Los dos principales Estados terroristas: ¡Estados Unidos e Israel!
Por Juan Pablo Cárdenas S.
Escritor, periodista, analista internacional/OTHER NEWS/El Salto/Sputnik/ RT/La Jornada de México/ADDHEE.ONG:
Las explosiones llevaron a la rendición de Japón sin
que nunca, después, se haya juzgado a quienes ejecutaron tal genocidio. Más
bien lo que vino fue una carrera armamentista mundial que ya tiene como
propietarios de bombas atómicas a varios otros estados. Entre ellos a Israel,
por supuesto, convertida en la principal potencia bélica de todo el Medio
Oriente y cuyo poder de fuego le ha servido para ocupar los
territorios palestinos y tener bajo la mira al conjunto de naciones árabes que
la rodean.
Ciertamente que en las últimas décadas hemos visto surgir y
actuar a un sinnúmero de grupos de carácter terrorista que, con intenciones que
parecen nobles e incluso justas, hasta aquí solo han ocasionado miles de muertos
y más poblaciones arrasadas, dándole argumentos al sionismo para ejecutar el
tipo se acciones que hoy tienen estupefacto al mundo entero. Como ahora
aquellos bombardeos sobre la frágil franja de Gaza, territorio
palestino sitiado por Israel por varias décadas y que ahora sería muy posible
añadiera a su territorio establecido por la fuerza y el apoyo irrestricto estadounidense
sobre las ancestrales tierras árabes.
En pocos días, el gobierno de Benjamín Netanyahu ha
puesto en práctica una guerra de exterminio sobre los efectivos de Hamás,
agrupación que, como se sabe, se impuso democráticamente en Gaza derrotando a
la Autoridad Nacional Palestina, cuyo gobierno quedó circunscrito
a Cisjordania. Como también hoy se sospecha que los propios
israelíes ayudaron a Hamás a triunfar electoralmente en Gaza a fin de dividir a
los palestinos y tener distantes y enemistadas a sus dos principales fracciones
políticas.
El mandamás israelí ha asegurado que esta será una larga
guerra que no acabará hasta tener muertos a todos los combatientes de Hamás, al
precio ¡qué importa! de los millones de hombres, mujeres y niños que habitan en
esta franja bloqueada en sus salidas por el propio Israel y Egipto que
colindan con el territorio más densamente poblado de la Tierra.
A poco más de 10 días de estallado este nuevo conflicto
muchos temen que pueda detonar una guerra más amplia y que comprometa a
naciones, entre otras, como la libanesa, las de Irán, Siria y Arabia
Saudita. Respectivamente acicateados por Estados Unidos y otras naciones
cuya principal fuente de ingreso son las guerras y la venta de armas. Todo ello
sin descartar el riesgo de que la propia China y Rusia puedan
intervenir en la zona, ya atemorizada por dos gigantescos portaviones
estadounidenses en el Mediterráneo.
Más allá de la tragedia que todos observamos y afrontamos en
sus consecuencias económicas y comerciales, no podemos dejar de constatar el
cinismo de los Estados Unidos, potencia autoerigida como gendarme de la
Humanidad para combatir lo que llama organizaciones terroristas y a aquellos
gobiernos que supuestamente los amparan. Un “Eje del Mal” que incluye a Cuba,
Siria, Bielorrusia y a los países que se les antoja según sean
los puntuales o estratégicos intereses imperialistas.
Como nuevamente se demuestra, lo cierto es que el poderío de
Israel, la sumisa Comunidad Europea y otros adláteres en todos
los continentes solo se explica en la vocación terrorista de Estados Unidos,
que alimenta conflictos para fortalecer su industria bélica y aplastar a
aquellos regímenes que no sean propicios al modelo neoliberal, capitalista y
salvaje que quieren imponer universalmente.
Los ejemplos son nutridos en cuanto a invasiones, crímenes y
golpes de Estado propiciados por la Casa Blanca en todo el
mundo, como el bombardeo y magnicidio de La Moneda. Un trágico
evento que ahora, después de medio siglo, el gobierno de Joe Biden pretende
cínicamente esclarecer, desarchivando los documentos celosamente escondidos
desde entonces y que dan cuenta de los políticos y agentes que digitaron la
dictadura cívico militar de Pinochet desde sus inicios. Lamentablemente
hemos comprobado un show que ha contado con la anuencia y aplauso de nuestras
serviles autoridades que concurrieron como ovejas a Washington y
la Embajada estadounidense en Chile.
Es preciso que todas las protestas mundiales respecto del
actual genocidio ejecutado por Israel serán solo palabras al viento si no
incluyen un severo rechazo a la acción de Estados Unidos, la complicidad de sus
potencias aliadas y la pusilánime posición de las Naciones Unidas,
cuya vigencia se hace cada día más inútil. Lo que correspondería realizar es un
repudio sustantivo a Israel y a su principal aliada terrorista, propiciando las
más severas sanciones. De la misma forma en que lo hacen contra Rusia, Corea
del Norte y otras naciones.
Lo demás solo se convertirá en las falsas lágrimas de
cocodrilo, un feroz animal que, como sabemos, llora cuando devora a sus presas.
Lo subrayado
interpolado es nuestro.
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