A 50 años del Golpe de Estado:
Francisco Marín Castro,
autor del libro ‘Allende: autopsia de un crimen’: “Hay una verdad científica
distinta a la que estableció la justicia chilena”
Francisco Marín Castro, autor del libro ‘Allende: autopsia de un crimen’: “Hay una verdad científica distinta a la que estableció la justicia chilena”
Francisco
Marín –sociólogo, escritor e investigador– es un hombre de muchas pasiones.
Director de El Ciudadano, aboga por la pluralidad de prensa. Conversador
empedernido, se sumerge en los diálogos con datos apresurados y observaciones
agudas. Como hombre inquieto, no se conformó con algunas verdades país que,
dice, nunca se hizo lo suficiente para investigarlas a cabalidad. Tal vez por
eso fue Marín quien reabrió la investigación de la muerte de Pablo Neruda tras
llegar al testimonio del chofer del Nóbel de Literatura, Manuel Araya. Su otra
inquietud, que investiga con el mismo rigor que el caso Neruda, es la muerte
del presidente Salvador Allende Gossens.
La última la
lleva con arrojo profesional. Lleva 15 años investigando a profundidad la
muerte del Presidente Allende, ha escrito dos libros del caso –el último de
ellos, Allende: autopsia de un crimen, lanzado hace unos meses– y
ha llegado a testigos clave cuyas afirmaciones contradicen lo determinado por
la justicia chilena en 1973 y, tras una reapertura del caso liderada por el
juez Mario Carroza, en 2014. Por eso, cuando se habla del líder de la Unidad
Popular, Marín no titubea y afirma: el Presidente
Salvador Allende Gossens fue asesinado.
Tras constatar que el cuerpo del mandatario tenía
dos impactos de bala –el primero en la frente, con orificio de salida en la
nuca y cuyo proyectil era de una pistola percutada a corta distancia– Francisco
Marín asegura que están las evidencias para que se abra la investigación
nuevamente.
De eso y
mucho más, el otrora reportero de la revista mexicana Proceso profundizó
en conversación con Doble Espacio. En los descubrimientos que su libro –escrito
junto al Dr. Luis Ravanal Zepeda, médico forense y vicepresidente
de la Asociación Mundial de Medicina Legal– expone a medio siglo del Golpe de
Estado que derrocó al gobierno socialista encabezado por el presidente Salvador
Allende Gossens.
El presidente Allende: “asesinado, acribillado y rematado”
El 2008 se
conmemoró el centenario del natalicio del Dr. Salvador Allende Gossens. En ese
contexto la revista Proceso le encargó a Francisco Marín un
artículo interesante sobre el otrora Presidente. Sin tener muy claras sus
ideas, Marín acudió a sus amigos y compañeros de lucha, quienes sin titubear le
comentaron: “a Allende lo asesinaron”. Fue esa conversación la que
inició una investigación, junto al doctor Luis Ravanal Zepeda, de 15
años de reportajes, descubrimientos, decepciones e ilusiones que terminaron con
la publicación de “Allende: Autopsia de un Crimen”
–¿Cómo
conoció al Doctor Ravanal Zepeda?
En
septiembre del 2008 el doctor Ravanal Zepeda realiza un meta análisis
forense solicitado por los abogados Matías Coll y Roberto Celedón. El meta
análisis es una investigación a la pericia, no es una autopsia al cuerpo porque
no se puede pedir sin los trámites judiciales. Lo que hizo fue examinar el
informe de la autopsia que está disponible, que es de 1973. Ahí lo que el doctor Ravanal Zepeda revelo,
es que aparte del disparo que tiene en la zona submentoniana, que provocó el
estallido de cráneo, tiene un orificio de salida redondeado, tallado en víscera
externa de 2 cm diámetro.
–¿Corresponden
a dos balas distintas?
Claro. Esta cuestión es científica pero en el fondo
es de fácil comprensión. Para que un disparo provoque orificio de salida
perfecto redondeado tiene que estar la estructura craneana íntegra porque si ya
recibió un disparo que provoca estallido de cráneo, no genera el orificio
perfecto redondeado que provocó. Entonces necesariamente ese disparo es
anterior al que provoca el estallido del cráneo. Tiene dos disparos ya
demostrados.
–El primer
orificio ¿corresponde a una bala de bajo calibre?
Sí, porque las balas de bajo calibre provocan
orificio de entrada y orificio de salida, siempre que no tengan impactos
previos y esté compacta la caja craneana, orificio de entrada y orificio de
salida. Las de gran potencia, estallido de cráneo. Porque ¿quién se puede
suicidar con dos disparos de dos lados diferentes?.
–¿Y el
ángulo cómo era?
Dice un disparo a corta distancia en el área
periorbitaria del ojo izquierdo, hecho a corta distancia, casi a contacto. El
ángulo tiene que ser muy poco variable. Ahí encontramos el orificio de entrada.
Y no lo decía cualquiera, sino que lo decía el perito químico de la PDI que
extrajo las fuentes de la frente.
–¿Qué otros
indicios demuestran en el libro?
La autopsia
de Allende fue amañada, fue hecha en el Hospital Militar. Las fotos demuestran
que Allende no se pudo haber suicidado en esas circunstancias, porque el cuerpo
está en una posición que no coincide.
–¿Cómo fue
el proceso de investigación en conjunto con los abogados Roberto Celedón y
Matías Coll?
Nosotros nos metimos en el tema específico, en el
crimen de Allende directo: en su asesinato, acribillado y rematado. Trabajamos
con el doctor Ravanal y los abogados que insistieron en ese tema. Cuando se
hace la autopsia en 2011 hay un peritaje que es clave, del perito químico
Leonel Liberona Tobar. Él descubre en la zona periorbitaria del ojo izquierdo
algo que ya salía escuetamente mencionado en la autopsia de 1973, que hay que
entender que fue una autopsia hecha con militares armados vigilando, sin ningún
instrumental, no se cumplió con ninguna de las normas que tienen que ver con
fotografías. O sea imagínate si se hubiera suicidado ¿cómo no iban a dejar
registro para cerciorarse? O sea todo escondido. El caso es que el 2011 este
perito descubre el disparo en la zona periorbitaria izquierda, que es
concordante con el disparo de salida y dice que tiene tal cantidad de pólvora,
bario y antimonio que es concordante con un disparo hecho a corta distancia.
“Testimonios que fueron excluidos de la sentencia”
Durante la
investigación de Marín y el Dr. Ravanal Zepeda se han llevado a
cabo diversos procesos judiciales y científicos que nutrieron el proceso de los
autores. En el verano de 2011 la fiscal Beatriz Pedrals realizó el primer
requerimiento para iniciar una causa que investigara y resolviera la verdad de
la muerte de Allende. La investigación quedó a cargo del Juez Mario Carroza,
quien ha liderado diversas causas en torno a violaciones sistemáticas de
Derechos Humanos en dictadura.
–¿Cómo se
inicia la causa judicial?
Lo
interesante es que va aparte de la familia y del Partido Socialista. El que
cateteó ahí fue el ministro de la Corte Suprema, Sergio Muñoz Gajardo,
que era coordinador de Derechos Humanos de la Corte Suprema. Él se dio cuenta
que en el Caso del General Bachelet Martínez y el Caso del
presidente Allende Gossens no tenían investigación judicial, no
tenían querellas. Eso ya te da una visión de Estado. No se puede construir una
República con ese tipo de omisiones. Está bien, se pudo haber suicidado, pero
hagamos la investigación porque en el fondo los únicos que hicieron una
investigación fue la fiscalía militar y no podía haber independencia. Todos
sabemos que el Golpe lo realizaron los militares, que son subordinados.
–¿Qué
irregularidades lograron detectar en la investigación?
Hay un
estudio balístico de David Priyork, perito inglés, que dice que faltaban una
importante cantidad de huesos en el cráneo del presidente Allende. Ahí
hay una irregularidad, porque como se perdieron todos los huesos del cráneo del
presidente Allende, incluso en el que estaba el orificio de salida, quién
puede dar esta explicación. Alguien se metió a la cuestión y los sacó. ¿En qué
momento ocurre eso? Yo no lo sé, pero es irregular. Nosotros decimos que no estamos lanzando una hipótesis, nosotros
estamos demostrando que el presidente Allende tiene dos disparos,
de dos armas distintas en el cráneo, y que fue acribillado y rematado.
Estamos diciendo que hay muchos testimonios que dan cuenta de cómo fue la
secuencia de los hechos y quiénes habrían sido los protagonistas. Ahora, eso lo
tiene que determinar una investigación judicial, pero estamos dando testimonios
concretos, de cómo fue la cuestión. Testimonios que ni siquiera aparecían. Se
guardaron los testimonios de Palacios –general a cargo del asalto a La Moneda–,
por qué no se dio a conocer que él dijo que Allende los recibió a balazos. Yo
entiendo que el juez los desestime, pero lo que no puedo entender es que no los
mencione.
Por otro
lado el perito químico de la PDI, que extrajo las fuentes de la frente,
encontró el orificio de entrada. Pero al día siguiente que él presenta este
informe, fue el juez de la causa, Mario Carroza, y el director del SML de ese
entonces, Patricio Bustos, a decir que esa muestra no correspondía a la parte
del cráneo señalada.
–¿Tiene
alguna explicación para estas discordancias y falta de apoyo político e
institucional?
Hay un
historia judicial que se consolida en torno al poder de quienes construyen la
historia, que son los mismos que construyeron la historia en 1973. Pero que en
el contexto de la transición pactada fueron capaces de consolidar esa historia
para mantener el mismo orden que se prolonga.
–¿Han tenido
amenazas o acusaciones en contra de su investigación?
Si revisas,
hasta ahora no hay nada donde nos digan “aquí mentiste” o “aquí tiraste una
cuestión sin fuentes”. Entonces por eso estamos tranquilos, porque en el fondo
damos a conocer un conjunto de testimonios que existieron, que fueron excluidos
de la sentencia, pero sobre todo damos a conocer la prueba objetiva. Porque en
el caso de crímenes puedes tener mil testimonios distintos, pero ahí está la
importancia de la investigación histórico forense y periodística, porque al
final igual te respaldas con la prueba objetiva. Imagínate que nosotros
lo ponemos en el libro, lo hemos dicho en la tele, en todas partes y nadie se
ha querellado contra nosotros. Imagínate que el doctor Ravanal es
vicepresidente de la Sociedad Mundial de Medicina Legal. Nos tenemos que hacer
responsables de lo que decimos.
“El hecho fundante del nuevo modelo es una
farsa”
En enero de
2011 la fiscal Beatriz Pedrals solicitó la reapertura del caso Allende,
investigación que fue liderada por el ministro en visita Mario Carroza. En
2014, finalmente, la Corte Suprema ratificó la tesis del suicidio, por cuatro
votos contra uno, y decretó el sobreseimiento definitivo. El voto disidente fue
del ministro Hugo Dolmestch, quien falló por el sobreseimiento temporal, dado
que “la incertidumbre de la intervención de terceros o la circunstancias de ser
o no delictuosos los hechos no ha cesado, lo que es incompatible con la causal
de sobreseimiento definitivo”.
–¿Usted cree
que este caso se debería reabrir?
En este tema no hay dudas para mí. Hay otros casos
que son más dudosos y que es difícil de probar. Pero me he dado cuenta que todo
lo que se dijo en el caso del presidente Allende no tiene ningún
asidero. La versión oficial dice que se rindió y que se suicidó. Nosotros
demostramos que Allende combatió hasta el final, que disparó hasta la última
bala. Yo no entiendo por qué no cuentan la verdad de lo que sucedió.
Veamos la
cuestión con los hechos objetivos. Nosotros demostramos que la investigación
judicial está mal hecha. Se excluyeron pruebas. El orificio de salida se
menciona como un detalle, una línea que no tiene importancia. El disparo de
entrada en la frente ni siquiera ocupa una línea en la sentencia. Entonces, ¿quién me puede decir que estuvo
bien hecha la investigación? Aquí operaron los poderes y hay dos caminos: una
verdad judicial que se alineó con los poderes fácticos de quienes construyeron
la historia, y la verdad científica e histórica que demuestra que la verdad es
distinta a lo que estableció la justicia chilena. Reabramos la investigación y
expongamos la verdad.
–¿Cómo cree
que esto influye en el Chile de hoy?
Es curioso
lo que se puede imponer en una historia construida bajo los intereses de los
grupos de poder. Ellos construyen la historia. En la construcción de un nuevo
orden político, avanzando hacia una verdadera democracia, este tipo de
cuestiones es importante. Porque no se puede fundar un orden basado en la
justicia si no tenemos ni verdad ni justicia. Si el hecho fundante del quiebre
institucional que da vida a un nuevo modelo de relaciones políticas y
económicas es una farsa. En el fondo vemos que este sistema es un sistema que
se construyó sobre las mentiras.
–Usted
considera que el fallo final, “el del suicidio”, ¿no es un elemento basado en
cosas técnicas sino una sentencia basada en intereses?
O sea no
solo el fallo, la investigación y la sentencia. La sentencia excluyó las
pruebas clave.
–En el libro
usted demuestra que no se hizo la reconstitución de escena, ¿considera que eso
fue algo medular que faltó en la investigación?
Era el
Presidente de la República ¿Por qué no? ¿Por qué seguir con el mismo patrón de
omisiones? La Junta Militar no iba a hacer la reconstitución de escena. Era una
dictadura, puedo entenderlo. Pero después vino la democracia ¿Por qué no lo
hicieron? Es una pregunta que se la dejamos a la justicia chilena. Es uno de
los motivos por los que hay que hacer una investigación bien hecha.
–¿Cómo cree que
cambiaría la historia de los últimos 50 años si se determinara que Allende fue
asesinado?
Yo pienso
que el orden que se fundó el 11 de septiembre de 1973 queda deslegitimada.
Lo subrayado interpolado es nuestro.
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