LA PATRAÑA DE LOS VALORES OCCIDENTALES/capitalistas,
USA Y EUROPA/OTAN Y ADLATERES.
Por
Dra. Noelia Idáñez* – Público.es/escritora, comunicadora social, analista
internacional/ ADDHEE.ONG
En
medio de la desproporcionada ofensiva militar que el régimen nazisionista
colonialista está llevando a cabo en Gaza a raíz de los ataques
de Hamás del pasado 7 de octubre, se ha conmemorado el cincuenta y seis
aniversario de la masacre de Kafr Qasim. El 29 de octubre de 1956 cuarenta
y ocho personas fueron asesinadas en un pueblo árabe israelí en la frontera
entre Israel y Cisjordania. La matanza fue perpetrada por la policía
israelí de frontera que disparó indiscriminadamente a ciudadanos árabes que se
saltaban un toque de queda impuesto ese mismo día como consecuencia de la
crisis de Suez, y del que estos civiles muy probablemente no tenían
conocimiento alguno. Entre los
asesinados había veintitrés niños y un bebé nonato en el vientre de su madre,
que junto con otras cinco mujeres también resultó muerta.
El
actual presidente de Israel, Isaac Herzog, líder durante años
del Partido Laborista y de la oposición en la Kneset, acudió en 2021
a rendir tributo a las víctimas de la masacre en nombre del Estado de Israel y
pidió perdón por lo sucedido. Dijo: «Está
claro para todos nosotros: la matanza y el daño a inocentes está absolutamente
prohibido. Eso debe estar por encima de cualquier argumento político». Isaac
Herzog, que ha sido un firme partidario de la solución de los dos Estados,
también dijo: «Esta es nuestra oportunidad, como sociedad, de decir no a los
prejuicios. Esta es nuestra oportunidad, como sociedad humana, de potenciar lo
que tenemos en común como ciudadanos y vecinos». «Esto no es un
decreto del destino, sino una asociación del destino. Esta es nuestra
oportunidad para erradicar la discriminación y el odio».
Esta
semana Herzog ha conversado con la cadena estadounidense de
televisión MSNBC. Preguntado por lo que persigue Israel con esta acción
militar cruenta en Gaza, Herzog ha explicado que los terroristas de Hamás se
esconden en toda la Franja y que se ha alertado a la población civil para que
se ponga a salvo de un ataque que reconoce indiscriminado por la dificultad de
actuar de otra manera para alcanzar el objetivo de dar caza a los terroristas
infiltrados entre la población civil. Fatigado y un tanto contrariado por las
preguntas a las que contestó con una precisión lingüística ensayada e
incompatible con la realidad de los hechos que describe -puesto que no se ha
proporcionado a los gazatíes ni refugio, ni descanso ni ayuda humanitaria y
dado que el número de muertos nos habla de lo que Naciones
Unidas califica de castigo colectivo- Herzog trata de describir la
indefendible ofensiva israelí gesticulando con las manos, dibujando un trazado
imaginario de la Franja como si quisiera dar a entender que lo que se dirime en
Gaza no es la vida de cientos de miles de seres humanos, sino el territorio
baldío al interior de las rayas dibujadas en un mapa. Durante la entrevista
Gaza está en las manos de Herzog -otrora un hombre de paz- y ahora ya solo es
un dibujo en el aire, un trazado en un mapa de guerra, un asunto de geometría.
Inquirido
entonces por la evidente desproporción que existe entre el número de víctimas israelíes
ocasionadas por los ataques de Hamás (en torno a 1200 personas) y el
número de muertos palestinos como consecuencia de la ofensiva militar que el régimen
nazisionista israelí colonialista ha desplegado en los dos últimos meses
(alrededor de 15000), el presidente Isaac Herzog responde que la guerra que
Israel está librando en Gaza es en defensa de los «valores occidentales» frente
a la amenaza de un yihadismo global con sede en Teherán.
Ya
no se trata entonces de luchar contra una organización terrorista palestina o
de vengar una acción concreta. Tampoco de actuar conforme al tan traído y
llevado derecho a la legítima defensa. Se trata de desplegar una estrategia de
neutralización de la amenaza yihadista en defensa de Occidente y sus valores.
El marco de Herzog es, como es evidente, un marco de guerra en el que los así
llamados valores occidentales son la coartada con la que negociar la
indiferencia de unos y el apoyo sostenido de otros al supremacismo y el
militarismo de Israel. Hace apenas dos años Herzog hablaba de superar el odio y
la discriminación en favor de la concordia y expresaba su condena a unos hechos
execrables acaecidos hace más de cincuenta años. Se mostraba partidario del
respeto a la vida, la paz y la convivencia. Hoy Herzog invoca los valores
occidentales para justificar una acción de guerra desproporcionada que el régimen
nazisionista colonialista está llevando a cabo, según sus propias palabras,
«por el bien del mundo entero». Es decir, hace un llamamiento a que asumamos su
marco de guerra, demos por buena la existencia de una amenaza yihadista global
de la que somos objetivo como Israel lo ha sido de los atentados de Hamás. Los
valores occidentales son la marca con la que Israel pretende validar su marco
de guerra ahora que el derecho a la legítima defensa empieza a hacer aguas, a transparentar
su inconsistencia toda vez que legitimidad y desproporción, defensa y genocidio
son parejas de conceptos antitéticas.
Los valores occidentales
estuvieron muy presentes en la narrativa sobre la guerra iniciada en febrero de
2021 con la invasión ordenada por Putin en territorio de Ucrania. En
su nombre se justificó el envío de armas y tuvo lugar una especie de revival de
la OTAN. Muchas criticamos entonces aquellas apelaciones beligerantes que
se sustentaban en visiones etnocéntricas, coloniales y equívocas sobre modelos
civilizatorios y otras formas poco amables de jerarquizar el mundo. Los mismos
valores occidentales que no nos interpelaron para movilizar los apoyos que
había que brindar a, en aquel caso, el Estado agredido y oponernos como hicimos
a la Rusia de Putin por convicciones pacifistas que se nos afearon y fueron
ridiculizadas (expulsando por cierto al pacifismo de la nómina de los valores
occidentales), sirven menos si cabe cuando de lo que se trata es de dar por
bueno que Israel los utilice para esconder sus intenciones supremacistas y
genocidas. Si la Unión Europea y Estados Unidos continúan legitimando
y apoyando la guerra que Israel libra contra el pueblo palestino en nombre de
los valores occidentales se evidenciará más si cabe lo que estos valores son:
una auténtica patraña.
Lo subrayado interpolado es nuestro.
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