La farsa judicial contra Julian Assange: ¿Y los
Derechos Humanos, y el periodismo y la libertad de prensa?.
Por / escritor, periodista y analista internacional/El Salto/ Prensa Mare Argentina/ Xinhua, Other News, Sputnik, RT, Publico.es, La Jornada de México, Red latina sin fronteras. Sur, ACHEI, Utopía, Argentina Indymedia/ADDHEE.ONG:
Nuestro prolegómeno: ¡Basta ya de eufemismos!
“Los Derechos Humanos y los Derechos de la Madre
Naturaleza, son dos nombres y una sola dignidad” Maestro Eduardo Galeano de la Patria
Continente, América Latina y el Caribe. Quien a conculcado, pisoteado la Dignidad
y los Derechos del ser humano como Estados Unidos durante toda su historia, no
tiene autoridad alguna para hablar en su nombre.
Los Derechos Humanos se plasman porque el ser humano –
hombres, mujer – sintiendo su esencia de ser libres han luchado por ello. Porque
la mujer y el hombre quieren y desean vivir, no solo una existencia biológica sino
“vivir humanamente con Dignidad”, y con sus derechos reconocidos y respetados
frente al Estado.
Concluyo que los derechos Humanos son limites exteriores de
existencia, la base del devenir humano, y al saber que estos no serán violados,
la mujer y el hombre luchan con Libertad y Dignidad para alcanzar su plena realización
humana.
Sin el respeto por
la Dignidad y los Derechos del ser humano, ni la certeza del derecho de cada
ciudadano ante la ley, no hay justicia ni Estado de Derecho...
El periodismo y la
Libertad de prensa:
Sin prensa libre definitivamente no existe la Democracia.
Porque las opiniones al alcance del Pueblo están controladas hasta la
uniformidad como ocurre en el sistema capitalista, la tiranía más despótica,
perversa, desalmada e inmoral que imponen los plutócratas empresarios dueños de
la Celestina Universal desde el Club Bilderberg.
Cuando la verdad se deforma para ser ajustada
rigurosamente al punto de vista oficial. es decir, de los dueños de la Celestina
Universal y quienes infringen la norma corran riesgos en sus libertades
personales y profesionales y otras formas de persecución, la Dignidad Humana
brilla por su flagrante ausencia y esta negada de hecho la vida democrática.
Todo esta dicho pero como nadie hace caso hay que volver
a repetirlo.
Con esperanza y memoria. En tiempos infames como el
actual en que reina la mentira, la corrupción, el narco trafico, el tartufismo
y la impunidad, decir la versas es un acto revolucionario como lo sostienen
Julian Assange y Pablo Gonzales periodistas por la Libertad de Prensa.
Prof. Moreno Peralta/IWA.
Secretario Ejecutivo ADDHEE.ONG
El periodista de investigación más importante de su época está
siendo criminalizado y privado de libertad. Si EE.UU. consigue condenarlo, será
más difícil y peligroso sacar a la luz la sórdida realidad de las guerras.
“Los que dicen la verdad necesitan un caballo rápido”, reza un
proverbio estadounidense. O necesitan una sociedad que proteja la verdad y a
sus mensajeros. Pero esta protección, que deberían ofrecer nuestras
democracias, está en peligro. Como periodista, Julian Assange ha publicado
cientos de miles de archivos que documentan crímenes de guerra cometidos por
Estados Unidos y sus aliados en
Afganistán, Irak, Libia, Guantánamo y otros lugares. La autenticidad de
los documentos es incuestionable. Sin embargo, ninguno de los responsables ha
sido llevado ante la justicia ni condenado. En cambio, el mensajero lleva cinco
años encarcelado en una prisión de alta seguridad en Londres, con problemas de
salud que ponen en riesgo su vida, tras haber pasado siete años encerrado en la
embajada ecuatoriana. No ha sido acusado de ningún delito en el Reino Unido, en
ningún país de la Unión Europea ni en su país de origen, Australia. El único
motivo de su rigurosa privación de libertad es que el Gobierno de Estados
Unidos ha iniciado un proceso de extradición al acusar al periodista de espionaje,
apelando a una ley que se remonta más de cien años, a la Primera Guerra
Mundial: la Ley de Espionaje.
Nunca se había acusado a un periodista al amparo de esta ley. El
proceso de extradición, por lo tanto, sienta un precedente peligroso. Si sale adelante,
todos los periodistas del mundo que revelen crímenes de guerra de Estados
Unidos habrían de temer que les depare el mismo destino que a Assange. Eso
supondría el fin de la libertad de prensa tal como la conocemos. Porque se basa
en poder sacar a la luz el lado oscuro del poder sin miedo a represalias. Si se
acaba con esta libertad, no solo muere la libertad de los periodistas, sino la
libertad de todos nosotros: la que nos libra de la arbitrariedad del poder.
PUBLICIDAD
Solo por este motivo, los tribunales de un sistema jurídico
funcional nunca deberían aceptar el proceso de extradición. Julian Assange no
hizo de espía en modo alguno, sino de periodista, y como tal, está sujeto a
protección especial. Casualmente, el testigo clave en la acusación de espionaje
era el conocido estafador y pedófilo convicto Sigurdur Ingi Thordarson, que admitió
en 2021 haber mentido por el FBI y haber conseguido inmunidad judicial.
Assange no hizo de espía
en modo alguno, sino de periodista, y como tal, está sujeto a protección
especial
Imaginemos el caso con los roles invertidos: pongamos que un
periodista australiano hubiera publicado crímenes de guerra cometidos por las
fuerzas armadas y los servicios de inteligencia rusos y buscase protección en
un país europeo occidental. ¿Considerarían seriamente los tribunales el
procedimiento de extradición a Moscú por espionaje, máxime cuando el testigo
clave es un delincuente condenado?
Assange se enfrenta a una sentencia descabellada de 175 años en
Estados Unidos. Es de temer que no sobreviva a las durísimas condiciones del
infame sistema penitenciario estadounidense. Por eso, el Tribunal de
Magistrados de Londres detuvo en primera instancia su extradición en 2021. El
Gobierno de Estados Unidos, entonces, publicó unos documentos que afirmaban que
no someterían a Assange a régimen de aislamiento. Pero según Amnistía
Internacional, esas declaraciones “son papel mojado”, porque la nota
diplomática no vinculante reserva el derecho del Gobierno
estadounidense a cambiar de postura en cualquier momento.Al Tribunal
de Apelaciones, no obstante, le pareció suficiente el documento para dar vía
libre a la extradición: una tergiversación de la justicia, como apunta
Amnistía.
La audiencia, que se celebró el 20 y 21 de febrero en el
Tribunal Superior de Londres y cuyo veredicto se espera en marzo, es la última oportunidad
de Assange de recurrir la decisión de extradición. Sin embargo, existe un
riesgo muy alto de que le vuelvan a dar la vuelta a las leyes otra vez. Según
indica la plataforma de investigación Declassified UK, uno de los dos jueces,
Jeremy Johnson, trabajó previamente para los servicios secretos británicos del
MI6, estrechamente vinculados con la CIA y cuyas actividades ilegales se dieron
a conocer gracias al trabajo de Julian Assange.
Para Julian Assange, el propio juicio ya se ha convertido en un
castigo. En abril de 2020, el Relator Especial de la ONU sobre Torturas, Nils
Melzer, concluyó tras minuciosas investigaciones que Assange llevaba años sometido a
tortura psicológica sistemática. El hecho de que Estados Unidos
estuviera preparado para ir todavía más allá salió a la luz en septiembre de
2021: según informaciones de The
Guardian, altos cargos de inteligencia, incluido el
entonces director de la CIA y posteriormente secretario de Estado Mike Pompeo,
planearon secuestrar y asesinar a Assange en 2017. Pongámonos en antecedentes:
Wikileaks había publicado documentos aquel año que se dieron a conocer como
“Vault 7”. Estos revelan la ingente actividad de la CIA en el campo de la
guerra cibernética y demuestran que los servicios secretos intervienen
sistemática y exhaustivamente en navegadores web, sistemas informáticos de
automóviles, smart TV y smartphones,
incluso cuando están apagados. Fue una de las revelaciones de Wikileaks que más
sensación causaron desde las filtraciones de Edward Snowden, que destapó la
vigilancia ilegal y descomunal que ejercía la Agencia de Seguridad Nacional. La
CIA no iba a perdonarle el golpe a Assange y no tardaron en clasificar
Wikileaks de “servicio de inteligencia hostil no gubernamental”, un neologismo
trascendental que permitía declarar a periodistas enemigos del Estado. Cuando
Pompeo se convirtió en secretario de Estado en 2018, el Gobierno de Estados
Unidos inició el proceso de extradición. Esta jugada sustituía el plan original
de Pompeo de secuestro y asesinato, pero el objetivo seguía siendo el mismo:
acabar con un periodista inoportuno.
Altos cargos de
inteligencia en EE.UU. planearon secuestrar y asesinar a Assange en 2017
Las revelaciones de informantes como Edward Snowden y Chelsea Manning y periodistas como Julian Assange han demostrado que, a la sombra de la denominada guerra al terrorismo, ha surgido un vasto universo paralelo en las últimas décadas que está obsesionado con el espionaje ilegal a sus propios ciudadanos y el encarcelamiento, torturas y asesinato arbitrarios de adversarios políticos. Ese mundo se escapa en gran medida al control democrático, es más, está socavando el orden democrático desde dentro.
Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos no es del todo
nuevo. En 1971, unas filtraciones revelaron un programa secreto del FBI para
espiar movimientos de derechos civiles y en contra de la guerra, infiltrarse en
ellos y reventarlos, conocido como COINTELPRO. Ese mismo año, The New York Times publicó “Los archivos
del Pentágono”, filtrados por el informante Daniel Ellsberg, que
demostraban que cuatro administraciones consecutivas de Estados Unidos habían
mentido sistemáticamente a sus ciudadanos acerca del alcance y la motivación de
la guerra de Vietnam y de los cuantiosos crímenes de guerra cometidos por el
ejército estadounidense. En 1974, Seymour Hersh reveló los programas secretos
de la CIA para perpetrar magnicidios contra dirigentes de Estado extranjeros y
la operación encubierta para espiar a cientos de miles de opositores a la
guerra, que operaron con el nombre en clave de Operación CAOS. Empujado por
estas informaciones, el Congreso de Estados Unidos convocó en 1975 el Comité
Church, que llevó a cabo un análisis exhaustivo de las operaciones secretas y
condujo a un mayor control parlamentario de los servicios.
Portada de The New York Times en
la que Seymour Hersh desveló los programas secretos de la CIA contra
disidentes, el 22 de diciembre de 1974.
Julian Assange forma parte de esta venerable tradición
periodística y ha contribuido de manera determinante a su renovado florecer.
Sin embargo, hay una diferencia importante con los años setenta: hoy, el
periodista de investigación más importante de su generación está siendo
abiertamente perseguido, criminalizado y privado de libertad. Cuando los
Estados declaran delictiva la investigación de crímenes, la sociedad cae en una
peligrosa espiral, al final de la cual pueden surgir nuevas formas de
totalitarismo. Ya en 2012, Assange señalaba en relación con el aumento del
dominio de las tecnologías de vigilancia: “Tenemos todos los ingredientes para
un Estado totalitario y carcelero”.
Si las autoridades estadounidenses consiguen condenar a un
periodista por revelar crímenes de guerra, habría otra consecuencia grave. En
el futuro, sería todavía más difícil y peligroso sacar a la luz la sórdida
realidad de las guerras, sobre todo de las guerras que a los gobiernos
occidentales les gusta vender como misiones civilizadoras con la ayuda de
periodistas adheridos a la causa. Si no conocemos la verdad de las guerras,
resulta mucho más sencillo librarlas. La verdad es la herramienta más
importante para la paz.
Si no conocemos la
verdad de las guerras, resulta mucho más sencillo librarlas
Julian Assange todavía no ha sido extraditado ni condenado. A lo
largo de los años, se ha creado un movimiento internacional extraordinario para
su liberación y la defensa de la libertad de prensa. Muchos parlamentarios en
todo el mundo también se están pronunciando. El Parlamento australiano, por
ejemplo, apoyado por el primer ministro Anthony Albanese, aprobó una resolución
por amplia mayoría que exigía la liberación de Assange. Un grupo de más de
ochenta miembros del Parlamento alemán se han unido. Aun así, el Gobierno
alemán todavía se niega a ejercer ningún tipo de presión significativa sobre el
Gobierno de Joe Biden, que continúa persiguiendo a Assange. La ministra de
Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, que como candidata a
canciller del Partido Verde se había manifestado a favor de liberar a Assange,
evita constantemente preguntas sobre el tema desde que se unió al Gobierno. Su
Ministerio se pasa meses sin contestar las preguntas de los diputados sobre el
caso, para luego limitarse a formular excusas
retóricas y esquivas. Los políticos destacados de la coalición de
gobierno alemana, que gustan de presentarse a bombo y platillo como los
guardianes de la democracia y del estado de derecho, tienen que tomar cartas de
una vez por todas en este asunto de justicia política y exigir inequívocamente
la liberación de Julian Assange antes de que sea demasiado tarde. Pero claro,
eso requeriría superar la actitud medrosa hacia el padrino en Washington y
defender de verdad los valores tan cacareados de la democracia.
——————
Traducción de Ana González Hortelano.
Polonia: Pablo González: “Aquí no existen los Derechos
Humanos…”, ¡Tampoco la libertad de prensa!
Pablo González (preso en Polonia): El Salto/ Prensa Mare
Argentina/ Xinhua, Other News, Sputnik, RT, Publico.es, La
Jornada de México, Red latina sin fronteras. Sur, ACHEI, Utopía, Argentina
Indymedia/ADDHEE.ONG: “Aquí no existen los Derechos Humanos, ni la UE, ni nada de
nada”
“Para mi no existe
mundo más allá del bloque de prisión en el que estoy, y del que no he salido
desde mediados de julio”
“Hacen que perdamos
todo contacto con la realidad. Castigados a un montón de niveles antes incluso
de ser juzgados”
“No pido ningún
trato especial […] simplemente que se dejen de sus mierdas y falsedades. Que a
juicio, y si no hay, pues que me suelten y sigan con sus simulaciones de
investigar ¡ya sin mi entre rejas. Que esto no tiene justificación alguna!”
Juanjo Basterra,
kazetaria eta m. soziala * E.H
Sare Antifaxista ha
tenido acceso a tres extractos de la última carta de cuatro páginas que el
periodista vasco Pablo González envió a su compañera e hijos desde la prisión
polaca. En ellos comenta sus sentimientos y la situación que padece, sin saber
de lo que se le acusa y sin prueba alguna. La escribió el 11 de diciembre y a
su destino llegó el 26 de febrero, tres meses después.
Hoy Pablo González
cumple 744 días en una prisión de Polonia. Más de dos años en situación
preventiva. No conoce realmente de lo que se le acusa y de forma continuada en
ocho ocasiones se ha prorrogado su encarcelamiento, que vulnera los derechos
humanos básicos de la Unión Europea, mientras el Gobierno español y el de la UE
miran a otro lado o se preocupan más de otras situaciones de fuera de suelo
europeo, que de lograr que el ciudadano europeo Pablo González disponga de
todos sus derechos. El primero saber de qué se le acusa para poder defenderse
después de dos largos años en prisión, con sólo dos visitas de su compañera y
sin poder hablar con sus tres hijos.
Como ya adelantamos
en la última entrevista a su compañera, Oihana Goiriena, lo más difícil para
ella es la actitud del Gobierno español, en concreto del ministro de Asuntos
Exteriores, José Manuel Albares. Dice de él que “no está haciendo nada, nada
para ayudar, está haciendo lo contrario” y afirma con crudeza que “ha faltado
ya a la presunción de inocencia diciendo que los cargos son graves o muy graves
y, además, es que ha mentido y engañado a la opinión pública” con el único fin
de “desactivar” el apoyo hacia Pablo González. Esa es la realidad.
Al contrario de lo
que el ministro español Albares se atreve a decir en el Congreso español, Pablo
González recuerda que donde está prisionero “no existen los Derechos Humanos,
ni la UE, ni nada de nada”. Y añade, cuando escribió la carta en diciembre, que
“para mi no existe mundo más allá del bloque de prisión en el que estoy y del
que no he salido desde mediados de julio” y precisa que “sólo existen dos
recuentos al día, un registro (al menos), luces cada hora, esposas por detrás
para todo, guardias y la penosa existencia de esta tierra basada en la envidia,
odio y cobardía”.
En la misiva
explica que “creo que ya os dije, pero estoy cada vez más encerrado en mi
mismo” y añade que “todo me parece irreal y lejano, de otra vida. Parece ya un
poco mentira que alguna vez fui libre, que tenía algún derecho (y no lo que le
apetezca dar a los asquerosos de la fiscalía polaca). Sé que es normal, que un
montón de gente se ha sentido así antes, se siente ahora y por desgracia se
sentirá luego. Hacen que perdamos todo contacto con la realidad. Castigados a
un montón de niveles antes incluso de ser juzgados”.
En otro de los
extractos de la carta señala que “sé que hay que aguantar, que esta mierda se
les está acabando y deben pasar por el aro de la justicia real y el respeto a
los derechos humanos. Precisamente la fiscalía nacional es la peor, y han
escrito un montón de artículos al respecto sobre la urgente necesidad de
lustración [en la política de Europa Central y Oriental la lustración es una
política que implica la destitución sistemática y la exclusión política de los
funcionarios de todos los niveles] y limpieza”.
Por lo que añade
que “no pido ningún trato especial, simplemente que se dejen de sus mierdas y
falsedades estirando tiempo. Que a juicio, y si no hay, pues que me suelten y
sigan con sus simulaciones de investigar ¡ya sin mi entre rejas. Que esto no
tiene justificación alguna!”.
Oihana Goiriena
(compañera Pablo González): “El ministro español Albares ha mentido y engañado
a la opinión pública”
https://sareantifaxista.blogspot.com/2024/02/oihana-goiriena-companera-pablo.html
Escribe a Pablo a
la prisión
Dia osadzoniego:
Pablo González
Yagüe, s. Alexeia
A. S. Radom
ul. Wolanowska 120
26-600 Radom
Polonia /Polska
Lo subrayado es
nuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario