LA
POLÍTICA EXTERIOR DE EUROPA HA SIDO INTERVENIDA Y LAS CONSECUENCIAS SON
NEFASTAS
Thomas Palley* – CTXT/ El Salto/ Prensa Mare Argentina/ Xinhua,
Other News, Sputnik, RT, Publico.es, La Jornada de México, Red
latina sin fronteras. Sur, ACHEI, Utopía, Argentina Indymedia/ADDHEE.ONG:
Por Los intereses del neoconservadurismo estadounidense han impulsado a
la Unión Europea a tomar decisiones que provocan enormes daños autoinfligidos y
solo benefician a Estados Unidos
La política exterior europea ha sido intervenida y apresada por los
intereses neoconservadores estadounidenses. Este apresamiento supone una grave
amenaza tanto para la democracia europea como para la seguridad mundial. La
amenaza a la seguridad mundial se debe a que actualmente Europa es prisionera
de la guerra neoconservadora de EEUU contra China y Rusia. La amenaza a la
democracia reside en que, de manera progresiva, el electorado europeo va
intuyendo que ha sido vendido, lo que ayuda a explicar que se haya vuelto en
contra de la clase política dirigente.
Las consecuencias de esta injerencia son simples y nefastas, pero
revelarlas es difícil. Se privilegia el statu quo y hay resistencia a
reconocer hechos desagradables. Este artículo expone esos hechos.
¿Qué es el neoconservadurismo y quiénes son los neoconservadores?
Hay que empezar por entender el neoconservadurismo y a los
neoconservadores. El primero es una doctrina política estadounidense que se
impuso en la década de 1990. Sostiene que nunca más volverá a haber una
potencia extranjera, como la antigua Unión Soviética, que desafíe la hegemonía
mundial estadounidense. Esta doctrina otorga a EEUU el derecho a imponer su
voluntad en cualquier parte del mundo, lo que explica que tenga más de 750
bases en 80 países alrededor tanto de Rusia como de China.
Inicialmente, esta doctrina se extendió entre republicanos
intransigentes como Dick Cheney y Donald Rumsfeld, y posteriormente fue
adoptada por demócratas como Hillary Clinton y Barack Obama. Eso la hace aún
más peligrosa, ya que se ha apoderado de los dos partidos políticos
estadounidenses. Además, ahora, los demócratas le otorgan una engañosa
legitimidad al afirmar que la motivación de EEUU es proteger la democracia y
los derechos humanos.
La Guerra Fría, el modelo Lovestone y el Partido Verde alemán
EEUU tiene una larga historia de intrusión política. Quizá el incidente
europeo más famoso ocurrió durante las elecciones italianas de 1948,
que algunos sostienen que se decidieron gracias al enorme apoyo financiero
encubierto que los democristianos recibieron de EEUU.
Sin embargo, lo que arroja mucha más luz sobre la situación actual es la
historia de injerencia estadounidense en el movimiento sindical europeo durante
la Guerra Fría. Esta historia queda reflejada en la carrera de Jay Lovestone, sindicalista estadounidense y
agente de la CIA, de quien se dice que fue una de las cinco personas más
importantes dentro de la estructura de poder oculta de la Guerra Fría.
Lovestone dirigió una operación encubierta de intrusión que consiguió ejercer una
significativa influencia dentro de los movimientos sindicales europeos e
internacionales, y es probable que aún queden rastros de ella.
El modelo de Lovestone proporcionó un patrón operativo para infiltrarse
en el movimiento obrero, pero hay razones para creer que también puede haber
sido empleado para hacerlo en el Partido Verde de Alemania. Los Verdes tienen
sus raíces políticas en el movimiento pacifista de la década
de 1970 que se opuso al despliegue de armas nucleares tácticas
estadounidenses en Alemania. Sin embargo, en la actualidad, bajo el liderazgo
de Annalena Baerbock, el Partido Verde se ha convertido en el principal
partido de la guerra y en un aliado destacado de los intereses neoconservadores
estadounidenses. Además, como se expone más adelante, esa alianza ha
provocado graves daños medioambientales, lo que es totalmente contrario al
propósito político de los Verdes.
La mecánica de la intrusión
Hoy en día, el proceso de intrusión funciona a través del Gobierno de
EEUU y sus aliados corporativos, que tratan de inclinar la balanza a su favor
en los resultados políticos de los países extranjeros. Lo hacen ayudando a
aliados políticos y promocionando a periodistas y académicos adeptos. Los
intereses políticos afines se benefician del apoyo financiero y mediático. Los
profesionales de la comunicación se ven recompensados con ascensos laborales y
salarios más elevados acompañados de un mayor acceso, visibilidad y respaldo de
la clase dirigente.
Los laboratorios de ideas son una herramienta fundamental. Proporcionan
una referencia y un escenario para los políticos y tertulianos profesionales, y
desarrollan las narrativas políticas que alimentan la gran cámara de eco de la
sociedad. También proporcionan la credibilidad intelectual que legitima el
relato neoconservador y a sus autores. Entre los laboratorios de ideas más
conocidos se encuentran el German Marshall Fund, el National Endowment for Democracy,
el Council on Foreign Relations, el Carnegie Endowment for International Peace,
el Atlantic Council y la Hoover Institution de la Universidad de Stanford.
Los honorarios de los conferenciantes y las consultorías también
desempeñan un papel fundamental. Los políticos en activo se ven recompensados
con conferencias bien remuneradas y segundos empleos extracurriculares. Los
políticos que se han retirado temporalmente del ruedo reciben contratos
laborales aún más cómodos que suponen una inversión de futuro. También se
recurre a los servicios de exdirigentes con honorarios disparatados por
conferencias y trabajos de asesoramiento ad hoc.
Estas prácticas son especialmente evidentes en la política británica.
Los honorarios y la remuneración varían en función del valor percibido, y el
sistema está abierto a políticos de distinto signo. Entre los beneficiarios
figuran estrellas como Tony Blair y Boris Johnson, pero
también perfiles más bajos como Theresa May, Gordon Brown y Liz Truss. Al parecer,
Keir Starmer tiene una prometedora perspectiva de futuro si tenemos en
cuenta su respaldo a la política
estadounidense respecto a Ucrania y Oriente Próximo. En
Alemania, el antiguo líder del Partido Verde, Joschka Fischer, se beneficia del
sistema y se ha declarado firme partidario de la postura
estadounidense respecto a Ucrania y Rusia.
Las pruebas de la injerencia
La mecánica de la injerencia es una parte de la historia. La otra son
las pruebas de la misma, que inevitablemente se niegan. La injerencia no se
anuncia y no hay manera de demostrarla. En su lugar, lo único que se puede
hacer es presentar los argumentos e investigarlos en busca de veracidad,
coherencia lógica y motivaciones. El proceso es como un juicio con jurado y
puede fracasar fácilmente. Sacar a la luz la verdad requiere un proceso justo y
un jurado con la mente abierta.
El rasgo más llamativo de la política exterior europea es el enorme daño
autoinfligido. Europa ha impulsado políticas que han ido en su contra y a favor
de EEUU. Ese es el sello clásico de la injerencia.
1. La política en Oriente Próximo
La política europea en Oriente Próximo revela el calado y los costes de
la injerencia estadounidense. Esa política es responsable de múltiples
conflictos en los que Europa no ha tenido nada que ganar y sí mucho que perder.
En particular, han desencadenado flujos masivos de refugiados que han
desestabilizado la política europea. Por el contrario, EEUU no ha visto
prácticamente nada de ese conflicto, ya que está protegido por el Atlántico y
el Pacífico.
El rasgo más llamativo de la política exterior europea es el enorme daño
autoinfligido
Un ejemplo del fracaso de esta política es la participación europea
en la invasión ilegal de Irak en 2003 liderada
por EEUU. La invasión se justificó con la falsedad de que Irak tenía armas de
destrucción masiva (ADM). La verdadera motivación fue el agravio que suscitó en
EEUU la independencia de Saddam Hussein, su amistad con Rusia y su amenaza de
aceptar el pago del petróleo con moneda distinta al dólar. Eso amenazaba la
hegemonía del dólar, pilar del poder económico y geopolítico estadounidense.
La guerra de Irak propició la guerra civil siria de 2011, que EEUU fomentó y
en la que posteriormente ha participado. Esa guerra inundó Europa de refugiados
sirios, mientras el Atlántico protegía de nuevo a EEUU. Si bien Europa no tenía
intereses vitales en Siria, los neoconservadores estadounidenses veían el
régimen sirio de Assad como una grave amenaza para la hegemonía estadounidense
en Oriente Próximo debido a su alianza con Rusia.
Algo similar ocurre con la participación europea en la intervención militar en Libia
liderada por EEUU en 2011. Al igual que en Irak, la motivación fue
el agravio que suscitó en EEUU la independencia de largo recorrido de Gadafi,
su amistad con Rusia y la posibilidad de aceptar el pago del petróleo con
moneda distinta al dólar. Esa realidad se encubrió con llamamientos a la
opinión pública para que se castigara el atentado de 1988 contra el vuelo 103
de Pan Am sobre Lockerbie auspiciado por Libia, a pesar de que ya había pagado
indemnizaciones y el principal responsable había sido condenado años antes. Una
vez más, las consecuencias migratorias fueron enormes para Europa e
inexistentes para EEUU. Libia era una barrera para la migración africana y su
destrucción abrió las compuertas.
En resumen, los tres conflictos han ido en contra de los intereses de
Europa y a favor de los intereses neoconservadores de EEUU. Sin embargo, Europa
los ha facilitado o ha participado en todos ellos.
2. Expansión y transformación de la OTAN/Occidente.
La OTAN es un canal fundamental a través del cual se ha fiscalizado la
política exterior europea. La organización está dominada por EEUU, que se ha
servido de su posición para injerirse en la política militar y exterior de
Europa, de modo que ha arrastrado a la Unión a apoyar políticas que benefician
a EEUU a pesar de perjudicarse a sí misma.
La historia de la OTAN tiene dos dimensiones: expansión y
transformación. Esta última ha pasado desapercibida, pero también es
importante.
EEUU se ha servido de su posición en la OTAN para injerirse en la
política militar y exterior de Europa
La expansión de la OTAN hacia el
este es ampliamente conocida. El proceso se inició casi
inmediatamente después del final de la Guerra Fría e incumplió el compromiso
estadounidense de no expandirse que acordó con el presidente
Gorbachov. George Kennan, autor de la doctrina de la contención durante la
Guerra Fría, señaló las consecuencias agresivas y peligrosas de este
incumplimiento en un artículo de opinión de 1997 publicado
en The New York Times.
Para los neoconservadores estadounidenses la expansión de la OTAN es
perfectamente comprensible. Rusia no había sufrido ninguna derrota militar ni
había sido obligada a rendirse sin condiciones (como Alemania y Japón), y los
neoconservadores la consideraban una amenaza continua para la hegemonía mundial
de EEUU. La expansión de la OTAN reforzó la posición militar de EEUU y debilitó
la de Rusia.
Sin embargo, para Europa todo fueron inconvenientes. Los nuevos miembros
de la OTAN añadían poca capacidad defensiva, al tiempo que aportaban múltiples
hostilidades y amenazas de conflicto preexistentes. También carecían de una
cultura política compartida. Y lo que es más importante, cualquier conflicto se
libraría dentro de Europa. En consecuencia, Europa se llevaría la peor parte,
lo que ofrecía a los neoconservadores estadounidenses incentivos para aumentar
su agresividad respecto a Rusia.
La otra cara de la historia de la OTAN es su transformación, pues pasó
de ser una alianza defensiva regional (Atlántico Norte) a ser una agresiva
organización intervencionista a escala mundial. Esa transformación comenzó
con el bombardeo de Belgrado por parte
de la OTAN en 1999, se profundizó con la participación de la OTAN en la
invasión de Afganistán liderada por EEUU en 2001, y se cimentó
con la intervención en Libia en 2011,
que se inició bajo el auspicio de la OTAN.
Al igual que con la expansión, desde el punto de vista neoconservador,
la transformación de la OTAN es fácilmente comprensible. EEUU tiene una agenda
para alcanzar la hegemonía mundial, y la transformación de la OTAN significó
que otros países compartieran la carga de esa agenda. También sirvió para dar
cobertura multilateral a EEUU. Sin embargo, una vez más, no había nada para
Europa, que no tiene una agenda equivalente.
En resumen, la expansión y transformación de la OTAN constituyen una
señal evidente de injerencia.
3. La guerra de Ucrania: Los ganadores y los perdedores.
El discurso sobre la guerra de Ucrania es el que se ha manipulado más
exhaustivamente, lo que hace que sea el más difícil de
desentrañar. El mejor punto de partida es quién ha ganado y quién ha
perdido económicamente con la guerra. Ahí, las cuentas están claras. EEUU ha sido el gran ganador,
mientras que Europa Occidental (y especialmente Alemania) ha sido la gran
perdedora. Los trabajadores alemanes han sido los más perjudicados.
EEUU ha salido ganando al acabar con la dependencia que tenían Alemania
y Europa Occidental de la energía rusa. Es más, la energía rusa ha sido sustituida
por energía cara suministrada por EEUU. Esto constituye un triple
beneficio para EEUU: ha debilitado a Rusia, ha aumentado la dependencia de
Europa Occidental con respecto a EEUU y ha beneficiado a los productores
estadounidenses. EEUU también ha salido ganando porque el aumento de la producción
de armas ha supuesto un importante estímulo fiscal para su industria
manufacturera. Esta configuración global ayuda a explicar que EEUU haya evitado
una recesión. El único gran inconveniente fue el aumento temporal de la
inflación provocado por el estallido de la guerra.
Europa Occidental, y especialmente
Alemania, ha sido la gran perdedora. La barata energía rusa ha sido
sustituida por la costosa energía estadounidense. Esto ha socavado la
competitividad productiva de Alemania y ha contribuido a aumentar aún más la
inflación europea. Europa también ha perdido el enorme mercado ruso, en el que
vendía productos manufacturados. Asimismo, ha dejado de beneficiarse del gasto
desmesurado de la élite rusa. Esta combinación explica el debilitamiento de la
economía europea. Es más, el futuro económico de Europa se ha visto gravemente
comprometido, ya que los cambios parecen permanentes.
Los trabajadores alemanes se han visto aún más afectados por la llegada
masiva de refugiados ucranianos. Eso ha aumentado una competencia salarial a la
baja y ha creado una escasez de viviendas que ha incrementado los alquileres.
También ha provocado la saturación de las escuelas y los servicios sociales. En
menor medida, lo mismo afecta a todos los trabajadores europeos.
Desde el punto de vista medioambiental, el cambio de suministro
energético ha sido desastroso
Por último, desde el punto de vista medioambiental, el cambio de
suministro energético ha sido desastroso. El gas procedente
del fracking de EEUU (Texas) es uno de los más sucios del mundo, a lo
que hay que añadir la contaminación del transporte marítimo. La guerra también ha sido una
fuente directa de enormes daños medioambientales y climáticos. Eso
explica la injerencia en el Partido Verde alemán.
La justificación de la clase dirigente europea para rechazar cualquier
avenencia es que Rusia representa una amenaza existencial para Europa. Ese es
el argumento de los laboratorios de ideas que defienden autores
neoconservadores como Anne Applebaum y Timothy Garton Ash, de
la Hoover Institution.
El argumento neoconservador apela a prejuicios heredados de la Guerra
Fría, está plagado de lagunas y carece de contenido. Ignora la realidad de la
expansión de la OTAN hacia el este, la amenaza que supone para la seguridad de
Rusia y los conflictos dentro de la sociedad civil ucraniana, que incluyen la
opresión de las personas de origen étnico ruso. Y lo que es más importante,
afirmar que existe una amenaza rusa para Europa no cuadra.
Rusia se encuentra en descenso demográfico y carece de recursos para
restablecer su hegemonía en Europa central. Su debilidad ha quedado demostrada
en el campo de batalla, donde Ucrania la ha puesto en jaque con tan solo una
modesta ayuda armamentística por parte de la OTAN. De hecho, esa debilidad da
legitimidad a la necesidad rusa de una Ucrania desmilitarizada que haga de
parachoques. La realidad es que el proyecto neoconservador estadounidense se
beneficia de la continuación de la guerra, que desgasta a Rusia y debilita su
posición internacional.
En resumen, Europa ha perdido económicamente con la guerra, mientras que
EEUU se ha beneficiado. Del mismo modo, geopolíticamente el conflicto beneficia
a EEUU, pero no a Europa. A pesar de ello, el establishment europeo
ha abrazado la guerra. En 2022, Gran Bretaña torpedeó un
acuerdo de paz negociado poco después del inicio de la guerra.
Además, en su discurso de dimisión de 2023, el primer ministro británico Boris Johnson instó abiertamente a
que el Reino Unido “se mantuviera cerca de EEUU”. Una vez más, las
huellas de la injerencia son claramente visibles.
4. China
Por último, tenemos la política europea respecto a China, una cuestión
incipiente que los neoconservadores estadounidenses pretenden torpedear
también. Consideran que China es la mayor amenaza para la hegemonía mundial de
EEUU. Esa amenaza es económica, geopolítica y militar. La economía de China
podría superar significativamente a la de EEUU en tamaño, lo que le permitirá
desafiar la influencia diplomática mundial de EEUU y su hegemonía militar en
Extremo Oriente.
Europa no se enfrenta a tal desafío y mantiene una sólida colaboración
económica con China. Las empresas europeas se benefician de las inversiones en
China y de la exportación de bienes de inversión a este país, que China
retribuye con bienes de consumo.
El mundo de los laboratorios de ideas estadounidenses presenta a China
como un enemigo de Europa. Parte del argumento es que China apoya a Rusia, y
Rusia es enemiga de Europa. Ergo, China es el enemigo de Europa. Una vez
fiscalizada la política europea respecto a Rusia, esa brecha se utiliza para
manipular la política europea respecto a China.
Asimismo, los laboratorios de ideas neoconservadores presentan de forma ficticia a China
como parte de un eje autoritario involucrado en una guerra
mundial contra la democracia. La realidad es que China está siendo atacada por
los neoconservadores estadounidenses, que reivindican su derecho a la hegemonía
mundial. EEUU tiene un largo historial de política exterior intervencionista
violenta y apoya a los autoritarios que aceptan la hegemonía estadounidense. Si
China hubiera aceptado la hegemonía estadounidense, habría sido aceptada como
socia. Lo mismo puede decirse de Rusia.
La realidad es que China está siendo atacada por los neoconservadores
estadounidenses
En resumen, la política europea respecto a China es un caso incipiente
de injerencia. Al desvincular a Europa de China, EEUU se beneficia de dos
formas. En primer lugar, perjudica a China. En segundo lugar, hace a Europa más
débil y dependiente de EEUU. Sin embargo, no hay ningún beneficio para Europa
ni para la democracia.
Las consecuencias de la injerencia
Las consecuencias inmediatas de la injerencia son dobles y nefastas. En
primer lugar, el apresamiento neoconservador de la política exterior europea
pone en peligro la seguridad mundial. Esto se debe a que los neoconservadores
creen que EEUU tiene derecho a detentar la hegemonía mundial, lo que hace
peligrar la seguridad internacional al crear, inevitablemente, conflictos con
China y Rusia.
China y Rusia consideran que la intervención estadounidense en sus
fronteras y los esfuerzos por cambiar sus regímenes internos son amenazas a la
seguridad nacional. Las intervenciones fronterizas son también una invasión de
sus esferas regionales de influencia. El resultado es un ciclo de desafío y
respuesta que, inexorablemente, conduce al conflicto.
En segundo lugar, la injerencia en la política exterior europea pone en
peligro la democracia europea a medida que las consecuencias se filtran a la
sociedad. Eso está ocurriendo con Ucrania. Los votantes de la clase trabajadora
poco a poco van intuyendo que los han vendido, y están soportando enormes
costes económicos en nombre de un conflicto que no les interesa. Con la
implicación de los dos bandos de la clase política dirigente y una izquierda
que sufre de rigor mortis, la extrema derecha es el único lugar al que
esos votantes pueden acudir.
Conclusión: el reto que tenemos por delante
Hay pruebas contundentes de que la política exterior europea ha sido
intervenida en beneficio de los neoconservadores estadounidenses. Las
injerencias no pueden repararse hasta que se reconocen. Por desgracia, no hay
método para probarlas y el debate es denso. Además, existe el peligro
persistente de perder el hilo. Cuando estalla un conflicto, los medios de
comunicación de la clase dirigente presentan la historia como si empezara en
ese momento y hacen caso omiso de todo lo que ha ocurrido anteriormente. Lo que
se logra así es centrar la atención en el conflicto inmediato e ignorar las
causas, lo que mantiene la intervención en su sitio. Arreglarlo no será fácil,
pero fracasar sería desastroso. La tarea empieza por sacar a la luz el
problema. 29/02/2024
Lo subrayado interpolado es nuestro.
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*Thomas Palley es doctor en Economía y máster en Relaciones
Internacionales por la Universidad de Yale. Fue economista jefe de la Comisión
de Revisión Económica y de Seguridad EEUU-China. Este artículo se publicó
originalmente en inglés en thomaspalley.com. Traducción
de Paloma Farré.
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