CÓMO ALEMANIA APRENDIÓ A AMAR LA BOMBA Nuclear ¡Cambio de epoca!...
Por Àngel Ferrero– El Salto/ Prensa Mare
Argentina/ Xinhua, Other News, Sputnik, RT, Publico.es, La Jornada de México, Red latina sin
fronteras. Sur, ACHEI, Utopía, Argentina Indymedia/ADDHEE.ONG:
La cuestión de
la culpa alemana (Die Schuldfrage)!
En 1947, Karl Jaspers publicó un breve libro titulado La
cuestión de la culpa alemana (Die Schuldfrage)[1]. Era la época de una Alemania devastada en cuerpo y alma, un
pueblo paria, deshonrado ante el mundo entero, una vergüenza para la humanidad,
gobernada de forma autoritaria y militar por los aliados victoriosos. Jaspers
propone cuatro tipos de culpabilidad: la culpabilidad criminal, la culpabilidad
política, la culpabilidad moral y la culpabilidad metafísica. La culpabilidad
penal es la culpabilidad de aquellos que violan la ley nacional o internacional
y que deben ser juzgados por los tribunales (en este caso, el Tribunal de
Nuremberg). La culpa política es la culpa de todos los ciudadanos de un Estado
que cometió tales atrocidades, independientemente del papel activo o pasivo que
desempeñaron en su ocurrencia. La culpa moral es la culpa de cada individuo
ante su conciencia, una culpa que no se borra por el mero hecho de haber
obedecido órdenes, la corresponsabilidad por no haber hecho nada para evitar
semejante monstruosidad, semejante barbarie, aunque hacer algo supusiera
arriesgar la propia vida. Por último, la culpa metafísica (un concepto
especialmente controvertido) es la culpa de haber sobrevivido a tanta muerte
injusta, de haber sido testigo de tanto crimen, aunque uno fuera inocente; es,
en definitiva, la culpa ante Dios.
Un 71% de los alemanes se muestra contrario a
acceder a la posesión de una arma nuclear propia y en ninguno de los partidos
políticos los porcentajes favorables llegan al 40%, aun así, la idea se ha
abierto paso en el debate político
‘Zeitenwende’ (cambio de época) es una de las
palabras más repetidas estos últimos meses en los medios de comunicación
alemanes. La sombra del militarismo que perseguía a Alemania en los foros
políticos internacionales se ha desvanecido, o al menos parece que sus
representantes institucionales logran correr más rápido que ella. No se trata
solamente del incremento, como en el resto de Europa, de su
presupuesto de defensa —“la seguridad tiene un precio”, aseguró en la pasada
Conferencia de Múnich no un político conservador, sino la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, de
Los Verdes—, sino de algo que parecía inimaginable tan solo unos pocos años
atrás: que Berlín se dote de su propia bomba nuclear.
Esta idea había sido tanteada en el pasado, pero
una reacción adversa de la opinión pública abatía rápidamente estos globos
sonda antes de que pudiesen siquiera emprender el vuelo. Sin embargo, en las
últimas semanas la propuesta ha ido adquiriendo relieve en los medios de
comunicación a raíz de una entrevista concedida al diario Tagesspiegel por la cabeza de
lista del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) a las próximas elecciones
europeas, Katarina Barley. En dicha entrevista Barley no excluía que la Unión
Europea (UE) produjese un arma nuclear propia si Donald Trump ganaba finalmente
las elecciones presidenciales de noviembre en los Estados Unidos y abandonaba a
la OTAN a su suerte.
Ecologistas por una bomba atómica
El primero en romper el tabú fue, no obstante, el
exministro de Asuntos Exteriores (1998-2005) Joschka Fischer, destacado miembro,
como la actual titular del cargo, de Los Verdes.
En diciembre, en una entrevista con el diario Die Zeit, Fischer
aseguró que Alemania y la UE necesitaban un sistema de disuasión propio. A la
pregunta del periodista de si las armas nucleares formarían parte de este
sistema, Fischer respondía: “Ésta es en verdad la cuestión más complicada,
¿debería Alemania poseer armas nucleares? No. ¿Y Europa? Sí. La UE necesita su
propia disuasión nuclear”. Fischer justificaba su cambio de opinión debido a
que “el mundo ha cambiado” y a que el presidente de Rusia, Vladímir Putin,
también recurre “al chantaje nuclear” para conseguir sus objetivos políticos en
Ucrania.
Cabe recordar aquí que el valor de Fischer como
rompehielos de la opinión pública alemana es incalculable, pues también él fue
quien logró quebrar en 1999 otro tabú que parecía entonces inamovible: el de la
participación de Alemania en una operación militar en el extranjero. El
gobierno rojiverde consiguió entonces que la opinión pública apoyase el bombardeo de la OTAN contra Yugoslavia.
Desde 2002 hasta 2021 el Bundeswehr ha participado en las operaciones militares
aliadas en Afganistán, por donde han pasado más de 150.000
soldados alemanes, el segundo mayor contingente después del estadounidense. El
recuerdo de aquella intervención acostumbra a venir acompañado de las
declaraciones del ministro socialdemócrata de Defensa (2002-2005) Peter Struck,
quien afirmó que “nuestra seguridad no solo defiende en el Hindú Kush, pero
también allí.”
Ya en 2021 la Fundación Heinrich Böll, vinculada a
Los Verdes, había calificado en un documento de trabajo como “irrenunciable” el
paraguas nuclear de la OTAN para los estados de la UE que no poseen este tipo
de armamento. En ese mismo documento la fundación defendía la participación de
Alemania en el almacenamiento de misiles nucleares estadounidenses y reclamaba
su modernización. La ironía, que no escapó a la prensa —incluyendo al diario
taz, próximo a Los Verdes—, es que Heinrich Böll había participado en las
manifestaciones de los años ochenta en contra del estacionamiento de misiles
nucleares estadounidenses en el territorio de la República Federal Alemana
(RFA).
Como dijo Jutta Ditfurth, fundadora de Los
Verdes y después una de sus mayores críticas: “Si la guerra contra Yugoslavia
la hubiese declarado Helmut Kohl, las calles de Alemania se hubieran colapsado
de manifestantes por la paz. La neoburguesía verde se hubiera reído a carcajada
limpia si Guido Westerwelle, como ministro de Exteriores, hubiese aparecido con
rostro grave y contrito, y afirmado que los quería llevar a la guerra”.
De Adenauer a Weber
En pocos países debería notar más la población el
peso de la historia que en Alemania, también en esta cuestión. Su primer
programa de desarrollo de armas nucleares lo puso en marcha, como es sabido, el
Tercer Reich en 1939 —en él llegó a participar Werner Heisenberg, pionero de la
mecánica cuántica— y no pudo desarrollarse en condiciones por limitaciones
económicas y organizativas, y, por supuesto, por los avatares de la Segunda
Guerra Mundial.
No obstante, muy pocos años después de la Segunda
Guerra Mundial, el canciller Konrad Adenauer incluyó el programa nuclear entre
sus planes de remilitarización –a pesar de haber renunciado públicamente a él
en 1954– y los mantuvo hasta bien entrados los sesenta, como recogen documentos
oficiales estadounidenses revelados por el historiador William Burr en 2018.
De acuerdo con estos documentos de los servicios de
espionaje estadounidenses, la idea la secundaban el ministro de Defensa, Franz
Josef Strauss (Unión Social Cristiana), y el de Asuntos Exteriores, Gerhard
Schröder (Unión Demócrata Cristiana), además de un grupo de dirigentes del
Partido Liberal de Alemania (FDP), aunque a diferencia de Schröder, Strauss
favorecía el desarrollo de la bomba con los franceses. Con ayuda del arma
nuclear, el gobierno conservador esperaba que la Unión Soviética cediese la
República Democrática Alemana (RDA) a la RFA a cambio de mantener su esfera de
influencia sobre Europa oriental. El entonces presidente de EEUU, John F.
Kennedy, desaconsejó a Adenauer comenzar “experimentos nucleares” que no harían
más que “incrementar drásticamente” el riesgo de una guerra.
Ni los herederos de Kennedy ni los de Adenauer
parecen verse frenados por ese temor. El presidente del Partido Popular Europeo
(EPP), el alemán Manfred Weber, se pronunció en una entrevista reciente para Politico a
favor de que otros países europeos, y no solamente Francia, tengan sus propias
armas nucleares como parte de una estrategia de disuasión. El año pasado Weber
ya se había ofrecido a que Alemania contribuyese a la financiación de la force
de frappe francesa.
El átomo germánico: cuando la hipocresía de la
clase política guerrerista hitleriana alemana no tiene límite...
Otros políticos de diferentes colores han ido
sumándose a la idea, a pesar de que el programa del SPD para las elecciones federales de 2021 se
fijaba, en su página 63, como meta “de la política exterior socialdemócrata un
mundo libre de armas nucleares”. El del programa de la CDU, que lidera actualmente las
encuestas de intención de voto, era “un mundo en el que las armas nucleares ya
no sean necesarias como disuasión”, aunque matizaba que se trataba de un
objetivo a alcanzar “a largo plazo” para el que, mientras tanto, era necesaria
una “disuasión creíble”.
Analistas como el catedrático de Ciencias Políticas
de la Universidad del Bundeswehr en Hamburgo, Christian Hacke, proporcionan la munición retórica restante. En
una entrevista para un medio digital, Hacke consideraba “ilusorio” que los
franceses o los británicos pusiesen a disposición de Alemania sus arsenales
nucleares: “Los franceses, con 300 ojivas nucleares, tienen muy poco potencial
disuasorio”, aunque “Macron ha tendido la mano y puede imaginarse a Alemania
participando” de un modo u otro de su force de frappe. “Pero, ¿quién
nos garantiza que los franceses nos protegerán llegado el caso, sobre todo si
Le Pen llega al poder?”, se preguntaba Hacke, “¿Cree usted que los británicos
se jugarían su propia seguridad por Alemania cuando ni siquiera están en la
UE?”
Hacke se mostraba asimismo escéptico ante la
posibilidad de que el control de dichas armas recaiga sobre Bruselas, algo que
consideraba “solamente interesante para algunos círculos académicos”. Otra
posibilidad, avanzada por el politólogo Herfried Münkler, sería que el “botón
rojo” fuese, como la presidencia del Consejo de la UE, rotativo, pero a tenor
de Hacke esta solución no sería realista “porque los estados de Europa hace
tiempo que no han ido tan lejos como para dejar su seguridad nacional en manos
de otros”. En consecuencia, a juicio de este politólogo “no habría más que una
salida”, a saber: que Alemania se hiciese con su propia bomba nuclear.
En cualquiera de los casos, como recuerda Peter Nowak en Telepolis, de
optar por desarrollar su propia bomba nuclear, Alemania tendría que abandonar
varios tratados internacionales —empezando por el Tratado de No Proliferación
(TNP) de 1968 y el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares
(TPCE) de 1996—, algo difícil, aunque no imposible. Hacke desestima con ligereza
este argumento recurriendo al principio legal de ‘rebus sic stantibus’: Berlín
siempre podría alegar que las condiciones en las que se firmaron aquellos
acuerdos se han modificado lo suficiente como para contravenir su letra. “Si reconociésemos la necesidad de lo
importante que son las armas nucleares para nuestra seguridad nacional, no
pensaríamos ni un segundo si podemos permitírnosla”, añade Hacke en referencia
al elevado coste presupuestario que supondría desarrollar un programa nuclear
alemán.
Para Nowak, los argumentos en este debate son
intercambiables porque lo que “aquí
únicamente se expresa es que el resucitado imperialismo alemán quiere estar
junto con las grandes potencias en el orden internacional”. “Por ese motivo”,
observa este comentarista, “la guerra en Ucrania tras la ofensiva rusa ha sido
tratada por la mayoría de políticos y periodistas encamados como si Alemania
fuese a tomarse ahora la revancha por Stalingrado.”
En la última encuesta sobre este tema, realizada por infratest en junio de 2022,
hasta un 71% de los alemanes se mostraba contrario a acceder a la posesión de
una arma nuclear propia y en ninguno de los partidos políticos los porcentajes
favorables llegaban al 40%, siendo la ultraderecha (34%) y los liberales (26%)
los más favorables a la idea, por delante de los conservadores (23%) y los
socialdemócratas (19%). En las próximas encuestas se demostrará si Alemania se
resiste a las mismas tácticas de shock de la opinión pública que llevaron a
Suecia y a Finlandia a solicitar su entrada en la OTAN en mayo de 2022 o si,
parafraseando el título de la célebre sátira cinematográfica de Stanley
Kubrick, han aprendido a dejar de preocuparse y amar a la bomba.
ALEMANIA
SORPRENDIDA CON LAS MANOS EN LA MASA PLANIFICANDO ACCIONES DE GUERRA CONTRA
RUSIA: “¡quien no aprende las lecciones que le da la historia esta condenado
a repetirlas!. ¡la hisotria se repite como farse y despues como tragedia”. prof.
moreno peralta, ADDHEE.ONG
Por Finian
Cunningham* – Observatorio de la Crisis
Gerhartz, el jefe de la fuerza aérea alemana, les dice a sus
subordinados en términos muy claros: “Ahora estamos librando una guerra que
utiliza tecnología mucho más moderna que nuestra buena y vieja Luftwaffe…Ahí
está: el máximo comandante alemán dice inequívocamente: «Ahora estamos librando
una guerra».
Es posible que los líderes militares alemanes hayan cometido
errores tontos en sus conversaciones privadas sobre los planes operativos
contra Rusia. Sin embargo, la seguridad incompetente de su comunicación –aunque
ridícula– no disminuye la seriedad de lo que se estaba discutiendo.
El teniente general Ingo Gerhartz y sus ayudantes estaban
sopesando seriamente los medios técnicos y propagandísticos para atacar a Rusia
con misiles balísticos de largo alcance. En resumen, un miembro de la OTAN fue
sorprendido con las manos en la masa tramando un acto de guerra contra Rusia.
Después que los medios rusos publicaran el
audio de la conversación, la reacción alemana ha sido descartarla como un
ejercicio de guerra psicológica o como un intento de la desinformación rusa
para socavar el gobierno de Olaf Scholz.
Esta ofuscación por parte de Berlín no funcionará. El hecho
incontrovertible es que los comandantes alemanes estaban deliberando sobre cómo
“optimizar” la capacidad ofensiva ucraniana para atacar objetivos rusos con el
misil de crucero alemán Taurus de largo alcance.
Supuestamente, el arma aún no ha sido suministrada al régimen
ucraniano debido a la abierta preocupación de algunos políticos alemanes. De la
cinta de audio se desprende claramente que los jefes militares alemanes están
frustrados porque los políticos no ordenaron la entrega del Taurus.
Gerhartz, el jefe de la fuerza aérea alemana, les dice a sus
subordinados en términos muy claros: “Ahora estamos librando una guerra que
utiliza tecnología mucho más moderna que nuestra buena y vieja Luftwaffe”.
Ahí está: el máximo comandante alemán dice inequívocamente:
«Ahora estamos librando una guerra».
También revela que los ejércitos estadounidense, británico y
francés están profundamente involucrados en la logística y planificación de los
ataques de las fuerzas ucranianas.
Sabemos por muchas otras fuentes que los militares de la OTAN
están involucrados en luchando contra las fuerzas rusas en Ucrania. Los
sistemas de misiles estadounidenses HIMARS y Patriot, y los misiles de crucero
británicos Storm Shadow y franceses Scalp son operados por personal militar con
experiencia de estos países de la OTAN.
Aun así, lo que resulta especialmente grave de la filtración
militar germana es el grado en que los comandantes se esfuerzan por ocultar la
participación de Alemania en una guerra con Rusia. La tortuosa conversación
sobre cómo evitar la imputación de su ejército deja claro que el alto mando
alemán conoce muy bien la gravedad de lo que están organizando.
Están discutiendo la realización de una guerra encubierta contra
Rusia. Esto equivale al crimen de agresión y corre el riesgo de iniciar una
guerra total que sin duda desembocaría en una conflagración nuclear.
En un momento de la conversación con sus interlocutores, el
teniente general Gerhartz habla de la necesidad de ocultar la participación
militar directa de Alemania en el suministro de misiles Taurus a Ucrania.
Dice: “Entiendo de qué estás hablando. Los políticos pueden
estar preocupados por la conexión directa entre Büchel [base aérea alemana] y
Ucrania, que podría convertirse en una participación directa en el conflicto
ucraniano. Pero en este caso podemos decir que el intercambio de información se
realizará a través de MBDA [el fabricante alemán de Taurus] y enviaremos a uno
o dos de nuestros especialistas a Schrobenhausen. Por supuesto, esto es un
truco, pero desde un punto de vista político, puede parecer diferente. Si la
información se intercambia a través del fabricante, no se asociará con
nosotros”.
Esta es una prueba autoincriminatoria el alto mando alemán está
participando en una conspiración para ampliar la guerra contra Rusia. La única
reserva es evitar ser identificado públicamente. Con el mayor cinismo, los
líderes militares alemanes buscan una manera de engañar a su propia población
conuna negación plausible después del crimen.
El ex presidente
ruso Dmitry Medvedev, ahora vicepresidente del Consejo de Seguridad Nacional,
lo expresó correctamente cuando dijo que las cintas de audio filtradas
demuestran que Alemania está planeando una guerra contra Rusia.
Berlín desestimó la afirmación de Medvedev como “absurda”.
Aunque, en realidad Berlín es el que se muestra absurdo si piensa que las
conversaciones de sus líderes militares pueden ser consideradas simplemente
bromas ociosas y juegos de guerra teóricos.
En la discusión de 38 minutos, el comandante de la Luftwaffe y
sus subordinados hablan explícitamente de suministrar hasta 100 misiles Taurus
para que las fuerzas del régimen ucraniano ataquen profundamente en
Rusia.
Los altos mandos
alemanes se refieren al Taurus como una “superherramienta” e identifican
específicamente la destrucción de un puente importante en el este, que
presumiblemente es el puente de Kerch que une el territorio continental ruso
con Crimea.
El misil alemán tiene un alcance de más de 500 kilómetros, el
doble que el de las armas británicas o francesas.
Todo parece indicar que el ejército alemán está asumiendo la
tarea de liderar ataques profundos en Rusia. Sin embargo, es Londres el que
está instando a Berlín a suministrar los misiles Taurus a pesar de la
vergüenza de la conversación privada filtrada.
Esta semana la prensa informó que
un puente ferroviario fue destruido en la provincia de Samara, en el suroeste
de Rusia, cerca de la ciudad de Chapaevsk. La ubicación está más al este que
Moscú y está a unos 1.000 kilómetros de las líneas del frente de Ucrania. El
ataque parece haber sido un golpe de precisión.
Los comandantes alemanes en sus conversaciones se plantearon que
destruir un puente es una de las operaciones aéreas más difíciles que requiere
capacidad de precisión y una sofisticación capaz de evadir los radares.
sofisticada.
Aunque la conversación tuvo lugar el 19 de febrero, la
filtración se publicó el fin de semana pasado. Según los medios occidentales el
gobierno alemán se opone a aprobar el suministro de estos misiles. Pero con
tantas cosas sucediendo a espaldas del público, ¿quién sabe si estas armas se
liberarán y cuándo? ¿O ya lo fueron?
Si se confirma que el puente cerca de Chapaevsk fue alcanzado
por un misil, parecería que la guerra de la OTAN contra Rusia ha alcanzado un nuevo
umbral siniestro.
Algunos medios occidentales comentaron que la publicación rusa
de la cinta de audio de la Luftwaffe el fin de semana pasado tenía como
objetivo lograr que el canciller alemán Olaf Scholz descartara definitivamente
el suministro de misiles Taurus a Ucrania.
Esta especulación supone que Scholz tiene el control de sus
comandantes militares. Sin embargo, lo más probable es que no respondan a
sus órdenes y respondan ante la potencia ocupante en Alemania:
Estados Unidos.
Lo subrayado/interpolado
es nuestro.
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