Carta a mi hijo en esta navidad.
Sergio Rodríguez Gelfenstein/Escritor, Analista internacional/Other News, Xinhua, Sputnik, RT, La Jornada de México, Red latina sin fronteras. Sur, ACHEI, Argentina Indymedia/ADDHEE.ONG:
Hijo querido, mañana celebraremos la navidad . Nos
reuniremos para la conmemoración. Tu formas parte de una familia de múltiples
creencias. La de mi madre es judía, una parte de ella practicante, la de mi
padre, católica. Igualmente lo es la de tu mamá, que practica todos los ritos
del catolicismo.
Nosotros (mis hermanos y yo)
somos ateos, cada uno a su manera. Cuando era niño y venía a Caracas a pasar
vacaciones con el tío Blas cuya familia era católica practicante e iban a misa
todos los domingos, le pregunté a mi papá que debía hacer y me dijo que lo
decidiera yo, pero me advirtió que cualquiera fuera mi decisión, debía respetar
a los demás. Así, decidí ir a misa con el tío Blas y su familia y aprendí algo
de las ceremonias católicas.
Años después, cuando estaba en
la secundaria, la materia “Religión” era optativa. Nuevamente le pregunté a mi
padre que debía hacer, y la respuesta fue la misma. Esta vez opté por no
asistir a esas clases.
En el entorno de mi familia
materna se practicaban los cultos judíos, también conocí algo de ellos sobre el
mismo concepto aprendido: debía respetar las creencias de los demás. De manera
que en materia religiosa, mi formación fue ecléctica. Cuando a los 14 años
comencé a militar en una organización política, inicié mi formación ideológica
y le pude dar sustento a lo que sería mi pensamiento. Comencé a conocer y
estudiar el materialismo histórico y el materialismo dialéctico.
Definitivamente desistí de observar cualquier religión, ahora con un sólido
fundamento científico.
Cuando tu mamá me dijo que
quería bautizarte, no puse reparos a que lo hiciera, pero le requerí que no me pidiera
que estuviera presente. Y así fue. El respeto que me inculcó mi padre en
materia religiosa, siempre ha estado presente en la relación entre tu mamá y
yo. Cuando nos casamos, solo lo hicimos por el civil. Ella lo aceptó. Su
familia también.
Fui yo que le dije que a lo mejor había algún
rito que hiciera que, sin casarnos por el culto católico, éste podía estar
presente en el matrimonio. Así, Norberto, el cura católico amigo de la familia,
bendijo nuestros anillos. Quedamos en
paz entre nosotros y con la familia de tu mamá.
Fuimos aprendiendo que cuando
hay amor, la generosidad, la capacidad de ceder, la tolerancia y la aceptación
del otro tal como es, ayudan a superar las diferencias y permiten construir el
espacio de paz y armonía que debe primar en el hogar.
Pero debemos saber que en el
mundo, somos mucho más que mamá, tú y yo, mucho más que nuestra familia, mucho
más que la comunidad de la que formamos parte, mucho más que Venezuela. Formamos parte de la gran familia humana que
habita este planeta. Supuestamente todos nacemos iguales y todos tenemos los
mismos derechos, pero eso es falso.
Mañana, cuando estemos reunidos
en familia, no podremos ser totalmente felices porque niños como tú, están
siendo asesinados en Gaza. Son iguales que tú, quisieran estar cenando con sus
padres y recibiendo los juguetes que siguen la tradición católica que dice que
los reyes magos trajeron presentes para celebrar el nacimiento de Jesús.
Pero no podrán hacerlo, no
podrán cenar con sus familias, no podrán recibir regalos y no podrán ir a la
escuela porque sus vidas y sus escuelas han sido destruidas por la barbarie nazi
sionista israelí e imperialista que usa a los judíos como excusa
para desatar todo su odio, su ensañamiento contra el pueblo palestino, en especial
contra los niños.
Más de 7000 niños como tu han
sido asesinados en 2 meses y medio. En esta navidad no podemos ser totalmente felices,
no podemos celebrar como si nada hubiera pasado. Tenemos que hacernos eco de
nuestra aflicción, sentir nuestro dolor, recordar y tener presentes a esos
niños asesinados y sus familias.
Debemos saber que mientras haya
injusticia, es necesario seguir luchando hasta que todos los niños del mundo
puedan tener una navidad feliz, reunidos con sus padres, rodeados de amor y de
paz.
Hijo querido, en esta navidad
cuando nos abracemos y cuando abras tu regalo, piensa en todos esos niños en el
mundo que no van a tener esa dicha. Cuando crezcas y seas un adulto,
independientemente de la decisión que tomes en materia religiosa, nunca debes
perder la sensibilidad hacia aquellos que sufren y que no han tenido las mismas
posibilidades que tu porque el sistema capitalista se las niega.
Toda la vida, tu padre ha
intentado ser un revolucionario y vivir en consecuencia con ello. En esto me
rijo por la máxima del Comandante Ernesto Guevara de la Serna que dijo
que: “Un revolucionario verdadero es guiado por
grandes sentimientos de amor. De amor por la humanidad, por la justicia y la
verdad. Es imposible concebir un verdadero revolucionario sin esta cualidad”
.
En esta navidad, deseo que
crezcas como un niño sano y fuerte, que sigas siendo como eres: bueno,
generoso, respetuoso, amoroso con tus padres, con tu familia, con tus amigos y
tus maestros y que sigas comprendiendo que el amor no surge de lo material sino
de la capacidad de tener una gran fortaleza espiritual.
También deseo que crezcas y que
vivas sabiendo que en otras regiones del planeta hay niños que sufren y que
mientras ello ocurra, nunca podremos ser totalmente felices.
Te amo mucho hijo.
Caracas, 23 de diciembre de
2023.
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