Estados Unidos: hipocresía y extorsión
Por la Jornada de Mexico./ Lucha internacionalista/ El Salto/ Prensa Mare Argentina/ Xinhua, Other News, Sputnik, RT, Publico.es, Red latina sin fronteras. Sur, ACHEI, Utopía, Argentina Indymedia/ADDHEE.ONG:
Prolegómenos: el día mundial por la libertad de prensa. Por el Semanario Sur Andino, director Luis Espinoza Garrido.
El periodismo y la Libertad de expresión, “Y la prensa libre?: para la ADDHEE.ONG”.
Prof. Moreno Peralta/IWA.
Secretario Ejecutivo ADDHEE ONG
El
presidente Joe Biden promovió y firmó una ley para que el gigante chino de
redes sociales ByteDance venda la aplicación TikTok en un plazo de un año o
será prohibida en las tiendas de aplicaciones y los servidores localizados en
Estados Unidos, lo que haría imposible descargarla o acceder a sus contenidos
desde ese país. Ayer, la compañía presentó una denuncia en la que plantea que
el ultimátum es inconstitucional, y tanto la propia empresa como organizaciones
de derechos civiles, personalidades y usuarios de a pie se han manifestado en
rechazo a este golpe contra la libertad de expresión y el libre comercio.
La
embestida de Washington contra TikTok se remonta a 2020, cuando esta plataforma
se convirtió en fenómeno global y comenzó a desplazar a las redes sociales
dominantes, sobre todo entre el público joven. Desde entonces, legisladores y
funcionarios estadunidenses han insistido en que su uso representa un peligro
de sustracción de datos y espionaje del gobierno chino. Al contrario de la
documentada colaboración de Google, Meta (propietaria de Instagram, Facebook y
WhatsApp, entre otras) y demás gigantes tecnológicos con autoridades y agencias
de espionaje de la superpotencia, no se ha presentado ninguna prueba de que
ByteDance abra sus datos a Pekín. Además, esta preocupación quedó resuelta con
el almacenamiento de todos los datos generados en Estados Unidos en servidores
alojados en esa misma nación, medida que TikTok tomó bajo presión de la Casa
Blanca y que le costó más de mil 500 millones de dólares.
Está claro
que los argumentos sobre la seguridad nacional y la salvaguarda de la
información de los ciudadanos es mera retórica propagandística. En los hechos,
la hostilidad contra ByteDance puede rastrearse a tres vertientes principales:
la económica, la tecnológica y la de control del discurso. En el primer
aspecto, se inscribe en la guerra comercial desatada por el ex presidente
Donald Trump con el expreso propósito de contener el crecimiento de la economía
china y revertir el déficit en la balanza de pagos de bienes –no así de
servicios– contraria al país estadounidense. En lo tecnológico, es parte
de los manotazos de Washington para detener los avances chinos en cada vez más
rubros. En su desesperación al verse rebasado por el gigante asiático, Estados
Unidos recurre a todas las formas de coerción a su alcance, con las sanciones y
las restricciones comerciales como mecanismos centrales. Debe recordarse que el
ataque contra TikTok no es una excepción, sino parte de un patrón que se hizo
visible con el veto contra Huawei, líder mundial en sistemas de telefonía
móvil, y ha continuado con la guerra de los chips, la batería de acciones
dirigidas a impedir que China fabrique o adquiera semiconductores de punta.
En cuanto
al control del discurso, debe notarse que TikTok es la única red social de
alcance mundial que no se originó en Estados Unidos ni tiene dueños de esa
nacionalidad, por lo que no forma parte del aparato de difusión hegemónica que
las clases dominantes estadunidenses tienen en sus plataformas digitales y
medios de comunicación. En este sentido, es necesario reconocer que Pekín tiene
una actitud simétrica: el público chino no puede acceder a Google, Facebook ni
otros sitios de Internet que, a juicio de las autoridades, pueden convertirse
en vehículos de subversión y penetración de agentes extranjeros. La diferencia
radica en que Pekín no va por el mundo calificando el desempeño de otros
estados en materia de derechos humanos, democracia y libertad de expresión ni
mucho menos derrocando gobiernos para imponer regímenes amigables con
el libre comercio, mientras Washington se declara campeón de todos estos
ideales que, según se confirma ahora, sólo defiende a su conveniencia.
Más allá
de exhibir de nueva cuenta la hipocresía estadunidense, ni la venta ni la
prohibición de TikTok en ese país pueden traer saldos positivos. Por el
contrario, implican daños al comercio, la economía, el desarrollo y la libertad
de expresión. Si China responde a esta provocación, se caerá en una escalada de
sanciones de consecuencias económicas cuya magnitud es incalculable, pero sin
duda resultarán sumamente costosas, sobre todo para Estados Unidos.
Lo subrayado/interpolado
es nuestro.
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