El truhán abogado Luis Hermosilla Osorio: Un protegido “estrella” por la impunidad que impone la oligarquía empresarial financiera-bancaria/agiotista, agrícola, monopolista/CMPC/SOFOFA, y su constitución/artilugio de 1980, impuesta por la dictadura cívico militar.
Juan Pablo Cárdenas S. /Escritor, periodista y analista internacional/El Salto/ Prensa Mare Argentina/ Xinhua, Other News, Sputnik, RT, Publico.es, La Jornada de México, Red latina sin fronteras. Sur, ACHEI, Utopía, Argentina Indymedia/ADDHEE.ONG:
Desde hace muchos años la fama de la que gozaba el
abogado Luis Hermosilla, en cuanto a ser uno de los principales penalistas del
país, no se debía a sus méritos intelectuales y profesionales sino a su
capacidad de relacionarse con el poder político y encantar a los más
importantes empresarios para oficiar en sus defensas y conseguir la absolución
de sus delitos tributarios y otros despropósitos. Su encumbramiento coincide
sobre todo con su condición de asesor de Andrés Chadwick, Ministro del Interior
del extinto presidente Sebastián Piñera, función que cumpliera durante los dos
períodos gubernamentales de un mandatario que se valió de su veloz
enriquecimiento ilícito para convertirse en senador de la República y acceder
después a La Moneda.
A diferencia de otros auténticos penalistas
chilenos, no constan en el currículo de Hermosilla escritos o alegatos ante las
cortes que crearan jurisprudencia u obtuvieran sentencias prominentes.
Hermosilla siempre actuó en el pasilleo por los vetustos tribunales de justicia
y de otras instituciones públicas como el Servicio de Impuestos Internos para
conseguir éxitos procesales y ventajas impositivas en favor de sus
representados. Sobre la base, por supuesto, de comprar la voluntad de los
jueces y la confianza de los funcionarios públicos más espurios. Para
gestionarles a los magistrados y a los agentes auxiliares de la Justicia, por
ejemplo, ascensos en el escalafón administrativo a cambio, como ha quedado
demostrado, de información relevante y secreta que le sirviera para alimentar
causas que les arrojaban honorarios millonarios de parte de los “delincuentes
de cuello y corbata”. Según la expresión usada por Camila Vallejo, la
joven ministra vocera del gobierno de Gabriel Boric.
“Misión cumplida” le dice el abogado al director de
la PDI al momento que lo felicita por WhatsApp por su
nombramiento, para recibir en menos de quince días todo tipo de documentos
reservados de parte de jefe de la policía civil, muchos de los cuales están por
conocerse.
En su afán de ganar fama, dinero y poder,
Hermosilla defendió, además de políticos y empresarios, a horrendos pedófilos,
así como también descollara como abogado de la familia del extinto senador
Jaime Guzmán Errázuriz, el principal ideólogo de la dictadura cívico militar
pinochetista y del Opus Dei. En
este rol, por supuesto, abandonó su militancia juvenil en el Partido Comunista
para empezar a codearse con la clase dirigente, al grado que también consiguió
ingresar a Palacio para asumir la defensa del cuestionado jefe de asesores del
actual gobernante. A quien se le sindica de haber estado al tanto y ocultar uno
de los más bullados escándalos que compromete a la actual administración. Esto
es el denominado caso “fundaciones” que tiene en proceso a varios militantes de
izquierda dedicados a malversar los fondos fiscales destinados a la
construcción de viviendas populares.
Son muchos los secuaces profesionales al servicio
de Hermosilla entre colegas, políticos y periodistas, atendiendo a la gran
cantidad y poderosos clientes que su estudio jurídico ha conseguido en tiempos
en que ha campeado la corrupción de empresarios, uniformados, alcaldes,
parlamentarios y otros. La semana pasada, por fin, una grabación telefónica
pesquisada de su teléfono celular ha destapado la estrecha relación que
mantenía con el director general de la Policía de Investigaciones, quien ha
sido ya formalizado por corrupción y entrega de documentos reservados a este
abogado. Un servicio policial recompensado con su nombramiento a la cabeza de
la policía civil, gracias a las “influencias” ejercidas por Hermosilla y del
cual se ufana el abogado en otra de las grabaciones que se han difundido
públicamente.
Se trata de todo un nuevo capítulo que ha dejado al
descubierto la falta de probidad policial, pero que tiene la posibilidad de
escalar y comprobar otras aristas, que lleguen a comprometer al principal
ministro y primo hermano de Piñera, como al mismísimo Mandatario que acaba de
fallecer en un accidente aéreo. Al mismo tiempo de descubrir la corrupción
añadida de jueces y magistrados bajo de la zona de influencia de Hermosilla, de
quienes se sospecha que sus nombramientos también obedecen a sus favores en
favor de la clase política. En un país en que tales designaciones deben
realizarse con la anuencia del Poder Ejecutivo y el Parlamento, lo que desmiente
la supuesta independencia del tercer poder del Estado.
Lo curioso es que ya está detenido para ser
procesado el mandamás de Investigaciones de Chile, Sergio Muñoz, pero hasta el
momento el abogado Hermosilla sigue sin ser imputado por sus reiterados
sobornos a funcionarios públicos, aunque se estima que esta vez le será muy
difícil eludir la acción de la Justicia con la profusa cantidad de pruebas que
lo incriminarían. Partiendo por esas grabaciones en que llama a sus clientes a
“hacer caja” para financiar el cohecho y salvarlos, por su intermediación, de
millonarias multas por sus evasiones, elusiones tributarias y otros
delitos.
La corrupción que ha quedado de manifiesto de parte
del jefe de la policía civil, se suma al proceso que por razones similares
compromete a su antecesor en el cargo. Todo lo cual ha debilitado profundamente
la fe pública, en momentos que arrecia el crimen organizado y la acción de
bandas de narcotraficantes que asolan a la población del país con horrendos y
cotidianos crímenes que no se conocían en Chile hasta hace algunos años.
Para colmo, ya se sabe de la próxima formalización
del Director General de Carabineros por su responsabilidad de mando en las
severas violaciones de los Derechos Humanos cometidas por sus efectivos y
subalternos en el Rebelión Social del 2019. Un oficial que se ha negado
a dejar su cargo hasta no ser imputado judicialmente en mayo próximo, pese a la
demanda de renuncia que se ha expresado y a los deseos del propio Gobierno de
Boric. Un general en rebeldía que goza con el apoyo explícito de la derecha
opositora y que ha fomentado el grave clima de enrarecimiento de las relaciones
políticas. Lo que perfectamente pudiera remontar en actos sediciosos, al estilo
de lo que ocurriera antes del Golpe Militar de 1973.
En un país con una economía que no logra remontar
pese a la euforia del ministro de Hacienda por el leve crecimiento del 0.2 por
ciento del PIB el año pasado, la verdad es que es el incremento el crimen y la
corrupción lo que afecta mayormente el desencanto popular, el desprestigio de
la política y el desgano democrático. Lo que no es nada de auspicioso con la
formalización de las cabezas máximas de nuestras dos policías y en el hecho de
que se descubran maleantes como Hermosilla que actúan con entera desfachatez e
impunidad, horadando el prestigio de las instituciones públicas como el de sus
altos funcionarios en medio de la confusión y displicencia de la clase
política.
Auge y caída de Luis Hermosilla Osorio, ¿El abogado del diablo?, ¡No!. Por Salvaguardia el diablo lo rechazo.
Por Pedro Pablo Caña, periodista, del
periódico “El Obrero”, firme junto clase trabajadora.
Prolegómeno:
Estimados amigos asociados.
Cuando
las miserias morales asolan a un país, culpa es de todos(as), los que por falta
de educación/cultura, y de ideales no han sabido amarlo como patria. De todos
los que han sobrevivido y sobreviven de ellas en su vidorria sin trabajar, por
y para ella.
Políticos
sin vergüenza, corruptos, hubo y hay en todos los tiempos y bajo todos los regímenes
pero encuentran un mejor clima en el sistema capitalista salvaje, con sus
testaferros, las clases oligarcas empresarial, financiera-bancaria/agiotista, agrícola
monopolista, y la burguesa clase politicastra/castrense corrupta como en el
Chile virtual.
Es
la mediocracia los que nada saben, creen decir lo que piensan. Nadie puede
volar donde todos se arrastran.
Cuando
los intereses vánales se sobreponen al ideal de los espíritus educados, cultos
y patriotas que constituyen el alma de una nación, el sentimiento nacional
degenera y corrompe, la patria es explotada, saqueada en sus riquezas naturales
y en sus arcas fiscales, y su pueblo enajenado.
Todo
está dicho, pero como nadie hace caso hay que volverlo a repetir.
Prof.
Moreno Peralta/IWA.
Secretario
Ejecutivo ADDHEE.ONG
LUIS HERMOSILLA, el verdadero “abogado del diablo”, que en
su adolescencia militó en las JJ.CC. (PC), terminando ser muy cercano a la
plana mayor de la UDI. A los 14 años se inscribió en el PC y en la universidad
sus mejores amigos fueron Andrés Chadwick y Juan Antonio Coloma. Comían juntos
con el profesor Jaime Guzmán, a cuya familia defendió a petición del actual
vocero de Gobierno y también socio de estudio jurídico. Luego fue el abogado de
Claudio Spiniak y del ejecutivo Jorge Tocornal, condenado este último por
abusar de sus dos hijos. Algunos juristas consultados opinan que quizás no era
el más indicado para defender a O'Reilly, pues «su nombre está teñido con el
escándalo».
Actualmente es uno de los penalistas más conocidos por la
opinión pública. Al que no le complica, a diferencia de otros pares de su
estatura, aparecer en televisión explicando al día siguiente de la denuncia por
qué su cliente, el sacerdote John O'Reilly, rostro emblemático de los Legionarios
de Cristo, es inocente del cargo de abuso sexual que, según una ex apoderada
del Colegio Cumbres, cometió en contra de su hija de entonces seis años. «Puede
que en el caso de un cura tan ligado a la elite se necesite un abogado que
rápidamente salga a defenderlo, pensando en tranquilizar a los círculos que lo
apoyan», sostiene un abogado litigante sobre la estrategia comunicacional de
Hermosilla.
Para otro es contraproducente usar los medios en causas
penales, «porque se abren flancos muy grandes, puede ser provocador; el penalista
debe submarinearse, pero Lucho es muy mediático». Más allá de la forma y yendo
al fondo, la opinión mayoritaria de los juristas consultados por este medio es
que la elección de Hermosilla fue poco acertada. «Su imagen está asociada a Claudio
Spiniak sobre quien, desde un comienzo, pesaban muchas pruebas en su contra y
fue declarado culpable. Hermosilla está teñido por el escándalo».
Su contratación la explica un amigo de O'Reilly: «Fue una
decisión colectiva de un grupo de sus cercanos que hace un análisis. ¿Cuáles
son los penalistas más importantes? ¿Cuáles tienen experiencia en este tipo de
casos? No hay que ser muy habiloso para escoger a Lucho Hermosilla».
Quienes lo conocen destacan como fortalezas personales su
capacidad de escuchar, contener y generar confianza con sus clientes.
Profe-sionalmente lo describen como criterioso y muy buen asesor. Lo fue en el
caso Chispas, en el que junto con representar a Marcos Zylberberg cuando fue
sometido a proceso por “transacción ficticia” - fallo revocado en segunda
instancia- hizo de consejero y prestó oídos a un afligido José Yuraszeck, cuya
defensa estuvo a cargo de Hugo Rivera.
Por su perfil mediático pueden llegar a su oficina clientes
ajenos al mundo del poder como Bam Bam Zamorano que no recurrirían a Jorge
Bofill, Carlos Balbontín, Hugo Rivera o a los estudios de Luis Ortiz Quiroga - a
cargo de la defensa de Fernando Karadima - o de Alfredo Etcheberry, otros
connotados penalistas, porque difícilmente los ubican.
Hermosilla, en representación del ex Pichichi y haciendo
declaraciones a la prensa, interpuso una querella por injurias en contra del
periodista Ítalo Passalacqua, por unos dichos acerca de Kenita Larraín y unos
videos que habría visto del futbolista antes de suspender su matrimonio.
En
materia de honorarios puede estar entre los más caros. «Por un caso como el del
cura O'Reilly puede cobrar, por lo menos, $100 millones además de un premio por
resultados», calcula un litigante. También puede hacerlo gratis como dicen que ocurrió con la
defensa de Jaime Guzmán que asumió en 1996. Lo conocía desde la universidad y
se lo pidió un amigo entrañable de aquella época, socio de bufete (que no tiene
página web) y hoy vocero de Gobierno: Andrés Chadwick.
Actualmente
es miembro del Instituto de Derechos Humanos desde enero de 2010. Entró en uno
de los dos cupos que le corresponde aprobar al Senado y que fueron consensuados
durante el mandato de Michelle Bachelet. El nombre de Hermosilla fue respaldado
por la entonces oposición -hoy gobierno- y el de la abogada Pamela Pereira
(quien más tarde renunció) por el oficialismo. Ambos contaron con la aprobación
unánime.
De
comunista a lavinista
A
los 14 años, siendo alumno del Instituto Nacional, se inscribió en el Partido
Comunista, según publicó en su oportunidad la revista Capital. Entró a estudiar
Derecho en la Universidad Católica en 1974 y formó parte de un cuarteto
inseparable con sus compañeros de curso Juan Antonio Coloma, Andrés Chadwick y
José Miguel Olivares, quienes serían líderes del gremialismo, presidentes de la
FEUC y militantes de la UDI.
Sólo
mantuvo una amistad permanente con Paulsen, el panelista del in-fluyente
Tolerancia Cero, por quien se bautizó católico para poder ser padrino de uno de
sus hijos. Otro hombre de la prensa cercano a Hermosilla es el director de La
Tercera, Cristián Bofill, también panelista del programa de CHV. Y Gloria
Stanley, cuyo yerno, el periodista Andrés Velasco, asesora comunicacionalmente
a los Legionarios en el caso del sacerdote O'Reilly, según Qué Pasa. Los
medios siempre han sido parte de su agenda.
«Nos
sentábamos juntos en todas las clases, estudiábamos juntos, nos repartíamos los
apuntes, nos veíamos los fines de semana. Además de ser insoportablemente
amigos, tuvimos la gran suerte de hacernos amigos personales de Jaime Guzmán»,
recuerda Olivares, cuyo socio Manuel José Vial era, en ese entonces, presidente
de la FEUC y escogió al recién llegado Hermosilla como vocal de actividades.
«Lucho
era de convicción marxista, no sé si comunista. No tuvo amigos de izquierda en
la universidad. Si los tenía afuera, no sé a qué hora los vería. Nunca un
alumno o un profesor hostigó a Lucho, porque nos habría contado y habríamos
solidarizado», relata Olivares.
A
Guzmán lo conocieron en el segundo semestre del primer año y ejerció una
influencia gravitante en el giro político de dos de ellos: Olivares, que era
simpatizante DC, y Chadwick, ex Mapu. «Jaime nos invitaba a los cuatro a comer
a su departamento una vez al mes o cada 15 días. Y se esmeraba por no repetir
los platos. Ahí se discutía de todo: de formación personal, de política. Lucho
tenía un grado de rigor doctrinario y de seriedad como pocos, nunca nos
peleamos».
A partir de 1977 Hermosilla se distancia. Sus amigos han
tomado posiciones cada vez más ajenas a las suyas; Coloma y Chadwick son dos de
los 77 jóvenes que suben con antorchas hasta la cima de Chacarillas a jurar
lealtad al régimen de Pinochet. «A Lucho lo perdimos por esto y por la polola.
Estaba dedicado a otras actividades, presumo que adversas a las nuestras».
Lucho era de convicción marxista, no sé si comunista. No
tuvo amigos de izquierda en la universidad. Si los tenía afuera, no sé a qué
hora los vería. Nunca un alumno o un profesor hostigó a Lucho, porque nos habría
contado y habríamos solidarizado”, relata Olivares.
A Guzmán lo conocieron en el segundo semestre del primer año
y ejerció una influencia gravitante en el giro político de dos de ellos:
Olivares, que era simpatizante DC, y Chadwick, ex Mapu. “Jaime nos invitaba a
los cuatro a comer a su departamento una vez al mes o cada 15 días. Y se
esmeraba por no repetir los platos. Ahí se discutía de todo: de formación
personal, de política. Lucho tenía un grado de rigor doctrinario y de seriedad
como pocos, nunca nos peleamos”.
A partir de 1977 Hermosilla se distancia. Sus amigos han
tomado posiciones cada vez más ajenas a las suyas; Coloma y Chadwick son dos de
los 77 jóvenes que suben con antorchas hasta la cima de Chacarillas a jurar
lealtad al régimen de Pinochet. «A Lucho lo perdimos por esto y por la polola.
Estaba dedicado a otras actividades, presumo que adversas a las nuestras».
Héctor Salazar, ex abogado de la Vicaría de la Solidaridad,
quien tomó después de Hermosilla la defensa del sociólogo José Manuel Parada,
degollado por la dictadura en 1985, es sumamente crítico de su ex compa-ñero de
ruta por haber apoyado públicamente a Joaquín Lavín en su primera campaña
presidencial. «El personaje deja de ser creíble, para nuestro mundo fue una
desilusión. Tú tienes derecho a cambiar, lo que llama la atención es que sea de
blanco a negro. Recuerdo que le mandamos una carta pidiéndole explicaciones, la
firmamos cuatro o cinco abogados de la Vicaría. Se enojó mucho y conmigo la
distancia se alargó tanto que no me saluda. Lo atribuyo a que él tiene
conciencia de que yo tengo la convicción del tipo de personaje que es»,
sostiene el profesional.
La defensa de Guzmán forjó un lazo indestructible con la
UDI. «Lucho quedó con una profunda red de contactos en el partido. Cuando una
persona que no es de tu mundo, salvo la amistad en la universidad, se la juega
con la que ha sido la pérdida más terrible, no puede haber nadie que no tenga
el más profundo agradecimiento. Si Lucho llama a Jovino (Novoa), a Hernán
Larraín, a Pablo Longueira (ministro de Economía) o a cualquiera por supuesto
que le toman el teléfono». Olivares y Salazar coinciden en la rigurosidad de su
trabajo en los casos de Parada y Guzmán —de gran complejidad— y en su
compromiso emocional.
La defensa de su amigo de la Vicaría lo puso por primera vez
en los medios, lo que repetiría en el tiempo. Asumió causas que provocaron gran
conmoción pública: el asesinato del pequeño Víctor Zamorano Jones, en la que
colaboró con su padre Nurieldín Hermosilla; la responsabilidad jerárquica del
ex gerente de ventas de Codelco, Owen Guerrini, en las operaciones de futuros
de cobre del operador Juan Pablo Dávila, y la querella en contra de Jorge
Tocornal, por haber abusado de sus dos hijos y en la que éste fue condenado a
13 años de cárcel. Esta última fue su segunda representación en una causa sobre
hechos de connotación sexual después de Spiniak.
El decano y los
ministros de la Corte
En 1999, a la par que Hermosilla se sumaba a la campaña
lavinista y declaraba «votar por Lavín no es votar por Pinochet», la
Universidad Andrés Bello buscaba su acreditación. Pensando en nombres que
allegaran prestigio y, a la vez, pudieran atraer académicos influyentes los
entonces socios de esa casa de estudios, Luis Cordero y Miguel Ángel Poduje,
fallecido ex ministro de Vivienda de Pinochet, invitan a Hermosilla a ser
decano de la Escuela de Derecho.
Cuando él tuvo que designar al vicedecano escuchó las
recomendaciones de dos cercanos: Rodrigo Hinzpeter, su socio en la oficina de
abogados que armó junto a Andrés Jana y Arturo Vergara; y Andrés Chadwick, su
ex compañero y con el que formaría el estudio Hermosilla, Chadwick, Morales que
perdura hasta hoy. Ambos le propusieron a Patricio Zapata, un abogado joven,
DC, que había trabajado en la Secretaría General de la Presidencia y que, por
cierto, ampliaba el arco iris político de la Facultad.
Durante su gestión, que se extendió hasta 2003, subieron los
puntajes promedio de ingreso a Derecho, el número de alumnos y la jerarquía de
sus académicos. El nuevo decano reclutó a dos ministros de la Suprema y a uno
de la Corte de Apelaciones para hacer clases: Milton Juica, Domingo Kokisch y
Alfredo Pfeiffer, quienes representaban distintas posturas dentro del Poder
Judicial. Uno progresista y pro derechos humanos; otro de derecha, pero
respetado por sus fallos, y el tercero (Pfeiffer), partidario de la Ley de
Amnistía, cuestionado por los abogados de derechos humanos, y que integrará,
gracias a un cambio de criterio en los tribunales, la quina de ministros para
la Corte Suprema hasta 2019. En la época fue muy criticado que, siendo un
penalista activo, contratara a altos representantes de la justicia. Igualmente,
que los ministros aceptaran.
Hermosilla ha integrado grupos de amistades diversos. El más
famoso fue el llamado de los “Súper 8” por el número de miembros. Se juntaban
una vez al mes o cada dos, a conversar de política. Todos tenían un perfil
público: Fernando Paulsen, subdirector de la revista Análisis; Fernando
Villagrán, director de la también opositora Apsi, y los abogados Isidro Solís
(quien fue, hasta hace poco, socio de su hermano, Juan Pablo Hermosilla),
Eduardo Loyola y Gustavo Villalobos, entonces jefe jurídico de la Vicaría. El
grupo nació por una invitación a celebrar de este último cuando salió de la
cárcel, a fines de 1986, tras ser acusado de ayudar legalmente a un frentista
herido que había asesinado a un carabinero.
Con el tiempo, solamente mantuvo una amistad con Paulsen, el
panelista del influyente Tolerancia Cero, por quien se bautizó católico para
poder ser padrino de uno de sus hijos. Otro hombre de la prensa cercano a Hermosilla
es el director de La Tercera, Cristián Bofill, también panelista del programa
de CHV. Y Gloria Stanley, cuyo yerno, el periodista Andrés Velasco, asesora
comunicacionalmente a los Legionarios en el caso del sacer-dote O’Reilly, según
Qué Pasa. Los medios siempre han sido parte de su agenda.
Hermosilla es un hombre que muta. Que transita de un mundo a
otro. Que puede moverse por convicciones o intereses, depende de quién lo califique.
Como dice su amigo de la época universitaria, José Miguel Olivares: «Lucho es
un personaje; desde que nació, para mal o bien de sus pe-cados, ha sido un
personaje».
Lo subrayado
interpolado es nuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario