Desde el Chile virtual de la CMPC/SOFOFA. El desalojo de
la Toma 17 de Mayo: “Al poder le asusta que los pobres
nos organicemos”
periodistafigueroa@gmail.com
Acaso el asentamiento humano con mayores proyecciones
simbólicas y presencia comunicacional fue la Toma de terreno 17 de Mayo,
ubicada en la comuna de Cerro Navia, al norponiente de la Región Metropolitana.
El 24 de abril, la Corte Suprema dictaminó la expulsión de los pobladores. El
reciente 16 de mayo fue desalojada brutalmente por un numeroso contingente de
la policía militarizada desde las 7 de la mañana, mediante un ataque de bombas
lacrimógenas contra niños y ancianos. Sus habitantes han recibido un profuso
apoyo popular, mientras barajan alternativas para satisfacer una necesidad
perentoria que, tras la violenta represión, continúa sin salida.
Mami Sole era dirigenta de la 17 de Mayo. Tiene 64 años
de edad, es jefa de hogar y cría a sus tres nietos con lo que remunera como
“nana”, empleada particular y cuidadora de ancianos.
“Ingresé al terreno el 19 de junio de 2019. Yo vivía en la
comuna y entonces alguien me avisó que había una toma de terreno. Yo jamás
había habitado en una, pero con mi gente vivíamos hacinados arrendando una casa
muy chiquita, y se abrió esta puerta. Con los años fui entendiendo que esto se
trata de una lucha. Tuve unos papás que ya no están y que me enseñaron lo de la
justicia social”, explica Mami Sole y dice que “me fui a la toma por la
necesidad de un techo. Una se mantiene en las listas de espera año tras año.
Estuve 7 años, me cansé y me comí la plata. Tengo compañeros que llevan 22 años
postulando a una vivienda social. ¿Sabe? El sistema no es real para nosotros”.
El paño de tierra de la ocupación es de 11 hectáreas
para 187 familias, divididos en lotes de 14 por 29 metros, con calles anchas
por donde podían pasar camiones aljibe sin problemas.
Mami Sole recuerda que de niña, todos los fines de semana,
su familia albergaba en la casa a algún borracho o niño ‘pelusa’ (porque
volaban de un lado para otro). “De grande entendí. Pasaba un carrito que vendía
helados. Mi papá compraba dos potes de helado de crema para la familia y dos
cajas de helados de agua para los chicos callejeros. Así aprendí la
solidaridad. Mire, yo no tuve ninguna iniciación política porque a mí no me
gusta nada el poder. La tierra se mueve a cada instante y tengo ideas libres.”
– ¿Cómo se hizo dirigenta?
“Yo caminé como cualquier pobladora. Había cosas que no
me gustaban y otras que sí me encantaban. Al año y medio de llegar a la
toma me incorporé a la Mesa de Trabajo del sector 3. Cuando ocurría un problema
importante, nos reunimos los 15 representantes de los 3 sectores y lo
dilucidamos. Y si la cuestión era algo que afectaba a todos, pues se
llevaba a la asamblea general. Funcionamos de manera combinada. Incluso hubo
una cooperativa de vivienda. La verdad, aquí hay todo tipo de gente. Así nos
fuimos dando cuenta que podíamos caminar. Muchos pobladores no tenían idea de
que eran tan inteligentes y comprendían la historia.
Sobre las reglas al interior de la toma resueltas por la
asamblea, se podían hacer fiestas los sábados hasta las 2 de la mañana, y del domingo
al resto de la semana, nada. Y si alguien la quería seguir, le cortamos la
luz, porque el respeto es valioso. Una persona que se drogaba, tras tres
advertencias, la tuvimos que sacar del terreno. También había dos abusadores
que golpeaban a sus parejas. Les sacamos la cresta y no volvieron nunca más.
Eso es ser familia, tener lazos. Eso jamás lo viví fuera de la toma.”
– ¿Quién es la propietaria del suelo donde se levantó la
toma?
“María Hortencia Guzmán Nieto. De hecho, la mitad de la
comuna de Pudahuel le pertenece. En el 2019 este suelo cambió de ser un terreno
social para viviendas a uno industrial. Ella nunca quiso hablar con nosotros.
Al principio de la toma, nuestra idea era pagar un millón de pesos por familia,
o sea, le ofrecimos 180 millones de pesos, y el saldo se lo pensamos pagar
anual o mensualmente. Ahora, cuando vino el tasador, nos dijo que el terreno
costaba mucho más. Entonces faltó un poco de humanidad.”
– ¿Y el alcalde de Cerro Navia, Mauro Tamayo
(‘progresista’)?
“Es un hombre nefasto y cruel. Se hace llamar de izquierda y
nunca pisó la toma. Cuando el 2020, para la pandemia, llegaron cajas con
alimentos, nos las negó, además de impedirnos ingresar agua con camiones
aljibe. La verdad, golpeamos más de 30 puertas del Estado para hablar con las
autoridades, no sólo con Tamayo. Nos aburrimos de ir al Servicio de Vivienda y
Urbanización, SERVIU. Le enviamos una carta al ministro de Vivienda, Carlos
Montes (PS). Nos hizo un saludo y nunca la contestó. A las 14.00 horas del mismo
día en que nos desalojaron, llegaron con un proyecto de traslado transitorio,
jamás con un subsidio.”
– ¿Qué cualidades tenía la Toma 17 de Mayo?
“Nuestra toma era limpia, organizada, teníamos una escuela
con profesores nuestros, talleres de fútbol y una cancha. En cuanto se
entraba a la toma había que armar una casa o caseta en 7 días, no carpas.
Rápidamente se convirtió en una población. Mi casa era preciosa, hecha con mis
manos, rodeada de árboles frutales. No había prostitución ni narcotráfico. El Estado
sólo tenía que ayudarnos a sacudirnos un poco la tierra y entregarnos un lugar
digno. En cambio nos enviaron cientos de uniformados y nos reventaron. Nos
quemaron todas las casas y luego usaron máquinas retroexcavadoras, como si
jamás hubiera vivido gente en la toma. Muchas familias que no tenemos dónde ir,
nos quedamos acampando fuera del terreno, esperando una solución. Al poder le
asusta que los pobres nos organicemos.”
*Las imágenes son gentileza de los pobladores de la toma
y de libre disposición
Lo subrayado
interpolado es nuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario