Conversando con mi hijo en medio del apagón.
Por Sergio Rodríguez Gelfenstein/Escritor, historiador y analista internacional/ADDHEE.ONG/ Xinhua, Telesur, ADDHEE.ONG, TVBrics, La Jornada de México, NewsLetter@Othernews.org, Red Latina sin fronteras. Sur, Sputnik, RT, Novosti, Tass, Indymedia Argentina, Enred Sin Fronteras, El salto diario, info@Rosalux, Achei Asociación, Ideario Artiguista, NewsLetter@Globalred:
Durante el apagón de más de 9 en la zona de Caracas
donde vivo que fuerzas terroristas provocaron
el pasado viernes 30 en casi toda Venezuela y cuando en mi casa no había luz,
agua ni internet, mi hijo de 8 años me preguntó ¿qué estaba pasando? y ¿cómo
era posible que ello ocurriera?
Sabiendo de su inteligencia y sagacidad y conociendo
que no se iba a conformar con respuestas nimias y superficiales, me di a la
tarea de intentar explicarle la situación. Le hablé del significado de las
palabras dignidad, honor y orgullo. Le expliqué que él, al igual que el
Libertador Simón Bolívar Palacios y Blanco, había nacido en Caracas, en
Venezuela y que nuestro comportamiento entrañaba un compromiso con su memoria.
Le dije que lamentablemente en el mundo, había hombres
y mujeres malos que eran felices haciéndole daño a los demás. Le conté que en
Estados Unido hacían cosas muy bonitas para el disfrute de los niños como los
maravillosos parques de diversiones que existen en la Florida, pero que al
mismo tiempo, el gobierno de ese país estaba enviando dinero y armas para que
un gobierno también de gente mala, matara a los niños en Palestina y le dije
que en menos de un año habían sido asesinados por los gobiernos de Israel y
Estados Unidos casi 30 mil niños. Le explique que eso era como si mataran a
todos los niños de 30 escuelas iguales a la de él. Le indique que los líderes
estadounidenses odian a los niños del mundo y que el pueblo humilde y los niños
de estados Unidos eran las primeras víctimas de su gobierno. Le expuse que en
ese país para convertirse en líder había que ser millonarios y que su principal
negocio era la guerra, el narcotráfico y la venta de armamento.
Por eso, mandan a matar a través de secuaces y
cómplices como Zelensky, Machado, Pinochet, Somoza y Netanyahu. Por eso también,
nos cortan la luz , el agua y el internet, porque su felicidad se sustenta en
el odio a la humanidad y por supuesto a los niños que como él, no pueden jugar,
ver televisión o ver sus programas favoritos. Por eso, nosotros debemos hacer
todo lo contrario, amar y ayudar a los demás sin importar lo que sean o lo que
piensen.
Le explique que el gobierno de Estados Unidos había
mandado asesinar al presidente chileno Salvador Allende Gossens.
Papá, ¿el presidente Allende es el de la foto que está en tu estudio? Si
hijo, junto a la del general nicaragüense Augusto C. Sandino también asesinado
por órdenes del gobierno de Estados Unidos. ¿Y porque tienes sus fotos? Porque
ellos son un ejemplo, hijo, un ejemplo de lo que debemos ser y cómo debemos
actuar en la vida.
También tengo un cuadro del libertador Simón
Bolívar Palacios y Blanco. Estados Unidos no lo quería porque como el
Libertador quería que todos los países de América Latina estuviéramos
hermanados, inventaron una idea para apropiarse de nuestras riquezas y
mantenernos desunidos.
Papá, ¿esto siempre va a ser así? No Hijo, esto que
está ocurriendo va a pasar porque la mayoría de los hombres y mujeres del
planeta son buenos, quieren trabajar, construir, vivir en paz y amar a sus
esposas y esposos, a sus padres y madres y sobre todo a sus hijos.
Mi hijo me preguntó: papá, ¿por qué hacen eso? Le
expliqué que lo hacían por el afán de lucro excesivo que no era una condición
natural del ser humano. Entonces vino una pregunta que debí haber
previsto: Papá, ¿qué es lucro
excesivo? Es obtener ganancias materiales innecesarias hijo, solo por suponer
que así se logra la felicidad.
Le dije además que eso es posible porque a pesar que
las leyes establecen que en la sociedad todos somos iguales, eso, en la
práctica, no es verdad. Que en el mundo había muchos niños que no tenían
comida, ni luz, ni agua, ni escuela, ni internet, ni posibilidad de jugar y
divertirse porque el 1% de la humanidad no quería que lo tuvieran.
Mi hijo me preguntó que significaba el 1%. Le tuve que
decir que se imaginara que en el auditorio de su escuela había 100 sillones
para asistir a una actividad cultural, y que solo una persona ocupaba 62
sillones, mientras que las otras 99 se debían sentar muy apretados en los 38 sillones restantes.
Me dijo que eso no estaba bien porque esas personas
iban a estar incomodas a pesar que había suficientes sillones para todos y que eso era injusto. Entonces me
vi obligado a explicarle que esa era precisamente el problema: la injusticia en
el mundo y -antes que me lo preguntara- le señalé que el causante era algo que
se llama capitalismo.
¿Qué significa capitalismo, papá? Significa que muchos
millones de personas trabajan y producen y unos pocos se apropian indebidamente
de ese trabajo y esa producción para lucrar con ello. Significa también que para los capitalistas, ganar
dinero en exceso y guardarlo es más importante que usar ese dinero para que los
niños no tengan que trabajar, para que haya escuelas para todos, para que
cuando se enfermen existan hospitales para atenderlos, para que puedan comer
todos los días y jugar con sus amigos.
Le dije que esos malos señores y señoras de Estados
Unidos y de un continente dirigido por gente muy salvaje e incivilizada que se
llamaba Europa querían ser felices a
costa de que el resto de la humanidad esté en permanente guerras y pasando
dificultades y miserias. Le dije que uno de esos señores que se llama
Borrell, había dicho que esa Europa era un jardín y que el resto del mundo era
una selva, cuando la historia demostraba todo lo contrario
Le dije que en Europa había surgido lo peor de la
historia de la Humanidad:
el esclavismo, el racismo, las guerras mas brutales jamás ocurridas e ideas que
promueven el odio, como el nazismo, el sionismo y el fascismo (antes que me
preguntara que era eso, le expresé que en otro momento, cuando fuera más
grande, se lo explicaría con detalles) y que esas ideas impulsaron e impulsan
el asesinato y la persecución de millones de personas, entre ellos muchos
niños. Es lo que están haciendo hoy en Ucrania, en Palestina, en Haití, y
también en Venezuela. Así mismo, en un país tan rico como Argentina, miles de
niños están pasando hambre porque estos señores inventaron teorías que hoy usa
el presidente de ese país para justificar el empobrecimiento y la miseria de
ese pueblo que es hermano del de Venezuela.
Le aclaré que en esta situación, las víctimas eran los
niños de Estados Unidos y Europa, porque a través de la televisión y las
llamadas “redes” los enseñan a odiar y a matar. Por eso es que se ve en las
noticias que hay tantas matanzas en escuelas de Estados Unidos. Y por eso te
digo, hijo, que hay que tener mucho cuidado con la televisión y los programas que
hay en la tablet porque lo que transmiten suelen ser más malo que bueno.
En este punto, mi hijo me preguntó ¿Papá, qué se puede
hacer? Hijo, no nos queda más que luchar, resistir y hacer todo lo que sea
necesario para que el mundo sea más justo, para que todos los niños tengan
salud, puedan comer todos los días, jugar e ir a la escuela. Sin embargo, le
advertí que el capitalismo no quiere que sea así por lo que la lucha será larga
y dura.
Le dije que en algún momento, ni su mamá ni yo
estaremos y que él, que es un niño bondadoso, que comparte todo lo que tiene,
que es respetuoso -aunque un poco indisciplinado a veces-, que no le da mucho
valor a las cosas materiales que posee, que ama a sus padres, a su familia y a
sus amigos, deberá en el futuro, ser un hombre bueno que también deberá luchar
por ese mundo mejor al que todos aspiramos. Le dije que la vida no tiene
sentido, si no se hace eso.
Así, podrás hacer un aporte -aunque sea pequeño- para
que los malos no sigan haciendo apagones, no corten el agua ni la luz a las
familias y para que en el futuro, los niños puedan jugar y ser felices.
Lo subrayado/interpolado es nuestro.
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