sábado, 8 de marzo de 2025

Nuevo orden mundial, es el momento de que Europa actué... Para defender sus valores ante la ofensiva geopolítica y economía lanzada por Estados Unidos


Nuevo orden mundial, es el momento de que Europa actué...

Para defender sus valores ante la ofensiva geopolítica y economía lanzada por Estados Unidos


Por Dr. Roberto Savio

  • -      Filtrada la propuesta de Trump a Ucrania: humillación, expolio y dominación
  • -      La cumbre de Múnich abre una profunda brecha entre EEUU y la Unión Europea y desubica a Ucrania

Utopía, Diario Red, Others News, el Clarín de Chile, Achei, la Jornada de Mexico.  Tektónicos, Xinhuanet, El Sur andino, Red Latina sinfronteras, EnRed, Edición america Libre/Addee.Ong:

Nuestro prolegómeno: por  un  Nuevo Orden Mundial Multipolar, la Mundialización  por/para el  Sur Socialista no  alineado...

La clase empresarial, financiera-bancaria/agiotista, agrícola monopolista de Europa y  su testaferra la clase burguesa politicastra/castrense, no entienden, porque no tienen la capacidad para hacerlo,  que  la clase plutócrata  de empresarios oligarcas/estadounidenses/yanquis dueños de la celestina universal- el dólar-, y de la inteligencia artificial genocida/IAG, tan perversos, degenerados como estúpidos, que  controlan los destinos de ese país, no tienen amigos ni aliados, sino intereses. “Ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, ser amigo o aliado también”, Henry Kissinger.

¡Clase empresarial y su testaferra la clase  burguesa politicastra/castrense de la Unión Europa!, callar a partir de hoy es una ignominia.

Según y conforme  lo preceptuado por los plutócratas oligarcas empresarios del Club Bilderberg, “la libertad, la democracia y la justicia deben ser deseables, aunque solo una  minoría obtenga ventajas de ellas”. El régimen de Estados Unidos asumió a raja tabla  ésta  decisión antes señalada. Tampoco  lo han entendido.

La dictadura informática mediatizadora capitalista determinista globalizada/hegemónica.

Impuesta por los plutócratas empresarios  Bezos, Zuckerberg y Musk, que han amasado  enormes fortunas  en torno a Internet y la telebasura,  controlando todas las redes sociales de  relevancia global: The New York Times, Washington Post, CNN, etc., “para producir noticias y opiniones bajo la lógica del mercado, la veracidad es avasallada por la rentabilidad y la  relación social entre periodistas y lectores es degradada a una transacción comercial”...

Toda esta patética realidad es posible por “la inteligencia artificial genocida” bajo el control de los  plutócratas empresarios que determina que información hacer llegar al público,  que temas son relevantes,  cuales son las opiniones válidas y quienes tienen  derecho a expresarse.  Reiteramos, sin prensa libre  no existe la Democracia. Cuando la verdad se deforma para ser ajustada  al pensamiento único, el punto de vista de los empresarios plutócratas dueños de la celestina universal y de “la inteligencia artificial genocida”, la Dignidad Humana brilla por su flagrante ausencia y está denegada de hecho la vida democrática y la Justicia Plena. La libertad de prensa es una conquista democrática y su beneficiario debe ser el pueblo, es decir, el público lector. Tampoco lo han entendido...

Un ser humano genial, universal, afirmó: “Reconozco dos cosas infinitas, la distancia  en el Universo y la estupidez humana”... Prof. Dr. Albert Einstein.

Con esperanza y memoria, Pueblos Europeos, “quien no aprende las lecciones que le da la historia está  condenado a repetirlas. La historia oficial se repite, primero como farsa y después como tragedia”: ¡Sapere aude¡

Prof. Moreno Peralta. Secretario ejecutivo Addhee. Ong.

PRECISO EL DR. SAVIO

Es el momento de que Europa actúe para defender sus valores ante la ofensiva geopolítica y económica lanzada por Estados Unidos

La Unión Europea se enfrenta a una crisis estratégica sin precedentes debido al giro en la política exterior de Estados Unidos, que ha pasado de ser la de un socio fiable a actuar con hostilidad hacia sus aliados del viejo continente. En un mundo en el que solo se respeta la fuerza bruta, la Unión Europea se encuentra en una posición de vulnerabilidad porque se ha construido sobre la base del derecho y no del poder militar o la coerción económica.

La fractura entre Estados Unidos y Europa es hoy profunda. La Administración republicana no solo se aleja de las democracias europeas, sino que las desafía de palabra y obra. Horas después de que Trump desatara la guerra comercial contra la Unión Europea utilizando un chantajismo arancelario similar al empleado contra Canadá y México, el discurso pronunciado en Múnich por su vicepresidente, J. D. Vance, subrayó esa voluntad de romper los lazos transatlánticos. Al omitir la cuestión de Ucrania para centrarse en la crítica al modelo europeo, Vance dejó patente que la agenda de su Gobierno pasa por librar una guerra ideológica, colocando los intereses estadounidenses por encima de la cooperación con sus aliados históricos. Su tono y contenido —xenófobo, misógino y negacionista del cambio climático— estaban más alineados con los del Kremlin que con los de la Unión.

Los contactos de Trump con Putin para negociar la paz en Ucrania a espaldas de Kiev y de Bruselas —legitimando así el expansionismo ruso y socavando el derecho internacional— no solo constituye un desprecio hacia ucranios y europeos, sino que marca un punto de inflexión que exige una respuesta decidida y, sobre todo, unitaria frente al nuevo orden mundial impulsado de forma agresiva por Estados Unidos.

En este contexto, es imperativo que Europa se exprese con una sola voz, no con 27. El desprecio de Trump por las estructuras de la democracia y por los derechos humanos ha asestado un duro golpe al paradigma occidental de gobernanza liberal. Su rediseño del poder presidencial para concentrar en su figura el poder político, económico y tecnológico se proyecta sobre un embrutecimiento de las relaciones internacionales, donde la diplomacia cede paso a un modelo imperialista en el que las grandes potencias se reparten el planeta y sus áreas de influencia.

El unilateralismo de Trump ha hecho añicos en tres semanas el consenso posterior a la Segunda Guerra Mundial. A la espera de su plan para Ucrania, la nueva era apunta de forma devastadora en Oriente Próximo. Lejos de contribuir a una paz justa y duradera, su propuesta de limpieza étnica en Gaza debilita el ya precario alto el fuego, agrava el drama de los palestinos y perpetúa la inestabilidad en una región arrasada por décadas de conflicto.

Hoy, más que nunca, es crucial que Europa asuma un papel activo en la geopolítica global, demostrando no solo su determinación para defender sus principios, sino también su disposición a contrarrestar las acciones unilaterales de otros países. Mientras desdeña los valores que encarnan instituciones como el Tribunal Penal Internacional, la OMS o la propia Unión Europea, Trump muestra una admiración desinhibida hacia el estilo de liderazgo de autócratas que, como Putin o Xi Jinping, emplean su mismo lenguaje: el de la fuerza.

Frente a esta realidad, la Union Europea no puede seguir siendo una espectadora. Es hora de que despliegue su fortaleza como potencia económica —y su capacidad para alcanzar tratados con terceros países—, haga valer su poder regulatorio frente al trumpismo tecnológico de las grandes plataformas, desarrolle su autonomía en materia de defensa y tenga de una vez por todas una política exterior común, algo que hizo en Ucrania pero no en Gaza. Si no quiere ver cómo Trump pone fecha de caducidad al periodo de paz y prosperidad más largo de su historia, Europa debe despertar.

Filtrada la propuesta de Trump a Ucrania: humillación, expolio y dominación, “ser enemigo de estados unidos es peligroso, ser amigo o aliado, tambien” henry kissinger

Por Eduardo García Granado* – Diario Red

Hace unos días, un supuesto borrador con exigencias estadounidenses para Ucrania se filtraba. Aparentemente, provenía de fuentes turcas, por lo que la cautela se tornaba necesaria. La confiabilidad del documento, no obstante, se vio fortalecida tras la veracidad que le otorgó el medio británico The Telegraph. El borrador es nítido: Trump ofrece a Kiev una paz cara, frágil y que consolide la dependencia del país; es un ofrecimiento injusto, pero basado en la extrema debilidad del gobierno de Zelenski y de Ucrania en general.

Inicialmente, el texto expone cuatro premisas: 1) que Estados Unidos ha provisto de “significativo apoyo financiero y material a Ucrania” desde 2022 en el marco de la guerra; 2) que Estados Unidos “desea invertir junto a Ucrania en una segura y libre Ucrania”; 3) que Estados Unidos y Ucrania desean “una paz duradera” y “una asociación duradera entre ambos pueblos y gobiernos”; y 4) que Estados Unidos y Ucrania esperan que “las partes hostiles del conflicto no se beneficien de la reconstrucción de Ucrania”.

La apertura, pues, marca un punto de partida decisivo: Estados Unidos ha aportado mucho al esfuerzo de guerra ucraniano. En consecuencia, como se esboza en el borrador, debe obtener ventajas durante el proceso de paz en Ucrania.  Del hecho de que la guerra inició en parte como consecuencia de la agresividad de la OTAN en el este de Europa, y de que no se detuvo en 2022 como consecuencia de la negativa del gobierno de Joe Biden, no hay mención. Por supuesto, el gobierno de Trump está jugando sus cartas consciente de la inmensa debilidad en la que Rusia, Europa y el propio Estados Unidos han sumido a Kiev.

El elemento central del borrador es el Fondo de Inversión para la Reconstrucción, que incluye, según el texto, recursos minerales, recursos gasísticos y petrolíferos, puertos y otras infraestructuras. Desde el minuto cero de las conversaciones, pues, Estados Unidos reconoce el valor estratégico de Ucrania en clave energética y de recursos minerales; no es para menos, en el contexto de una aceleración de la disputa contra China en el campo tecnológico y en el marco de un esfuerzo de Estados Unidos por reforzar su posición como proveedor de energía. En este sentido, véase el auge del gas licuado norteamericano en Europa tras el boicot contra el gas ruso.

Washington se reserva el derecho de “igualar” la oferta de terceros actores y adjudicarse para sí el acuerdo

Como parte de la propuesta estadounidense, se establece que el gobierno de Ucrania recibirá el 50% de los ingresos resultantes de licencias que se hayan emitido para los recursos ucranianos mencionados anteriormente; existirá, no obstante, un gravamen sobre dichos ingresos que favorecerá a Estados Unidos. El borrador, además, define que “el gobierno de Estados Unidos tendrá el derecho de tanteo para la compra de minerales exportables”. Es decir, que para cada compra de recursos minerales ucranianos, Washington se reserva el derecho de “igualar” la oferta de terceros actores y adjudicarse para sí el acuerdo.

“El Fondo de Inversión para la Reconstrucción tendrá el derecho exclusivo para establecer el método, criterios de selección, términos y condiciones que deberá utilizar el gobierno de Ucrania para otorgar y documentar licencias futuras para extraer o monetizar de otro modo los recursos naturales de Ucrania sujetos a este Acuerdo”. Es decir, que Kiev estará sujeto a los mandatos de Washington a la hora de concretar licencias sobre sus recursos energéticos y minerales.

El acuerdo que habría ofrecido Estados Unidos a Ucrania, de duración indefinida, obliga a Ucrania a renunciar “a la inmunidad soberana con respecto a su responsabilidad” y “a la inmunidad respecto del embargo y ejecución contra activos según sea necesario para satisfacer cualquier reclamo que el gobierno de Estados Unidos (o cualquier delegado del gobierno de los Estados Unidos) pueda tener contra el gobierno de Ucrania”.

El equipo de Trump exige también el derecho a “auditar” la contribución del gobierno de Ucrania al fondo e impone una obligación sobre Kiev de “reportar mensualmente recibos y otros asuntos de relevancia” sobre los recursos mencionados en el acuerdo. El gobierno estadounidense, por otro lado, completa las exigencias así: «El Gobierno de Estados Unidos nombrará un ingeniero y auditor independiente pagado por el gobierno de Ucrania». Es difícil exagerar los términos de la humillación a Ucrania impuestos por Estados Unidos en el texto.

Donald Trump ha insistido en la urgencia de un acuerdo con Ucrania que satisfaga, en primer lugar, los intereses de Washington

En fin, el borrador cierra con las siguientes líneas: “Entre otras representaciones y garantías de Ucrania, no existe disposición constitucional, ni ninguna disposición de ningún tratado, convención, estatuto, ley, reglamento, decreto, orden judicial o similar autoridad vinculante para Ucrania (o cualquier afiliado del mismo), ni ninguna disposición de cualquier contrato, acuerdo o instrumento del que el gobierno de Ucrania (o cualquier afiliado del mismo, incluidos, entre otros, Ukravtodor) sea parte, que pueda ser contrariada o violada, o bajo el cual pueda surgir un incumplimiento material o pueda efectuarse una moratoria en relación a cualquier obligación por dinero prestado del gobierno de Ucrania, como resultado de la ejecución, entrega o desarrollo de las obligaciones que deberá asumir Ucrania en virtud de los acuerdos aquí contemplados”.

Es difícil asegurar que el borrador sea, en efecto, veraz, aunque las confirmaciones pueden precipitarse tras la posición de The Telegraph. En cualquier caso, no sería sorprendente. Donald Trump ha insistido en la urgencia de un acuerdo con Ucrania que satisfaga, en primer lugar, los intereses de Washington. La guerra, promovida y sostenida en parte por la administración Biden y, en retrospectiva, por anteriores gobiernos estadounidenses, podría cerrarse con un ventajoso acuerdo para los intereses extractivistas de Estados Unidos. De paso, la crisis securitaria la afrontarán los europeos. En base a este texto, Ucrania es humillada frente a un Washington que aprovecha la debilidad relativa de Kiev, apuntalada tras tres años de belicismo en Europa y Norteamérica.

La cumbre de Múnich abre una profunda brecha entre EEUU y la UE y desubica a Ucrania, “ser enemigo de estados unidos es peligroso, ser amigo o aliado, tambien” henry kissinger

Por Juan Antonio Sanz* – Público.es

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha jugado sus cartas en la Conferencia de Seguridad de Múnich, con la malicia de un viejo tahúr entre jugadores bisoños. Ha mostrado la debilidad de sus socios europeos y, tras desautorizarlos, les está empujando hacia una peligrosa carrera armamentística. Además, deja a Kiev a merced de las tempestades y ofrece a Rusia la oportunidad de participar en las negociaciones de paz en su papel de superpotencia, obviando de facto su responsabilidad en la invasión de Ucrania. 

En Múnich lo dejó claro el representante de la Casa Blanca para Ucrania y Rusia, Keith Kellogg: Europa, es decir, los socios de EEUU en la OTAN y sus aliados de la Unión Europea, no van a participar de forma directa en las negociaciones de paz en Ucrania, país que queda también relegado a un segundo término ante Rusia, que se convierte en el único interlocutor prioritario de Washington para resolver la crisis.

En el marco de la Conferencia de Seguridad de Múnich, después de dos días de desprecios formulados contra los aliados europeos por parte del vicepresidente de EEUU, J. D. Vance, el general Kellogg evidenció que la brecha entre Bruselas y Washington es si cabe mucho más profunda por este reseteo del sistema de seguridad internacional que está acometiendo Trump.

El enviado de Trump para la guerra de Ucrania descartó la eventual participación de la UE o de sus países miembros en las negociaciones para alcanzar la paz. “Esto no va a ocurrir”, dijo tajante el general estadounidense, muy partidario de la que llamó “la escuela del realismo”, es decir, solo pueden decidir quienes tiene la sartén por el mango y la fuerza para imponer un alto el fuego.

Y no la tiene Kiev, cuyo ejército se desmoronaría sin la ayuda estadounidense, ni Bruselas, incapaz de compensar con sus aportaciones las partidas que Washington abandone. Menos ahora, cuando la prioridad europea es militarizar el continente, con ingentes inversiones en armas para asumir los gastos de la OTAN y la defensa ante una supuesta agresión de Rusia, como si este país estuviera capacitado para librar más guerras a corto y medio plazo.

En respuesta a la ofensa de Estados Unidos por desdeñar el papel europeo en la solución del conflicto ucraniano, el presidente francés, Emmanuel Macron, convocó una reunión urgente este lunes de jefes de Gobierno y Estado de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Polonia, España, Países Bajos y Dinamarca. También asistirán la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.

En el encuentro se abordará el cambio de rumbo en la geopolítica europea que introduce la decisión de Trump de negociar la paz en Ucrania con el presidente ruso, Vladímir Putin, como interlocutor, mientras se deja en un segundo plano al mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, y se excluye la participación de representantes europeos.

Rusia está pletórica ante el vuelco que ha dado la situación respecto a Ucrania y en las relaciones entre Moscú y Washington desde que Trump ocupa el Despacho Oval de la Casa Blanca. El Kremlin volvió a subrayar este domingo la buena sintonía entre Trump y Putin, y reiteró la invitación al presidente estadounidense a visitar Moscú.

Objetivos cumplidos para Moscú

Lo cierto es que, a una semana del tercer aniversario del comienzo de la invasión rusa de Ucrania, ocurrido el 24 de febrero de 2022, el Kremlin logró ya buena parte de sus objetivos con la guerra y las negociaciones con Trump podrían asegurar estas ganancias: Ucrania no será admitida en la OTAN, gracias al rechazo de EEUU; Rusia conservará los territorios conquistados (un 20% de Ucrania) y, no menos importante, Moscú negociará directamente con Washington los términos de la paz y cualquier otra negociación sobre seguridad internacional en el futuro.

Putin siempre acusó a Washington de avivar desde las sombras el sentimiento antirruso en Ucrania, desde que cayó la Unión Soviética en 1991 y sobre todo con las revueltas de 2014 en Kiev, cuando fue defenestrado el entonces presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, por sus simpatías hacia Moscú. Como respuesta a la caída de Yanukóvich y la injerencia estadounidense, Putin aprovechó esos momentos de caos para invadir y anexionarse la península de Crimea.

Ahora el papel de Rusia se ve vindicado por Trump, quien desde que juró su cargo el 20 de enero ha puesto patas arriba el sistema de seguridad europeo y ha beneficiado a Moscú, la “bestia parda” de la anterior Administración estadounidense del presidente Joe Biden.

Moscú está ganando la guerra, con continuados avances en el este ucraniano, en la disputada zona del Donbás, y ha dejado las infraestructuras energéticas de Ucrania al borde del colapso. Occidente, con sus sanciones y su presión en la Corte Internacional de Justicia, han convertido a Putin en un paria en busca y captura, y a Rusia en un país marcado.

Al menos de palabra, pues una gran parte de los países del Sur Global, en Asia, África y América, encabezados por China y en menor nivel India, pusieron siempre en duda la legitimidad de Occidente para dictar sus leyes en todo el planeta, incluso a la hora de juzgar lo que está pasando en Ucrania.

Trump redime a Putin

Ahora Putin ve su figura redimida por su buen “amigo” Trump y se dispone a saborear los laureles de su doble victoria militar y política cuando le plazca. Porque queda claro que ha de ser Rusia quien decrete el alto el fuego. El presidente ucraniano lo hará en cuanto lo digan los estadounidenses.

De poco sirvieron las palabras de Zelenski en el foro de Múnich, “ninguna decisión sobre Ucrania, sin Ucrania. Ninguna decisión sobre Europa sin Europa”, que corearon los europeos, especialmente países como Alemania, Francia, Polonia, Reino Unido o España, sin que provocaran mayor interés en la delegación estadounidense que alguna ceja levantada.

En otra muestra del movimiento pendular de Zelenski, el líder ucraniano insiste ahora en que no hay acuerdo con Washington para la explotación de tierras raras y otros minerales estratégicos en Ucrania a cambio de la ayuda estadounidense. Fue el propio Zelenski quien realizó esa oferta hace unos días, con gran contento de Washington. Ahora, el mandatario ucraniano está renunciando a la última carta que tenía para atraer la atención de Trump.

Aunque quizá esto sea un farol para subir las apuestas, pues este domingo Zelenski dejó caer que su Gobierno estaba ya empezando a trabajar con el equipo de Trump. “Ya sentimos que el éxito es posible”, dijo, aunque sin especificar qué éxito ni las líneas de ese trabajo conjunto.

Zelenski también demandó en Múnich la creación de un ejército europeo, ante el desinterés de Trump para hacerse cargo de la seguridad en el viejo continente. Y ya rozando el delirio, demandó el despliegue en Ucrania de un millón y medio de soldados occidentales, un requerimiento que ni los más acérrimos enemigos de Moscú en Europa podrían siquiera plantearse.

Europa, a un lado

No solo ha desdeñado EEUU a Europa en el proceso negociador. Ni siquiera esas negociaciones iniciales serán en suelo europeo. Trump señalo como país mediador a Arabia Saudí, cuyo Gobierno ya lleva días avisado y al parecer ya estaba intermediando entre Washington y Moscú. Los saudíes son los principales aliados de EEUU en el mundo árabe y también tienen buenas relaciones con los rusos.

Según la revista digital estadounidense Político, que citó fuentes de la Casa Blanca, las conversaciones de paz entre Rusia y EEUU comenzarán en los próximos días. Ya está previsto que viaje a Riad un equipo encabezado por el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio.

El jefe de la diplomacia estadounidense llamó este sábado al ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, con quien acordó preparar los detalles de la cumbre que celebren Trump y Putin, en principio también en la capital saudí. Según un comunicado del Kremlin, “las dos partes han expresado su voluntad mutua de interactuar sobre cuestiones internacionales apremiantes, como el arreglo en torno a Ucrania, así como la situación en Palestina y, en general, en Oriente Medio”.

Y aunque el presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, el congresista republicano Michael McCaul, dijo que a la reunión de las delegaciones rusa y estadounidense están invitados los ucranianos, no parece que Zelenski vaya a dar ese paso sin contar con Europa.

En Múnich, Kellogg invitó a los “amigos europeos” a participar en el proceso negociador con propuestas, pero no presencialmente. Según el enviado especial de Trump, la mala experiencia de la participación francesa y alemana en los acuerdos de Minsk, en 2014, para detener los combates entre prorrusos y ucranianos en el Donbás, desaconseja que sean muchos los asistentes a las nuevas negociaciones.

La carrera de armamento en ciernes

Kellogg animó a los aliados de Europa a “incrementar el gasto” en materia de defensa y éste ha sido otro de los resultados de la reunión de Múnich. Los países europeos protestaron por el puntapié propinado por Trump y, tras reclamar en balde un lugar en las negociaciones, aceptaron orgullosos lanzar una carrera armamentística en Europa que subraye que no necesitan a EEUU para defenderles.

La presidenta Von der Leyen, una de las personas que más se han opuesto a una negociación de paz y que ha apostado una y otra vez por la derrota militar rusa, algo bastante ilusorio desde el principio, pidió en Múnich aumentar “considerablemente” los gastos militares de la UE, hasta el 3% del PIB al menos.

Para disparar las inversiones en defensa, Von der Leyen pidió activar la llamada “cláusula de escape”, mecanismo que permite acometer crisis extraordinarias en la Unión, como ocurrió durante la pandemia de covid o con la crisis energética derivada de la contienda.

Antes de la invasión rusa de Ucrania, los Veintisiete gastaban 200.000 millones de euros en defensa. En 2024 subieron a 320.000 millones de euros. Europa puede duplicar esta cifra, a cambio, claro está, de recortar los programas sociales, la sanidad, las pensiones y muchos otros gastos que definen el supuesto Estado de bienestar en la UE. Más cuarteles militares y menos hospitales, si se siguen las directrices de Von der Leyen.

Lo subrayado es nuestro

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