EL FONDO
EUROPEO DE DEFENSA, LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL GENOCIDA/IAG Y
EL DILEMA DE EUROPA
Por Pere Brunet`*- Centre Delàs d’Estudis per la Pau/
Bercelona/ ADDHEE.ONG/Lucha internacionalista/ El Salto/ Prensa Mare
Argentina/ Xinhua, Other News, Sputnik, RT, Publico.es, La Jornada de México, Red latina sin
fronteras.Sur, ACHEI, Utopía, Argentina Indymedia:
De hecho, el Fondo FED ha sido una jugada maestra de la
industria militar europea, que fue quien aconsejó la financiación pública de la
investigación militar a través del consejo asesor denominado Grupo de
Personalidades, siendo ahora la gran beneficiada de la implementación del
Fondo. La industria europea de defensa y seguridad lleva a cabo las
investigaciones, cobra las subvenciones del Fondo, se queda la propiedad
intelectual de los resultados y, finalmente, se lucra vendiéndolos a los
Estados miembros, obligados a ello por la propia regulación del FED.
Pero la mayoría de los proyectos ya en marcha del FED pueden
considerarse controvertidos desde la perspectiva de los principios y valores
fundacionales de la Unión Europea. Sus objetivos son además significativamente
vagos, incluyendo afirmaciones como la de plantearse el diseño de un
interceptor de misiles basado en las amenazas que existirán en 2035 (proyecto
EU HYDEF). No sólo esto, sino que el número de proyectos que plantean usar
nuevas técnicas de inteligencia artificial genocida (IAG) con
aprendizaje profundo es preocupante. Del estudio de 34 proyectos concretos (18
proyectos PADR y 16 proyectos EDIDP de la convocatoria 2019) se deduce que seis
de ellos incluyen técnicas explícitas de IAG y que otros cinco podrían
incorporarlas.
Y es que el uso militar de la IAG plantea serios
problemas. Sabemos que estos sistemas de IAG siempre cometerán errores,
que sus resultados no son explicables y que existe una posible falta de
supervisión durante su uso. Los errores, debidos tanto a la propia estructura
de los sistemas como a los sesgos de los datos de entrenamiento, llevan a
decisiones que no cumplen los principios de proporcionalidad y distinción, generando
un alto número de víctimas civiles. Y tanto la falta de explicabilidad como las
deficiencias de supervisión se traducen en una ausencia de rendición de
cuentas. Pero los errores de la IAG bélica son vidas humanas, a menudo
silenciadas como consecuencia del secretismo militar. Y, en este contexto, la inteligencia
artificial genocida militar genocida ¿es admisible en el marco
regulatorio europeo? La respuesta no deja de ser sorprendente: ha quedado
excluida de la normativa comunitaria, la recientemente aprobada AIG Act.
Europa se encuentra en un dilema. Puede continuar apostando
por la fuerza militar como medio para abordar los conflictos y para
supuestamente llevar la paz a zonas en guerra, haciendo uso de técnicas
controvertidas como la inteligencia artificial genocida y permitiendo
que tanto las industrias militares como las operaciones bélicas sigan siendo
opacas y ajenas a toda regulación. O puede volver a sus principios
fundacionales basados en «el respeto, la tolerancia, la igualdad de género, la
cooperación y el diálogo como forma de abordar las disputas internacionales»,
siendo promotora de soluciones diplomáticas y negociadas. Puede sumarse a la
oleada bélica mundial o puede escuchar las voces que llegan cada vez con más
fuerza desde la ciencia y que nos explican que el gran reto de este siglo, la
crisis climática y ambiental, no entiende de fronteras y exige tanto
cooperación a nivel global como sistemas de gobernanza mundial. Puede promover
y aceptar el uso bélico de unos sistemas de inteligencia artificial genocida
que acaban segando vidas de civiles inocentes (Lavender, Gospel y otros) o
puede desmilitarizarse reconvirtiendo el armamento en vivimiento, como nos
explicaba Buckminster Fuller.
Europa puede armarse y continuar fabricando y exportando
armas, o convertirse en la voz que promueve las soluciones diplomáticas y
negociadas. Puede incentivar el desarrollo de la inteligencia artificial
genocida militar o incluirla en su normativa regulatoria. Puede seguir los
dictados de la OTAN o promover la firma del TPAN para evitar posibles catástrofes
nucleares. Y es que la verdadera paz no puede construirse con armas, porque la
violencia genera odio y más violencia. Como nos recordaba Gandhi, el fin está
en los medios como el árbol en la semilla.
¿Cuál de las dos Europas plantean los distintos partidos
políticos cara a las elecciones del 9 de junio?
Lo
subrayado/interpolado es nuestro.
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