En 2015, Yemen, un país
desconocido para muchos en Occidente, inició una guerra en defensa de su
soberanía que estaba siendo amenazada por una alianza intervencionista liderada
por Arabia Saudí. El Pueblo Yemení tuvo
que pagar con la vida de casi 400 mil de sus hijos para mantener su
independencia. Muchas personas se han preguntado cómo ha sido posible que un
país considerado el más pobre de Asia occidental haya sido capaz de resistir y
vencer a una coalición formada por algunos de los países más ricos del planeta.
Aunque el conflicto se
ha prolongado por casi una década, parece haber llegado a una situación que
podría llevar a un posible cese del mismo. Si bien se mantiene una situación
tensa y acciones bélicas de diferente índole, ha habido una reducción de las
acciones militares en los últimos meses. Ya no es una guerra total, pero tampoco ha llegado la
paz. Bajo mediación de China, Arabia Saudí e Irán se reconciliaron, allanando el camino para la superación de varios
conflictos en el Asia Occidental y el norte de África. Aparentemente, el de
Yemen es uno de ellos.
Ahora, tras la invasión israelí a Gaza, Yemen, junto al movimiento
libanés Hezbollah y otras fuerzas revolucionarias árabes y musulmanas han
asumido un papel activo en solidaridad con Palestina. Una vez más, Yemen ha
sorprendido a todos al tomar decisiones que no solo tienen impacto local,
también regional y global. De nuevo, el mundo se ha preguntado cómo ha sido
posible que ello ocurriera. En dos entregas, voy a dar a conocer algunos
elementos que le permitan a los lectores conocer a Yemen, saber de la histórica
lucha y el heroísmo de su Pueblo a fin de ayudar a entender el alcance y la
dimensión de la decisión yemení de apoyar con todos los recursos a su alcance
la justa lucha del Pueblo Palestino.
La república de Yemen está ubicada en un lugar
estratégico del planeta, en una región de confluencia de rutas comerciales que
conectan Asia, la zona oriental de África y el Mediterráneo. Su territorio,
situado en las costas del mar Arábigo y a las puertas del mar Rojo, domina el
estrecho de Bab el Mandeb, colocándolo en un lugar privilegiado del globo
terráqueo sobre todo a partir del siglo
XX cuando, por una parte se descubrieron en la región grandes yacimientos de
energía (petróleo y gas) y por la otra, al considerar el enorme crecimiento
económico y desarrollo de Asia Oriental que transformaron a Yemen en paso obligado
de la mayor parte del comercio mundial.
Las antiguas ciudades del
territorio se unificaron en la antigüedad en el bíblico reino de Saba. Ya desde
ese momento comenzó la lucha de los habitantes de la actual superficie yemení
por su liberación e independencia, al tener que enfrentar al imperio romano en
el siglo I de nuestra era. La poderosa Roma fue derrotada en su intento de
dominación.
A diferencia del resto de
la península arábiga, el actual Yemen poseía una vegetación prodigiosa que le
proporcionaba grandes riquezas a su población por las grandes posibilidades de
consumo y comercio que ofrecía. Así, se le atribuye al matemático griego
Ptolomeo la denominación de Yemen como la “Arabia feliz”.
En el transcurso de la
historia, los yemeníes tuvieron que luchar con himyaritas que desde su religión
judía persiguieron a la mayoritaria población cristiana hasta la intervención
de los etíopes en el siglo VI. El islamismo llego a la región durante el siglo
VII comenzando a configurar una cultura que se sustentaba en la imbricación de
variados saberes que hicieron grandes aportes a la humanidad.
No obstante, durante muchos
siglos, Yemen se mantuvo al margen del desarrollo cultural y económico que
estableció el islam. Fue en el siglo XV cuando el territorio del actual Yemen
comenzó a cobrar valor estratégico. En su afán de expansión comercial, los
europeos iniciaron la dominación de territorios a lo largo y ancho del planeta.
Los primeros europeos en llegar a la región fueron los portugueses que
dominaron al país a fin de controlar la vía marítima que les permitía el
comercio de especies desde Asia a Europa a través del mar Rojo.
En el siglo XVI se inició la conquista otomana
con la ocupación de algunos lugares en la costa del mar Rojo, mientras el
interior del país y la costa sur permanecieron independientes, gobernados por
un imán. Poco después los ingleses hicieron su aparición en la zona, al
instalar un puesto de la Compañía de las Indias en el puerto de Moka en el mar
Rojo.
En el siglo XIX los
británicos expandieron su presencia al ocupar todo el extremo sudoccidental instalándose
en 1839 en Adén, el mejor puerto de la región al mismo tiempo que en 1872 los
turcos consiguieron consolidar el dominio en el interior del país, para lo cual
instalaron de facto una monarquía hereditaria en el nombre de un imán local.
Esta división hizo de hecho, que Yemen se partiera en dos países
Hacia 1870, con la
inauguración del Canal de Suez y la consolidación del dominio turco sobre el
norte de Yemen, Adén adquirió nueva importancia para la estrategia global
británica: era la llave del mar Rojo y, por lo tanto, del nuevo canal.
A principios del siglo XX,
Turquía y el Reino Unido marcaron una frontera entre sus territorios, que
pasaron a llamarse Yemen del Norte y Yemen del Sur, respectivamente. En 1934 Inglaterra se aseguró el control de
todo el sur del país, hasta la frontera con Omán.
Durante la Primera Guerra
Mundial, el Imán se alió con el Imperio Otomano y se mantuvo fiel a él hasta el
fin de la guerra, cuando la derrota de los turcos, le permitió a Yemen
recuperar su independencia en noviembre de 1918. No obstante, Gran Bretaña, tras
reconocer la independencia de Yemen, en 192, convirtió a Adén en un
protectorado y en 1937 en colonia. Una vez más los yemeníes tuvieron que
recurrir a la lucha armada por la independencia. En 1940 surgió el movimiento
nacionalista “Yemen Libre” para luchar contra el control del país por los
imanes que se habían aliado con Gran Bretaña.
La lucha tomó caminos
separados en el norte y en el sur. En 1962 en el norte se creó la República
Árabe de Yemen mientras, mientras que en el sur, el Frente de Liberación
Nacional, creado en 1963, tomó Adén en 1967 y proclamó la independencia,
iniciando una revolución socialista.
Yemen del Sur pasó a
llamarse República Democrática Popular del Yemen, clausuró todas las bases
británicas en 1969, tomó control de la banca, el comercio exterior y la
industria naval, al mismo tiempo que emprendió una reforma agraria. En política
exterior, mantuvo una estrecha alianza con la Unión Soviética. Así mismo , promovió
una abierta lucha anti sionista y de apoyo al Pueblo palestino.
En octubre de 1978, en un
congreso que contó con considerable apoyo de la población, el Frente de
Liberación Nacional fundó el Partido Socialista de Yemen. En diciembre se
realizó la primera elección popular desde la independencia, para designar a los
111 integrantes del Consejo Revolucionario del Pueblo.
Desde los primeros años de
su existencia, la República Democrática
Popular de Yemen, el país tuvo que enfrentar la permanente hostilidad de Arabia
Saudí que aspiraba a controlar partes del territorio, precisamente aquellas en
las cuales se habían descubierto yacimientos de petróleo. Las tensiones se
agravaron ante la creciente presencia militar estadounidense en Arabia Saudita.
Mientras tanto, en el
norte, el Frente Nacional Democrático (FND), que agrupaba a todas las fuerzas
progresistas del país desarrollaba la lucha armada contra Alí Abdullah Saleh,
que había llegado al gobierno en 1978. Cuando el FND estaba a punto de tomar el
poder, Arabia Saudí intrigó para que el conflicto se desviara hacia una guerra
contra la República Popular Democrática de Yemen. La mediación de algunos
países árabes propiciaron un alto al fuego y un acuerdo por el cual se
reanudaron las negociaciones para la reunificación, suspendidas desde 1972.
Finalmente, el 22 de mayo
de 1990, ambas repúblicas se unieron formando la República del Yemen que estableció
que la capital política fuera Sana'a (ex capital de la República Árabe de Yemen)
y se designó capital económica a Adén (ex capital de la República Democrática
Popular del Yemen). En sesión conjunta de las Asambleas Legislativas de ambos
Estados realizada en Adén, se eligió un Consejo Presidencial dirigido por el
general Alí Abdullah Saleh. La unificación de Yemen no fue bien vista por
Arabia Saudí por lo que inició una política de apoyo a la secesión. En mayo de
1994, los secesionistas proclamaron una república de Yemen en el sur del país,
pero fueron derrotados por fuerzas leales al gobierno.
Entre junio y agosto de
2004 hizo su irrupción un movimiento que expresaba las creencias de una rama
específica del islam de orientación chií:
los zaiditas, cuyo líder era el clérigo Hussein al-Houthi. En honor a
él, tras su muerte en combate en septiembre de ese año, el movimiento asumió la
denominación de hutí, huthi o Ansarolá (partidarios de Dios). Aunque esta
corriente es expresión de una minoría en Yemen, su historia no es reciente, se
remonta a mediados del siglo VIII. El zaidismo se identifica por una mayor
preparación de sus miembros y está asociado a la lucha por la justicia y a la defensa de
la ética musulmana. Esta ideología, sumada a la posición de marginalidad a la que se
vieron sometidos después de perder el poder en 1962, vendría a conformar el
sustrato en el que se desarrollaría el pensamiento hutí a futuro
La lucha de los hutíes
contra el gobierno prooccidental y pro saudí de Alí Abdullah Saleh fue larga y
sangrienta. Debieron acudir a las armas en cinco ocasiones entre 2006 y 2008 en
defensa de su territorio en el norte del país hasta que comenzaron a ensanchar
su base de apoyo y el espacio geográfico bajo su control. En 2009, Saleh
intentando detener a los hutíes, recurrió al apoyo de Arabia Saudí.
Para los
hutíes, el hecho de que un país como Arabia Saudí de corriente wahabí, extremadamente
conservadora, estuviera presente y se inmiscuyera
en los asuntos del país fue visto como una amenaza a la soberanía de la nación en general y a la
suya como minoría en particular. A partir de ese momento,
su lucha, que tenía un carácter estrictamente interno, se transformó en enfrentamiento
contra la intervención extranjera.
Aunque
en un primer instante los combatientes hutíes sufrieron duras derrotas,
incluyendo (como se dijo antes ) la
caída de su máximo líder, se fueron fortaleciendo en el tiempo y a partir de
2011, bajo el nuevo liderazgo del hermano menor de al-Houthi, Abdul Malik,
comenzaron a propinar importantes reveses al enemigo. La retórica
antiimperialista y antisionista se fortificó al identificar a Arabia Saudí como socio ejecutor de los planes de Estados
Unidos e Israel en la zona.
La mal
llamada “primavera árabe” tuvo especial influencia en el crecimiento del apoyo
al pensamiento hutí en su lucha contra el gobierno represivo de Saleh. En Yemen
el movimiento telúrico que agitó a parte importante del mundo árabe, tuvo una
respuesta mucho más organizada que en los países vecinos. Ante la fuerza de las
protestas, Saleh huyó del país y se refugió en Arabia Saudí siendo reemplazado
por su vicepresidente, Abdo Rabu Mansur Hadi, que intentó poner orden en el
país al llegar a un acuerdo con facciones opositoras a Saleh “para cambiar todo
sin cambiar nada”, dejando por fuera al movimiento hutí.
A
finales de 2014, los hutíes decidieron iniciar la ofensiva sobre la capital. En
este contexto, Saleh - sorpresivamente en un intento por recuperar el poder-
estableció una alianza con los hutíes para enfrentar a Hadi. Los hutíes, que no
habían apoyado los acuerdos de paz suscritos por Hadi, se aliaron con el que
fuera su mayor enemigo para tomar la capital. La Guardia Republicana, fuerza
leal a Saleh, favoreció la entrada de los hutíes a Sana'a. Hadi huyó a Riad, la
capital saudí, desde donde “dirige” los territorios aún no controlados por
Ansarolá, actuando en realidad como un títere de la monarquía wahabí.
Ya en el
poder, los hutíes formaron un Comité Revolucionario para dirigir el país. Así mismo, se vieron obligados a combatir
simultáneamente con las fuerzas terroristas de Al Qaeda y con Arabia Saudí que
los protege.
Saleh
consideró que los hutíes no habían cumplido los acuerdos que según él, significaban que debía asumir el poder nuevamente
y con apoyo saudí, se volvió contra
ellos. Al consumarse la traición, los hutíes atacaron la casa de Saleh,
ajusticiándolo en la acción.
Desde
Riad, Hadi pidió la intervención saudí en Yemen. Ante tal solicitud, la
monarquía saudí organizó una coalición de países suníes para
lanzar en 2015 la operación “Tormenta Decisiva”, estructurada
a partir de ataques aéreos sobre los principales enclaves controlados por los
hutíes que se saldaría con miles de muertos
Esa
acción que fue prevista como una ofensiva definitiva para hacerse con el
control del país, a fin de lanzar una segunda operación denominada “Restaurar la Esperanza” centrada más en el
acercamiento diplomático. En realidad, la actividad bélica no cesó en ningún
momento, al contrario, las acciones terrestres, aéreas y marítimas de la
alianza se vieron reforzada por un bloqueo naval que impidió la entrada de ayuda internacional, sumiendo
al país en la peor crisis humanitaria de la historia hasta que se desataron las
actuales acciones sionistas en Gaza ambas con apoyo explícito de Estados Unidos.
Los
hutíes haciendo uso de un amplio margen de maniobra sustentado en un mayor y
mejor conocimiento del terreno y esgrimiendo tácticas de guerra de guerrillas inspirados
-según ellos- en la lucha de liberación de Vietnam y “los movimientos
de resistencia en América Latina”, demostraron gran
capacidad para golpear a un ejército invasor sin disposición ni moral de
combate y carentes de disciplina y motivación para la batalla. Así mismo, la
amplia procedencia de los soldados de la coalición que ha incluido la
participación de un muy numeroso contingente de mercenarios contratados por
empresas privadas, han mermado la capacidad combativa de la alianza
vanguardizada por Arabia Saudí
Riad
recibió contundentes golpes incluso en su propio territorio, cuando las
operaciones combativas de Ansarolá se trasladaron a la profundidad de la
geografía saudí a través de un avanzado sistema de ataque a partir de drones y
misiles de largo alcance que alcanzaron cuarteles de las fuerzas armadas,
refinerías de petróleo y obras de infraestructura crítica a distancias muy
lejanas de la frontera común.
Fe de errata: en la primera
parte de este artículo publicado la semana pasada dice: “No
obstante, Gran Bretaña, tras reconocer la independencia de Yemen, en 192,
convirtió a Adén en un protectorado y en 1937, en colonia”. Debe decir: No
obstante, Gran Bretaña, tras reconocer la independencia de Yemen, en 1928,
convirtió a Adén en un protectorado y en 1937, en colonia”. Muchos, muchísimos
lectores me lo hicieron saber. Asumo la responsabilidad y agradezco también a
los medios que publican los artículos y que lo editaron para hacerlo legible.
Le doy las gracias a todos y les pido disculpas.
FE DE
ERRATA: Dice “en 192 convirtió a Edén, en un protectorado”, debe decir “en 1928
convirtió a Edén en un protectorado”
Los medios
transnacionales de la comunicación han sembrado la idea de que los hutíes
actúan bajo la influencia del Gobierno de Irán. Aunque ni Irán ni los hutíes
han negado su pertenencia a un eje de resistencia al imperialismo, el
colonialismo y el sionismo que también incorpora a fuerzas políticas del
Líbano, Siria, Bahréin y de la propia Palestina, simplificar la ecuación a una
relación de “subordinación” no deja de ser superficial y banal, habida cuenta
del propio historial de lucha del Pueblo yemení.
En Asia
Occidental, la creciente agresividad de Israel y la presencia intervencionista
de Estados Unidos han ido polarizando la situación política. El reciente
acuerdo de Irán para dirimir diferencias con Arabia Saudí, así como otros
convenimientos que han acercado a Egipto y Turquía, Catar y Arabia Saudí entre
otros -después de años de distanciamiento- sumado a la propia paralización de
la guerra en Yemen, apuntan al debilitamiento del polo imperialista-sionista y
el fortalecimiento de la resistencia.
En este
contexto, por historia y por ubicación geográfica, el papel de Yemen y del
movimiento hutí es determinante. Vale decir que Ansarolá nunca ha ocultado su
relación con Irán. Los une su común pertenencia a la rama chií del islam. Tanto
el fundador del movimiento Ansarolá como su hermano, que lo dirige hoy, pasaron parte de su vida en Qom (Irán),
formándose política e ideológicamente, al mismo tiempo que estudiaban la
corriente chií, sustentada en la idea de que la
sucesión legítima de Mahoma corresponde
a los descendientes de su yerno Alí por oposición a los suníes que piensan que los sucesores de
Mahoma debían ser los compañeros del profeta. Suní viene de “Ahl al-Sunna", que se traduce como
"la gente de la tradición" y chií proviene de “Chiat Ali”,
que significa "el partido de Ali”.
Pero esto no significa que los
yemeníes sean simples “accesorios” de Irán. Más allá del apoyo financiero,
militar, comunicacional y político que ha recibido de Teherán, el movimiento
Ansarolá ha demostrado autonomía y decisión propia en el diseño y ejecución de
sus acciones tanto en la guerra contra Arabia Saudí y sus aliados desde 2015
como ahora, en el apoyo a la causa de Palestina.
Se debe
saber que además de su auxilio a Palestina, Yemen tiene un conflicto directo
con Israel por el soporte que la entidad sionista le dio a los Emiratos Árabes
Unidos (EAU) durante la guerra iniciada en 2015 que le permitió la ocupación de las estratégicas islas
yemeníes de Socotra, que se encuentran en el mar Arábigo a unos 350 kilómetros
al sur de las costas del país, a fin de establecer una serie de bases de
espionaje con el propósito de reunir información de inteligencia en toda la
región, en particular del estrecho de Bab el-Mandeb.
Algo
importante a señalar respecto a la base de EAU e Israel en Socotra es que
también beneficia a Estados Unidos ya que a través de ésta podría controlar al
puerto de Gwadar en Pakistán que forma parte del Corredor Económico
China-Pakistán (CPEC) en el que Beijing desarrolló un puerto para que las
mercancías descargadas allí pudieran ser enviadas por tierra a China, en
particular a su región occidental.
Pero, en
relación a los hechos actuales, hay que saber que las acciones de Yemen en
apoyo a Palestina comenzaron casi inmediatamente después del 7 de octubre. El
19 de ese mes, un buque de la armada estadounidense derribó misiles y drones
disparados por los hutíes contra Israel de acuerdo con información del
Pentágono publicada entonces.
Unos
días después, el 27 de octubre, seis personas resultaron heridas cuando dos
drones cayeron sobre Taba, un poblado egipcio fronterizo con Israel, después de
la intercepción de los mismos por parte de la fuerza aérea israelí. El 31 de
octubre, los hutíes reivindicaron un ataque con drones contra la entidad
sionista. Su ejército informó que había interceptado un misil lanzado desde el
sur.
El
portavoz militar hutí general Yahya Sari afirmó en una declaración televisada
que el grupo había lanzado un "gran número" de misiles balísticos y
aviones no tripulados hacia Israel y que habría más ataques en el futuro
"para ayudar a los palestinos a lograr la victoria”. En respuesta el
asesor israelí de Seguridad Nacional, Tzachi Hanegbi dijo que los ataques de
los hutíes eran intolerables, pero no quiso dar más detalles cuando se le
preguntó cómo respondería Israel.
A mediados
de noviembre, Ansarolá comunicó que sus fuerzas armadas atacarían a
todos los barcos que navegaran con bandera israelí o que fueran operados o
propiedad de empresas israelíes. Unos días después, el general Sari, indicó que
"las fuerzas armadas yemeníes siguen impidiendo que los
barcos de todas las nacionalidades que se dirigen a puertos israelíes
naveguen por el mar Arábigo y el mar Rojo hasta que transporten los
alimentos y medicinas que necesitan los palestinos en la Franja de Gaza”.
Ante
esta decisión y tras los primeros ataques a barcos que se dirigían a Israel, cuatro grandes empresas navieras (la línea
de contenedores más grande del mundo, Mediterranean Shipping Co. [MSC],
con sede en Suiza, la danesa Maersk, la francesa CMA CGM y la alemana
Hapag-Lloyd) suspendieron el paso de sus buques por el mar Rojo. Estas empresas
transportan aproximadamente el 53% de los contenedores marítimos del mundo,
y alrededor el 12% del comercio mundial en términos de volumen. Hay que decir
que el 30% del tráfico mundial de contenedores pasa por Bab al-Mandeb.
En
respuesta, el 19 de diciembre, Estados Unidos se propuso crear una alianza
naval a fin de iniciar una operación que denominaron “Guardián de la
Prosperidad” supuestamente dedicada a “garantizar la libertad de navegación en
el Mar Rojo”. En los hechos, ello significó declarar la guerra a Yemen y
militarizar ese mar. Pero el país árabe se ha mantenido incólume en su
posición. Sus fuerzas armadas han afirmado que “cualquier ataque contra bienes
yemeníes o contra las bases de lanzamiento de misiles de Yemen teñiría todo el
Mar Rojo de sangre”, asegurando que poseen “armas para hundir vuestros
portaaviones y destructores”,
El
escalamiento de las acciones a partir de entonces ha sido evidente. El 20 de
diciembre en un discurso, el líder de Ansarolá, Sayyed Abdul Malik Al-Houthi
afirmó que la responsabilidad del mundo islámico ante el conflicto en Palestina
era grande, especialmente de la región árabe por ser “el corazón de ese mundo”.
En este sentido, deploró la posición islámica-árabe en las cumbres que se
realizaron para debatir el tema, especialmente la que se celebró en Arabia
Saudí. Al Houthi caracterizó como débil ese punto de vista. Apuntó que debería
haber un compromiso de los Pueblos árabes y musulmanes de apoyar a Palestina,
al mismo tiempo que deploró el enfoque de algunos países sobre lo que llamó la
“conspiración contra Palestina”. El líder yemení dijo que su nación no esperaba
de Estados Unidos y los países europeos una posición o papel positivo hacia
Palestina. Por tales razones, consideró que la perspectiva del eje de la
resistencia debería ir encaminada a elevar el nivel de apoyo militar a
Palestina.
En ese marco, Al Houthi advirtió
que Ansarolá iba a “arremeter contra los buques de guerra estadounidenses si
sus fuerzas eran atacadas por Washington tras el lanzamiento de la
operación “Guardián de la Prosperidad”. Según Al Houthi, Estados Unidos no
intenta proteger la navegación mundial sino que busca militarizar el
espacio marítimo.
No
obstante, Estados Unidos no logró un consenso para llevar adelante las misiones
de la alianza naval creada. Se generaron desacuerdos con los países árabes que
fueron convocados para formar parte de la coalición lo cual ha dificultado una
respuesta coherente a los ataques de los hutíes contra los buques que transitan
por el mar Rojo. Dos países clave de la región implicados en la larga guerra
contra Yemen —Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí— mantienen posturas
opuestas hacia los hutíes, lo que ha significado un importante obstáculo para
el plan estadounidense de poner fin a los ataques marítimos. Una posibilidad
manejada por Washington es dar una respuesta militar a los hutíes pero algunos
aliados árabes se han negado a ello. Estos prefieren insistir en la vía
diplomática y reforzar la protección marítima a los barcos.
Analistas
especializados consultados al respecto coinciden en señalar que los objetivos
de la operación son vagos si se considera que a los jefes navales no se le han
impartido misiones precisas. Así mismo, los buques de la coalición, aunque
equipados con armamento avanzado, solo pueden limitarse a repeler los ataques
con misiles, escoltando los buques mercantes con buques de guerra, lo cual
resulta cuestionable toda vez que el arsenal de misiles de Yemen es inagotable
a la luz de las acciones emprendidas en los últimos 8 años, además que, “ni la
dirección de las compañías de transporte mundiales, ni los capitanes de los
buques mercantes, ni las aseguradoras estarán dispuestos a jugar a esta
lotería", según dijo Iliá Kramnik, experto ruso en fuerzas
navales.
Así
mismo, Michael Horton, cofundador de Red Sea Analytics International, una
firma de asesoría independiente dedicada a ofrecer análisis imparciales sobre
las dinámicas de seguridad en el mar Rojo, señaló que los hutíes “solo han
desplegado una parte de sus armas, sin utilizar misiles de mayor alcance,
drones más avanzados y minas marinas difíciles de detectar”.
En esta situación, el
vicealmirante estadounidense Kevin Donegan señaló que “Estados Unidos también
ha estado aceptando como normales los persistentes ataques […] de los hutíes”.
Según el New York Times, esto ha llevado a que el presidente Biden se vea
obligado a afrontar una difícil elección relacionada con los futuros planes de
disuasión de los hutíes. Para ello debe considerar que Arabia Saudí no
busca una escalada del conflicto que podría hundir una tregua con
los rebeldes negociada con mucho esfuerzo. Por su parte, Tim Lenderking,
enviado especial de Estados Unidos para Yemen afirmó a mediados de diciembre
que “Todo el mundo está buscando una
fórmula para reducir las tensiones”.
En la
otra parte del conflicto, el pasado 24 de diciembre, el
comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán, mayor general Hossein Salami
anunció que se podría avanzar hacia un bloqueo naval total de Israel si se
llegara a cerrar el Mar Mediterráneo, el Estrecho de Gibraltar y otras vías
navegables. A la fecha, Yemen ya logró bloquear casi en su integridad el puerto
israelí de Eilat, situado en el Mar Rojo, que está funcionando solo al 15% de
su capacidad. Vale decir que las fuerzas milísticas de Ansarolá lograron
golpear un barco israelí en lo profundo del Mar Arábigo, cerca de la India a
mucha distancia del territorio yemení. Por su parte, Irán cuenta con drones y
misiles hipersónicos de largo alcance que, en caso de una guerra total contra
el sionismo podrían apuntar fácilmente a barcos comerciales que se desplacen
por el Mediterráneo hacia los puertos israelíes.
Así mismo, en la preparación de
un combate de otras dimensiones contra Israel, el ejército de Yemen anunció que
cuenta con 20 000 soldados reservistas entrenados y dispuestos a luchar junto a
las Fuerzas armadas del país en contra de la entidad sionista y la coalición
que lidera Estados Unidos.
El 28 de diciembre, Yemen
advirtió a Estados Unidos y sus socios sobre la militarización del mar Rojo y
afirmó que intensificará sus ataques contra los enemigos si continúa el bloqueo
a Gaza. En este contexto, un día antes, los principales comandantes de las
Fuerzas Armadas de Yemen se reunieron para discutir los últimos acontecimientos
regionales y revisar la disposición combativa de las tropas. Al final del
encuentro manifestaron estar listas para cumplir las órdenes del líder de
Ansarolá.
El 4 de enero, después que un
contingente naval yemení se enfrentara cara a cara con las fuerzas militares
estadounidenses en el mar Rojo, con la pérdida de tres pequeñas embarcaciones y
10 combatientes, el comandante de las Fuerzas de Defensa Costera de Yemen,
general de división Muhammad Al-Qadiri advirtió que su país no se reservaba el
derecho a responder, sino que respondería determinando el objetivo en cada caso
en las islas, en el mar Rojo y en “las bases donde están estacionados los
sionistas y los estadounidenses".
Si finalmente Estados Unidos y su
alianza decidieran desafiar directamente a los hutíes en el mar Rojo, se enfrentarán
a una vasta guerra naval desde el golfo de Adén, el mar Arábigo y el océano
Índico. Si eso ocurriera, se desataría una espiral indetenible de
confrontaciones de dimensiones incalculables.
En
cualquier caso, Yemen ya logró emplear su posición estratégica como fuerza en
los equilibrios globales e imponerse como parte importante en la
ecuación de confrontación en curso y expresar una de las formas más valientes
de apoyo al Pueblo palestino que enfrenta la maquinaria de guerra
israelí apoyada por Estados Unidos y Gran Bretaña, constituyéndose en una importante
carta de presión contra el sionismo y su mentor estadounidense.
Controlar
el canal de Suez, es controlar el 90% del comercio mundial afectando
directamente a Israel al golpear su economía. En este sentido los hutíes
lograron hacer lo que Israel y Estados Unidos han tratado de evitar a toda
costa hasta ahora: “convertir el genocidio en Gaza en una crisis global”.
El periodista
libanés Khalil Harb citando al Banco Mundial,
en un artículo en la revista online The Cradle, afirmó que Israel
importa y exporta “casi el 99% de los bienes por río y mar” y más de ⅓ de su PIB depende del comercio
de bienes”.
Por su
parte, el periodista brasileño especializado en política internacional Eduardo
Vasco señaló que además de la incidencia directa que está causando el
movimiento hutí en Asia Occidental, sus
acciones están “paralizando la economía mundial, es decir, el funcionamiento
mismo del régimen capitalista, que está en la raíz del problema de la guerra de
agresión en el Medio Oriente”. En este marco, Vasco opina que Estados Unidos e
Israel están limitados para realizar un ataque directo a Yemen porque podría
haber represalias contra los aliados de Estados Unidos en la región
“principalmente contra sus yacimientos petrolíferos, lo que agravaría
brutalmente la crisis económica con una de petróleo (que ya ha comenzado). Por
esta razón, mientras los Emiratos Árabes Unidos quieren acciones enérgicas
contra los hutíes, los saudíes se muestran cautelosos”.
A última
hora y casi al cerrar este artículo llega la información de que Yemen había
atacado un barco estadounidense que trasladaba suministros a Israel, dando
respuesta de esa manera a los recientes ataques estadounidenses contra las
fuerzas navales yemeníes.
Así
mismo, respondiendo a las declaraciones del secretario de Estado de Estados
Unidos Anthony Blinken, el viceministro de relaciones exteriores de Yemen, Hussein
Al-Ezzi ratificó “la seguridad de la navegación a todos los destinos, excepto
los puertos de la Palestina ocupada”,
negando categóricamente las informaciones falsas diseminadas por
Washington, Londres y Berlín con respecto a la seguridad de la navegación.
Las
líneas precedentes dan cuenta de la capacidad y decisión del Pueblo Yemení de
asumir un protagonismo cierto en la guerra de Israel contra Palestina. En los
hechos, hacen patente que, aún siendo un país pequeño y marginado global y
regionalmente del desarrollo económico, mantiene una voluntad de lucha que
expresa el sentimiento milenario de existir como nación independiente,
colocando en entredicho a las principales potencias mundiales al poner trabas e
impedimentos a la ejecución imperial de su política en la región a través del
pleno apoyo a Israel.
Lo subrayado
es nuestro.
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