Los cuatro niveles de análisis del conflicto israelí-palestino.
Como todo evento que ocurre en
el mundo comunicado e interconectado de hoy, el recrudecimiento del conflicto
de Israel contra Palestina tiene repercusiones en todos los niveles. Así hay
que entenderlo y así hay que estudiarlo.
Las grandes transnacionales de
la comunicación solo piensan en las noticias como mercancía y en esa medida,
como negocio. Ajenos a cualquier escrúpulo, apuntan a generar opinión en favor
de aquellos que son sus aliados, generalmente vinculados al gran capital
internacional. También en esa medida, se “informa” sin importar la verdad, sino
pensando en favor de los intereses imperiales ocultando que fueron estos los
que generaron el conflicto. Eso ya lo sabemos. Así es en todo momento y en todo
el planeta.
Nadie, con excepción de Estados
Unidos – cuya economía es subsidiaria de la guerra y el conflicto a través del
complejo militar industrial - puede ser favorable a ella. Solo quien ha estado
en la guerra sabe que en la misma se desatan los peores instintos del ser
humano: la necesidad de sobrevivir conduce a la necesidad de matar y eso es
antinatural. El ser humano no es asesino por naturaleza.
Tampoco nadie está de acuerdo
con el terrorismo, algunos lo rechazamos por convicción y por principios. Así
mismo, nadie puede estar en contra de la auto defensa y el derecho a la vida
que es el más sagrado de todos los derechos, sin él, todos los demás son
insustanciales y no tienen sentido de existir.
De esta manera, en el conflicto
actual en Palestina -como en Ucrania- es trascendental saber cuando y cómo
comenzó. En Ucrania, la guerra no empezó en febrero de 2022 cuando Rusia inició
su operación militar especial,sino en febrero de 2014 cuando Occidente -y en
particular Estados Unidos- orquestó, organizó y financió un golpe de Estado
para derrocar al gobierno constitucional. Así, se crearon la condiciones para la
irrupción de organizaciones nazi fascistas que desataron el terrorismo contra
las minorías que habitan ese país.
En uno y otro caso, después de
violentar la situación preexistente en 2014 y 1948 respectivamente, todo pasó a
ser posible en términos de devastación y muerte. La guerra, que es un fenómeno bárbaro hizo su
irrupción con toda sus secuela de destrucción y salvajismo.
Nosotros, los venezolanos lo
sabemos muy bien. Desde el mismo nacimiento de nuestro país en 1811 conocimos
la barbarie europea que violentó por tres siglos el territorio de los que los
pueblos originarios llaman el Abya Yala. Muy temprano en la guerra, en 1813 el
Libertador Simón Bolívar se vio obligado a emitir el Decreto de Guerra a
Muerte. Los “pacifistas” de ahora, tras leer ese documento, no dudarían en
decir que Bolívar era un terrorista e intentarían juzgarlo por violación a los
derechos humanos, pero ese documento permitió crear el soporte legal para
desarrollar la guerra de independencia que finalmente concluyó con la derrota
de los también usurpadores y ocupantes europeos en 1824 tras la Batalla de
Ayacucho.
Vale decir que la guerra de
independencia en Venezuela alcanzó grados de terror, barbarie, crueldad y
ferocidad que no tuvo parangón en ninguna otra región de América. Aquí se
violentaron – de parte y parte- todos los principios que modernamente regulan
el derecho humanitario
Antes de Ayacucho, Bolívar y el
general español Pablo Morillo, máximo jefe de las fuerzas expedicionarias monárquicas
imperialistas en Venezuela se avinieron a negociar un tratado para
regularizar la guerra. Ese acuerdo suscrito en noviembre de 1820 en el poblado
de Santa Ana, en el actual estado Trujillo, es el primer documento referido al
derecho internacional humanitario de la guerra firmado en América Latina.
Comienza diciendo: “La guerra se hará como la hacen los pueblos civilizados”.
Todo un contrasentido, pero señala la voluntad de las partes de resolver aspectos
que se alejaban de la ejecutoria estrictamente militar y que terminaban
afectando a terceros, en algunos casos, ajenos al conflicto.
Dicho documento establece
parámetros estrictos relativos al tratamiento de la población civil, de los
heridos, el respeto a los restos de los soldados muertos en combate y la forma
de asistir a los combatientes enemigos capturados, entre otros.
De manera que si hay alguien
que sabe guerrear y vencer, incluso de forma feroz si el enemigo nos lo impone,
que sabe negociar y respetar al contrincante y que sabe vivir y amar la paz
porque conocemos la barbarie de la guerra, somos los venezolanos. Tenemos una
herencia que nos legó el Libertador y somos fieles a ella.
Aquellos pacifistas modernos,
sin duda habrían juzgado al Libertador, no habrían participado ni apoyado la
guerra. Sufriríamos hoy, la desgracia de ser españoles todavía. Nadie quiere la
guerra, pero hay que entender que el amor por la Patria, el apego a la tierra
donde nacimos o donde nos criamos, es más fuerte que el más fuerte dolor que
produce la confrontación bélica. Nadie desea la muerte de civiles, pero si
hacemos un paralelo entre la guerra de independencia de América, el conflicto
palestino-israelí y la guerra en Ucrania, vamos a encontrar un factor común:
los intereses coloniales e imperiales de avasallamiento, dominio y control para
expandir su riqueza sin importar los intereses de los pueblos.
Para los colonialistas e
imperialistas no interesan los instrumentos que se usen, tampoco que sus
intereses imperiales signifiquen el exterminio de millones de seres humanos.
Poco le importaban a España, los centenares de millones de personas asesinadas.
Poco le importó a las potencias entregar un territorio a los sionistas para que
se instalaran en él por vía de la fuerza aniquilando a millones de palestinos.
Poco le importa a Estados Unidos y a la OTAN que jóvenes ucranianos pierdan su
vida en una guerra que no pueden ganar y que solo aporta beneficios a las empresas
estadounidenses que han aumentado sus ganancias vendiendo armas, petróleo y gas.
No
existe un terrorismo bueno y uno malo. Veamos lo que ha hecho Estados Unidos
creando organizaciones terroristas como Al Qaeda, ISIS y Boko Haram, entre
otras a las cuales apoya, arma y financia solo porque sus acciones coinciden
con sus intereses imperiales.
Es bueno seguir la noticia,
pero como dije hace poco, es más importante conocer las causas y los orígenes de
los hechos. Conocer eso, nos lleva a saber qué fines se ocultan tras ellos y
qué intereses están en juego.
El derecho a la rebelión está
consagrado en las constituciones de la mayoría de los países del mundo. Es tan
antiguo como la existencia de la opresión de unos sobre otros. Desde Platón y Santo Tomás de Aquino hasta la
Declaración Universal de los Derechos del ciudadano de 1948, este
derecho ha sido aceptado a través de la historia.
El autoatentado estadounidense/sionista
israelí de las Torres Gemelas.
Entonces, se trata de reconocer
la legitimidad de un pueblo que se rebela. El problema de los instrumentos con
que lo hace es otra cosa y no puede ser que el patrón establecido por Estados
Unidos, que exterminó a sus pueblos originarios, que lanzó dos bombas atómicas
en Hiroshima y Nagasaki, que estableció y apoyó a gobiernos sátrapas y asesinos
de sus pueblos en todo el mundo, que permitió, teniendo conocimiento de
antemano, que su pueblo fuera víctima de un horrible atentado terrorista el 11
de septiembre de 2001, que teniendo todos los recursos hizo nada y poco para
evitar que la pandemia matara a más de un millón de sus ciudadanos, sea el que establezca quien es terrorista y
quien no.
La semana pasada esbozamos
algunos elementos de estudio del conflicto palestino-israelí desde la
perspectiva de su dimensión local y el manejo mediático que se hace a fin de
generar matrices de opinión que oculten las verdaderas causas y responsables
del mismo.
Es muy difícil escribir
manteniendo la ecuanimidad cuando se asiste a un genocidio que el mundo se
limita a observar porque los organismos internacionales, la ONU en primer lugar
que fue creada para garantizar la paz en el planeta, manifiesta total inoperancia.
Si había dudas acerca de ello, hoy se ha hecho público y evidente. Es
imperativo que el mundo cambie y que surja un nuevo sistema internacional
justo, equitativo y democrático. Los hechos son testigos de que aquello que se
ha dado en llamar “Occidente colectivo” va a quedar fuera del mundo del futuro.
En este marco, y dando
continuidad al examen, ahora se abordará un espectro un poco más amplio que
expone otra arista del mismo, a saber las repercusiones subregionales y
regionales de este suceso que ha movilizado al planeta entero y las influencias
que ellas generan.
Antes, debo decir que no creo
que -parafraseando a Saddam Hussein- sea esta “la madre de todas las batallas”.
Me parece que los hechos iniciados el pasado 7 de octubre, son un “tanteo” para
futuras operaciones de un nivel superior. Dicho en otras palabras, todo lo que
ha ocurrido desde ese día de la semana pasada es parte de un combate para
diseñar escenarios y hacer preparativos para la batalla final que será aquella
en la que una coalición de países árabes y musulmanes, se propongan actuar
unidos para derrotar a Israel, liberar a Palestina, recuperar Jerusalén oriental
y las alturas del Golán.
Ese momento aún no ha llegado.
Lo afirmó el canciller iraní Hosein Amir Abdolahian cuando dijo que “la
resistencia decide sobre la hora cero para cualquier acción en caso de
continuación de los crímenes de Israel contra Gaza”.
Desde mi punto de vista, aun no
existen todas las condiciones para librar esa batalla, las mismas deben crearse
en los cuatro niveles. De hecho, la operación “Diluvio de Al Aqsa” fue
planificada, organizada y realizada en total secreto, al punto que no fue
conocida ni siquiera por los aliados internos ni externos de Hamas. Siendo que
esta causa es de todos los palestinos e incluso de todos los árabes y
musulmanes, la misma no ha sido, ni de lejos, una acción de toda las fuerzas
palestinas, tampoco del eje de la resistencia. Estas se han limitado a “felicitar”
a Hamas, sin involucrarse en ella, sino hasta después de conocer el alcance de
la misma.
Me da la impresión que en el
nivel interno, las fuerzas palestinas no están unidas aun para enfrentar al
enemigo común. Aunque en enero de 2022, cinco de ellas: Hamas, Al Fatah, el
Frente Democrático de Liberación de Palestina (FDLP), el Frente Popular de
Liberación de Palestina (FPLP) y la Yihad Islámica se reunieron en Argel
buscando dirimir sus diferencias y unir fuerzas, el proceso iniciado no ha
concluido. Unos meses más tarde, en octubre del año pasado, también en Argelia,
fueron 14 las organizaciones palestinas que firmaron un acuerdo de
reconciliación. Entre los puntos convenidos estaba la celebración de elecciones
este año, lo cual no se ha concretado.
Israel por su parte, ha
apostado a la división de las fuerzas políticas palestinas. El trato hacia
Cisjordania no ha sido el mismo que hacia Gaza. Sin ambages, en declaraciones
que hubieran hecho sonrojar al propio Hitler, algunos líderes sionistas como el
primer ministro Netanyahu ha dicho que se debe implementar un “asedio total” a Gaza
o, que al menos sea “más pequeña cuando termine la guerra” como afirmó el
ministro Gideon Saar. Así, puede observarse que en el mundo de hoy, los
genocidios son informados de antemano a la opinión pública y transmitidos en
vivo y en directo por la morbosa mediática internacional.
En la
otra trinchera, el Estado de Israel intenta transmitir unidad frente al
“enemigo común”. De hecho las fuerzas que llevan meses en la calle protestando
contra el autoritarismo de Netanyahu han anunciado el cese de sus actividades.
Esto ha sido aprovechado por el primer ministro sionista para llamar a la
creación de un gobierno de unidad nacional. Sin embargo, Yair Lapid, uno de los
líderes de la oposición se ha negado a formar parte, aduciendo que no puede
estar en el mismo bando con la ultra derecha. Aunque sea difícil de entender,
en Israel, Netanyahu es considerado un político de la derecha moderada, que se
ha visto obligado a hacer acuerdos con partidos de la extrema derecha y del
partido sionista religioso ultra conservador a fin de construir una alianza de
gobierno.
En otro
plano, el mediático, el periódico Haaretz, cuarto en importancia del país,
rompiendo la unidad comunicacional ha emitido editoriales con fuertes críticas
a Netanyahu a quien responsabiliza de los actuales acontecimientos.
A
futuro, estarán por verse las repercusiones que tendrán al interior de Israel,
el fracaso de sus servicios de inteligencia, el bochorno de su ejército incapaz
de contener a las milicias palestinas y el impacto de miles de jóvenes que han
abandonado el país en los últimos años muchos de los cuales lo hicieron para
evitar servir en el ejército. La famosa unidad nacional ha quedado en entredicho
dando la impresión de que costará restablecerla.
Hace
exactamente un año, el 19 de octubre, en
este mismo espacio escribí un artículo que titulé “Algo huele mal en Israel”.
En él se hacía referencia a las declaraciones del mayor general Uri Gordin
nuevo jefe del comando norte del ejército israelí, quien un mes antes había
alertado “en el sentido de que Hezbollah podría disparar hasta 4.000 misiles
contra Israel en los primeros días de un potencial conflicto bélico que podría
desatarse. Según el alto jefe militar esto significa unas 10 veces más que los
utilizados en la guerra de 2006 y aseguró que la organización libanesa podía ir
incrementando la cifra a razón de 1.500 a 2.000 diarios”.
Intentando
matizar la información, Gordin afirmó que “el número de misiles de alta
precisión de Hezbollah es relativamente pequeño, pero son suficientes para que
instalaciones estratégicas civiles y militares, así como altos líderes del país
estén entre los blancos a atacar”. Agregando preocupación a su análisis, opinó
que “Israel no está preparado para interceptar tal cantidad de misiles por los
que el número de víctimas podría ser muy alto. Señaló que las ciudades de Haifa
y Tiberíades estarían entre los objetivos de Hezbollah”.
He ahí
la realidad, Israel no esperaba el golpe desde el sur sino desde el norte y
aunque previó el potencial del impacto misilístico, aquello que hace un año era
una hipótesis, hoy se hizo realidad con los resultados observados. La conclusión
es clara: Israel no tiene capacidad para enfrentar simultáneamente a las
organizaciones palestinas, al Hezbollah libanés, al ejército sirio, a los más
de 30 mil combatientes iraquíes de la resistencia que se pusieron en alerta de
combate el 7 de octubre, a la gran capacidad coheteril de Yemen, al gigantesco potencial militar de Irán, por
no hablar de los 2 millones de palestinos que viven en Jordania y el fervor
patriótico de millones de árabes y palestinos en Asia Occidental y en todo el
mundo.
Ni
siquiera con el apoyo de Europa y de Estados Unidos, Israel podrá resistir una
avalancha de esa magnitud. Es lo que quiere evitar Biden. Por eso viajó hoy a
Israel, después que durante la semana pasada su secretario de Estado Anthony Blinken
viajara infructuosamente dos veces a Tel Aviv. Vale decir que Israel, al igual
que Ucrania, basa su capacidad de combatir en el apoyo de Occidente, en
particular el de Estados Unidos. Lo dijo abiertamente el contraalmirante Daniel
Hagari, portavoz del ejército de Israel: "Si Hezbolá se atreve a ponernos
a prueba, la respuesta será mortal. Estados Unidos nos presta todo su
apoyo". Lo reiteró el presidente Joe Biden cuando desde Tel Aviv anunciara
que Washington apoyará a la entidad sionista "hoy, mañana y siempre".
Todo eso, un día después del ataque al hospital en Gaza que dejó centenares de
muertos.
Ese
apoyo también ha significado tres vetos estadounidenses a resoluciones del
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Una de ellas, propuesta por Brasil,
aunque bastante tibia, convocaba a hacer “pausas humanitarias” en medio del
genocidio de Gaza. Las otras dos, en forma de enmiendas, fueron propuestas por
Rusia. En la primera de ellas se “condenaban los bombardeos indiscriminados”
mientras que la segunda instaba “a un alto al fuego inmediato, estable y
plenamente respetado". Una vez más Estados Unidos favoreció el terrorismo mientras
que la ONU mostró su incapacidad para evitarlo.
El
segundo y tercer nivel de análisis tienen que ver precisamente con el impacto
subregional y regional que en este caso me parece decisivo. De su
involucramiento o no en los hechos, va a depender una definición estratégica
del conflicto. Está visto que los palestinos por si solos no tienen capacidad
para establecer una correlación de fuerza militar que rompa el equilibrio en su
favor. Si algo ha potenciado la lucha del Pueblo Palestino ha sido la fortaleza
y la evolución de la capacidad combativa del eje de la resistencia liderado por
Irán.
Por
otra parte, el sostén irrestricto de Israel por Estados Unidos y Europa define
con meridiana claridad que este hecho sumado a la resistencia anticolonial que
están manifestando los pueblos de África y los acontecimientos en Ucrania,
permite afirmar sin ningún atisbo de duda que eso que el “Occidente colectivo”
configura hoy un bloque nazi-sionista, imperialista y colonialista. Este es hoy
el enemigo de la humanidad.
La
construcción de correlaciones de fuerza para enfrentar los conflictos del
presente y del futuro deberán ubicar a este bloque como el enemigo principal de
los pueblos, el enemigo de la humanidad.
En esta
situación, el quiebre del equilibrio estratégico solo se producirá a favor del Pueblo
Palestino, si se consigue el involucramiento -en primera instancia- del eje de
la resistencia y en un segundo plano de todo el mundo árabe y musulmán. Eso aún
no se ha logrado.
Al
contrario, Estados Unidos había obtenido algunos éxitos en este sentido al
impulsar un reconocimiento de Israel por parte de algunos países árabes tras la
firma en septiembre de 2020 de los Acuerdos de Abraham” entre Tel Aviv y los Emiratos Árabes Unidos y
Bahréin, al que posteriormente se incorporaron Sudán y Marruecos.
Así
mismo, las negociaciones entre Arabia Saudí e Israel para el establecimiento de
relaciones se encontraban bastante avanzadas. La operación “Diluvio de Al Aqsa”
paralizó estos convenios. Ahora se trata de saber si será de forma transitoria
o definitiva.
Todo el
desarrollo de esta ecuación influirá en el camino futuro del Pueblo Palestino. No
obstante, debe tenerse en cuenta que la definición no estará ajena de los
cambios trascedentes que se están produciendo en el escenario internacional.
Por ello, habrá que analizarlos en su relación con Palestina.
19 días de bestialidad
nazi-sionista en Palestina y el mundo observa impasible como se comete un
genocidio sin que los mecanismos del sistema internacional puedan evitar tal
barbarie. Este acontecimiento ha hecho patente y reiterado la inoperabilidad
del régimen tal como existe y la necesidad de cambiarlo.
La pandemia de COVID 19 mostró
al mundo la incapacidad del sistema internacional para actuar unidos en contra
de un enemigo común. Ello no fue posible porque se impuso la lógica capitalista
de mercado y la mayor valía de la economía vista como necesidad de lucro y
ganancia de las empresas/laboratorios por encima de la defensa de la
salud y de la vida de los seres humanos. La ONU mostró total inoperancia al
momento de enfrentar la pandemia.
Dos años después, la operación
militar de Rusia en Ucrania prolongó y profundizó el cáncer terminal que aqueja
al gobierno mundial. El atlantismo como doctrina y el Atlántico como espacio
donde se tomaban las decisiones más importantes del devenir político del
planeta, está siendo superado por una red de alianzas y organizaciones que se
desarrollan en el territorio euroasiático donde Estados Unidos no tiene mucho
que decir habida cuenta de su vergonzosa huida de Afganistán y el fracaso de
los golpes de Estado que intentó en Kirguistán (2020) y Kazajistán (2022).
Ahora son Rusia y China las que
han construido un tejido de acuerdos en lo político, lo económico, lo
financiero y en la seguridad en torno a la gran alianza que han creado estas
dos potencias. Expresión de esto son los BRICS 11, la
Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la Unión Económica Euroasiática
(UEEA), la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), la Organización del
Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC),
el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INTSC) y el Banco
Asiático para Inversión en Infraestructuras (BAII) entre otros.
Todo esto hay que dimensionarlo
temporalmente en un marco estratégico que quedó claramente delimitado por el
presidente chino Xi Jinping cuando le dijo a su colega ruso Vladimir Putin en
marzo pasado durante su visita a Moscú que se estaban “produciendo
cambios nunca vistos en 100 años y [somos nosotros con el presidente Ruso,
Putin quienes] los estamos liderando”. En los hechos, en las últimas
semanas ha contratado que mientras Estados Unidos hace acuerdos para sembrar el
terror y la muerte, China está preocupada por el desarrollo, la paz y la
cooperación internacional bajo el principio de ganar-ganar.
La
incapacidad de Occidente para enfrentar exitosamente a favor de sus intereses
el conflicto en Ucrania, ha prendido las alarmas hasta hacer que las angustias
y tribulaciones que pudieron ser ocultadas en un primer momento, hoy salgan a
la luz pública aderezadas con expresiones extravagantes de una pléyade de
líderes ignorantes y mediocres como nunca antes se hubieran podido reunir.
La
economía no funciona, las sanciones contra Rusia se han revertido afectando a
una Europa que por decisión propia – y siguiendo los dictados de Washington- renunció
a seguir consumiendo la energía barata y segura que le proporcionaba Moscú, que
era pilar fundamental para su desarrollo industrial y para sostener su alto
nivel de vida.
Por
otra parte, la OTAN ha mostrado total incapacidad para enfrentar a Rusia, su
economía de guerra no está a la altura. El propio hoy ex secretario de Defensa
del Reino Unido, Ben Wallace expuso en julio pasado que la organización no
podía seguir suministrando municiones en la medida de las necesidades de
Ucrania porque “la alianza no se preparó adecuadamente para la posibilidad de
una guerra terrestre prolongada en Europa tras décadas de relativa paz”.
Así
mismo se ha hecho evidente el fracaso de la política de sanciones contra Rusia.
Una investigación realizada por el New
York Times en septiembre dio cuenta de que las restricciones comerciales de
Washington y sus aliados no han sido del todo efectivas toda vez que “Rusia no solo ha conseguido eludir las
penalizaciones occidentales que apuntan a su ejército, sino que está llevando
la producción de proyectiles y vehículos a niveles superiores”.
En otro
escenario estratégico del conflicto mundial, China sigue elevando los éxitos en
su entorno a pesar de todos los esfuerzos que hace Estados Unidos para utilizar
a Taiwán y a aquellos países que tienen diferendos limítrofes marítimos con
China como instrumento de intervención para mantener una situación de tirantez
permanente que justifique su presencia militar y sobre todo naval en la región
a fin de inducir a los países del Asia- Pacífico y de Oceanía a incrementar las
compras de armamento en Estados Unidos como vía de superación de su crisis
económica a través de la reactivación de su industria militar.
Pero ante
la situación creada en Ucrania, el Departamento de Defensa estadounidense
informó que ya se ha visto obligado a retrasar el reabastecimiento de sus
propias tropas, toda vez que de no hacerlo a tiempo se podría perjudicar la
preparación de su ejército.
El
Pentágono advirtió al Congreso estadounidense que se está quedando sin fondos
para reemplazar las armas que ha enviado a Ucrania y que ya se ha visto
obligado a retrasar el reabastecimiento de sus propias tropas.
Es en
este marco que se produce la guerra en Palestina. Este es el 4to. nivel de
análisis que debemos estudiar: la incidencia de este conflicto en el escenario
global porque en el mundo de hoy es imposible suponer que ocurra algo en el
planeta que no tenga incidencia en este nivel.
Como
dijimos en el primer artículo de esta entrega, la decisión de realizar las
acciones del 7 de octubre le correspondieron única y exclusivamente a Hamas y
se inscriben en la intención de esta organización de llevar la mirada del mundo
al genocidio perpetuo que se libra contra el Pueblo Palestino desde 1948. No me
voy a detener aquí a hacer juicios de valor sobre la ética de las acciones. No
creo en la teoría de los dos demonios. Los que me conocen y me leen saben lo
que pienso al respecto. La guerra es tal vez la más deleznable de todas las
acciones vinculadas a la política y en esto me apego al juicio de nuestro
Libertador Simón Bolívar Palacios y Blanco quien nos enseñó que: “La guerra se debe hacer como la hacen los
pueblos civilizados”. Que cada quien saque sus propias conclusiones.
Volviendo
al tema, quiero reiterar que no tengo ninguna duda que la acción del 7 de
octubre no fue más que un ensayo general para medir fuerzas, cantidad, calidad
y ubicación del enemigo. Pero también para auscultar las probables
repercusiones que estas acciones puedan tener en el entorno inmediato, en el
universo árabe y musulmán y en todo el mundo.
En
cualquier caso, lo ocurrido hasta ahora un punto de inflexión en el largo
conflicto generado en 1948 por la ONU que, creada para la paz, se inauguró implantando
una situación de guerra. El 7 de octubre
finalizó la paz relativa que Israel había establecido para sus colonos sobre la
sangre de los palestinos. Nada volverá a ser igual. La política de colonización
ilegal ha firmado su acta de defunción. Hasta el secretario general de la ONU
Antonio Guterres habitualmente pusilánime y temeroso del poder de Occidente/USA/UE
y sus adláteres, lo tuvo que reconocer como causa del conflicto lo cual le
valió que el embajador israelí ante Naciones Unidas solicitara su renuncia.
En el
plano internacional, no es posible mantenerse al margen: organizaciones y
países tendrán que definirse. Eso que Estados Unidos ha dado en llamar “comunidad internacional” que está formada por Washington y sus 53
aliados, una vez más, al igual que en Ucrania donde se pusieron de lado de los
nazis, en Palestina se han colocado en la trinchera del sionismo.
Esto es
solo el inicio. Hoy se está a la espera de saber si Israel realizará su
anunciada ofensiva terrestre en Gaza, lo cual podría desatar una guerra de
dimensiones incalculadas que dejaría el conflicto en Ucrania como un paseo de
fin de semana ante la magnitud y el impacto de los hechos que sobrevendrían.
Las potencias lo saben. Ya Estados Unidos, Europa y sus acólitos han asumido
una posición de apoyo irrestricto a Israel. Es más, Biden lo definió claramente
como una "inversión inteligente" que, según sus palabras, brindará
"dividendos". Su opinión, da a entender que el papel de Ucrania e
Israel es el de poner los muertos para que Estados Unidos consiga sus objetivos
a cambio de algunas migajas.
De ahí
que Israel haya aceptado retrasar su invasión a la Franja de Gaza para que Estados
Unidos pueda llevar sistemas de defensa a la región. Se ha informado que el
Pentágono se está apresurando a desplegar esta misma semana casi una
docena de sistemas de defensa aérea , incluidos aquellos destinados a
las tropas estadounidenses que prestan servicio en varios países de la región, para
protegerlas de misiles y cohetes.
La
preocupación principal de Estados Unidos ahora, es que en caso de que se desate
la invasión terrestre israelí a Gaza, la situación podría escalar habida cuenta
que Washington posee alrededor de 40.000 soldados en Asia Occidental en
bases ubicadas en Siria, Irak, Kuwait, Jordania, Bahréin, Сatar, Arabia Saudí,
Emiratos Árabes Unidos, Turquía y Omán.
En
particular, es factor de desasosiego superlativo la situación de la 5ta. Flota
de la Armada estadounidense conformada por un Grupo de Batalla integrado por un
portaaviones, sus buques de escolta, una Ala Aérea, un Grupo Anfibio y diversos
buques auxiliares hasta completar 20 naves con un total de 16 mil efectivos.
Esta flota, ubicada en Bahréin aproximadamente a 280 Km. de la costa iraní y a menos
de un minuto de vuelo de los misiles hipersónicos Fattah que pueden viajar
hasta a 15 veces la velocidad del sonido, teniendo un alcance de hasta 1.400
km. y frente a los cuales Estados Unidos no tiene ninguna tecnología que
permita interceptarlos o destruirlos, sería presa fácil de la respuesta iraní a
la agresión terrestre a Gaza.
De
igual manera, los estrechos de Ormuz y Bab el Mandeb quedarían cubiertos por
los misiles iraníes y, en este último caso también por los de Yemen, que
cerrarían el Golfo Pérsico y el Mar Rojo a los supertanqueros que cargan el 40%
del petróleo que se consume en el planeta. La debacle de la economía mundial
sería inmediata toda vez que los precios del crudo se elevarían hasta precios inaccesibles
para la gran mayoría de los países del mundo
De ahí
que el secretario de Estado Anthony Binken viajara dos veces a Israel, casi en
simultáneo con el secretario de Defensa, Lloyd Austin y el propio presidente
Joe Biden, todo en menos de una semana. La urgencia del hecho viene acentuada
por la constatación de que el presidente de Estados Unidos se vio obligado a
realizar un largo recorrido para estar solo 6 horas en Tel Aviv.
En
medio de esta desenfrenada actividad diplomática de Estados Unidos tratando de
apagar incendios con gasolina, China realizó el tercer foro de la Nueva Ruta de
la Seda con la asistencia de delegaciones de más de 140 países, varias de ellas
presididas por jefes de Estado y/o
gobierno que debatieron sobre la base de
que "China irá mejor si al resto del mundo va bien, y al resto del mundo
le irá mejor siempre que China vaya bien" según lo manifestado por el
presidente Xi Jinping durante el discurso inaugural del evento.
Sobre el conflicto en Asia Occidental, Beijing desde
hace tiempo fijo posición: “China apoya firmemente el establecimiento de un
Estado independiente de Palestina, que goce de plena soberanía sobre la
base de las fronteras de 1967 y con Jerusalén Oriental como su
capital. China apoya a Palestina para que se convierta en miembro de pleno
derecho de las Naciones Unidas”.
A su vez, Rusia
ha expresado su grave preocupación por la escalada de violencia entre palestinos e israelíes. Su
postura que definen como “principal y coherente” es que este conflicto “que
dura ya 75 años, no tiene solución por la fuerza y solo puede ser solucionado
por medios político-diplomáticos mediante el establecimiento de un proceso de
negociaciones de pleno formato sobre la base conocida del derecho internacional
que estipula la creación del Estado palestino independiente en las fronteras
del año 1967, con Jerusalén Este como su capital, el cual viva en paz y
seguridad con Israel”,
En este
contexto, como ha dicho el analista internacional brasileño Pepe Escobar:
“Después de su sorprendente ataque […] un Hamás inteligente ya ha conseguido
más influencia negociadora que la autoridad palestina durante
décadas. Es significativo que, si bien las conversaciones de paz cuentan
con el apoyo de China, Rusia, Turkiye, Arabia Saudí y Egipto, Tel Aviv se
niega. Netanyahu está obsesionado con arrasar Gaza, pero si eso sucede,
una guerra regional más amplia es casi inevitable”.
Así
mismo debe considerarse que a partir del 1° de enero, tres de los más importantes
países musulmanes, Arabia Saudí, Egipto e Irán comenzarán a formar del grupo
BRICS 11, de igual manera que los Emiratos Árabes Unidos creando una
correlación de fuerzas muy positiva en apoyo a la lucha del Pueblo Palestino.
La
situación creada ha llevado a consecuencias imprevisibles hace solo unas
semanas. En este sentido, a pesar de que las conversaciones entre Arabia Saudí
e Israel para establecer relaciones estaban bastante avanzadas, las mismas
parecen haberse “congelado” después de las acciones del 7 de octubre. Un
funcionario diplomático saudí informó que su país “ha decidido suspender el
debate sobre la posible normalización [con Israel] y ha informado a los
funcionarios estadounidenses". Vale decir que pese a las presiones de
Washington a Riad para que esta condenara el ataque de Hamas, la monarquía
wahabita se negó a hacerlo.
En otro
ámbito, el pasado 13 de octubre el gobierno catarí anunció que estaba dispuesto
a cortar las exportaciones de gas natural al resto del mundo en apoyo a Palestina.
El emir Sheikh Tamim ibn Hamad Al Thani
jefe de Estado de Catar fue contundente y directo al decir que: "Si no
cesa el bombardeo de Gaza, cortaremos el suministro de gas al mundo", agregando mayor
incertidumbre al futuro económico del planeta. Vale decir que Catar es el sexto
productor más importante del mundo al tiempo que posee la tercera mayor reserva
de gas.
En este
contexto, no se puede obviar en el análisis, la gira del canciller iraní
Hossein Amir Abdollahian por la región. Al finalizar la misma, informó que
existía la posibilidad de que se abrieran otros frentes contra Israel en medio
de su actual conflicto con Palestina. En todo caso, el ministro persa dejó en
claro que sería la Resistencia la que tomaría la decisión final sobre lo
que llamó “la hora cero” para cualquier acción en caso de continuación de la
agresión de Israel contra Gaza.
Amir
alertó en el sentido de que si hubiera “dilación” por parte de la
comunidad internacional, de Naciones Unidas y de los activistas que apoyan el
belicismo del régimen sionista “la respuesta se dará en el momento oportuno y
adecuado para la Resistencia. Siendo determinante para “cambiar el mapa actual
de los territorios ocupados”.
Esta idea fue ratificada por el líder supremo de Irán,
el ayatolá Alí Hoseiní Jameneí quien advirtió el pasado 17 de octubre que si
los crímenes [de Israel] continúan, “los musulmanes y las fuerzas de
resistencia perderán la paciencia y nadie podrá detenerlos
En este
marco, el 19 de octubre, un vocero de Hezbollah afirmó que su organización
estará en el centro de la batalla en curso. Además de las 12 operaciones
llevadas a cabo contra posiciones fronterizas israelíes con la Palestina
ocupada desde el lanzamiento de la ofensiva israelí contra la Franja de Gaza, Hezbollah
participa en la sala de operaciones conjuntas de las facciones de la
resistencia palestina que están trabajando “juntas de forma continua e intensa
y se coordinan entre sí” después de acordar los pasos a seguir para enfrentar
al enemigo sionista en los dos frentes
palestino y libanés para lo cual se encuentran intercambiando información. Así
mismo, dieron a conocer que todas las acciones sobre el terreno son decididas
en esta sala de operaciones teniendo en cuenta los hechos y los enfoques
políticos.
Estará
por verse si Israel finalmente lanza su ofensiva terrestre sobre Gaza, y cuál
será la respuesta del Eje de la Resistencia y del mundo musulmán en apoyo al Pueblo
Palestino. Ello señalará el derrotero de este conflicto y el futuro del planeta,
habida cuenta de la total inoperancia de la ONU que se ha marginada de su
responsabilidad de tomar decisiones que conduzcan a impedir y evitar que este genocidio se siga produciendo.
Lo subrayado/interpolado es nuestro
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