de Sudán.
Sudán
es un país árabe, que fue hasta 1956 colonia británica. Y en el 2011 se
independizó su región del sur, de población de etnias e idiomas diferentes
similares a poblaciones afros del sur y centro de África, de unos 11 millones
de habitantes. En el sur independizado se concentraba la mayor parte de la
producción petrolera que era la principal riqueza de Sudán. Pero en el sector
del norte que hoy se mantiene como Sudán se descubrió hace unos 20 años la
riqueza del oro.
Aunque
hay cifras muy distintas, y no hay control estatal sobre la extracción de oro,
se habla de 233 toneladas de oro de exportación en último año. Esto coloca a
Sudán entre los principales productores y exportadores de oro del mundo. Pero
queda poco y nada para su población.
Este
oro se lo están llevando, en gran parte, empresas como el grupo paramilitar
Wagner, ruso, ahora reconvertido en African Corps, a través de la empresa
M-Invest, que era del líder del grupo Wagner, Yevgueni Preghozin, fallecido en
Rusia. Pero esa empresa se mantiene como muy importante en la extracción de oro
de Sudán, y se lo lleva a Rusia. Los paramilitares de las FAR que dominan los
principales territorios mineros del oro son los aliados a la empresa rusa. Y
también a empresas de los Emiratos Árabes, que tienen también alianza con las
FAR. Mientras tanto el gobierno de las FAS, que domina otras zonas del país,
está más aliado con Israel y Estados Unidos.
Además
de la represión antipopular y los enfrentamientos bélicos entre los sectores
militares, la minería del oro, con uso masivo de mercurio, está destruyendo la
agricultura y llevando al hambre a 25 millones de personas, más de la mitad de
la población de Sudán. En primer lugar, los 9 millones de desplazados de sus
casas, por invasión de alguna de las fracciones militares, casi todos se van
sin nada, sin dinero, ni por supuesto comida, y quedaron sin ningún trabajo.
Los refugiados llegan a lugares, sea en países vecinos o en el mismo Sudán,
muchas veces sin más que su ropa puesta, y donde tampoco reciben casi ninguna
ayuda, porque son poblaciones pobrísimas.
La necesidad de la solidaridad
internacional con el pueblo de Sudán
La
gran experiencia de lucha del levantamiento popular del 2019 al 2021 mostró por
un lado la enorme fuerza del pueblo trabajador cuando se organiza, une y
moviliza, pero también que los partidos burgueses y las fracciones militares
buscan pactar con alguno de los imperialistas europeas, árabes o rusas, para
preservar el orden capitalista y el saqueo del país del cual son también
beneficiarios con ese orden. Las promesas de democratización son burladas una y
otra vez. Ese capitalismo semi-colonial con un pueblo pobrísimo que está
destruyendo al país y causando una espantosa miseria y hambruna popular, está
hoy en gran parte centrado en el oro. Las demandas económicas populares ante la
crisis crónica histórica del país y una real salida democrática hacen necesaria
una alternativa de dirección del pueblo trabajador y juventud, de reorganizar
los comités revolucionarios de resistencia, para lograr en el futuro derrocar a
las dos facciones de la dictadura militar, expulsar a las transnacionales
mineras rusas, europeas, sionistas o árabes, saqueadoras y lograr una
salida y un gobierno a favor de los trabajadores, la juventud y las
mujeres del pueblo.
Como
Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores -Cuarta Internacional
(UIT-CI) llamamos a la solidaridad internacional con la lucha actual del pueblo
sudanés por su supervivencia. Unida a la solidaridad con la lucha de los
pueblos trabajadores y juventudes árabes y africanos y a su unidad solidaria en
la lucha para terminar con el capitalismo imperialista, con los gobiernos patronales
y dictaduras de África, así como con el colonialismo sionista genocida de
Israel en Medio Oriente. Desde sus orígenes el capitalismo imperialista con el
esclavismo y colonialismo llevó al continente africano, incluyendo a su norte
árabe, a la peor pobreza, saqueo y opresión en el mundo.
Lo subrayado/interpolado
es nuestro.
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