jueves, 13 de febrero de 2025

 Antonio José de Sucre. Gran Mariscal de Ayacucho. 200 años.




Antonio José de Sucre. Gran Mariscal de Ayacucho. 200 años.



Por Sergio Rodríguez Gelfenstein/Escritor, historiador y analista internacional/Xinhuanet, Other News, Diario Red, ADDHEE.ONG

La estirpes paterna y materna indicaban que la carrera de las armas debía ser en primer lugar la que abrazara Antonio José, su propio padre llegó a ser general en jefe del Ejército de Cumaná. Antes, la precipitada muerte de su madre y el nuevo matrimonio de Don Vicente influyeron poderosamente en la vida del niño que adoptó una personalidad introvertida y taciturna.

Inició sus estudios en la Escuela de Primeras Letras de Cumaná pero pronto fue trasladado a Caracas ciudad en la que bajo protección, orientación e influjo de su padrino el clérigo Antonio Patricio Alcalá ingresó a la Escuela de Ingenieros, donde aprendió geometría álgebra, trigonometría, agrimensura, fortificación y artillería.

Los sucesos del 19 de abril de 1810 le sorprenden en Caracas, el fulgor de los hechos van a tener notable influencia en el joven cumanés que paraliza sus estudios y decide retornar a su ciudad natal que había adherido a la revolución y creado su propia Junta de Gobierno.

Otro sacerdote, su tío José Manuel Sucre, le insufló a los 15 años el fervor patriótico que a esa temprana edad habría de adquirir y perpetuar por el resto de su vida. No hubo más tiempo para el estudio, sintió que Venezuela requería de sus servicios y se entregó a la carrera militar, asumiendo la responsabilidad de una formación autodidacta.

Su vida en campaña comenzó en 1811 y no habría de cesar sino con su muerte. Tuvo su bautismo de fuego a los 16 años durante la toma Valencia, sangrienta batalla que se saldó con la victoria a pesar que las filas republicanas. En estas condiciones conoció a Francisco de Miranda, con quien tuvo un encuentro casi imperceptible. En ese contexto también conoció al coronel Simón Bolívar que servía a las órdenes de Miranda.

A partir de ahí, y tras el sufrimiento y el dolor por el exterminio de su familia en 1814 a manos del caudillo español José Tomás Boves, su tristeza se acentuó y su carácter solitario devino en un perfil que no abandonaría jamás.

Sucre se volcó a la carrera militar acerado por el dolor de la pérdida familiar, el ímpetu de su juventud y el fervor patriótico que abrazaría por el resto de su vida. Ascendió muy pronto a teniente, en 1813 a capitán bajo el mando de Mariño y en 1815 a comandante al dirigir la artillería en el sitio de Cartagena. En 1817 recibió el grado de coronel. Solo tenía 24 años recién cumplidos cuando el vicepresidente Zea en ausencia de Bolívar lo hizo General de Brigada y le encargó el mando de la Legión Británica de Apure

Su aprendizaje fue lento, difícil y sistemático. Siendo muy activo y sagaz, además de arrojado, su apocada personalidad pasa inadvertida, sobre todo cuando su primera formación se produce al lado de jefes ya hechos como Bermúdez, Piar, Mariño, Monagas y Sedeño. En este período sus dotes militares se manifiestan más en el trabajo del Estado Mayor donde organiza el trabajo, da instrucciones y consejos, aprovechando su disciplinada conducta y su astuto sentido para percibir el futuro, todo lo cual rompe la lógica de sus jefes impulsivos y vehementes.

Pero la verdad es que el acelerado encumbramiento de Sucre a los eslabones más altos de la jerarquía castrense se dieron en el marco de la guerra, escuela superior de formación militar que precipita las promociones, así, en el fragor de los combates –desde temprana edad– comenzó a mostrar su extraordinario heroísmo, su gran capacidad táctica y su proverbial genio estratégico.

El sentimiento patriótico de Sucre se veía enfrentado a las manifiestas desavenencias entre sus jefes orientales –a quienes había estado subordinado– y Bolívar, pero en el momento de tomar una decisión, junto a Urdaneta no presenta duda alguna cuando en Cariaco se pretende crear una caricatura de república que niega el liderazgo del Libertador.

Contra su voluntad, se vio obligado a asumir pública posición frente a la interminable pequeñez política de los caudillos orientales que combatían a España para lograr la libertad e independencia de su pequeño feudo en las regiones orientales de Venezuela. Cuando la rivalidad alcanzaba niveles peligrosos para la unidad de los republicanos en su lucha contra el imperio español, Bolívar le encomendó mediar ante Mariño para buscar la unidad de los venezolanos. Sucre cumplió a cabalidad la misión, se reunió con su antiguo jefe, discutieron, en algún momento en tonos acalorados intentó convencerlo en términos políticos, exponiendo una virtud que Mariño no poseía. Sin embargo, logró su objetivo, el general oriental decidió subordinarse al Libertador poniéndose a las órdenes de Arismendi.

En dos ocasiones más se vio obligado a asumir la responsabilidad de mediar en las luchas intestinas entre Mariño y Bermúdez, y en ambas contiendas –tal vez mucho más complicadas que el propio enfrentamiento bélico con el ejército español– salió airoso. Así, va mostrando sus dotes políticas y diplomáticas que se van agregando a las indudables capacidades militares que ponía en evidencia en los combates.

En estas lides, Sucre hizo gala de una gran capacidad para mantener el equilibrio, entendiendo y asumiendo en todo momento posiciones alejadas de cualquier rencilla, rechazando pugnas y conspiraciones al mismo tiempo que propiciaba la atenuación de las disputas y desavenencias en el campo patriota.

Pero no tiene dudas de donde debe estar. Ya en una carta fechada en Maturín el 17 de octubre de 1817, en la que informa de una de esas tratativas que se vio obligado a asumir con desagrado, al tener que dialogar, negociar y convencer a Mariño por orden del Libertador, le manifiesta total y absoluta lealtad.

Después de cumplir con eficacia y eficiencia una misión encomendada por Bolívar a fin de obtener armas en Saint Thomas que son entregadas al propio Libertador en Cúcuta, Sucre comienza a actuar ya directamente bajo sus órdenes. En el momento de su arribo a esta ciudad neogranadina, Bolívar no se encontraba en ella, pero unos días después, el 11 de julio de 1820, cuando arribó a esa urbe, una comitiva formada por altos oficiales, entre los que estaba Sucre, salió a recibirlo. O´Leary que no lo conocía, le preguntó a Bolívar que quién era ese “mal jinete” que se aproximaba, a lo que el Libertador respondió ya oteando el futuro: “Es uno de los mejores oficiales del ejército; reúne los conocimientos profesionales de Soublette, el bondadoso carácter de Briceño, el talento de Santander, y la actividad de Salom; por extraño que parezca, no se le conoce ni se sospechan sus aptitudes. Estoy resuelto a sacarle a la luz, persuadido de que algún día me rivalizará”.

Nadie suponía que Bolívar lo “sacaría a la luz” tan pronto. En primera instancia lo incorporó de inmediato al Estado Mayor General y a continuación, lo nombra ministro interino de Guerra. En esa circunstancia,  en la lucha independentista se abre un nuevo escenario. Además de la arremetida frontal en los campos de batalla, se va tejiendo la posibilidad de buscar una salida pactada al conflicto. Ambas partes se comienzan a preparar para este inédito enfrentamiento en la mesa de negociaciones. En el bando patriota, Bolívar no tiene dudas: sería Antonio José de Sucre quien en calidad de representante plenipotenciario dirigirá la delegación colombiana. Pondrá a prueba sus dotes diplomáticas en el evento más complejo que la república había tenido que asumir en su corta historia.

Fue su primera misión como diplomático de la república y la transitó exitosamente. Para que desatara toda su creatividad y autonomía no solo de pensamiento sino también de acción, durante las negociaciones, el Libertador optó por retirarse a Sabanalarga, distante unos kilómetros de Trujillo donde se desarrollaba el cónclave. Sucre brilló en los debates que condujeron a la firma de los tratados exponiendo sus dotes ya no solo como militar, también como político y estadista cuando solo tenía 25 años.

El 11 de enero de 1821, ya en Bogotá, Bolívar designa a Sucre como comandante del Ejército del Sur que operaba en Popayán y Pasto, pero posteriormente tal decisión es anulada cuando el Libertador, entendiendo la capacidad demostrada por el joven cumanés, considero la conveniencia de ordenarle misiones superiores. Así, es enviado a Guayaquil con cometidos de mayor envergadura cuando recibe el encargo de incorporar a Colombia esa provincia que se había liberado del dominio español en octubre del año anterior.

El 6 de abril llega a Guayaquil y el 15, en representación de Colombia, firma un tratado con esa provincia que mantiene su autonomía, pero queda bajo protección colombiana. Sucre quedó facultado para iniciar operaciones después que la provincia le concedió los recursos con que contaba. El 19 de agosto obtiene una importante victoria en Yaguachi contra las fuerzas del mariscal Melchor Aymerich.

En esa situación, Sucre solicita a la Junta de Gobierno que decida definitivamente la incorporación de la provincia a Colombia, pero subsistían dudas en algunos de los miembros de esa instancia que no permitieron que se llevara a efecto lo que era un clamor de la mayoría. Sin perder tiempo, ante la indecisión, emprende nuevas operaciones pero es derrotado en Huacho el 12 de septiembre, siendo obligado a retirarse a Guayaquil a restructurar su ejército mientras esperaba el envío de nuevos refuerzos desde Colombia.

Pero una nueva amenaza viene a oscurecer el panorama de la nueva provincia: fuerzas enviadas desde Perú llegaron a Guayaquil con la intención de apropiarse de ella para ponerla bajo soberanía peruana. El escenario era sombrío, la posibilidad del enfrentamiento entre fuerzas patriotas se había puesto sobre el tapete, tres corrientes pugnaban por el control del importante puerto: las que favorecían a Colombia, las que planeaban ser independientes y las que empujaban a Guayaquil hacia el Perú. Comenzaron manifestaciones e incluso se tomaron decisiones a favor y en contra de cada una de las propuestas.

Una vez más, Sucre tuvo que hacer uso de sus mejores dotes diplomáticas para convencer a las partidos en pugna que había un enemigo común contra el cual se debían unir las fuerzas y una vez que este fuera derrotado, se podían dirimir las diferencias que hubiera respecto del futuro político de la provincia. Sucre, a través del general Tomás de Heres negoció directamente con las autoridades peruanas y obtuvo de estas el apoyo con tropas bajo el mando del coronel Andrés de Santa Cruz. Todos estos hechos que emergieron de la capacidad política, diplomática y militar de Sucre, permitieron que la opinión pública se volcara a favor de Colombia, permitiéndole reiniciar las operaciones bélicas contra el enemigo español, consolidando además su liderazgo y el reconocimiento de Guayaquil.

El diseño de las operaciones militares se hizo a partir de la creación del Ejército Unido con soldados de varias repúblicas. Las acciones comenzaron al finalizar el primer mes de 1822. El 21 de abril tomó Riobamba, el 29 continuó la marcha y el 2 de mayo ocupó Latacunga para esperar un refuerzo procedente de Panamá. El 13 de mayo reanudó las operaciones dirigiéndose a Quito, al mismo tiempo que enviaba un contingente para evitar que las tropas españolas procedentes de Pasto (último bastión español en Colombia) pudieran reforzar la agrupación realista. En esas condiciones, presentó batalla a los realistas a los pies del volcán Pichincha causándoles una contundente derrota el 24 de mayo, liberando a Guayaquil y a todo el territorio que hoy conforma la República del Ecuador, creando de esta manera, óptimas condiciones para su ingreso a Colombia.

En reconocimiento a sus méritos, el 18 de junio, Bolívar lo asciende a general de división y lo nombra intendente del departamento de Quito, uno de los tres que junto a Venezuela y Cundinamarca constituían la república de Colombia. Abocado a las labores de gobierno, desarrolló una intensa actividad política y de gestión pública que redundó en beneficios importantes para los pueblos del Ecuador.

Ante el llamado del Perú a Bolívar para que hiciera frente a la situación de anarquía del país, e imposibilitado el Libertador por el Congreso de Colombia para acudir de inmediato a Lima, designa a Sucre para que se dirigiera a Lima y negociara con esa república un tratado de alianza con Colombia. De igual manera, Sucre debía pactar con el gobierno de ese país un plan de operaciones que condujera a la derrota total de los españoles en la América meridional. En la práctica, actuó como enviado diplomático plenipotenciario de Colombia ante el Perú. El 10 de mayo de 1823 arriba a Lima y hasta el 1° de septiembre del mismo año, cuando llega Bolívar, actuó como máximo representante político, diplomático y militar de Colombia en el Perú.

En esos días se preparaban operaciones a desarrollar en el sur, en particular dirigidas a los puertos intermedios. Ante la contingencia y sin poder opinar sobre lo acertado o no de los planes diseñados, Sucre se ve obligado a marchar junto a las tropas peruanas hacia Arequipa. Además, propone una alternativa al plan peruano, recomendando al presidente Riva-Agüero que si se decide enviar la totalidad del ejército al sur, se deberían tomar simultáneamente medidas necesarias para crear un nuevo ejército formado por 3.000 soldados bajo el mando de un jefe capacitado, a fin de prepararse para desarrollar operaciones en una nueva campaña a futuro. Sucre, con su gran capacidad militar y su visión de largo plazo estaba previendo dar continuidad a la guerra en caso de que se produjera una situación –tal como lamentablemente ocurrió– que significara la derrota y desorganización del ejército en el sur. 

El 30 de mayo, Sucre es designado por el Congreso del Perú como comandante del ejército unido y posteriormente jefe supremo militar. Al aceptar tal nombramiento, puso como condición que ese nombramiento solo tuviera jurisdicción sobre el territorio de la guerra. La campaña del sur fue un fracaso, estuvo mal planificada, los patriotas fueron derrotados y debieron regresar a Lima, después de una brillante retirada diseñada por Sucre que evitó el colapso de las fuerzas independentistas.

Con la llegada del Libertador al Perú, Sucre se incorpora de inmediato a su Estado Mayor, participando en la batalla de Junín y en la posterior ocupación del vasto territorio que hasta ese momento había estado bajo ocupación española. En esa situación Bolívar decide regresar a la costa para atender reposnsabilidades de estado. En esa situación y ante la orden del Congreso de Colombia de retirarle al Libertador la potestad de mando del ejército colombiano y la anulación de las facultades extraordinarias que le habían sido conferidas para desarrollar la guerra, Bolívar lo designa para conducir las operaciones finales de la campaña libertadora del Perú. Si bien, lo había decidido mucho tiempo atrás, ahora tal disposición se formalizaba institucionalmente. Concluyó el tiempo de Simón Bolívar el Libertador como jefe del Ejército Colombiano en Perú. Había llegado el tiempo de Antonio José de Sucre, de 29 años. Lo ocurrido después es historia: la victoria en Ayacucho se debió en gran medida a su visión estratégica, su sagacidad táctica y su manejo operativo.

El 10 de febrero de 1825, al cumplirseel primer aniversario de la dictadura de Bolívar en el Perú, el Congreso Constituyente se reunió en medio de la mayor solemnidad. El Libertador reiteró que le parecía peligroso que se le concediera a cualquier hombre una “autoridad monstruosa”. A continuación invocó la victoria de Ayacucho que “había curado las heridas en el corazón del Perú y había roto las cadenas que había puesto Pizarro a los hijos de Manco Cápac”.

Finalizó dejando instalado formalmente el Congreso de la república, pero no sin antes informar que sus responsabilidades ahora estaban en rendir el Callao y contribuir a la libertad del Alto Perú después de lo cual regresaría a Colombia a informar a los representantes del pueblo acerca del cumplimiento de su misión en el Perú, su independencia y la gloria del Ejército Libertador

Ese mismo día, 10 de febrero de 1825, el Congreso Constituyente del Perú, en reconocimiento al General en Jefe del Ejército Unido, Antonio José de Sucre, le concedió el título de “Gran Mariscal de Ayacucho” por la memorable victoria obtenida en los campos de ese nombre.

A 200 años de esa memorable fecha, la Patria debe volver a la historia para exaltar a Sucre, uno de sus hijos mas notable y portentoso, que en los campos de batalla y en la diplomacia, en la guerra y en la paz, transmitió valores de dignidad y honor que hoy configuran el cimiento y el orgullo de la nueva Vanezuela.

Lo subrayado/interpolado es nuestro.

¡No a la amenaza del convicto Trump de intervenir militarmente en Gaza!


¡No a la amenaza del convicto Trump de intervenir militarmente en Gaza!

¡Repudio total a la limpieza étnica anunciada por el convicto Trump!
Por Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)

Donald Trump, en una rueda de prensa en el marco de la visita de Benjamín Netanyahu a Estados Unidos, hizo una declaración aberrante que ha causado un gran revuelo mundial. El ultraderechista/fascista Trump anunció la propuesta de expulsión de los palestinos de Gaza, y su relocalización en otros países de la región, mencionando específicamente a Egipto y Jordania. El jefe del imperialismo dijo que: «Estados Unidos tomará el control de la Franja de Gaza...Seremos dueños de ella”. Y agregó que podrían enviar tropas a Gaza de ser necesario.

Tan repudiables y reaccionarias han sido sus declaraciones intervencionistas, que hasta la ONU se ha visto obligada a rechazarlas. De igual manera lo tuvieron que hacer los reaccionarios regímenes de Egipto, Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes y demás miembros de la Liga Árabe.

Cínicamente dijo que convertirían a Gaza en la “Riviera del Medio Oriente”, en alusión a la Riviera francesa, balneario y sitio de veraneo de los millonarios del mundo. Ya comienzan a pensar en grandes negocios inmobiliarios en la zona, cuestión que previamente empresas israelíes venían planificando mientras las tropas sionistas  colonialistas genocidas destruían con tanques, bombas y bulldozer las casas y edificios de los palestinos.

Las afirmaciones del comvicto Trump fueron avaladas por el criminal  genocida de Netanyahu, quien con una sonrisa en su rostro dijo que: “el trabajo no está concluido”. E insistió en que Israel tiene 3 objetivos, reconociendo que después de año y medio no han podido lograrlos: destruir a Hamas, lograr el regreso de los rehenes y asegurar que Gaza no sea una amenaza para Israel. En este punto avaló el plan del convicto Trump de expulsar a los palestinos y agregó que “vale la pena prestar atención a esa idea”.

Pero más allá de los proyectos urbanísticos para los millonarios europeos,  estadounidenses y del Medio Oriente, lo destacable es que por primera vez, y de forma expresa, un presidente estadounidense se muestra dispuesto a impulsar la limpieza étnica en el territorio de Gaza, expulsando a los dos millones de palestinos de sus tierras históricas. Haciendo de esta forma realidad conformar el Gran Israel, objetivo estratégico del sionismo colonialista genocida, del Likud y del régimen ultraderechista de Netanyahu.

Con esto prácticamente quedaría cancelada la tercera fase del acuerdo del cese al fuego, que suponía la reconstrucción de Gaza y el retorno de la población a sus casas. Amenazando nuevamente las vidas de los palestinos de Gaza.

El convicto Trump se dejó de eufemismos y del palabrerío sobre el proyecto de los dos estados, que había sido la hoja de ruta de los distintos regímenes estadounidenses y europeos, y brutalmente, en su estilo típico de “matón” imperialista, propuso la expulsión permanente de los palestinos de Gaza.

 Justificó lo anterior diciendo que la franja ha sido “un símbolo de destrucción y de muerte por tantas décadas”; que hoy es un “sitio de demolición”, “todos los edificios están desmoronados”.

Dijo que las personas que viven en Gaza “han tenido muy mala suerte”, y que “han vivido allí una existencia terrible”, todo esto lo dice como si esa destrucción y muerte hubiera sido ocasionada por causas naturales, como si Estados Unidos no tuviera nada que ver con eso, cuando la muerte y las calamidades de los gazatíes han sido consecuencia de años de bombardeos e invasiones del ejército sionista colonialista genocida financiado y armado hasta los dientes por el mismo imperialismo estadounidense y sus aliados europeos. No ha sido el azar lo que ha condenado a los palestinos de Gaza a la muerte y la destrucción.

Con total desfachatez dijo que había que propiciar que los gazatíes vivieran en otro sitio donde no le disparen, ni los maten. Pero no dijo que quienes les han disparado y asesinado han sido precisamente sus aliados sionistas colonialistas, genocidas israelíes, cuyo primer ministro Netanyahu se encontraba a su lado en la conferencia de prensa.

Sin embargo, ha sido el Pueblo Palestino de Gaza quien con hechos ya le respondió a Trump que no piensan irse de la Franja. Desde hace una semana centenares de miles de gazatíes, que tuvieron que trasladarse al sur ante los bombardeos y la agresión sionista, están regresando al norte de Gaza con sus familias en carros tirados por burros, con autos viejos o caminado con los pocos enseres que aún conservan. “Gaza es nuestro hogar”, dicen abiertamente. Su vuelta es la derrota del sionismo  colonialista genocida israelí y de Trump. Esto es expresión de la heroica resistencia palestina.

Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI), decimos que hay que retomar la movilización mundial contra el plan imperialista y de Netanyahu  delincuente prófugo de la Corte Penal Internacional y su gabinete ultraderechista/fascista de expulsar a la población palestina de Gaza, con el objetivo de completar la limpieza étnica iniciada por el sionismo colonialista israelí en 1948 con la Nakba.

En especial es importante que la juventud estadounidense retome las calles, como hizo durante los acampes en las universidades, ahora para rechazar lo dicho por el convicto Trump, y avalado por el genocida Netanyahu. Es necesario que salgan a las calles los pueblos y la juventud de los países árabes y del medio oriente para reclamar de sus gobiernos el apoyo incondicional, político, económico y militar al Pueblo Palestino, y para exigir que los países que tengan relaciones con Israel, como Egipto o Marruecos, las rompan inmediatamente.

El movimiento internacional de solidaridad con Palestina debe ponerse nuevamente en pie, tal como se hizo para enfrentar y repudiar los bombardeos genocidas. Desde la UIT-CI llamamos a la más amplia unidad de acción internacional para repudiar los dichos del facho del convicto Trump y derrotar todo intento de intervención militar en Gaza y en cualquier parte del mundo.

Lo subrayado/interpolado es nuestro.

¿Alguien ha tomado acciones reales contra la nueva política de Estados Unidos?


¿Alguien ha tomado acciones reales contra la nueva política de Estados Unidos?


Por Prof.
Rómulo Pardo Silva/escritor y analista internacional/ Diario RED, xinhuanet, la jornada de México, Other News, Tektonikos, red latina sin fronteras, en red, el salto diario, el clarín de chile, ACHEI, ADDHEE.ONG:


La Casa Blanca está cambiando la forma de ejercer su hegemonía. Pasa del secreto diplomático y la presión oculta a la amenaza pública.

Estados Unidos trata de solucionar su catástrofe interna, económica, financiera, política, militar, tecnológica, social, educacional…, de prolongar su dominación.

Opta por esa política sin seguridad de lograr el objetivo.

Las intimidaciones incluyen a socios del G7 y los amigos de la democracia occidental. /USA/Unión Europea/OTAN, Inglaterra, Japón, y el patio trasero latinoamericano/yanqui, etc.

Cómo ha sido recibida hasta hoy.

Desde el sector político se han conocido pocas declaraciones moderadas de desacuerdo. Nada más.

No se sabe que hayan ocurrido muchas manifestaciones ciudadanas de rechazo.

Las medidas de Washington han sido pocas, a Sudáfrica le congeló la ayuda y asistencia, expulsa migrantes, envía a Guantánamo a migrantes detenidos.

Sin embargo ha logrado resultados. México puso un cordón militar en la frontera para contener la migración y frenar el tráfico de drogas, Panamá no renovó su participación en la Iniciativa china de la Franja y la Ruta, Colombia y Venezuela trae de regreso a los nacionales que le entregan, Dinamarca acepta más militares estadounidenses en Groenlandia.

Aranceles nuevos a algunos países solo están suspendidos y Washington puede sumarle exigencias.

Gran parte del mundo está sometido a la voluntad de la cúpula global de magnates  del Club Bilderberg por medio de sus políticos y la independencia que se declara es un sometimiento discreto aceptado, ahora al parecer también al mostrado en público.

La nueva administración de Estados Unidos lo ha demostrado.

La tarea del sur no debería ser denunciar la forma poco honrosa sino independizarse. Apoyando la mundialización del Nuevo Orden Mundial multipolar: el Sur Multipolar socialista no alienado.

La pataleta del convicto presidente Trump contra el Tribunal Penal Internacional

Por Juan Carlos Ruiz* / Escritor, periodista y analista internacional:

El convicto presidente Trump firma una orden ejecutiva que impone sanciones al Tribunal por las investigaciones a Israel, estrecho aliado de Estados Unidos. Ambos países no son miembros del Tribunal y tampoco lo reconocen

La orden firmada por Donald Trump acusa al Tribunal Penal Internacional de participar en «acciones ilegítimas e infundadas dirigidas contra Estados Unidos y nuestro estrecho aliado Israel» y de abusar de su poder al emitir «órdenes de arresto infundadas» contra Netanyahu y su exministro de Defensa, Yoav Gallant.

«La Corte Penal Internacional no tiene jurisdicción sobre Estados Unidos o Israel», señala la orden, que añade que el tribunal ha sentado un «peligroso precedente» con sus acciones contra ambos países.

La medida de Trump se produjo mientras Netanyahu visitaba Washington. Él y Trump mantuvieron conversaciones el martes en la Casa Blanca, y Netanyahu pasó parte del jueves reunido con legisladores en el Capitolio.

La orden dice que Estados Unidos impondrá «consecuencias tangibles y significativas» a los responsables de las «transgresiones» de la CPI. Las acciones pueden incluir el bloqueo de propiedades y bienes y no permitir la entrada en Estados Unidos de funcionarios, empleados y familiares del TPI.

Los activistas de derechos humanos dijeron que sancionar a los funcionarios del tribunal tendría un efecto amedrentador y sería contrario a los intereses de Estados Unidos en otras zonas de conflicto donde el tribunal está investigando.

«Las víctimas de abusos contra los derechos humanos en todo el mundo recurren a la Corte Penal Internacional cuando no tienen otro lugar a donde ir, y la orden ejecutiva del presidente Trump hará que sea más difícil para ellos encontrar justicia», dijo Charlie Hogle, abogado del Proyecto de Seguridad Nacional de la Unión Americana de Libertades Civiles. «La orden también plantea serias preocupaciones sobre la Primera Enmienda porque pone a las personas en los Estados Unidos en riesgo de duras sanciones por ayudar a la corte a identificar e investigar atrocidades cometidas en cualquier lugar, por cualquier persona». Hogle dijo que la orden «es un ataque tanto a la rendición de cuentas como a la libertad de expresión».

Al igual que Israel, Estados Unidos no se encuentra entre los 124 miembros del tribunal y desde hace tiempo alberga sospechas de que un «Tribunal Global» de jueces no elegidos pueda procesar arbitrariamente a funcionarios estadounidenses. Una ley de 2002 autoriza al Pentágono a liberar a cualquier estadounidense o aliado de Estados Unidos detenido por el tribunal. En 2020, Trump sancionó a la predecesora del fiscal jefe Karim Khan, Fatou Bensouda, por su decisión de abrir una investigación sobre los crímenes de guerra cometidos por todas las partes, incluido Estados Unidos, en Afganistán.

Sin embargo, esas sanciones se levantaron bajo la presidencia de Joe Biden, y Estados Unidos comenzó a cooperar tibiamente con el tribunal, especialmente después de que Khan acusara en 2023 al presidente ruso Vladímir Putin de crímenes de guerra en Ucrania.

Cualquier sanción podría paralizar el tribunal al dificultar los viajes de sus investigadores y poner en peligro la tecnología desarrollada por Estados Unidos para salvaguardar las pruebas. El año pasado, el Tribunal sufrió un grave ciberataque que impidió a sus empleados acceder a los archivos durante semanas.

Algunos países europeos están reaccionando. Los Países Bajos, en una declaración a finales del año pasado, pidieron a otros miembros de la CPI «que cooperen para mitigar los riesgos de estas posibles sanciones, de modo que el Tribunal pueda seguir realizando su trabajo y cumpliendo su mandato».

*Periodista y Licenciado en Ciencias de la Información

Lo subrayado/interpolado es nuestro.

Bolivia y el Litio: La guerra oculta por el control del «Oro Blanco»,


Bolivia y el Litio: La guerra oculta por el control del «Oro Blanco»,

En Chile se promovió la participación europea en el litio para desplazar a China. Nada nuevo, ayer el salitre, e cobre, hoy el litio. El saqueo de las riquezas naturales del Pueblo Chileno continúan”. ADDHEE.ONG

Por Samuel Montaño/escritor y analista internacional/ Diario RED, xinhuanet, la jornada de México, Other News, Tektonikos, red latina sin fronteras, en red, el salto diario, el clarín de chile, ACHEI, ADDHEE.ONG:

Las reservas de litio boliviano se estiman en 23 millones de toneladas y representan cerca del 47% de las reservas mundiales, según datos de 2023.

La disputa por el litio boliviano refleja un complejo enfrentamiento geopolítico que impacta en América Latina, particularmente en el control de recursos estratégicos.

En el corazón de Los Andes, Bolivia alberga una de las reservas de litio más codiciadas del planeta. Este recurso, clave para la transición energética global, es el epicentro de una pugna geopolítica que promueve Estados Unidos.

Mientras el gobierno boliviano avanza en alianzas con empresas rusas y chinas para industrializar su litio, una red de oposición interna, infiltraciones en instituciones estatales y presiones externas revelan una estrategia orquestada desde Washington para lograr controlar este mineral estratégico. Expertos denuncian que, detrás de este escenario, se esconde la mano del Comando Sur de EE.UU. y sus aliados, empeñados en frenar la influencia china en la región.

No es casualidad que el Comando Sur de EE.UU. venga intensificando su interés en América Latina. Laura Richardson, exjefa de este organismo, admitió en 2023 la preocupación por el avance chino: «22 de los 31 países de la zona se han adherido a la iniciativa ‘Belt and Road’. Tenemos que estar presentes en licitaciones y contratos». Esta declaración expone la prioridad clara de contrarrestar la expansión económica china en la región, especialmente en sectores críticos como el litio. Para Bolivia, esto se traduce en presiones para evitar acuerdos con Beijing y Moscú.

Según analistas locales, la resistencia a los contratos con empresas chinas y rusas en Potosí, región clave de los salares bolivianos, levantan sospechas. Entrevistado por teleSUR, Samuel Montaño, experto en estrategia militar, señala la incongruencia: «Es extraño que sectores opositores y cívicos de Potosí rechacen estos proyectos, pero no cuestionen a transnacionales estadounidenses que ya operan en Chile y Argentina». Montaño vincula esta dinámica con una campaña regional: «En Chile se promovió la participación europea en el litio para desplazar a China. Aquí se repite el guion».

Además, la proximidad de las elecciones de 2025 agudiza el panorama. Montaño destaca el ascenso del coreano-evangélico Chi Hyun Chung, promovido desde el exterior: «Corea del Sur actúa como palo blanco. Chung tiene apoyo en EE.UU. y podría formar una bancada proestadounidense».

Infiltración en YLB: la Universidad de Duke y el Comando Sur

La empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) no escapa a la injerencia. Hugo Moldiz, analista político, denuncia que «la Universidad de Duke, a través de Kathryn Ledebur —vinculada al Comando Sur— infiltró a personas en YLB para retrasar contratos con China y Rusia». Según Moldiz, estos actores frenaron por dos años los acuerdos hasta su remoción en 2023. Se trata de un modus operandi para sabotear desde dentro la industrialización soberana del litio.

El multimillonario Elon Musk no es ajeno al juego. En 2022, ofreció «ayudar a Bolivia a extraer litio», pero su propuesta fue rechazada por condicionar la soberanía. A ello se suma Marcelo Claure, magnate boliviano-estadounidense, quien —según Moldiz— busca «controlar el litio patrocinando una fórmula de derecha para 2025». Claure, dueño del club de fútbol Bolívar y exCEO de SoftBank, personifica los intereses supranacionales que operan en la sombra.

Pese a los obstáculos, Bolivia firmó en noviembre de 2024 un contrato histórico con la china CBC Investment (subsidiaria de CATL, líder en baterías) para construir plantas de carbonato de litio con una inversión de $1.030 millones. El presidente Luis Arce resaltó en su momento: «Negociamos con los más grandes». A esto se suma el acuerdo con la rusa Uranium One Group (de ROSATOM), consolidando al país como actor en la cadena global del litio.

Sin embargo, la oposición en la Asamblea Legislativa —controlada por sectores críticos al gobierno— paraliza ambos proyectos. Legisladores y líderes cívicos de Potosí, pese a la potencial generación de empleo y divisas, insisten en bloquear los acuerdos bajo argumentos de «inconstitucionalidad», un discurso que expertos vinculan a lobbies externos.

La batalla por el litio boliviano trasciende lo económico, y se convierte es un pulso entre modelos. Mientras el gobierno de Luis Arce apuesta por alianzas con China y Rusia para industrializar el recurso sin ceder control, EE.UU. y sus aliados despliegan tácticas de desestabilización, desde infiltraciones hasta promoción de candidatos afines. En juego está el derecho de Bolivia a decidir sobre sus recursos. Como advierte Moldiz: «Detrás hay intereses que no quieren que nada cambie».

Entre el boom eléctrico y la volatilidad del mercado

Bolivia es el gigante indiscutible del litio a nivel global: con 23 millones de toneladas concentradas en su salar de Uyuni, controla el 47% de las reservas mundiales, según datos de 2023. Le siguen Argentina (17 millones de toneladas, 35%) y Chile (9,3 millones, 19%), conformando un estratégico «Triángulo del Litio» que abarca los salares de Uyuni (Bolivia), Hombre Muerto (Argentina) y Atacama (Chile). Juntos, estos tres países albergan más del 70% del recurso planetario, un dato clave para entender por qué esta región se convirtió en un tablero de disputas geopolíticas.

En este escenario, el precio del carbonato de litio viene variando durante la última década: de $5.000 por tonelada en 2010 escaló a un pico histórico de $80.000 en 2022, impulsado por el boom global de vehículos eléctricos, que quintuplicaron sus ventas entre 2020 y 2022. Sin embargo, en 2023 se desplomó un 71% hasta $23.000, según datos de BloombergNEF. La causa: el frenazo en China, donde las ventas de coches eléctricos cayeron por primera vez en una década debido a la saturación del mercado y recortes de subsidios.

Bolivia, dueña del litio global, se encuentra atrapada entre dos fuerzas titánicas: su potencial y la volatilidad de un mercado hipersensible a los vaivenes geopolíticos. Mientras el país avanza en alianzas con China y Rusia para industrializar su litio —buscando blindarse contra la injerencia de EE.UU.—, el desplome del precio en 2023 expone también su vulnerabilidad. En este tablero, Bolivia juega con ventaja material, aunque su desafío no es solo extraer el «oro blanco», sino evitar que su riqueza se evapore en medio de la tormenta entre gigantes.

Palestina: Un plan de exterminio, el genocidio como estrategia

Palestina: Un plan de exterminio, el genocidio como estrategia

No era una guerra, era un plan. El genocidio como estrategia

Por Alison Weir y Olga Rodríguez, escritoras y analistas internacionales/ Diario RED, xinhuanet, la jornada de México, Other News, Tektonikos, red latina sin fronteras, en red, el salto diario, el clarín de chile, ACHEI, ADDHEE.ONG:

El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución 181, en virtud de la cual se acordaba dividir el Mandato británico de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe. Pese a que los judíos poseían únicamente un 7% de las tierras palestinas en ese momento, la Resolución les otorgó el 55% del territorio, con el apoyo de Estados Unidos y la URSS – quien lo vio como una forma de debilitar a Gran Bretaña – y el rechazo de la comunidad árabe.

Esta decisión adoptada por las Naciones Unidas – en un momento histórico previo a la descolonización de la segunda mitad del siglo XX, en la que los países occidentales se encontraban sobrerrepresentados en la Asamblea General – sería interpretado por los líderes sionistas como una carta blanca para comenzar un brutal proceso de limpieza étnica que devastaría la región.

El Estado de Israel: vinculado con la limpieza étnica desde su nacimiento

El 14 de mayo de 1948, David Ben-Gurión proclamó la independencia del Estado de Israel y los británicos abandonaron la región. Al día siguiente comenzó el proceso conocido como “Nakba” (“catástrofe”, en árabe), durante el cual las fuerzas “de defensa”  colonialistas genocidas israelíes borraron del mapa 500 pueblos, asesinaron a unos 13.000 árabes palestinos, expulsaron por la fuerza a unos 711.000 palestinos (muchos de las cuales se convirtieron en refugiados permanentes en Gaza, Cisjordania y Jordania) y negaron su derecho de retorno. 120.000 judíos ocuparon viviendas que habían pertenecido previamente a familias árabes desplazadas durante el primer año de la existencia de Israel. Y de las 156.000 árabes que permanecieron dentro de las fronteras israelíes, unas 75.000 fueron catalogadas de “presentes ausentes”, desposeídas de todos sus bienes y hogares y sometidas a la ley marcial.

Durante las décadas siguientes se produjeron tensiones entre Israel y los países vecinos, que en 1967 desembocaron en la Guerra de los Seis Días. Israel aprovechó la derrota de Egipto, Siria y Jordania para ocupar los territorios palestinos de Cisjordania y Jerusalén Este, desplazar a 350.000 palestinos y empezar a construir asentamientos ilegales sobre sus tierras (lo cual se considera un crimen de guerra, según el Derecho internacional). En la actualidad, el Estado sionista mantiene el control total del 67% de Cisjordania y los asentamientos de colonos año tras año siguen aumentando (actualmente hay más de 700.000 colonos en 279 asentamientos). Además, Israel ha desplegado puestos militares por toda la región, ha instaurado un régimen de apartheid y controla las principales vías de circulación e infraestructuras básicas como pozos de agua o terrenos agrícolas. Más de diez Resoluciones de la ONU condenan esta situación, pero Israel las ignora sistemáticamente, sin consecuencia alguna.

Un país colonial que comienza su andadura con estos terribles y violentos acontecimientos difícilmente podrá ser considerada como una fuerza del bien. Y, sin embargo, la historiografía oficial israelí y occidental de los años 50 a 70 consideró que los líderes sionistas  colonialistas genocidas buscaban una coexistencia pacífica con la población árabe, que los palestinos abandonaron voluntariamente sus hogares para huir de la guerra que los líderes árabes querían infligir sobre los judíos y que las historias de las masacres de la Haganá sobre civiles fueron altamente exageradas.

Sin embargo, a mediados de los 80 una nueva ola de historiadores, muchos de ellos israelíes – encabezados por Benny Morris – accedieron a documentos hasta entonces clasificados y llegaron a conclusiones diametralmente opuestas a la visión tradicional de su país: los líderes sionistas  colonialistas israelíes no tenían sed de paz, ni buscaban convivir con los palestinos, sino que aceptaron el Plan de Partición de la ONU de 1947 como un primer paso para hacerse con todo el territorio del Mandato británico y apoyaron las masacres como forma de hacerse con el control del mismo. Los pilares de Israel, desde su creación, son el racismo, el supremacismo judío y la desaparición de Palestina. Por ello, Ilan Pappé, uno de estos “nuevos historiadores” – exiliado desde hace años en Reino Unido tras recibir amenazas de muerte por sus compatriotas – calificó el proyecto sionista como una “limpieza étnica”.

“El derecho judío”, eterno e indiscutible, “la tierra de la Palestina histórica”

Pese a que lo parece, la limpieza étnica no es una estrategia exclusivamente ultraderechista nazifascista. Es cierto que el partido Likud, creado en los años 70 y liderado actualmente por Netanyahu, es el gran impulsor de este proyecto e incluye en sus documentos fundacionales la consideración del “derecho judío”, “eterno e indiscutible” a “la tierra” de la Palestina histórica. Pero las grandes crisis de refugiados de 1948 y 1967 fueron provocadas por gobiernos laboralistas de Ben-Gurión y Golda Meir, que también reivindican la ocupación y anexión ilegal del territorio palestino. En otras palabras, el problema de Israel no es que esté actualmente gobernado por fanáticos racistas, sino su existencia, vinculada a la violencia colonial.

El genocidio acelerado como penúltimo paso de la limpieza étnica

El 7 de octubre de 2023, Hamás y la Yihad Islámica lanzaron la Operación Inundación Al-Aqsa, matando alrededor de un millar de israelíes y secuestrando a centenares como venganza contra 75 años de brutal ocupación israelí y su régimen de apartheid, así como respuesta a los acontecimientos de los meses precedentes – en 2023 el gobierno de Netanyahu había aprobado construir 13.000 nuevas viviendas en Cisjordania y los ataques de colonos iban en aumento: quema de viviendas de familias palestinas, echar cemento a pozos, acoso y agresiones a agricultores, tala de olivos, etc. todo ello ante la pasividad y, en ocasiones, colaboración del ejército –.

Desde entonces, el ejército  genocida colonialista israelí ha llevado a cabo una incesante campaña de bombardeos e invasión terrestre sobre la población de Gaza, Cisjordania y Líbano. Según los datos oficiales del Ministerio de Salud palestino, el número de palestinos asesinados solo en Gaza desde octubre de 2023 es de 47.498 y el de heridos 111.592, si bien un estudio de la revista científica The Lancet de enero de 2025 sugiere que esas cifras se deberían incrementar en un 70%, por lo que el número real sería superior a 70.000 fallecidos. En otras palabras, llevamos quince meses presenciando una masacre en tiempo real, lo que Naomi Klein denomina un “genocidio ambiental”, porque han querido que lo normalicemos como si fuera un mero ruido de fondo. Es la primera vez que somos testigos de algo así y no podremos alegar en el futuro que no sabíamos nada.

Con estas cifras – que no tienen en cuenta las muertes relacionadas con la falta de acceso a servicios sanitarios, agua, alimentación o saneamiento – no es de extrañar que la relatora de la ONU para el conflicto palestino-israelí y cualquiera con dos dedos de frente consideren que los actos perpetrados por Israel durante el último año y medio sean constitutivos de un genocidio. De hecho, la Corte Internacional de Justicia actualmente investiga al Estado sionista  colonialista genocida por este delito y el Tribunal Penal Internacional ha ordenado la detención de diferentes dirigentes israelíes y de Hamás: a los genocidas Benjamín Netanyahu y el Ministro de Defensa Yoav Gallant, prófugos!.

Sin embargo, un simple vistazo a la historia de los últimos 80 años de la región nos revela que los terribles ataques que lleva perpetrando Israel desde el 7 de octubre no son un hecho aislado o una respuesta al atrevimiento de Hamás, sino una lógica continuación de su plan preconcebido para acabar con el Pueblo Palestino y crear un Estado netamente judío que ocupe todo el territorio palestino. Es, en definitiva, el penúltimo paso del plan de limpieza étnica que se concibió desde la creación de este Estado.

“Los ataques de Hamás en octubre de 2023 fueron interpretados por sectores del Gobierno israelí como una oportunidad para impulsar la limpieza étnica”, escribe la periodista Olga Rodríguez en eldiario.es. “Por eso Netanyahu no priorizó la puesta en libertad de los rehenes israelíes ni una salida negociada y apostó por la destrucción masiva y por “una guerra santa de aniquilación”. Por eso cuando Israel ordenó el desplazamiento masivo de la gente del norte de Gaza hacia el sur muchas voces advertimos del riesgo de una nueva Nakba”.

¡Ataques contra profesionales sanitarios palestinos y de Naciones Unidas. Asesinato de más de 200 periodistas!

En este medio ya hemos explicado que las fuerzas israelíes se han empleado con saña contra los periodistas que informan sobre el genocidio en Gaza, a fin de ocultar ante el mundo el genocidio que están perpetrando. Según el Committee to Protect Journalists, al menos 169 periodistas palestinos han sido asesinados en Gaza en el último año y medio. Al Jazeera eleva estas cifras a 217.

Sin embargo, existe otro colectivo profesional que ha sufrido incluso más ataques por parte del ejército israelí: el de los sanitarios. Según datos de Médicos Sin Fronteras y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, al menos 1.057 sanitarios han sido asesinados y de los 36 hospitales de Gaza, 19 se han cerrado y de los 17 restantes ninguno funciona al 100%. Además, según Human Rights Watch, decenas de trabajadores de la salud han sido detenidos y han sufrido torturas y abusos sexuales durante meses.

La comunidad internacional, entre la inoperancia y la complicidad

Como decimos, llevamos año y medio asistiendo a un “genocidio ambiental” y tenemos motivos éticos, humanitarios y políticos para condenarlos. No confiamos en el Derecho Internacional – una herramienta creada por los Estados más poderosos para someter a los débiles e imponer su voluntad – pero también existen argumentos legales para oponerse. Pero, pese a ello, la ONU, la UE, los tribunales internacionales y la comunidad internacional se han mostrado cómplices en el peor de los caos, o incompetentes en el mejor de los mismos, para detenerlo. A pesar de las numerosas denuncias de organizaciones de derechos humanos y organismos de la ONU, las potencias occidentales han obstaculizado cualquier intento real de frenar la violencia. Estados Unidos, principal aliado de Israel, no solo ha bloqueado resoluciones en el Consejo de Seguridad de la ONU que pedían un alto el fuego inmediato, sino que ha seguido proporcionando asistencia militar y financiera, asegurando que el ejército  sionista colonialista genocida israelí disponga de los medios necesarios para continuar su ofensiva. De manera similar, varios países de la Unión Europea han mantenido la venta de armas a Israel, mientras sus gobiernos se limitan a emitir declaraciones ambiguas que evitan cualquier condena contundente.

 Estados Unidos cómplice del genocidio del Pueblo Palestino en Gaza y Cisjordania

“Durante más de un año la ciudadanía europea y el mundo entero han visto cómo los dirigentes y medios de comunicación occidentales evitaban nombrar el apoyo y la complicidad activa de Washington en el genocidio israelí en Gaza. En un admirable esfuerzo malabarista hemos llegado a leer o escuchar afirmaciones políticas y periodísticas que atribuían al Gobierno de Biden hartazgo o enfado con Netanyahu, mientras seguía suministrándole armamento y apoyo político contundente. Los hechos han ido por un lado y el relato, demasiado a menudo, por otro. Como en la Inglaterra libre del genial George Orwell en Rebelión en la granja, “los hechos incómodos se pueden ocultar sin necesidad de ninguna prohibición oficial””, escribe Olga Rodríguez.

España ha sido un ejemplo de esta hipocresía. Aunque el régimen de Sánchez ha expresado críticas moderadas sobre la violencia en Gaza (algo que la mayoría de potencias europeas no han hecho), denunciando el sufrimiento de la población civil y exigiendo pausas humanitarias, en la práctica no ha tomado medidas significativas para presionar a Israel. El régimen español de PSOE y Sumar ha mantenido relaciones comerciales en el sector de defensa con Israel, lo que lo convierte en cómplice indirecto del genocidio. Esta actitud refleja la postura general de la UE, que ha preferido preservar sus lazos diplomáticos y económicos con Tel Aviv antes que asumir una posición firme en defensa del derecho internacional y la justicia.

La protección que Israel recibe de las grandes potencias ha hecho que estas resoluciones sean meramente simbólicas, permitiendo que la limpieza étnica en Gaza continúe ante la mirada pasiva de la comunidad internacional.

En contraposición, los movimientos sociales de todos los países del mundo se han movilizado a favor del pueblo palestino. En el último año, manifestaciones masivas han recorrido todas las capitales del planeta, estibadores de puertos se han negado a llevar armamento a Israel, las universidades occidentales han acogido acampadas por Palestina y el boicot a los productos israelíes ha ido en aumento. Pero este tiempo también ha situado ante el espejo nuestra propia incapacidad para influir sobre la geopolítica y poner fin al genocidio. Lejos de lograr avances, la respuesta de los Estados occidentales a nuestras reivindicaciones ha sido la misma en todas partes: detenciones, sanciones, deportaciones y represión. Hemos visto a activistas denunciadas por mostrar verbalmente su apoyo a la causa palestina, detenidas en manifestaciones, a espectadores multados por sacar banderas en un partido e, incluso, deportaciones o denegaciones de la nacionalidad en países como Alemania por no apoyar a Israel. El liderazgo occidental se presenta a sí mismo como gran garante de la democracia, de los derechos y las libertades, pero eso no es más que una pantomima.

Pese a ello, no pretendemos caer en la desesperanza, en pensar que no hay nada que hacer y bajar los brazos. Debemos seguir apoyando al pueblo palestino, denunciar las tropelías que comete Israel y luchar contra el colonialismo, el supremacismo y el genocidio.

Alto el fuego: respiro temporal que no aborda las cuestiones de fondo

El año 2025 comenzó de forma especialmente sangrienta, con grandes matanzas perpetradas por las fuerzas israelíes y ataques a hospitales. La noche de Reyes fue particularmente violenta. Sin embargo, el 15 de enero, Israel y Hamás consiguieron aprobar un alto el fuego (en los últimos días de la presidencia de Joe Biden en EEUU), que entró en vigor el día 19 y ha dado algo de respiro a los gazatíes.

Por desgracia, el alto el fuego no ha puesto punto final a los asesinatos de palestinos, ya que éstos se han seguido produciendo, tanto en Gaza como en Cisjordania, si bien a un ritmo considerablemente más lento. Además, el cese de hostilidades no aborda las cuestiones de fondo más importantes, como la ocupación y el apartheid.

“Las treguas salvan vidas y, en ese sentido, el plan es percibido con alivio, pero por el momento no dispone del contenido necesario para convertirse en permanente y definitivo, ni aborda las cuestiones fundamentales que llevan décadas perpetuando el abuso y la violencia”, escribe Olga Rodríguez. Además, “no se menciona nada sobre el futuro de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), esencial para la supervivencia de la población -a través de sus servicios educativos, sanitarios y de ayuda humanitaria- y prohibida por el Parlamento israelí a través de una resolución reciente que entra en vigor a finales de este mes. Tampoco está perfilada la posibilidad de un alto el fuego permanente”.

No tenemos muchas esperanzas de que Israel vaya a respetar por mucho tiempo el alto el fuego. Los pactos por fases nunca han llegado a la etapa final. El primer ministro Netanyahu tiene un largo historial de incumplimientos, incluido el Memorándum Wye River de 1998, por el que se comprometía a la retirada parcial de Cisjordania. Israel nunca ha cumplido los Acuerdos de Oslo de 1993 y 1995 y desde su aprobación se ha dividido Cisjordania y los asentamientos se han triplicado. Y, en Gaza, en las últimas dos décadas el Ejército israelí impulsó masacres en 2004, 2006, 2008-2009, 2011, 2014, 2018, 2019, 2021 y 2023-2025, con miles de civiles palestinos muertos. Los pactos de alto el fuego alcanzados en cada uno de esos años mencionados no sirvieron para impedir que Israel volviera a cometer las siguientes masacres.

“El que ahora ha entrado en vigor tampoco aborda el nudo gordiano. Sin el fin de la ocupación ilegal israelí, del colonialismo, del sistema de apartheid contra la población palestina y sin medidas de presión que obliguen a Israel a abandonar sus políticas de abuso y de anexión de más territorio palestino, no habrá solución duradera. Lo ocurrido a lo largo de las décadas es buena prueba de ello”, dice Olga Rodríguez.

Comienza la era del convicto presidente Trump: “From the Riviera to the Sea”, su proyecto mobiliario

El 20 de enero comenzó el segundo mandato del convicto presidente Donald Trump y una de sus primeras decisiones incluyeron revocar las sanciones – que habían sido aprobadas por Biden – a los colonos más violentos (una sanción contra quienes descaradamente cometen crímenes internacionales, es decir, una de las medidas más tibias posibles), sacar a EEUU de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU (medida que fue emulada por Netanyahu unos días despues), congelar la ayuda exterior de EEUU, anunciar que deportaría a cualquier extranjero que apoyara la causa palestina y aprobar sanciones contra los fiscales y jueces del Tribunal Penal Internacional que investigan crímenes de guerra de Israel. Además, la primera visita oficial a la Casa Blanca de esta Administración fue la de Benjamin Netanyahu, el mandatario sobre el que pesa una orden de detención internacional.

Tras su encuentro con el genocida, Trump propuso en una rueda de prensa evacuar a toda la población palestina de Gaza, realojar a los palestinos en países como Egipto o Jordania y que Estados Unidos pasaría a “hacerse cargo” y “controlar” la Franja de Gaza. “Podría convertirse en la riviera de Oriente Medio”, anunció. Se desconoce cuánto estaba improvisando en tiempo real y cuánto había pactado previamente con Netanyahu, pero incluso el mandatario israelí parecía algo sorprendido. Preguntado por qué personas vivirían en la Franja, Trump respondió con un lacónico “personas del mundo”. Un alivio que descarte que vaya a estar ocupado por extraterrestres, pero preocupante que no dijera “los palestinos, por supuesto”. Es evidente que va a producirse un desplazamiento de personas indígenas – lo cual constituye, una vez más, un crimen de guerra –.

Netanyahu, por supuesto, ha respaldado el plan de Trump, afirmando que garantizará la seguridad de Israel durante generaciones y que representa una “visión revolucionaria y creativa” para la región.

Todo esto revela que el genocidio de los últimos meses no ha sido más que una fase más del plan de expulsar a la población palestina de sus hogares, de establecer un único Estado judío, blanco y colonial, en el que Estados Unidos tendrá vía libre para explotar los recursos naturales y turísticos y levantar nuevos enclaves militares. Biden no se opuso al plan y ahora Trump va a pisar el acelerador a fondo.

El negocio del genocidio.

Y ello nos lleva a la última cuestión que queríamos abordar en este artículo: el del negocio del genocidio. “Israel amplía su ocupación ilegal a través de un sistema de apartheid”, explica Olga Rodríguez. “Con ello se garantiza una mayoría social judía sin tener que asumir como población propia a los palestinos. Además, extrae recursos naturales de las tierras que ocupa ilegalmente, en las que extiende el negocio de la construcción, del militarismo y de la alta tecnología contra civiles, con programas de inteligencia artificial para bombardear de forma masiva.

El control coercitivo y el genocidio en Palestina constituyen en sí mismos negocios lucrativos para multitud de empresas, no solo israelíes. En Gaza operan ya contratistas militares estadounidenses, que estos días se encargan de controlar el corredor Netzarim. Al igual que con la guerra de Ucrania, las grandes compañías armamentísticas subieron en los mercados bursátiles e incrementan sus beneficios.

La represión, en todas sus variantes, da salida a la economía. Trump pide a los países de la OTAN aumentar otra vez el gasto militar, y cuenta para ello con gobiernos aliados dispuestos a comprarle el argumento, así como con el apoyo del secretario general de la Alianza Atlántica.

La matanza en Gaza y el bloqueo sistemático a la entrada de ayuda han sido posibles gracias al apoyo diplomático y militar del régimen genocida de Biden y a la complicidad de aliados europeos, que mantienen sus relaciones con Israel y no han adoptado las medidas de presión planteadas por la Corte Internacional de Justicia y la ONU. De este modo han permitido un marco de impunidad que les resta mecanismos de defensa para exigir respeto a sus territorios.

Por todo ello la cuestión palestina se ha convertido en un caso paradigmático. Gaza y Cisjordania son laboratorios donde se prueba ver hasta dónde se puede llegar en el futuro, cuando la crisis climática provoque más escasez de recursos naturales. Es una demostración de las dinámicas de dominación”.

Este artículo ha sido escrito a partir de La Historia Oculta del Estado de Israel, de Alison Weir, La Limpieza Étnica de Palestina, de Ilan Pappe, Palestina: Cien Años de Colonialismo y Resistencia, de Rashid Khalidi y varios artículos escritos por Olga Rodríguez en eldiario.es en los meses de enero y febrero de 2025

Lo subrayado/interpolado es nuestro.